El panorama musical español nunca ha sido un dechado de originalidad ni ha destacado por propuestas especialmente transgresoras o que opten por salirse de la corriente principal. De un tiempo a esta parte, los artistas preferidos por el público suelen hacer pop blandito, pop aflamencado, pop con toques latinos o cualquier combinación de las tres anteriores tendencias sin salirse ni un ápice de esas tendencias.
Por eso sorprendió en 1998 la aparición de “No Blood”, disco de debut de Najwajean. Quizá la orientación de este trabajo tuviera su explicación por el hecho de que sus autores no tenían un pasado especialmente relevante en el mundo de la música. Carlos Jean era un productor de ascendencia entre haitiana y gallega de quien no se tenían demasiadas noticias hasta aquel momento. La otra mitad del dúo, por el contrario, sí era conocida pero no precisamente por su música sino por su carrera como actriz, primero protagonizando las primeras películas de Daniel Calparsoro y más tarde haciendo lo propio con “Abre los ojos” de Alejandro Amenabar o “Los amantes del círculo polar” de Julio Medem. Todas ellas fueron películas que marcaron un nueva forma de hacer cine en España y todas tenían en común el rostro de Najwa Nimri. Sin más bagaje en lo musical que algunas experiencias en un coro o como vocalista en Respect y Clan Club cantando jazz y soul, la actriz se unió a Carlos Jean para grabar un disco que fue una verdadera revolución en la escena nacional.
En lugar de mirar hacia cualquiera de los estilos que triunfaban, Najwajean se centraron en la electrónica pero no en los estilos más bailables y comerciales sino en las sedosas propuestas sonoras que llegaban desde las islas británicas en forma de “trip-hop”, especialmente las de grupos como Massive Attack y Portishead.
El disco de debut de Najwajean aparecería en el sello Subterfuge, referencia en aquella época de la música independiente en España que vivía sus mejores momentos gracias al éxito arrollador de “Devil Came to Me” de Dover. En una linea completamente diferente, “No Blood” iba a ser otro hito no comparable en ventas pero sí en cuanto a mérito artístico.
Carlos Jean y Najwa Nimri. |
“Dead for You” - Si hubo algo que ayudó a situar el disco en el panorama nacional fue la utilización de este magnífico tema como sintonía del programa de TVE “Version Española”, contenedor dedicado al cine español y de gran acogida en su momento. El espacio se estrenó poco tiempo después de la aparición de “No Blood” y sirvió para dar a conocer el disco a nivel masivo. La canción, por otra parte, es extraordinaria y podría haber triunfado sin el escaparate de la televisión aunque probablemente le habría costado mucho más. Se abre con percusiones de corte jazzístico interrumpidas por unos trombones que parecían sacados de una película de James Bond y unas cuerdas extraordinariamente bien tratadas que arropan a Najwa Nimri y su forma de cantar, de una calidez abrasadora. El estribillo, con esos “lalalas” se convirtió enseguida en una melodía imposible de olvidar.
“Mind Your Head” - La influencia de Massive Attack es innegable en este tema de arrolladoras secuencias de bajos y aire misterioso al estilo del Badalamenti de “Twin Peaks”. Las guitarras, insinuantes, hacen una labor excelente a la hora de dar color a una pieza verdaderamente espectacular.
“I Have No Blood” - El comienzo del tema se funde con el final del anterior y enseguida nos vemos arrastrados por los ritmos cadenciosos de Carlos Jean en una pieza que es otra lección de buena producción y uso de los recursos del estudio de grabación. El tema tiene una ambientación oriental en la que detalles como el uso del piano, casi a pinceladas, es magistral. Es muy de destacar cómo el dúo sabe dejar el espacio suficiente a cada sonido, sin saturar nunca al oyente con un exceso de efectos y capas. Cada timbre se aprecia con absoluta nitidez y eso es muy de agradecer.
“The Wild Bunch” - Las referencias cinematográficas en el dúo son innegables. Al título del tema, referencia al original del western “Grupo Salvaje” de Sam Peckinpah, se suma el propio comienzo en el que oímos a alguien silbando el tema central de “La Leyenda de la Ciudad sin Nombre”. La canción es muy enérgica y a ello contribuye una guitarra eléctrica muy saturada que se une al arsenal electrónico que ya hemos escuchado en temas anteriores. El sonido es más sucio y el tema está repleto de “samples” de todo tipo, particularmente de diálogos de películas, lo que le da una personalidad muy particular.
“Behind the Child” - La siguiente canción vuelve a los crepitantes sonidos del trip-hop con sus características lineas de bajo sinuosas acompañando a percusiones casi susurrantes. La voz de Nimri es tratada de múltiples formas sonando en distintos planos a lo largo del tema consiguiendo un efecto verdaderamente sugerente.
“Like Those Roses” - Quizá el tema más potente y atractivo a primera vista de todo el disco si excluimos el que abre el trabajo. Comienza de forma calmada con unos ambientes jazzísticos muy cargados pero enseguida desaparecen bajo un infeccioso ritmo electrónico que acompaña al estribillo y nos ofrece alguno de los mejores momentos del álbum. Un tema que combina elementos de diversos géneros, incluyendo el “drum'n'bass” o el “dub” de manera magistral.
“Smile” - El siguiente corte sirve para relajarnos un poco y tiene el inconveniente de que la melodía central nos recuerda, quizá demasiado, a la de “Narayan” publicado por The Prodigy apenas un año antes en su clásico “The Fat of the Land”. De todas formas, incluso abstrayéndonos de ese parecido, la canción tampo llega a entusiasmarnos.
“Take a Break” - Con un inicio que nos hace pensar en la Laurie Anderson de “Big Science”, la canción toma enseguida otra dirección en forma de un tiempo medio electrónico en el que el protagonismo recae en Najwa Nimri casi por completo. Es un tema muy diferente del resto del disco con cierto aire “chill out” pero no carece en absoluto de interés.
“Crying” - El disco lo cerraba una particularísima versión de uno de los grandes éxitos de Roy Orbison, publicado originalmente en 1962. La canción original es casi irreconocible aquí merced a la increíble transformación realizada por el dúo, comenzando por los ritmos de Carlos Jean y terminando en la interpretación de Najwa Nimri, que recita más que canta en la mayor parte del tema. Algo llamativo puesto que en otras versiones que grabaron por la época, los miembros del dúo fueron bastante más fieles al original sin renunciar a llevarlo a su propio terreno.
Decimos eso porque poco antes de la publicación de “No Blood” habían aparecido algunos singles con interpretaciones de temas ajenos por parte del dúo como la del tema insignia de The Proclaimers, “I'm Gonna Be (500 Miles)” o la de la “Garota de Ipanema” de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes (la primera de ellas se incorporó al disco como décimo corte en posteriores ediciones). “No Blood” fue una “rara avis” en la música española. No había discos en esa linea o, al menos, nunca habían llegado al nivel de popularidad de éste. Como llegamos a leer en algún sitio en su momento, es un disco tan bueno que no parece español. El comentario, al margen de su intención humorística no iba en absoluto desencaminado porque estamos hablando de un trabajo único que, ni siquiera hoy en día, casi veinte años después de su aparición, tiene ningún pariente cercano si no contamos los siguientes trabajos de Najwajean o de sus componentes en solitario.
Como despedida os dejamos la versión de Najwajean del tema de Proclaimers que mencionabamos anteriormente: