Escribimos la entrada del blog de hoy a medio camino entre la sorpresa y la vergüenza, provocadas ambas por la constatación de que en todos estos años apenas le hemos dedicado un par de reseñas a la obra de The Alan Parsons Project (y eso considerando “Freudiana” como un disco de la banda, cosa que no está del todo clara). Para tratar de corregir ese descuido queremos hablar del disco de debut del proyecto, cosa que tiene mucha más miga de la que parece.
Ya hablamos en ocasiones anteriores del origen y de la particular idiosincrasia del Alan Parsons Project, banda fantasma surgida del encuentro entre el productor e ingeniero de sonido, Alan Parsons y el pianista y compositor Eric Woolfson. Ambos, cansados quizá de trabajar para otros, decidieron unir fuerzas en una aventura diferente tomando como referencia el cine y trasladando a la música el espíritu del los directores más personales. Ellos serían los directores y para cada disco (película) contarían con un elenco de músicos (actores) diferentes que se limitarían a ejecutar los papeles escritos pare ellos. El primer reto surgió en 1975 y tenía que ver con una idea que Woolfson se traía entre manos desde hacía un tiempo: un musical basado en la obra de Edgar Alan Poe. Alan Parsons ya era considerado un grande en lo suyo. Aparte de trabajar con los Beatles en sus dos últimos elepés, fue el responsable sonoro de esa auténtica maravilla de la ingeniería musical que fue “The Dark Side of the Moon” de Pink Floyd. Su nombre era sinónimo de excelencia auditiva pero, pese a ser un teclista más que solvente, no le daba para realizar un disco por sí solo, ni siquiera con el apoyo de Woolfson y su experiencia como pianista de sesiones. Afortunadamente, el trabajo de Alan como ingeniero en los estudios Abbey Road le permitía tener acceso a músicos profesionales que no tendrían inconveniente en colaborar en la grabación. Así, Parsons pudo contar con los miembros de Ambrosía (David Pack, guitarra; Joe Puerta, bajo; Christopher North, teclados y Burleigh Drummond, batería), banda con la que estaba grabando el que sería el disco de debut del cuarteto. Lo mismo ocurrió con la mayoría de los integrantes de la banda escocesa Pilot, concretamente con David Paton (bajo y guitarra), Billy Lyall (teclados y flauta), Ian Bairnson (guitarra) y Stuart Tosh (batería) con la particularidad de que los cuatro pasarían a formar parte en el futuro de The Alan Parsons Project. No podemos dejar de mencionar a quien sería parte fundamental de la grabación y de la banda: Andy Powell, encargado de todos los arreglos orquestales.
En este punto hay que recordar que no estamos hablando de una banda al uso con una configuración estable. El grupo eran Parsons y Woolfson acompañados de músicos de estudio y de diferentes vocalistas que se repartían las canciones según se adaptasen a las características de uno u otro. En cierto modo, era un esquema similar al que utilizaría Mike Oldfield en los ochenta, combinando canciones pop/rock cantadas por diferentes voces con temas instrumentales aunque en el caso del Alan Parsons Project, los instrumentales ocupaban un minutaje menor en el disco. Además, hablamos de una banda de estudio que nunca ofreció conciertos ni giras lo que refuerza el carácter tan particular del grupo. Junto a todos los músicos mencionados, en la grabación participaron un gran número de vocalistas aportando segundas voces y participando en los coros y varios instrumentistas más entre los que destacamos a Francis Monkman (teclista de Curved Air y de Sky) y al actor Leonard Whiting en la narración.
Como sucede con muchos discos de la época, las sucesivas reediciones y los avances tecnológicos que iban surgiendo en los procesos de grabación, han hecho que la versión del disco que la mayoría de nosotros tenemos en nuestras casas no sea exactamente la original. Con la llegada del compact disc en los años ochenta, comenzaron a aparecer ediciones en ese formato de discos aparecidos en las décadas anteriores. La nueva tecnología era un caramelito para Alan Parsons que no quería desaprovechar la ocasión para mejorar el original de cara a su publicación en disco compacto. Tenía la opción de hacer una nueva masterización sencillamente limpiando y retocando solo algunos detalles de las cintas originales pero decidió ir más allá incorporando sintetizadores y órgano en algunos temas, añadiendo algunas pistas de guitarra o modificando los sonidos de las percusiones para que sonasen más acordes con los gustos de los ochenta. En todo caso, la novedad más notable fue nada menos que el añadido de la voz de Orson Welles como narrador en un par de fragmentos del disco. La versión que nosotros vamos a comentar es esta nueva mezcla realizada por Alan Parsons en 1987 ya que es con la que estamos más familiarizados. En todo caso, ambas grabaciones coinciden en lo sustancial y las diferencias no son tan grandes como para comentarlas en detalle.
“A Dream Within a Dream” - En la nueva versión del disco, éste comienza con una breve narración de Orson Welles que no se encontraba en el original. A partir de ahí, una introducción de flauta nos lleva a un bajo pulsante repitiendo una única nota. Se suman teclados, guitarras y batería para terminar de conformar una preciosa introducción que, sobre todo en las guitarras, tiene un marcado aire a Pink Floyd. La pieza, instrumental, alcanza un primer climax que se disuelve entre teclados jazzísticos y mantiene el bajo como elemento de enlace con el siguiente corte.
“The Raven” - El que fuera primer single del disco es una poderosa canción que cuenta con la voz del propio Parsons, distorsionada con vocoder, eso sí, como presentación. Luego es ya Leonard Whiting el que se encarga de la voz principal a partir del gran momento de la canción con un intenso fragmento rockero en la onda progresiva que aún estaba en vigor en el momento del lanzamiento del disco. La parte final, precedida de unos coros quizá algo pretenciosos, es una delicia con toda la fuerza del rock y un inevitable aire de musical de broadway. Como presentación de la banda nos resulta inmejorable.
“The Tell-Tale Heart” - Alan gira un poco más hacia el rock duro el dial de su maquinaria en una canción interpretada en su parte vocal por Arthur Brown con excesos vocales próximos a lo que hacía Robert Plant en la época. Con todo, la pieza combina una energía próxima al heavy metal (el bajo y los riffs de guitarra no dan respiro) con delicados arreglos de cuerdas y pasajes cósmicos que siguen la línea psicodélica de los inevitables Pink Floyd.
“The Cask of Amontillado” - John Miles es el cantante en esta balada con arreglos de cuerdas propios de los escenarios del East End y juegos armónicos vocales dignos de las mejores bandas del género. Los interludios instrumentales, pese a tener un aire más rockero, siguen manteniendo arreglos, especialmente en la sección de viento, muy próximos al musical o, incluso, a la ópera rock.
“(The System of) Doctor Tarr and Professor Fether” - Repite John Miles en una canción que marcaría más que ninguna otra en el disco, la línea que seguiría The Alan Parsons Project en el futuro. El arreglo de piano, los ritmos sincopados y la forma de construir las melodías vocales del tema serían marca de la casa en los siguientes años. Es, quizá, el corte más afectado por las adiciones realizadas por Parsons el 1987, especialmente el órgano que ocupa un papel preeminente en toda la pieza.
“The Fall of the House of Usher” - Tras la segunda intervención de Orson Wells comienza una larga suite instrumental dividida en cinco partes. El preludio es una de las grandes curiosidades del disco ya que está sacado, literalmente, de la ópera inacabada de Claude Debussy basada en el mismo cuento de Poe: “La Caída de la Casa Usher”. Este uso no aparecía acreditado en el disco pero lo más interesante, especialmente en su día, es que fue la primera grabación que se publicó (aunque fuese de forma parcial) de una parte de la ópera del compositor francés. La segunda parte, “Arrival”, tiene una espectacular base de órgano y teclados electrónicos sobre la que enseguida aparece la guitarra y la batería, una vez más, con influencia de Pink Floyd. Un breve “Intermezzo” de apenas un minuto con protagonismo de órgano y cuerdas da paso a “Pavane”, otro de los grandes momentos del disco y también una de las mejores piezas instrumentales del Alan Parsons Project con la incorporación del sonido de la mandolina que sería seña de identidad en otros instrumentales de discos posteriores y un uso extraordinario de instrumentos más exóticos como el kantele finlandés. Cierra la suite “Fall”, un brevísimo corte, de nuevo a base de órgano y cuerdas, muy al estilo de Ligeti.
“To One in Paradise” - Cerrando el disco tenemos una balada interpretada por Terry Sylvester con coros de Woolfson y Parsons. No es nuestro corte favorito pero también sienta las bases de este tipo de piezas que se repetirán con mayor o menor fortuna en toda la discografía del proyecto.
The Alan Parsons Project es un grupo difícil de clasificar. Para empezar, las ya comentadas circunstancias de no ser una banda “real” en el sentido habitual del término y el hecho de no tocar en directo, hacen difícil la comparación con otras formaciones. Desde el punto de vista estilístico tampoco es fácil encontrarles acomodo. Llegaron tarde para ser considerados rock progresivo y aunque muchos elementos de su música invitan a incluirlos en esa categoría, hay muchos otros que no terminan de encajar. Tuvieron éxitos de los que aún suenan a diario en las emisoras dedicadas al público más nostálgico y nos regalaron clásicos instrumentales que se han convertido en sintonías inmortales a la altura de otras de músicos como Jean Michel Jarre, Vangelis o el propio Oldfield. En todo caso, su propuesta tenía un sello muy reconocible y pese al uso de diferentes vocalistas durante la mayor parte de su existencia apenas hacen falta unos segundos de escucha de cualquiera de sus canciones para identificar inmediatamente la impronta del grupo. Esperamos no tardar tanto tiempo como esta vez en volver sobre la obra del Alan Parsons Project ni tampoco sobre la posterior carrera en solitario del propio Alan, que nos ha dejado discos de gran interés.
Os dejamos con un par de vídeos del canal de youtube @laineycrusoe en los que se muestran las diferencias entre las versiones de 1976 y 1987 del disco: