domingo, 30 de junio de 2024

Kronos Quartet Performs Philip Glass (1995)



Durante muchos años, el disco que comentamos hoy pasó por ser la interpretación canónica de los cuartetos de Philip Glass. Esto era así por muchas razones: el Kronos Quartet ya había estrenado y grabado alguno de ellos, además de encargar otro y encontrarse en el orígen de alguno más. Al margen de eso, la formación de David Harrington había alcanzado un estatus de grupo reverenciado en la música contemporánea por colaborar con los compositores más destacados (particularmente los minimalistas como Terry Riley o Steve Reich) y por descubrir al mundo a otros como Gorecki y muchos más de países con menos tradición en la música “clásica” como Azebaiyán o Afganistán. También eran habituales sus colaboraciones con artistas de otros géneros y estilos desde Nelly Furtado a Pat Metheny pasando por Bjork, Zappa o Bowie y todo esto hacía que su grabación  para el sello Nonesuch interpretando a Philip Glass llamara la atención de todo el mundo.


La historia de los cuartetos de Glass es muy irregular. El primero de ellos data de 1966 y estuvo mucho tiempo olvidado hasta que el propio Kronos Quartet lo estrenó en 1986, poco después de haber trabajado por primera vez con Glass en la banda sonora de la película “Mishima”. Sin embargo, es una obra que quedó fuera del disco (quizá por no tener que ampliarlo a un doble CD) aunque ya la hemos comentado en algún momento cuando hablamos de otros registros de los cuartetos.


En el momento de la grabación, el Kronos Quartet tenía su alineación más recordada y también la más duradera, que estuvo activa entre 1978 y 1999: David Harrington y John Sherba (violines), Hank Dutt (viola) y Joan Jeanrenaud (violonchelo). El registro sonoro es excelente y tuvo lugar en los estudios Skywalker Sound en el condado de Marin. El lector intuitivo habrá caído en el hecho de que estamos hablando del lugar en el que se grabaron gran parte de las más conocidas bandas sonoras de Lucasfilm, entre otras productoras (también allí se grabaron las de “Koyaanisqatsi” o “Powaqqatsi”, por no salirnos del entorno de Glass) por lo que su nombre va asociado a la más alta calidad.



“String Quartet No.5” - El disco se abría con el que en aquel momento era el cuarteto más reciente del músico (se estrenó en 1991). Se dividía en cinco movimientos de los cuales el primero es el más breve, apenas una introducción, lenta y muy lírica que desemboca en un segundo más rítmico e igualmente interesante. El tercero entra como un tiro con veloces diálogos entre los instrumentos en el inicio que se alternan con pasajes más coordinados. Un verdadero frenesí en el que no encontramos descanso y que tiene un notable punto cinematográfico en su resolución. El cuarto movimiento es lento y muy introspectivo en el inicio con partes mucho más dinámicas en contraste en la parte central y que se cierra, de nuevo, con un precioso segmento extremadamente pausado. El último movimiento tiene, como suele ocurrir, mucho de resumen. Empieza con una parte veloz que se frena de repente para recuperar el tema del primer movimiento bajo el cual comienza a gestarse una tormenta que estalla poco después en una de nuestras partes favoritas del cuarteto.




“String Quartet No.4 -Buczak-” - Continuamos con el cuarteto nº4, escrito en 1990 en memoria del pintor Brian Buczak, fallecido a causa del SIDA el 1987. En esta ocasión Glass lo divide en tres movimientos comenzando el primero con una melodía triste y melancólica que desemboca en el clásico fraseado “glassiano” con los instrumentos del cuarteto ejecutando el tema casi al unísono. A partir de ahí, escuchamos momentos más o menos solemnes que nos conducen al segundo movimiento en el que siempre hemos querido ver un punto jazzístico con influencia de Gershwin. Es una pieza tranquila que nos lleva van al que siempre ha sido nuestro movimiento favorito del cuarteto y que, en parte, fue rescatado en una obra posterior para ballet. Todo en él es perfecto, desde la coordinación de los violines en el comienzo hasta la forma en que todo el cuarteto nos va preparando para la melodía central que llega poco después llena de épica. En cierto sentido nos recuerda a la estructura de “Façades”, descarte de la banda sonora de “Koyaanisqatsi” que terminó formando parte del disco “Glassworks”. Una maravilla que sigue estando entre nuestras piezas favoritas de la obra de Glass.




“String Quartet No.2 -Company-” - El segundo cuarteto de cuerda del catálogo de Glass fue escrito para una representación teatral de la novela corta de Samuel Beckett, “Company” y de ahí su título. Es un cuarteto mucho más breve que los anteriores del disco y está estructurado en cuatro movimientos. Según se indica en la propia pagina web del músico, el formato de cuarteto es el original de la obra aunque siempre habíamos pensado que era una adaptación de la pieza para orquesta de cuerdas del mismo nombre y que nosotros conocimos antes. Cuenta Glass que llegó a enviarle la pieza al propio Beckett quien dio su aprobación para la inclusión en la representación.




“String Quartet No.3 -Mishima-” - En 1984, Glass escribió la banda sonora de la película de Paul Schrader, “Mishima”, basada en la obra del escritor japonés. La música de la misma era muy variada conteniendo partes orquestales, otras electrónicas, alguna incluso para banda de rock y varias más para cuarteto de cuerda. Seis de esos fragmentos para cuarteto fueron reconfigurados en la misma época por el propio Glass y convertidos en el que hoy conocemos como su “Cuarteto de Cuerda No.3”. Al respecto siempre nos queda la curiosidad del error a la hora de nombrar uno de los movimientos del cuarteto (el segundo, “November 25- Ichigaya”) cuya música no se corresponde con la que lleva ese título en la banda sonora de la película y sí coincide, en cambio, con el corte titulado “1937: Saint Sebastian”. Este cuarteto ha sido durante mucho tiempo una de las obras más interpretadas del repertorio de Glass, particularmente su adaptación a cuarteto de saxofones de la que existen casi tantos registros como de la original para cuerdas.




En su día, este disco tuvo una gran acogida y llegó, incluso, a los puestos más altos de las listas de ventas de música clásica, muy agitadas en aquellos años por las sucesivas irrupciones de propuestas tan diferentes como el canto gregoriano de los Monjes de Silos, la tercera sinfonía de Gorecki o la banda sonora de “El Piano” de Michael Nyman. Hoy ya tenemos varias grabaciones diferentes de los cinco primeros cuartetos de Glass a cargo de formaciones como el Smith Quartet, el Paul Klee Quartet, el Carducci Quartet o los miembros de Brooklyn Rider. Todas ellas nos ofrecen versiones muy interesantes de las obras aquí contenidas con el añadido del primer cuarteto de la serie, ausente de la grabación de la banda de David Harrington pero, quizá por ser la primera, siempre le vamos a tener un especial cariño a este disco que nos presentó en su momento una faceta menos conocida de Philip Glass y que en los últimos años se ha ampliado hasta llegar a los nueve cuartetos “numerados” y a alguna obra más para el mismo formato instrumental pero que el músico no contabiliza como tal.

viernes, 21 de junio de 2024

Anne Clark - Live at Rockpalast 1998 (2023)



Anne Clark es, fundamentalmente, una poetisa que ha escogido la música como medio para dar a conocer sus textos. Por ello no debería sorprender el hecho de que a lo largo de su carrera discográfica haya cambiado de estilo en muchas ocasiones. En sus comienzos se valió de la electrónica para envolver su poesía convirtiéndose en una artista de culto en los círculos de la “Dark Wave” pero con el tiempo evolucionó hacia formatos más “pop” e incluso “folk” con acompañamientos acústicos y hasta clásicos.


Sin embargo, cuando estaba en plena etapa acústica, en 1998, Anne se embarcó en una gira para repasar viejas canciones (no tenía ningún disco reciente en aquel momento) para la que reunió una banda con un formato más rockero en el transcurso de la cual llegaron a actuar en el mítico programa “Rockpalast” que se emite en la radiotelevisión pública alemana WDR desde hace casi cincuenta años. Para ello recurrió a sus colaboradores habituales: Andy Bell a los teclados (no confundir con el cantante de Erasure ni con el antiguo miembro de Oasis), Gabriela Alqueres (guitarra), Tony Peart (batería) y Midus Guerreiro (bajo). A ellos se sumó el bailarín Alex Helm que actuaba al ritmo de la música. El disco se publicó el año pasado en formato de CD + DVD lo que nos parece una gran ocasión para fijar de nuevo nuestra atención en una de nuestras artistas más admiradas como es Anne Clark.


“Abuse” - El disco comienza con dos canciones del disco de 1991, “Unstill Life”. El inicio es puramente electrónico con sonidos y efectos que bien podía haber firmado el propio Jean Michel Jarre en los primeros años de este siglo. Poco a poco se empiezan a esbozar ritmos bailables que nunca estallan del todo. Aparece la línea de bajo de Guerreiro pero que nadie se lleve a engaño: todo transcurre muy lentamente con un desarrollo muy organizado en el que cada elemento va presentándose con parsimonia. La guitarra con efectos “wah-wah” marca la señal de partida para el recitado de Anne en su línea habitual de aquellos años, alejada de la canción tal y como la entendemos normalmente terminando con ella el primer tema.


“Counter Act” - El segundo corte nos recibe con secuencias sintéticas y ritmos ácidos muy propios de los primeros años noventa. Anne, más que recitar, rapea su texto en una canción que está a medio camino entre los ambientes del acid-house, las atmósferas psicodélicas de The Future Sound of London, el “dub” y el “funk” con unas guitarras muy agresivas a cargo de Gabriela Alqueres. Una gran interpretación que nos demuestra que la banda de Anne estaba en un gran momento en las fechas del concierto.




“Letter of Thanks to a Friend” - El disco de estudio más reciente cuando se inició la gira era “To Love and Be Loved”, de 1995 y también es el más representado en este trabajo. Esta es la primera de las tres canciones del mismo que escuchamos aquí: un tiempo medio con un toque melancólico en los teclados que contrasta con la enérgica percusión que salpica toda la pieza. La batería de Tony Peart destaca en todo el segmento central en el que la canción vuelve al “dub” y los ritmos influidos por el “reggae” antes de desembocar en el final.


“Nightship” - Retrocedemos un poco hasta 1993 y el disco “The Law is an Anagram of Wealth” para que tome los mandos de nuevo el bajo de Midus Guerreiro. De su mano llega uno de nuestros temas favoritos del concierto en el que Anne combina canto y recitado como en sus mejores discos. Todo ello con un complejo fondo sonoro en el que las guitarras, los samples y los ritmos electrónicos van ganando en intensidad a lo largo de todo el tema hasta llegar a un final en todo lo alto.


“Virtuality” - Regresamos a “To Love and Be Loved” para los dos siguientes temas del concierto. El primero de ellos, con una duración de casi doce minutos es una delicia para los amantes de los sonidos electrónicos y los efectos cósmico-planeadores, especialmente presentes en la introducción. Luego volvemos a las sensuales y cadenciosas líneas de bajo que elevan la temperatura y crean el ambiente perfecto para que Andy Bell explore las posibilidades de sus teclados en combinación, otra vez más, con la guitarra de Gabriela Alqueres. Un tema extraordinario que bucea en el “trip hop” y demás corrientes similares de la época sin nada que envidiar a los grandes del género.




“The Healing” - La siguiente canción nos recibe con una introducción a base de ritmos programados y fondos sintéticos que nos prepara muy bien para el piano y los teclados que aparecen a continuación. Posiblemente es la canción más cercana a lo que entendemos por tal de todo el disco, con Anne recitando (nunca llega a cantar) con mucha musicalidad y un estribillo que puede llegar a ser pegadizo.


“Sleeper in Metropolis” - En el tramo final del disco, Anne regresa a sus primeros trabajos de los ochenta repasando algunos de sus mayores éxitos. Los dos primeros proceden de su “Changing Places” (1983), su segundo LP y el que la dio a conocer de un modo más amplio. El primer corte es un auténtico trallazo en el que se resaltan aquí sus cualidades bailables con arreglos que potencian el ritmo y una guitarra eléctrica sucia e irresistible. Una revisión llena de fuerza para un clásico de su discografía que siempre viene bien recuperar.




“Wallies” - En un estilo similar tenemos esta pieza con unas percusiones y unas guitarras que se acercan a la dureza y violencia de grupos como Prodigy sin perder ni un ápice del estilo de la propia Anne. En origen ya era una canción muy bailable pero en el estilo de los primeros ochenta. Lo que hace la banda de Anne aquí es conservar el espíritu y trasladarlo a las raves de fin de siglo. Espectacular.


“Now!” - Nuestro disco favorito, “Hopeless Cases” de 1987 solo aparece representado con esta canción que, por otra parte, quizá sea la mejor del mismo. Ya en el original tenía una fuerte base tecno que aquí es amplificada al máximo con un patrón rítmico muy acentuado pero que conserva la esencia ochentera de su primera versión. De nuevo, nos parece acertadísimo el trabajo de Gabriela Alqueres en las guitarras, auténtica revelación de este disco en directo.


“Our Darkness” - Cierra el concierto la única canción del disco “Joined Up Writing” (1984), un tema que en su día fue un gran éxito en los clubes de baile británico llegando a aparecer incluso varias remezclas del mismo en formato maxi-single para discoteca. Todas las virtudes bailables del mismo aparecen aquí actualizadas a ritmos más acordes con la fecha del concierto. En todo caso, lo que seguramente funcione muy bien para el público en el fragor del escenario, no termina de convencernos demasiado aquí por lo que nos quedamos con la versión original.



Anne Clark es una debilidad personal a quien tenemos por una artista mucho menos reconocida de lo que debería. Nos encanta su perseverancia y el hecho de que siga publicando discos con mucha regularidad y también revisando canciones antiguas en formatos diferentes, ya sea en discos de remezclas o en directos con arreglos nuevos. Aunque sabemos que la gente de Rockpalast publica (o permite publicar) sus directos habitualmente, no nos deja de sorprender que en 2023 alguien decidiera que era buena idea lanzar un concierto de 25 años antes de una artista como Anne Clark. Si tenéis la oportunidad de haceros con él, no lo dudéis porque es un documento extraordinario para conocer a la artista. Os dejamos con el tráiler que lanzó la discográfica en su día para promocionar el disco:




martes, 11 de junio de 2024

Nils Frahm - Tripping With Nils Frahm (2020)



Hemos hablado en muchas ocasiones de Nils Frahm incluyéndole en la corriente clásica/electrónica de los últimos años junto con otros artistas como Olafur Arnalds, Max Richter o Alexandra Hamilton Ayres pero siempre ha sido para dar contexto a la obra de otros artistas sin centrarnos hasta ahora en la suya (salvo por su participación puntual en la banda sonora de "Ad Astra"). Seguro que no será la última vez que aparezca en el blog porque es un músico de lo más interesante y uno de los eslabones más atractivos entre la electrónica setentera, al estilo de la “Escuela de Berlín” (Frahm es berlinés) y la última generación de músicos minimalistas.


La relación de Frahm con la música viene desde niño aunque los orígenes familiares de la misma son, como mínimo, curiosos. Resulta que su padre Klaus es un renombrado fotógrafo y, aunque su obra está más orientada hacia la arquitectura, durante un tiempo fue el encargado de crear las portadas de algunos discos del sello ECM, entre ellos la del extraordinario “As Falls Wichita, So Falls Wichita Falls” de Pat Metheny y Lyle Mays. A pesar de que la mayoría de esas portadas son de discos publicados antes del nacimiento de Nils, seguro que toda aquella música formó parte de la banda sonora de su infancia que enseguida iba a dar con él en el conservatorio donde estudiaría piano a la vez que experimentaba en su casa y en la escuela con las cualidades del sonido jugueteando con mesas de mezclas y pedales de efectos electrónicos.


A lo largo de su extensa discografía, Nils Frahm ha creado un sonido muy particular en el que combina viejos sintetizadores analógicos con el piano aunque en este punto hay que decir que no utiliza uno convencional ya que desde 2014 colabora con el fabricante David Klavins, conocido por construir modelos muy peculiares como su “Modell 370”, un piano vertical en el que la cifra “370” alude a su altura y es que el instrumento abarca dos pisos con el intérprete situado en el piso superior y las cuerdas descendiendo desde ahí al piso inferior lo que genera un sonido único. Junto con Frahm, Klavins diseñó otros dos modelos: el “Una Corda”, más manejable y en el que cada tecla acciona una sola cuerda (en un piano convencional suele accionar tres o dos si es vertical) y el “Modell 450” del cual creemos que no le será difícil al lector adivinar su característica principal. El disco que comentamos hoy es una grabación en directo realizada en 2018 en la sala Funkhaus de Berlín a lo largo de cuatro conciertos de los que serían editados algunos extractos, tanto en DVD como en CD. Las actuaciones fueron el comienzo de una extensa gira en la que el músico presentaba su disco “All Memory”


“Enters” - El primer corte del trabajo no pertenece a ningún disco anterior del músico por lo que entendemos que, o bien se compuso específicamente para la ocasión, o es una improvisación (también cabe la posibilidad de que se nos haya escapado). En todo caso, se trata de una pieza muy pausada, con largas notas que se extienden en el tiempo antes de dar paso a la siguiente y funciona como una especie de calentamiento para el resto del espectáculo.


“Sunson” - La gran mayoría de las composiciones seleccionadas para el disco pertenecen a “All Melody” como ocurre con esta. Tras una introducción de piano entran en escena los sintetizadores para crear una atmósfera muy cinematográfica que nos recuerda, en cuanto a estilo, a algunos trabajos de Johann Johannsson. Una serie de repeticiones del motivo central nos van conduciendo a la parte más rítmica en la que los sonidos electrónicos reinan sin discusión con una elegancia alejada de todo exceso. Fondos de Mellotron, flautas sampleadas y timbres analógicos se confabulan para embarcarnos en un viaje extraordinario.


“Fundamental Values” - Frahm no se limita a tocar versiones más o menos ajustadas de sus temas de estudio sino que, en algunos casos, los retuerce y los alarga hasta convertirlos en algo casi nuevo. Aquí tenemos un buen ejemplo en el que la pieza original, que no llega a los cuatro minutos, se extiende a lo largo de casi un cuarto de hora. Con un enfoque muy en línea con algunas corriente minimalistas, el tema se construye poco a poco a partir de una célula que se repite constantemente. A ese bucle se le van sumando otros elementos y capas de forma parsimoniosa hasta crear un tapiz de gran complejidad. Pianos de juguete, sintetizadores, pianos “normales”, Fender Rhodes y otros teclados van dejando su aportación en un corte casi jazzístico en el que no es difícil encontrar la influencia sonora del sello ECM e, incluso, la del teclista noruego Oystein Sevag. Una travesía ambiental fascinante que nos muestra todas las características del estilo de Frahm.




“My Friend the Forest” - El siguiente tema está más centrado en el piano, con las alteraciones sonoras habituales en el músico.  Formalmente es una pieza de jazz muy bien estructurada, con un desarrollo extremadamente tranquilo en el que todo sucede a su tiempo y los silencios son tan importantes como la música.


“The Dane” - Poco después de publicar “All Melody”, el músico alemán publicó “All Encores”, una recopilación de descartes y temas que no estaban finalizados cuando lanzó el trabajo principal. A ellos pertenece esta pieza corta de piano con un estilo muy cercano al del sello norteamericano Windham Hill, especialmente al George Winston más intimista aunque con una gran dosis de improvisación a partir de la melodía principal por parte de Frahm.


“All Melody” - Con este tema pasa lo mismo que con el anterior “Fundamental Values” y es que Frahm se deja llevar ofreciéndonos una revisión considerablemente más extensa que el original. En ella volvemos a los ritmos pulsantes que a veces suenan como una especie de deconstrucción de las vertiginosas secuencias de Ray Lynch y otras al Jean Michel Jarre más abstracto de obras como la tercera parte de su “Oxygene” de 2016. En el segundo tercio del tema, ese nervio rítmico del primero se relaja y entramos en una serie de paisajes atmosféricos de gran belleza para recapitular en el segmento final y regresar a los conceptos del comienzo reforzándolos con múltiples líneas tanto rítmicas como melódicas dando como resultado una mezcla mágica en la que destacan las fantasmales voces del final que terminan por dar un toque onírico al conjunto.




“#2” - La siguiente pieza comienza de un modo muy directo con una secuencia repetitiva que nos aborda desde el primer momento y nos remite a clásicos del minimalismo como Terry Riley pero enseguida da un giro hacia una electrónica más actual e incluso bailable. Volvemos a encontrar trazas de algunos experimentos recientes de Jarre. Quizá sea la versión menos aventurera de un Frahm que se acerca mucho aquí a las encarnaciones más recientes de artistas como Klaus Schulze, Peter Namlook o los propios Tangerine Dream.


“Ode – Our Own Roof” - Para cerrar el trabajo, Frahm recurre a dos composiciones de otros trabajos anteriores: “Ode”, del disco “Solo” de 2015 y “Our Own Roof” de la banda sonora de la película “Victoria” del mismo año. La primera es una pieza puramente ambiental con largos acordes que se quedan flotando en el tiempo y la segunda centrada en el piano pero siempre en ese mismo tono tranquilo tan adecuado para una despedida.



Tenemos que reconocer que la experiencia de asistir a un concierto de Nils Frahm no es reemplazable por un disco en directo porque la actuación del propio músico es un espectáculo en sí. Frahm actúa en solitario y se encarga de accionar todos los dispositivos (pedales de efectos, mesas de mezclas, etc.) y de tocar todos sus instrumentos en vivo, sin trampa ni cartón. En todo caso, hemos pensado que este “Tripping With Nils Frahm” es una magnífica manera de introducirse en su obra ya que repasa uno de sus mejores discos con las adiciones propias del show en directo. En todo caso, es seguro que más adelante volveremos sobre él para hablar de otros de sus trabajos. De momento, disfrutad con su directo del que os dejamos aquí el tráiler anunciador: