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martes, 19 de enero de 2016
Brad Mehldau - 10 Years Solo Live (2015)
El pasado año 2015 terminó con la publicación de un disco (deberíamos decir una caja para hablar con propiedad) que es el sueño de todo fan. En mayor o menor medida, todo artista cuya carrera haya alcanzado ya una cierta duración va dejando aquí y allá pequeñas piezas que no terminan de encajar en los discos, improvisaciones o versiones de otros músicos que sólo aparecen en un concierto determinado, etc. Como aficionados, muchas veces hemos deseado que este o aquel artista publicase algún día un disco con todo ese material “perdido” pero el escaso interés comercial que tienen estas recopilaciones de “rarezas” para las discográficas hacen que este tipo de contenido sean carne de disco “pirata” en el mejor de los casos.
Una de las cosas que siempre nos ha llamado la atención de Brad Mehldau son los escasos reparos que muestra a la hora de incorporar a su repertorio en directo piezas musicales que no tienen nada que ver con el jazz, regalando a la audiencia que acude a ver sus conciertos (o, en su defecto, a los que luego los ven en youtube) revisiones muy particulares de temas pop, rock, obras clásicas o, incluso, música electrónica. Por sus propias características, este material no tiene cabida en un disco convencional más allá de las dos o tres piezas que el pianista ha ido incluyendo en sus discos de estudio y en algunos directos. Parece insuficiente para el fan más ambicioso.
Quizá para satisfacer a ese grupo de aficionados, el sello Nonesuch lanzó a mediados de noviembre una extraordinaria caja de cuatro discos compactos (un mes antes había publicado el material en 8 vinilos) recogiendo hasta cinco horas de grabaciones en directo de estas piezas que Mehldau iba interpretando en sus actuaciones. La selección está realizada por el propio pianista y organizada en cada uno de los cuatro discos de forma temática e incorpora algunas piezas propias acompañando a las versiones.
El primer CD de la selección lleva el título de “Dark/Light” y en él, Mehldau organiza las piezas en parejas en las que se pretende crear un contraste entre la oscuridad y la luz. Así, abre el disco una pieza de Jeff Buckley, “Dream Brother”, grabada en 2013 en Budapest que se contrapone a un luminoso “Blackbird”, clásico de los Beatles, registrado en Girona en 2011. la siguiente inmersión en el lado oscuro viene de la mano de Radiohead y su “Jigsaw Falling into Place” (Leipzig, 2011), composición sobre la que Mehldau construye una improvisación verdaderamente impresionante en su interpretación en 2011 en Leipzig. Incorpora a continuación el músico una pieza propia, “Meditation I – Lord Watch Over Me” (Bruselas, 2014) antes de volver a los Beatles (junto con Radiohead y Nick Drake, probablemente las mayores fuentes de inspiración para Mehldau fuera del jazz) y su “And I Love Her” (Vevey, 2013) que es objeto de una monumental revisión que supera el cuarto de hora de duración. Pasamos a los musicales con la inigualable “My Favourite Things” (Luxemburgo, 2010) del “Sonrisas y Lágrimas” de Rodgers & Hammerstein. Cerrando el primer volúmen encontramos un “blues” de Bobby Timmons procedente del mismo concierto que la anterior pieza.
El segundo CD lleva el título de “The Concert” y en él, Mehldau selecciona y organiza una serie de piezas como lo haría de cara a un concierto único. Comienza con “Smells Like Teen Spirit” (Luxemburgo, 2010) de Nirvana, elección más que soprendente a primera vista hasta que uno comprende algo que el propio pianista aclara en los comentarios del disco: que es parte de la música que Mehldau escuchaba cuando era veinteañero, un himno generacional. Mehldau comenzó a ver las posibilidades de la canción tras escuchar el arreglo que de la misma solía hacer nuestra admirada Tori Amos. Continúa el recital con un tema propio, “Waltz for J.B.” (Bassano dei Grappa, 2010). Dedicado al cantante y productor Don Brion, Mehldau quiere homenajear aquí su faceta de compositor y lo hace con un tema de jazz con solera antes de continuar con “Get Happy” (Saltzburgo, 2010), pieza de Harold Arlen y Ted Koehler, autores de auténticos estándares como “Stormy Weather”. Arlen también compuso las canciones de “El Mago de Oz”. En los conciertos, Mehldau siempre acompañaba el tema anterior de “I'm Old Fashioned” (Eindhoven, 2010) del dúo Kern/Mercer y aquí respeta esa secuencia para saltar a una época más reciente con uno de los grandes temas de la música electrónica de los años noventa: “Teardrop” (Viena, 2011) de Massive Attack. La extensa revisión del pianista de cerca de un cuarto de hora de duración apenas toma la pieza original como referencia para el comienzo desarrollando después una de las mejores construcciones de todo el disco. La siguiente parada nos lleva a “Holland” (Vevey, 2013) de Sufjan Stevens, deliciosa balada de aire folclórico sobre cuyo estribillo improvisa Mehldau toda la pieza. Un nuevo tema propio, “Meditation II – Love Meditation” (Leipzig, 2013) sirve de transición para el cierre del disco con “Knives Out” (Roma, 2011) de Radiohead, única composición que aparece en dos ocasiones en la caja. La toma pertenece a un concierto en el que fue tocada como “bis” y por ello realiza la misma labor en el CD.
El tercer disco de la caja lleva el título de “Intermezzo / Rückblick” y en ella continuamos asistiendo a una mezcla imposible de estilos aunque mirando algo más hacia el jazz más clásico que en el resto de la caja. Todas las grabaciones salvo dos pertenecen al periodo 2004/2005 por lo que son las más antiguas del trabajo. Las tras primeras, incluso, están tomadas del mismo concierto ofrecido en 2005 en Coopenhague. Comenzamos con un tema propio, “Lost Chords” que el propio pianista describe como el germen de su una de las versiones que aparecen en el cuarto disco de la caja: “Bittersweet Symphony” para seguir con “Countdown” de John Coltrane. Palabras mayores. De ahí saltamos al musical “My Fair Lady” con “On the Street Where you Live” del dúo Loewe/Lerner. Vuelve el jazz más clásico con Thelonius Monk y su “Think of One” (Menton, 2004), un músico al que, en palabras de Mehldau, tienes que comprender muy bien para interpretarle sin sonar ridículo. Volvemos a Coopenhague 2005 con un “medley” de dos piezas con el “Zingaro” de Antonio Carlos Jobim y “París” del propio Mehldau. Llegamos a los juegos para iniciados que el pianista aclara en el libreto del disco con “John Boy” (Roma, 2011), un título que alude al J.B. del vals que escuchamos en el segundo disco (Jon Brion) pero también a John Boy Walton, personaje de la serie de televisión “The Waltons”, que inspiró el disco “Highway Rider” de Mehldau que se abría, precisamente, con esta composición. ¿Se cierra así el círculo? Si y no. Falta un J.B. muy presente en la obra de nuestro pianista: Johannes Brahms. El músico al que se siente más próximo en sus propias palabras. Como queriendo probar la conexión, es Brahms el siguiente autor que se asoma por el disco con el “Intermezzo en si bemol mayor, Op.76, No.4”. Como el resto de las piezas del disco, procede de un concierto ofrecido en Londres en 2004. Continuando con las relaciones musicales le llega el turno a “Junk”, pieza de Paul McCartney compuesta durante su estancia en los Beatles pero que nunca apareció en ninguno de los discos del cuarteto y sí en el primer trabajo de Paul en solitario. En los conciertos, Mehldau la acompaña de “Los Angeles II”, tema propio que también suena aquí a continuación de “Junk”. Vuelve Thelonius Monk con “Monk's Mood”, pieza escrita cuando John Coltrane formaba parte de su banda, detalle importante puesto que es un solo de “Trane” lo que más atrae a Mehldau de la composición. Cierra el disco de nuevo “Knives Out” de Radiohead en una versión más “convencional” que Mehldau interpreta a menudo en contraposición con la que escuchamos anteriormente, con mucha más improvisación.
El cuarto disco de la caja presenta otra serie de dualidades, en este caso entre las tonalidades de Mi menor y Mi mayor. Comienza con “La Mémoire et la Mer” (París, 2011) de Leo Ferré, cantautor por el que Mehldau siente predilección habiendo grabado alguna otra canción suya en compañía de una Anne Sophie Von Otter. Contuinúa el disco con un “medley” de dos canciones rock separadas en el tiempo pero que comparten muchas cosas: “Bittersweet Symphony” de The Verve y “Waterloo Sunset” de The Kinks (Roma, 2011). La primera de ellas, como ocurría con la de Nirvana anteriormente, es parte de la banda sonora de la generación de Mehldau y la segunda, un himno que ha trascendido el tiempo. Una combinación perfecta para volver a Brahms y su “Intermezzo en Mi menor, Op.119, No.2” (Bilbao, 2011). Cerrando la caja tenemos tres cortes de rock de muy diferentes estilos, comenzando por el “grunge” de los Stone Temple Pilots y su “Interstate Love Song” (Bruselas, 2014) que es objeto de una extensa revisión partiendo de algunos fragmentos del riff de guiarra central. De ahí pasamos a Pink Floyd y su “Hey You” (Girona, 2011), originalmente publicada en “The Wall”, el primer disco que Mehldau recuerda haber comprado cuando apenas tenía 10 años. Cerrando esta magnífica colección tenemos otra canción inmortal: “God Only Knows” (Viena, 2011) de los Beach Boys.
Probablemente, Brad Mehldau sea uno de los pianistas más interesantes de nuestros días por encima de géneros musicales. No es que esto último importe cuando, precisamente en esta caja, podemos ver que, aunque su producción se encuadra claramente en el jazz, su formación musical bebe de todo tipo de fuentes lo que, sin duda, ha enriquecido notablemente su música. Las versiones contenidas en esta colección son, en su mayor parte, complejas, hurgan en lo más profundo de las piezas originales y extraen todo aquello que contienen y que no siempre es fácil de ver si no eres un músico de la talla de Mehldau. No es, por lo tanto, una selección al uso de grandes éxitos que el oyente pueda reconocer y tararerar una vez pasados los compases iniciales (en algún caso, ni siquiera entonces) pero sí es una magnífica obra musical que debe disfrutarse sin pensar siquiera en que estamos ante versiones de otros artistas. “10 Years Solo Live” tiene el valor añadido de contener una serie de registros en directo de un músico que adora, precisamente, eso: tocar en directo. En nuestra opinión, estamos ante uno de los grandes discos de los últimos años.
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