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lunes, 8 de abril de 2019
Dead Can Dance - Aion (1990)
Poco después de publicar “The Serpent's Egg”, Brendan Perry y Lisa Gerrard decidieron separarse. El dúo, que empezó como pareja musical, había pasado a serlo también en el apartado sentimental pero esa relación tocó a su fin tras lanzar el citado disco. Ambos artistas tenían unas personalidades extraordinariamente fuertes y llegó un momento en que decidieron terminar con la relación. La pareja abandonó Londres con destinos muy diferentes. Brendan Perry se trasladó al pueblo irlandés de Belturbet junto con Neph, su lebrel irlandés. Lisa, por su parte, regresó a Australia.
Pese a todo, ni la separación sentimental ni los miles de kilómetros de distancia entre ambos músicos iban a suponer el final de Dead Can Dance. El contacto entre ambos continuó siendo fluido y la colaboración musical iba a seguir muy viva, tanto es así que no tardaron en intercambiar ideas y en ponerse a trabajar en un nuevo disco que iba a suponer una mirada mucho más explícita a la música medieval y renacentista. En él se iban a mezclar muchas ideas procedentes de diferentes ámbitos: la pintura de El Bosco, textos de Luis de Góngora, danzas italianas, cantos prohibidos y el ya tradicional sonido de la banda para componer un trabajo fascinante que llevaría por título “Aion”. La portada del disco iba a ser un fragmento de “El jardín de las delicias”, obra del citado Hieronymus Bosch a la que la banda ya había hecho alguna referencia en el pasado cuando publicó un EP titulado “El jardín de las delicias arcanas”. La instrumentación del disco también iba a tener un enfoque inequívocamente medieval con la presencia de gaitas y de distintos tipos de viola da gamba en algunos cortes. En este aspecto, todo el peso recae de nuevo en el dúo Perry/Gerrard quienes, al margen de cantar, se encargan de prácticamente todos los instrumentos con la única excepción de los ya citados (la viola da gamba que interpretan Andrew, Lucy y Anne Robinson junto con Honor Carmody y las gaitas ejecutadas por Robert Perry) además del teclista John Bonnar. El contratenor David Navarro-Sust aparece en dos de los cortes.
“The Arrival and the Reunion” - El comienzo del trabajo es espectacular: la voz de Lisa Gerrard, casi a cappella, entonando un profundo canto al que pronto se suma Brendan Perry y distintas lineas vocales a cargo de la propia Lisa y David Sust. Apenas un toque de percusión aislado hace de acompañamiento para el dúo en una invocación que promete grandes cosas.
“Saltarello” - Continúa el trabajo con una interpretación verdaderamente arrebatadora de un “saltarello” anónimo del S.XIV. Gaitas, crótalos e instrumentos de cuerda se funden con programaciones rítmicas actuales en una danza espectacular y fascinante que nos mete de lleno en el universo medieval que Dead Can Dance van a recrear a lo largo de todo el disco.
“Mephisto” - El siguiente corte instrumental es muy breve (no llega al minuto) y hace las veces de transición con una melodía repetitiva y misteriosa que desemboca en uno de los grandes momentos del disco.
“The Song of the Sibyl” - El “canto de la sibila” es una melodía ancestral cantada en catalán y hecha inmortal por su uso durante las distintas ceremonias de la época de la Navidad en todo el mediterráneo y, particularmente en Mallorca. El texto habla del Apocalpsis y llegó a estar prohibido tras el Concilio de Trento. La versión de Dead Can Dance es sobrecogedora, tanto en las partes cantadas a dúo como en las que ejecuta Lisa en solitario. Una maravilla.
“Fortune Presents Gifts Not According to the Book” - Del S.XV del que data la versión anterior del “canto de la sibila” saltamos a comienzos del XVII sin salir de España. Interpreta ahora el grupo una adaptación del poema del cordobés Luis de Góngora, “Da bienes fortuna”. La canción es interpretada en solitario por Brendan Perry y la parte instrumental es extraordinaria. Escuchamos un instrumento de cuerda pulsada, probablemente sintetizado, en la introducción que de repente cambia de ritmo introduciéndonos de lleno en el universo musical de la banda. Ambientes misteriosos y sonidos enigmáticos acompañan a la voz de “crooner” de un Perry en estado de gracia a lo largo de un tema que bien podría verse como un adelanto de canciones similares que el artista nos dejaría en discos posteriores.
“As the Bell Rings the Maypole Spins” - En muchas culturas europeas existe un baile que se suele celebrar en mayo en el que los danzantes giran alrededor de un poste de cuyo extremo parten una serie de cintas de colores que se entrelazan conforme avanza la danza. La visión de esta danza de Dead Can Dance es fascinante porque combinan en un mismo tema ritmos que bien podrían ser “trip hop” (de no ser porque en 1990 el género prácticamente no había nacido aún) con gaitas y cantos arcanos por parte de Lisa dando forma a una pieza hipnótica, fuera del tiempo.
“The End of Words” - Continúa el disco con una nueva exhibición vocal por parte del dúo que juega con la polifonía creando combinaciones magníficas entre dos voces que mezclan a la perfección (tres si unimos a David Sust). Una transición vocal de muchos quilates que nos deja ante otra de las joyas del trabajo.
“Black Sun” - Volvemos a escuchar a Brendan Perry como protagonista absoluto en una canción marcada por un poderoso ritmo sintético acompañado de sintetizadores y percusiones antiguas. Uno de los mejores temas del disco y también uno de los pocos que se ajusta al formato habitual de canción pese a estar imbuído del espíritu de Dead Can Dance desde el principio al final.
“Wilderness” - Una curiosidad de “Aion” es que es un disco en el que abundan los cortes de escasa duración. Aquí tenemos otro ejemplo aunque la duración no tiene nada que ver con la calidad. Una vez más, Lisa hace magia sin necesidad de ningún acompañamiento salvo el de ella misma haciendo todas las voces en una pieza, una más, magnífica.
“The Promised Womb” - Si hay un instrumento cuyo sonido nos traslada casi inmediatamente a la época medieval ese es la “viola da gamba”. De un cuarteto de ellas se sirve aquí el dúo para acompañar otro precioso lamento de Lisa Gerrard.
“The Garden of Zephirus” - Otro tema de transición, repetitivo como lo era “Mephisto” y en el que, aparte de una sencilla linea melódica, escuchamos samples con cantos de aves.
“Radharc” - Cerrando el disco tenemos una pieza que podría enlazar perfectamente con el siguiente trabajo de la banda que llegaría unos años después. Ritmos orientales y melodías del mismo corte se suceden de forma magistral hasta la entrada de los dos cantantes, Lisa como voz principal y Brendan como segunda voz. El título, procedente del gaélico irlandés, puede despistar al oyente ya que no hay ningún tipo de referencia celta en la pieza que, por otra parte, es un gran cierre para un trabajo mayúsculo.
Hemos dicho antes que “Aion” fue el primer disco grabado por Dead Can Dance tras la ruptura sentimental entre Brendan Perry y Lisa Gerrard y es cierto pero es muy posible que buena parte del disco estuviera ya hecha o, al menos, compuesta previamente. La grabación se hizo en su mayoría en la iglesia de Quivvy, en el condado de Cavan, en Irlanda y el resto en unos estudios londineses y fue muy rápida. Contrasta con los más de tres años que transcurrieron antes del siguiente trabajo de la banda, en el que sí se evidenció la dificultad de trabajar a distancia. Sea como fuere, “Aion” es un disco que está entre esos trabajos a los que tenemos un especial cariño, no solo dentro de la discografía de Dead Can Dance sino en general.
Una maravilla de disco
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