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domingo, 15 de septiembre de 2019
Brad Mehldau - Finding Gabriel (2019)
Deberíamos estar ya acostumbrados a la frecuencia cada vez menor con la que Brad Mehldau nos sorprende con un disco nuevo. El ritmo que lleva en los últimos años es tal que sus lanzamientos se mezclan de forma que comienza a grabar un disco pero durante la grabación compone graba y publica otro diferente apareciendo el inicial algunos meses después del otro. Exactamente eso ocurrió con el disco que comentamos hoy, que comenzó a grabarse en 2017, casi simultáneamente a “After Bach” (ya reseñado aquí) y que se terminó ya en 2018. En el ínterin, Mehdau grabó y publicó otro trabajo en formato de trío titulado “Seymour Reads the Constitution” y la verdad es que el disco que hoy nos ocupa bien podría haberse titulado “Brad Reads the Bible” puesto que de ahí llegó su inspiración: de la lectura que el músico hizo del Antiguo Testamento en esas fechas y de las reflexiones que ello le suscitó en relación con el mundo de nuestros días en la época de las “fake news” y en la que nadie escucha a nadie. Mehldau relaciona esto con la figura del Arcangel San Gabriel que anunciaba la verdad sin que nadie lo escuchara realmente.
El trabajo es de lo más ecléctico y en cierto modo podría considerarse una segunda parte de “Taming the Dragon”, el disco publicado hace unos pocos años en compañía de Mark Guiliana. La mezcla de estilos e instrumentaciones así como la aparición de músicos invitados en varios cortes junto con otros en los que el propio Mehldau toca todos los instrumentos hacen de este “Finding Gabriel” un disco fascinante que seguramente estará entre los más destacados de este año en muchas de las listas que suelen aparecer allá por diciembre. La extensa nómina de músicos incluye a Becca Stevens (voz), Gabriel Kahane (voz), Kurt Elling (voz), “Snorts” Malibu (voz), Aaron Nevezie (samplers), Ambrose Akinmusire (trompeta), Michael Thomas (flauta, saxo alto), Charles Pillow (saxos soprano y alto y clarinete bajo), Joel Frahm (saxo tenor), Chris Cheek (saxos tenor y barítono), Mark Guiliana (batería acústica y electrónica), Sara Caswell (violín), Lois Martin (viola), Noah Hoffeld (violonchelo). Mehldau toca sintetizadores, pianos, Therevox, Mellotron, órgano Hammond, Musser Ampli-Celeste (antíguo órgano eléctrico que imita el sonido de la celesta), Gamelan Strips, Fender Rhodes, xilófono, batería, percusiones y canta en algunos cortes.
“The Garden” - El disco comienza con una mezcla de piano y sintetizador con la pronta adición de la batería de Guiliana. Es una melodía muy típica de Mehldau que evoluciona poco a poco sustentándose en el uso de voces en el más puro estilo de Pat Metheny, algo que será habitual en todo el disco. Es entonces cuando el tema rompe, en medio de un clímax vocal y un maravilloso despliegue rítmico, con la violenta entrada de la trompeta. El resto de los metales toman el mando de la mano de una maravillosa linea electrónica de bajo a cargo del propio Mehldau y de súbito, la pieza se desvanece para resurgir con una peculiar coda de voces y vientos, realmente bella.
“Born to Trouble” - “Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra. Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción.” Job 5. 6-7. Varias de las piezas tienen asociado un texto del Antiguo Testamento en las anotaciones del libreto, que incorporaremos al comienzo de cada comentario. Ésta es la primera del trabajo interpretada en su totalidad por Mehldau, primero al piano y luego a los sintetizadores y la batería. El sonido es nostálgico como lo es toda la pieza sobre la que flota una cierta “saudade”, acentuada por el uso de las voces tan característico, como decíamos antes, de la etapa “brasileña” de Metheny.
“Striving After Wind” - “Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.” Eclesiastés 1.14. Un comienzo electrónico que podría firmar el mismísimo Steve Reich da paso a un tema de sintetizador al que se une la batería electrónica de Mark Guiliana en una pieza que continúa con el espíritu de “Taming the Dragon”, el disco firmado a dúo por pianista y batería hace unos pocos años. De lo más interesante del disco.
“O Ephraim” - “El Señor dice: «Efraín y Judá, ¿qué haré con ustedes? Pues su amor hacia mí es tan inconstante, se desvanece tan pronto, como lo hacen las nubes de la mañana y como desaparece como el rocío.” Oseas 6.4. Lo más sorprendente de las piezas en solitario de Mehldau es su absoluta solvencia, no sólo con el piano o los sintetizadores, cosas que ya sabíamos o, al menos, podríamos suponer, sino también con la batería y las percusiones con las que, sin llegar al nivel de un Guiliana, se muestra más que correcto. De este corte nos encanta tanto el uso de la electrónica y las voces como el mágico sonido del Fender Rhodes, teclado clásico donde los haya que aquí suena verdaderamente luminoso.
“St.Mark is Howling in the City of Night” - Una de las joyas del disco es esta combinación de electrónica y cuerdas que resulta apabullante desde su comienzo. Una maravilla de aire retro que el uso de la batería convierte en moderna. El tratamiento del trío de cuerda es magistral durante toda la pieza reservandoles incluso una coda que es el cierre perfecto para una gran pieza.
“The Prophet is a Fool” - “El profeta es un necio. El hombre inspirado es un loco. Pero lo decís porque estáis llenos de maldad, porque vuestro odio es grande.” Oseas 9.7. Nueva composición que sigue la linea de “Taming the Dragon” y que justifica que haya quienes vean (veamos) en el disco una especie de secuela de aquel, del que recupera el uso de “samples” vocales a lo largo de toda la pieza. A destacar aquí el cuarteto de saxofones que le confiere a toda la pieza una personalidad marcadísima.
“Make It All Go Away” - Angelical. No se nos ocurre otra palabra para describir el comienzo de esta pieza en la que las voces y los sintetizadores nos dibujan una melodía que no deja de recordarnos los primeros discos de la banda francesa AIR. Es una composición con un delicioso aire “naïf” en la que podemos disfrutar de una de las dos intervenciones del cantante Kurt Elling del disco.
“Deep Water” - “Salvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; He venido a un abismo de aguas, y la corriente me ha anegado.” Salmos 69.1-3. Mehldau nos propone ahora un lento viaje atmosférico lleno de clase y saber hacer. El piano y una cadenciosa batería nos acompañan en un recorrido en el que son las cuerdas las que llevan todo el peso. Es un tema que podría parecer intrascendente pero que va ganando en profundidad según avanza cerrándose con un precioso solo de violín que vale su peso en oro.
“Proverb of Ashes” - “Vuestras máximas son refranes de ceniza, Y vuestros baluartes son baluartes de lodo.” Job 13.12. Probablemente sea nuestra pieza favorita del disco. Una combinación de música electrónica con aires setenteros y una batería audaz en la que se cuela el mencionado Kurt Elling haciendo “scat”, una de sus especialidades. Una maravilla que podríamos escuchar en bucle durante horas.
“Finding Gabriel” - “Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.” Daniel 9.23. Mehldau pone el punto final al disco con un tema interpretado en solitario y repleto de sonidos “vintage” como los del órgano Hammond, el Yamaha C-60 o el Mellotron. Unos cuantos “samples” vocales más leyendo la cita de Daniel completan una pieza tremenda.
Es muy difícil aventurar hacia dónde puede orientarse la carrera de Mehldau que ahora mismo progresa en varias direcciones diferentes entre las que podemos encontrar discos de jazz más o menos clásico, tanto de piano en solitario, como bajo el formato de trío, discos colaborativos en los que hallamos desde el jazz hasta la música clásica contemporánea o trabajos como éste, mucho más eclécticos y con un sonido muy electrónico que, personalmente, nos parecen fascinantes. Lo cierto es que todos estos caminos que está recorriendo nos resultan muy interesantes pero tenemos la impresión de que la “vía electrónica” es la que tiene más espacio por explorar y ahora mismo es la que más nos interesa, sin dejar de lado el resto de la producción del pianista sobre la que tendremos siempre puesto un ojo.
Nos despedimos con una versión para piano solo del corte que cierra el disco que nos ofrecen desde el canal de youtube del sello de Mehldau: Nonesuch.
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