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sábado, 1 de febrero de 2020
Jordi Savall - Tous les Matins du Monde (1991)
Antes del éxito planetario de los cantos gregorianos interpretados por los monjes del Monasterio de Santo Domingo de Silos e incluso antes de la inesperada aparición en los puestos más altos de las listas de ventas de la versión de la London Sinfonietta de la “Tercera Sinfonía” de Henryk Gorecki, ya habíamos asistido a un fenómeno de difícil explicación con la gran repercusión obtenida a todos los niveles por un disco de música francesa del siglo XVII.
Todo sucedió a partir de una extraordinaria película en la que se hablaba de la vida del compositor Marin Marais y de su relación con Monsieur de Sainte-Colombe, su maestro en el arte de tocar la viola de gamba, antiguo instrumento similar al violonchelo pero que, a diferencia de éste, tiene trastes y un total de seis cuerdas en su versión más común. Marais es quizá el compositor más importante para ese instrumento. La viola de gamba fue apartada durante siglos en beneficio del violonchelo y solo en el siglo XX volvió a tener relevancia, primero gracias a las revisiones historicistas de los repertorios antiguo y barroco que empezaron a hacerse comunes en su segunda mitad y luego gracias a la repercusión de “Tous les Matins du Monde”, la película a la que nos referimos antes, dirigida por Alain Corneau.
El film estaba basado en la novela homónima de Pascal Quignard aunque las fechas que aparecen en determinadas fuentes nos despiertan algunas dudas puesto que todo indica que la película se estrenó antes de la publicación del libro. Dado que Quignard es también co-guionista del largometraje, no tenemos demasiado claro si lo que en todas partes califican de adaptación de la novela al cine no sería todo lo contrario: una novelización del guión de la película aprovechando el éxito de la misma, especialmente cuando el texto estaba basado en un ensayo anterior del escritor titulado “La lección de música”.
Sea como fuere, “Tous les Matins du Monde” fue un gran éxito en Francia superando incluso en el reparto de premios a películas tan icónicas de aquel mismo año como “Delicatessen” y buena parte del mismo se debía a la extraordinaria banda sonora interpretada, entre otros, por Jordi Savall. Hablar del músico catalán es hacerlo de una de las mayores figuras, si no la mayor, en el ámbito de la música antigua en todo el mundo. Su labor como intérprete y como director y fundador de agrupaciones musicales del prestigio de Hespèrion XX está fuera de toda duda como atestiguan las decenas de premios obtenidos a lo largo de toda su carrera. En su faceta de violagambista es, además, uno de los grandes responsables del resurgimiento de ese instrumento ayudado, como no, por la difusión de “Tous les Matins du Monde”.
Para la banda sonora Savall escoge principalmente piezas de Marais, protagonista de la película, pero también del maestro de éste, Sainte-Colombe, y de otras dos grandes figuras de la música francesa de la época: Jean Baptiste Lully y Francois Couperin. La interpretación corre a cargo de Le Concert des Nations, la formación creada por Savall dos años antes y que aquí cuenta como solistas destacados con las sopranos Montserrat Figueras y Maria Cristina Kichr, el violinista Fabio Biondi, intérprete de tiorba, Rolf Lislevand, el clavecinista Pierre Hantaï y los violagambistas Christophe Coin y Jérôme Hantaï, además del propio Savall que ejecuta todas las piezas para viola de gamba sola. Sumergirse en este disco es emprender un viaje en el tiempo, es una inmersión en una época en la que la música era otra cosa: algo mágico y con una trascendencia que muy probablemente hoy se haya perdido. Aprovechamos para recomendar, si es posible, la edición de la banda sonora que Savall publicó en su sello Alia Vox en 2001, diez años después de la original, que contenía un disco extra con nuevas interpretaciones de muchas de las piezas del primer disco con el añadido de otras obras de época. Una joya.
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