domingo, 20 de abril de 2025

Pet Shop Boys - Fundamental (2006)



En muchos casos, la evolución del sonido de una banda viene dada por el cambio de miembros, ya sea por la salida de unos, por la llegada de otros o por el cambio de roles de algunos de ellos dentro del grupo. Eso ayuda mucho a ir adaptando el sonido y las propias canciones a los cambios de estilo inevitables con los nuevos tiempos. La cosa se complica cuando la banda es estable en el tiempo y más aún cuando se trata de un dúo como el que formaban Neil Tennant y Chris Lowe desde hacía más de veinte años. En su caso, esta búsqueda de un sonido diferente ha ido de la mano, en muchos casos, de un nuevo productor. Debutaron con la ayuda de Stephen Hague pero enseguida fueron incorporando a otros artistas a esas labores como fueron Julian Mendelsohn, J.J.Jeczalik (de Art of Noise), Stephen Lipson, Harold Faltermeyer, Chris Porter, Danny Tenaglia o Craig Armstrong. Prácticamente con cada disco de estudio cambiaban de productor o incorporaban uno nuevo al equipo, ya que hay varios que iban repitiendo de uno u otro modo. Siguiendo con esa tendencia, en 2005 decidieron que su próximo trabajo estaría producido ni más ni menos que por Trevor Horn.


Horn fue uno de los músicos que ayudó a definir el sonido de toda una década, la de los ochenta, no tanto en su faceta de instrumentista o compositor como en la de productor. Pese a formar parte de The Buggles (influencia clave en el sonido del pop electrónico con “Video Killed the Radio Star”) o The Art of Noise, su influencia principal fue en el ámbito de la producción estando detrás del éxito de ABC, Frankie Goes to Hollywood e incluso de la reconversión al pop de las leyendas del rock progresivo Yes con “Owner of a Lonely Heart”. Trevor Horn fue uno de los primeros poseedores de un Fairlight CMI, el aparato que cambió buena parte del sonido electrónico de los ochenta y alrededor de él, fue montando un equipo de productores que incluía al citado Jeczalik y también a Anne Dudley, ambos miembros de The Art of Noise y también colaboradores de los Pet Shop Boys en distintas etapas. El propio Horn había producido un par de singles del dúo anteriormente (“It's Alright” y “Left to My Own Devices”) pero nunca un disco completo como iba a suceder con “Fundamental”.


Tennant y Lowe se habían tomado con calma la grabación de un nuevo disco tras el no demasiado afortunado “Release” (2002). De hecho, nunca habían pasado tanto tiempo sin lanzar un trabajo con canciones nuevas como pasó con “Fundamental” (2006) pese a que en el trayecto sí que aparecieron  proyectos alternativos como el “Battleship Potemkin” del que hablamos recientemente, el tercer volumen de la serie “Disco” o un recopilatorio con un par de canciones nuevas. El enfoque, en todo caso, iba a ser muy diferente de “Release” volviendo a los temas electrónicos potentes y a una mezcla muy equilibrada entre temas descaradamente bailables y baladas más tranquilas. El sonido, además, iba a ser mucho más rico con el uso de orquesta, batería o guitarras pero sin renunciar a los sintetizadores que dominan casi por completo un disco fastuoso como, por otra parte, era habitual en las producciones de Horn. La lista de colaboradores en el trabajo también era extensa y en ella había muchos nombres de prestigio, varios de ellos del entorno del productor como la propia Anne Dudley (encargada de la orquestación), el teclista Jamie Muhoberac (que trabajó con Horn en los discos de Seal), el guitarrista Steve Lipson (Annie Lennox, Propaganda, Frankie Goes to Hollywood...), “Lol” Creme (de Godley and Creme), o el percusionista Frank Ricotti.


“Psychological” - El disco comienza con un corte extraño, muy ajeno al estilo habitual del dúo y más cercano al de grupos como Depeche Mode o, por extensión, a Kraftwerk. Basado en una línea de bajo insistente y una corta melodía sobre sonidos ambientales, a día de hoy sigue siendo uno de nuestros temas favoritos del disco.


“The Sodom and Gomorrah Show” - Sin más preámbulos nos encontramos con el primer bombazo del trabajo: una crítica a la cultura del espectáculo de hoy en día, especialmente en lo que se refiere a los “reality shows televisivos”. Desde el punto de vista musical es una canción espectacular con arreglos de teclado y guitarra recargados pero brillantísimos y con una batería real que suena fantásticamente bien. Si le sumamos a eso unas melodías muy inspiradas y unas letras agudas que se resumen en el demoledor estribillo: “Are you gonna go / to the Sodom and Gomorrah Show? / It's got everything you need / for your complete entertainment and instruction. / Sun, sex, sin, divine intervention death and destruction. / The Sodom and Gomorrah show / is a once-in-a-lifetime production”. Pet Shop Boys en su nivel más alto.




“I Made My Excuses and Left” - Indicamos antes el equilibrio entre temas potentes y baladas del disco y eso permite anticipar que ahora es el turno de un tema lento. Se trata de una balada que tarda en empezar, introducida por una secuencia ambiental que desemboca en el tema central con un texto basado en el relato de Cynthia Lennon cuando vio en una ocasión a su marido John y a Yoko Ono sentados juntos y hablando y se dio cuenta por todos los detalles de la situación de que su matrimonio estaba terminado. Un ritmo cadencioso y abundancia de cuerdas adornan esta pieza que cuenta con bastantes melodías inspiradas y que funciona muy bien.


“Minimal” - Otro de nuestros temas favoritos, esta vez en el estilo más clásico del dúo es esta crítica al arte y al diseño moderno basado en el “menos es más”. Una canción pegadiza, llena de ritmo y que el dúo había elegido como primer single aunque a sugerencia de la discográfica terminó por ser el segundo. A nuestro juicio, no solo es una de las grandes canciones del disco sino de toda la trayectoria de Pet Shop Boys lo cual es decir mucho.




“Numb” - Llegamos a una rareza en la discografía del dúo, no tanto por que sea una canción ajena (han hecho muchísimas versiones) sino porque fue un encargo directo de Neil y Chris a Diane Warren, artista norteamericana responsable de grandes éxitos a cargo de artistas tan diferentes como Cher, Ace of Base, Aerosmith, Starship o Celine Dion. Diane les envió tres temas y el dúo se quedó con esta balada.


“God Willing” - Sigue el disco con un tema tan extraño como breve. Se trata de un instrumental muy rítmico que va creciendo en intensidad poco a poco creando una muy razonable expectativa de que culminaría en una explosión bailable pero en lugar de eso se extingue dando paso al siguiente tema.


“Luna Park” - Lo que nos encontramos aquí es un medio tiempo de corte pop con mucha presencia de la orquesta y un par de melodías muy acertadas a las que se añade un toque de clavicordio que recuerda mucho a la introducción del “Lucy in the Sky With Diamonds” de los Beatles. Un tema muy elegante y de gran nivel.


“I'm With Stupid” - Es el turno ahora del que fue primer single del disco, una canción muy pegadiza con un título y una letra que hacen referencia al entonces Primer Ministro británico, Tony Blair, y especialmente a su relación con George W. Bush en tiempos de la Segunda Guerra del Golfo. Pese a que funcionó bastante bien en las listas, nos parece un single demasiado sencillo (si se nos permite el chiste), flojo y por debajo del nivel medio del disco.




“Casanova in Hell” - Una canción extraña centrada en la figura de Casanova, especialmente en sus últimos y ya decadentes años. No es nuestro tema favorito del trabajo, desde luego, aunque los exuberantes arreglos orquestales elevarían un poco la puntuación en un hipotético ranking.


“Twentieth Century” - Otra canción política en la que Neil hace un repaso de la historia del S.XX y todas sus revoluciones que terminaron, en muchos casos, por frustrarse y por pervertir toda expectativa como refleja la frase central del estribillo: “Sometimes the solution is worst than the problem”. Musicalmente es un tema electrónico muy pegadizo del que nos quedamos con una especie de coda final muy interesante que merecería un desarrollo más amplio.


“Indefinite Leave to Remain” - En un disco con abundantes baladas, la mejor de todas es esta última en la que todo el talento melódico del dúo sale a relucir alrededor de una frase (la del título) aburridamente burocrática (hace referencia al permiso de residencia que el gobierno inglés concedía a los que llevaban 5 años en el país) pero adaptada por los Pet Shop Boys como una petición de matrimonio.


“Integral” - Otra letra afiladísima para criticar los cambios legislativos en el Reino Unido en el mundo post 11-S, en especial ante los inmigrantes. Realmente todo se resume en el certero estribillo que se convierte en el que probablemente sea el puñado de versos más acertado escrito por los Pet Shop Boys: “If you've done nothing wrong / You've got nothing to fear / If you've something to hide / You shouldn't even be here / You've had your chance / Now we've got the mandate / If you've changed your mind / I'm afraid it's too late”. Todo esto acompañado de un armazón electrónico y orquestal espectacular que, siempre en nuestra opinión, convierte a “Integral” en una de las 5 o 6 mejores canciones de Pet Shop Boys de siempre.




“Fundamental” es, probablemente, el disco más político de Pet Shop Boys hasta aquel momento. En realidad este era un aspecto que no habían tocado demasiado anteriormente aunque ha ido apareciendo con cierto peso en discos posteriores. Este cambio probablemente viniera motivado por la decepción de Tennant (un activo votante laborista hasta entonces) con Tony Blair, en especial con su postura en la guerra del golfo y con decisiones como el establecimiento de carnets de identidad en el Reino Unido (derogado años más tarde). Centrándonos en la música, es posible que el conjunto sea un poco irregular, no tanto porque las canciones no sean buenas (lo son en su gran mayoría) sino porque la alternancia constante entre temas potentes y llenos de fuerza con baladas orquestales no termina de funcionar del todo bien. Con todo, y aunque suene contradictorio, “Fundamental” sigue siendo hoy en día uno de nuestros discos preferidos del dúo británico. Casi veinte años después de su publicación, sus letras siguen, por desgracia, muy vigentes y eso es un valor añadido para un trabajo que ya ha superado la prueba del tiempo.

miércoles, 9 de abril de 2025

Max Richter - In a Landscape (2024)



Después de una serie de años llenos de trabajo, en especial en el mundo de las bandas sonoras (tanto para cine como para televisión), parece que Max Richter se ha tomado un cierto respiro y está retomando su producción de música al margen de la pantalla. El parón coincidió con los meses de pandemia que llegaron tras un periodo en el que el músico compuso hasta seis bandas sonoras en un intervalo de año y medio. Desde entonces, es cierto que ha escrito alguna obra más para televisión pero lejos del ritmo de la etapa a la que nos referimos. Afortunadamente lo que no ha descuidado es la creación de discos “convencionales” de los que hace unos meses tuvimos la última entrega publicada por el sello clásico Decca.


“In a Landscape”, título que nos remite inmediatamente a la pieza homónima para piano de John Cage, supuso varias novedades dentro de la forma de trabajar de Richter. Para empezar, se trata del primer trabajo que el músico grabó en su estudio privado localizado en Oxfordshire. Por otra parte, se trata del primer disco del artista que va acompañado de una gira mundial que abarca Europa, Norteamérica, Australia y los Emiratos Árabes. En lo musical, y en palabras del propio artista, es una especie de vuelta a los inicios, no sólo en términos de estilo e instrumentación sino también en el sentido de volver a temas más genéricos, abandonando las “grandes ideas” sociales y políticas que alimentaron sus trabajos más recientes. Se trataría de buscar una música más optimista, utópica, casi “zen”, y en eso tiene mucho que ver el diseño de su estudio, espacio que comparte con su esposa, la artista visual Yulia Mahr.




En el disco, Richter toca el piano, el órgano Hammond, sintetizadores y se ocupa de todas las programaciones electrónicas. Se acompaña, además, de una pequeña sección de cuerda consistente en dos violas, un violín y dos violonchelos (más o menos en la mitad de los cortes del disco) y de otra de viento con dos saxos y dos clarinetes en un par de temas. El trabajo está estructurado alrededor de diez movimientos separados por nueve “estudios” (“Life Studies” los llama Richter) consistentes en breves grabaciones de campo de la vida diaria del artista: paseos por el bosque, la preparación de un desayuno, sonidos de un aeropuerto y cosas así, acompañados de diferentes fondos musicales.




Comienza el disco con “They Will Shade Us with Their Wings”, un tema lento que nos recuerda mucho en su progresión de acordes inicial a la banda sonora de “Koyaanisqatsi”, de Philip Glass. Tras varias repeticiones del inicio al piano sobre un fondo electrónico comienzan a desplegarse las cuerdas y los vientos pero todo de un modo extremadamente pausado. Cuando los violines empiezan a reclamar un protagonismo que aún no tenían, entramos en territorio Richter de manera inconfundible rememorando trabajos anteriores como “The Blue Notebooks” o su banda sonora para la serie “The Leftovers”. Llega así el primero de los “Life Studies” como una corta mezcla de pasos y ambientes sintéticos antes de pasar a “A Colour Field (Holocene)”, bonita pieza de piano solo en el estilo minimalista habitual de su autor. Nuevo interludio ambiental con sonidos del bosque mezclados con sintetizador para llegar a “And Some Will Fall” y su preciosa combinación de cuerdas y teclados. Una pieza repetitiva extraordinaria de esas que nos suele regalar su autor y que tiene como único “pero” la sensación que nos deja de ser algo que hemos oído antes en obras como “Sleep”. Tras la siguiente transición escuchamos “The Poetry of Earth (Geophony)” para piano y cuerdas con toques de sintetizador. Es una pieza más clasicista que nos remite al estilo de Roger Eno, por poner un ejemplo cercano para los seguidores del blog. El cuarto de los “Life Studies” es solo una base rítmica a base de “loops” que nos deja con “Only Silent Words”, pieza electrónica en la que entramos en atmósferas espaciales alejadas del tono de lo que habíamos escuchado hasta ahora. Es una composición de lo más interesante que nos deja con ganas de más. Un nuevo interludio, esta vez de Richter ensayando en su estudio una pieza de Mozart para piano, nos acompaña hasta “Late and Soon”, el retorno a la fórmula de sintetizador más cuerdas y con ella, a las atmósferas estáticas y meditativas tan propias del músico, maestro a la hora de crear este tipo de paisajes llenos de inspiración en lo que es uno de los mejores momentos del disco. Pausa electrónica una vez más para volver a las formas clásicas con “Andante”, tema no demasiado largo de piano de corte romántico, que se funde con el séptimo “Life Study”, para el mismo instrumento, esta vez mezclado con el cauce de un río. “A Time Mirror (Biophony)” combina los instrumentos de viento con los fondos electrónicos en la que es, probablemente, la pieza más oscura y reflexiva de la obra. La penúltima transición, puro “ambient”, nos lleva a “Love Song (After J.E.)”, composición de Richter basada en una pieza del compositor barroco inglés John Eccles. Al no conocer el original, no podemos saber si el trabajo de Richter es una reconstrucción como la que hizo con Vivaldi en su día o algo más cercano a lo que solía hacer Michael Nyman con Purcell o Mozart pero intuimos que va más en esta segunda línea porque el estilo es inequívocamente el de Richter. Llega así el último interludio electrónico y, tras él, el cierre del trabajo con “Movement, Before All Flowers”, maravilloso final para piano y cuerdas que hace buena la frase del músico cuando dice que “es importante dejar un cierto grado de esperanza” parafraseando al pintor Mark Rothko quien recomendaba incluir “un poco de esperanza en toda obra de arte: un 10% para hacer duradero su concepto trágico”.




Así concluye un disco continuista dentro de la carrera de su autor quien, por otra parte, no es demasiado dado a los cambios de estilo. Richter ha edificado su trayectoria sobre una serie de conceptos básicos muy claros y, con pocas excepciones, se ha mantenido siempre fiel a ellos. Eso, que tiene la ventaja de ser inmediatamente reconocible por su público, puede tener el inconveniente de terminar por cansarle. En todo caso, nosotros no hemos llegado aún a ese punto y seguimos disfrutando mucho de trabajos como este “In a Landscape” que nos muestran a un Richter aún muy inspirado. Veremos cuánto tiempo le dura esta situación mientras recomendamos su trabajo más reciente para todos los seguidores del compositor.