miércoles, 5 de octubre de 2016

Vangelis - Rosetta (2016)



En marzo de 2004, la Agencia Espacial Europea lanzaba al espacio una sonda que iba a afrontar una misión apasionante. El objetivo era nada menos que aterrizar sobre el cometa “67P/Churyumov–Gerasimenko”, un pedrusco de apenas cuatro kilómetros de largo procedente de Cinturón de Kuiper. La misión concluyó con éxito hace ahora dos años, en noviembre de 2014, cuando el módulo “Philae” se separó de la sonda “Rosetta” y tomó contacto con el nucleo del cometa.

Habitualmente estas noticias científicas pasan desapercibidas y es por ello que se recurre a todo tipo de estrategias para darles visibilidad. Así, los aficionados a la música nos llevamos una gran sorpresa cuando la Agencia publicó una serie de tres videos en youtube sobre la misión acompañados por música de Vangelis, compuesta y grabada para la ocasión. La música de los tres “clips” se interrumpía con un fundido pero nunca creímos que algún día verían la luz las composiciones completas. Los antecedentes con su autor y algunas obras de similar temática que creó en el pasado parecían apuntar en esa dirección (nunca se publicó, por ejemplo, la música que compuso para un video de la NASA en el que acompañaba a imágenes de la Tierra y Luna tomadas desde la sonde Juno). En los vídeos se veían imágenes detalladas del cometa tomadas por la sonda “Rosetta” así como infografías generadas por ordenador sobre el “aterrizaje” de “Philae” en el mismo.

Así quedó la cosa hasta que en la primavera pasada algunas webs de venta de discos comenzaron a mostrar entre los lanzamientos futuros un disco de Vangelis titulado, precisamente, “Rosetta”. Desde ese momento, todas las noticias apuntaban hacia la veracidad del anuncio: había un nuevo disco del músico griego en camino. A finales de julio, Decca confirmaba la aparición de Rosetta para el mes de septiembre. Esta vez ibamos a escuchar al Vangelis de siempre, en solitario, sin orquestas, cantantes ni músicos invitados. Sólo el compositor y sus sintetizadores. Prometedor ¿verdad?

"67P/Churyumov–Gerasimenko"


“Origins (Arrival)” - La apertura es solemne como corresponde a un disco de estas características. Un “drone” profundo de fondo con algunos efectos de viento y una fanfarria de metales emulados con el clásico sonido de Vangelis nos preparan para un lento desarrollo melódico de gran intensidad, cercano en su planteamiento a algunos momentos de la banda sonora de “Alexander”. Comienzan los efectos sonoros espaciales y un afilado sonido de órgano que esboza una nueva melodía acompañado por el sordo impacto de las percusiones. En el tramo final se dibujan algunas secuencias que nos remiten al Vangelis de “Spiral” para terminar de conformar un interesante comienzo.




“Starstuff” - Entramos ahora en una fase más ambiental en la que las melodías apenas se dibujan unos instantes para luego desvanecerse. Quizá sea este el equivalente de 2016 del Vangelis de los momentos más pausados de “Heaven and Hell”, con sonidos y timbres más próximos al de “Oceanic”. Una pieza más disfrutable por los seguidores del griego que por el público en general, intuímos.

“Infinitude” - Comenzamos a encontrarnos con esas melodías que han hecho inconfundible al compositor. En este caso es con un tiempo lento de cuerdas con refuerzo de coros sintéticos en la linea de “El Greco” (el disco de 1998, no la banda sonora del mismo nombre, rica en melodías, como esta, de aire bizantino). El tema central se repite varias veces otorgandole a la pieza un aire procesional muy adecuado para trasladarnos hasta el siguiente corte.




“Exo Genesis” - Una serie de arabescos al piano nos reciben combinados con percusiones en lo que podría ser una actualización algo domesticada de determinados pasajes del citado “Heaven and Hell”. Con la entrada de las cuerdas entramos en un segmento más orquestal con apuntes hacia la magnífica “suite” de “Chariots of Fire” aunque nunca termina de de desembocar en todo lo que promete.

“Celestial Whispers” - Entramos ahora en un segmento de gran belleza melódica en el que un sonido muy evocador dibuja un precioso tema al que, en nuestra opinión, no le hace ningún favor alguno de los arreglos del acompañamiento. Con todo, nos parece una gran muestra de inspiración por parte de su autor que sigue siendo capaz de ejercicios de estilo como este.

“Albedo 0.06” - Entramos en el primer tema en el que los ritmos y secuencias electrónicos se hacen notar de forma clara. Si obviamos el tema central de la obertura del disco, que se apunta un par de veces, el ambiente, los sonidos y el esquema general de la composición podría formar parte de la banda sonora de Blade Runner sin problema alguno. Quizá peque, como ocurría con algún tema anterior, de no terminar de desplegar todo aquello que parece anticipar pero lo cierto es que nos parece un gran tema.

“Sunlight” - Un tema que podríamos calificar como de transición es el que nos va a llevar hasta la segunda mitad del disco. Retazos de melodías en el comienzo que van siendo arropados por abrumadores colchones de cuerdas en los instantes siguientes. Volvemos a acordarnos de “Oceanic” lo cual no es precisamente bueno ya que ese trabajo no se cuenta precisamente entre los que más apreciamos de Vangelis.

“Rosetta” - Llegamos al que creemos que va a ser uno de los temas más polémicos del disco. Se trata de una melodía que se acerca en las formas al mítico “Alpha” del disco “Albedo 0.39”. Sin embargo, la elección de los sonidos y los arreglos transforman lo que en su momento era una épica pieza espacial en algo más cercano a la banda sonora de un film erótico de los años setenta. Las trompetas sintéticas de la parte final, que acompañan a unos timbales pretendidamente solemnes no contribuyen a mejorar la cosa. Quizá estemos equivocados pero creemos que aquí Vangelis arruina una melodía con mucho potencial.




“Philae's Descent” - Afortunadamente el disco remonta de forma espectacular desde aquí hasta el final, empezando por esta pieza en la que el músico griego se desmelena y nos ofrece una selección de su sonido más épico. Encontramos aquí destellos de las mejores partes de “Chariots of Fire”, “Heaven and Hell” y de temas como “Nucleogenesis” del citado “Albedo 0.39”. No es el gran Vangelis de los años setenta pero se le parece mucho y eso, a estas alturas, es todo un logro.

“Mission Accomplie (Rosetta's Waltz)” - Llegamos al momento más emotivo del disco, el vals central del trabajo en el que Vangelis se hace plenamente reconocible. La pieza es bonita, qué duda cabe, pero es dulzona a más no poder y tiene algo de autocomplaciente. Es el Vangelis de las músicas para los grandes acontecimientos, las ceremonias inaugurales y los fastos televisados para todo el planeta. Desde luego, está lejos de la faceta que más nos gusta del compositor pero tenemos que reconocer que como himno funciona bien.

“Perihelion” - Otro tema polémico, en especial en los ambientes más técnicos y conocedores de las interioridades de los sintetizadores. Decimos eso porque la base completa de la pieza (a excepción de un interludio central), la secuencia central de la misma, parece ser un preset del Korg Kronos programado en homenaje a la banda alemana Tangerine Dream (el preset se llama Tangerine Skyes y, de hecho, se aproxima mucho a alguna secuencia mítica del grupo como la del tema “Green Desert”). La composición, que en una primera escucha nos entusiasmó, está construida a partir de esa secuencia sobre la que Vangelis va incorporando sus sonidos clásicos con profusión de percusiones, efectos electrónicos y golpes orquestales. Es cierto que a ún músico de la altura del autor de “Blade Runner” se le debe exigir algo más de implicación que la mera utilización de bases creadas por otros pero lo cierto es que, pese a todo, “Perihelion” nos gusta mucho.




“Elegy” - El mejor momento de todo el disco, en nuestra opinión, llega justo aquí. Por un momento el compositor deja a un lado ritmos, secuencias y percusiones y nos regala una muestra de su talento en estado puro con un tema de cuerdas con regusto clasicista. Una melodía en la que, permítasenos la comparación, encontramos rasgos mozartianos (en algún momento parece que vamos a escuchar un coro entonando el “confutatis”). Soberbio, brillante e inspirado hasta niveles que sólo un grande puede alcanzar.




“Return to the Void” - El cierre del disco es íntimo. Muy electrónico y evocador, consiguiendo reflejar completamente lo que anuncia el título: el regreso del cometa al vacío para continuar con su viaje infinito. Magnífico cierre para uno de los regresos más esperados de los últimos años.

La música electrónica ha estado siempre muy ligada al espacio y son incontables los artistas que han creado obras con esa inspiración. No deja de ser una anécdota pero ya en su segundo disco, “Alpha Centuri”, la banda alemana Tangerine Dream titulaba uno de los cortes “Fly and Collision of Coma Sola”. El tema hacía referencia al cometa descubierto por el astrónomo español José Comas y Solà. Curiosamente fue estudiando una serie de fotografías del mismo realizadas por Svetlana Gerasimenko cuando el también astrónomo Klim Churiumov descubrió ese otro cometa que es, precisamente, el objeto de la misión Rosetta.

Vangelis tiene ya una larga cantidad de trabajos relacionados con el cosmos o con los viajes espaciales (desde el disco “Albedo 0.39” hasta “Mythodea” pasando por determinados temas individuales de otros LP's como “The Motion of Stars” o “Intergalactic Radio Station”). No es de extrañar que para la ocasión, el músico griego haya retornado en ciertos momentos a los sonidos y estructuras de sus discos más recordados asegurandose así un factor siempre interesante cuando hablamos de músicos consagrados: el de la nostalgia.

A estas alturas, Vangelis está muy por encima del bien y del mal y nada de lo que haga puede modificar demasiado la visión que tenemos de su carrera. Siempre hay expectación ante un nuevo disco suyo y tenemos que decir que, en este caso, no se ha visto defraudada en absoluto. Puede que “Rosetta” no sea recordado como uno de sus cuatro o cinco mejores trabajos pero tampoco como una obra decadente. Nosotros no tenemos muchas dificultades a la hora de encontrar unos cuantos discos suyos más flojos que este último sin necesidad de irnos muy atrás en el tiempo y eso es una buena señal a la hora de recomendar este trabajo.


 

4 comentarios:

  1. Hola amigo

    ¿Hay posibilidad de conseguir enlaces de descarga o similar?

    ResponderEliminar
  2. El disco me ha sorprendido gratamente. Con cada escucha gana, y aunque efectivamente no es otra obra maestra en plan "Blade Runner" o "Heaven and Hell", es un disco bastante estimable (inciso: a mí "Oceanic" me gusta mucho, es un album conceptual bastante logrado que si bien incluye cagadas como "Sirens' Whispering", también tiene momentazos como "Fields of Coral" o "Memories of Blue"). Tiene momentos orquestales solemnes, secuencias electrónicas que me da igual que sean presets o muestras, buenas melodías y, sobre todo, es uno de esos álbumes conceptuales que tan bién se le dan al maestro griego, forma un todo coherente y te cuenta una historia.

    Grata sorpresa, sobre todo a estas alturas en que no espero ni a la campanita del microondas, tampoco espero nada de las vacas sagradas (Oldfield, Jarre, Vangelis y demás).

    ResponderEliminar
  3. Genial este disco. Pésima la reseña.

    ResponderEliminar