Manchester fue a
finales de los setenta el lugar de nacimiento de una de esas corrientes musicales
que son capaces de absorber todo aquello que se mueve a su alrededor y de
transformar la sociedad en determinados niveles. Todo sucedió alrededor de una
discográfica, Factory Records, y de un local, "The Haçienda". Entre ambos se
escribió una historia que revolucionó el panorama musical británico y se
expandió más allá de sus fronteras. Las noches en el mítico establecimiento se
convirtieron en fiestas continuas dando lugar al nacimiento de las “raves” y de
los interminables conciertos de música electrónica, drogas de diseño, hedonismo
desatado y diversión continua. El título de la película “24 Hours Party People”
en la que se narran los acontecimientos de aquellos años es tremendamente
descriptivo acerca de la situación que allí se vivía de continuo.
Precisamente en
Manchester se conocieron Ed Simons y Tom Rowlands, responsables en buena parte
de relanzar la música de baile a nivel popular, convirtiéndola en algo que
tenía vida propia más allá de los clubes y las fiestas nocturnas. Sus temas y
discos sonaban en las radiofórmulas codeándose con el rock y el pop más
convencional y abanderaron una época dorada de la música electrónica bailable
cuyas influencias llegan aún a nuestros días.
Simons y Rowlands
trabaron amistad, como en tantos otros casos, en el instituto y comenzaron a
experimentar en pequeñas bandas amateur aunque sus primeros trabajos juntos
fueron como deejays en clubes nocturnos. De ahí, pasaron a remezclar a otras
bandas ya con el nombre de “The Dust Brothers”. Su popularidad fue
incrementándose y los encargos llegaban cada vez con más frecuencia y por parte
de artistas más reputados, lo que les llevó a sus primeras giras
internacionales incluyendo una por EE.UU. Como quiera que ya existían unos
“Dust Brothers” (si adoptaron ese nombre fue como homenaje a ellos) y la
creciente fama de Ed y Tom había llegado a oídos de aquellos, los originales
iniciaron una serie de medidas legales que hicieron que nuestro dúo adoptase
otro apelativo para continuar con su carrera. The Chemical Brothers nacían por
fin y a mediados de 1995 publicaban su primer single, adelanto de su LP “Exit
Planet Dust”.
Sus discos se caracterizan por reunir habitualmente varios
vocalistas invitados, por un uso masivo de “samples” de otros artistas y por
contener una mayor variedad de estilos que el resto de bandas del género.
Hablaremos hoy del que sin duda alguna es nuestro favorito y que ocupa el
tercer lugar en su discografía cronológicamente hablando. Para aquel entonces
el dúo disfrutaba de una posición privilegiada entre los intérpretes de su
estilo y con “Surrender” dieron un paso aún más allá alcanzando un nivel que
creemos que no han vuelto a repetir. Las colaboraciones son lujosas e incluyen
nombres como el de Noel Gallagher o el de Bernard Sumner entre otros. Sonará
algo aventurado pero creemos que “Surrender” es uno de los mejores discos de
música electrónica de los noventa, lo cual es mucho decir ya que esa década fue
la de la resurrección del género y cuenta con un buen puñado de trabajos
imprescindibles.
“Music: Response” – El disco se abre de un modo inmejorable
con un tema fantástico lleno de energía y que se construye a partir de una
melodía simple y repetitiva que a los más veteranos nos recuerda el sonido de
las viejas impresoras matriciales si se nos permite la broma. El curioso “riff”
se acompaña de un potente ritmo a medio tiempo, una voz distorsionada on efecto
vocoder y un sample, bastante acelerado del tema “Make it Hot” de Nicole Wray y
Missy Elliott. La producción es excelente y la combinación de ritmos, efectos y
sonidos contundentes hace del corte un referente indiscutible en la música
electrónica de los noventa en nuestra opinión.
“Under the Influence” – Sin solución de continuidad y en medio de efectos sonoros galácticos, del tipo de los “theremines” de las películas de ciencia ficción de los años 50, pasamos a un frenético tema bailable que podían haber firmado sin ningún complejo los Underworld más radicales. Música dance sin concesiones ni demasiada elaboración que se soporta mejor por su breve duración.
“Out of Control” – El primero de los cortes con invitado
especial cuenta con el lider de New Order, Bernard Sumner, como solista. Los
Chemical Brothers toman prestada la base rítmica del corte “She Has a Way” de
Bobby Orlando, le imprimen algo más de velocidad y un mayor empaque
instrumental construyendo así un auténtico bombazo ante el que suponemos que no
es posible resistirse en la pista de baile. La canción es uno de los puntos
fuertes del disco y fue el tercer single extraído del mismo. Uno de los mayores
méritos del dúo es adaptar perfectamente los temas al estilo del vocalista
encargado de interpretarlo. La melodía y el tipo de canción (con una producción
muy diferente, eso sí) podrían haber pertenecido a cualquier disco de New
Order.
“Orange Wedge” – Cambio radical de estilo el que nos
muestran Tom y Ed en esta pieza en la que ritmos sincopados con un toque funky
se combinan en un tema muy diferente en el que escuchamos una interesante línea
de bajo y una serie de melodías electrónicas llenas de distorsiones muy bien
integradas. Un tema en el que el uso de los “samples” es fantástico y nos
revela al dúo como unos inteligentísimos productores.
“Let Forever Be” – La aparición del vocalista de Oasis, Noel
Gallagher, tiene lugar en este momento. En la época en la que salió el disco,
el grupo se encontraba en la cumbre de la música popular en el Reino Unido y su
participación como cantante y coautor del tema ayudó mucho a la difusión del
disco. La canción, como ocurría con “Out of Control” encaja perfectamente en el
estilo de su intérprete pero manteniendo la identidad de los Chemical Brothers
intacta. De hecho, nos parece una gran canción aún cuando no profesamos una
especial admiración por Gallagher y su banda.
“The Sunshine Underground” – Asistimos a otro giro
estilístico en esta pieza que se construye a partir de distintos “samples” del
tema “Asian Workshop” del compositor de música “new age”, James Asher. Gracias
a ellos se logra un ambiente étnico de aires hindúes que va transformándose
gradualmente conforme avanzan los minutos de modo que transitamos desde un
comienzo relajante, casi en clave de “chill out” hasta un enérgico tema
bailable que no deja ni un respiro al oyente.
“Asleep for a Day” – La invitada en esta ocasión es Hope
Sandoval, vocalista de Mazzy Star, que un tiempo después colaboraría con otros
grupos electrónicos que han aparecido en el blog como Air o Massive Attack. Los
Chemical Brothers preparan para ella una balada melancólica en la que sus
cualidades como intérprete lucen a la perfección. Si apartamos por un momento
la atención del tipo de producción del tema podríamos ver la canción como la
típica balada del pop francés o italiano de los sesenta, con esa encantadora
displicencia tan característica de aquellas artistas. Un descanso muy bien
situado en el disco antes de afrontar la parte final.
“Got Glint?” – Uno de los cortes más interesantes del disco
comienza con una potente linea de bajo que va añadiendo elementos y efectos
poco a poco hasta convertirse en un tema heredero del acid house de los
ochenta. Es entonces cuando aparece una melodía de sabor antiguo, que nos
recuerda las sonoridades del clásico “Doctor Who?” y que no es sino un “sample”
extraído del tema “Earth Message” del francés Bernard Fevre, publicado en 1977
en su disco “Cosmos 2043” que los Chemical Brothers hacen propio (con la
correspondiente acreditación en el disco, claro está) integrándolo en un
contexto más actual y revitalizándolo de este modo.
“Hey Boy Hey Girl” – De nuevo, el dúo fagocita otro
fragmento de una composición ajena como es el comienzo del clásico “The Roof is
on Fire” de Rock Master Scott & the Dynamic Three, uno de los primeros
éxitos del hip-hop de mediados de los ochenta. Las primeras frases de aquella
canción se convierten aquí en el tema central de otra pieza extremadamente
potente que se convirtió de modo inmediato en un éxito cuando fue lanzado como
primer single del disco.
“Surrender” – Próximos ya al final del disco, llegamos a este instrumental con un estilo que nos recuerda inequívocamente a Kraftwerk, con su ritmo continuo y monótono y una melodía de corte minimalista. En realidad, no es más que una transición hacia la despedida del disco que ya está próxima.
“Dream On” – El último de los artistas invitados de Jonathan
Donahue, de Mercury Rev, quien canta en esta suave balada que pone el punto
final a un disco lleno de energía. Que se convirtió enseguida en una referencia
en su estilo y que hoy, 15 años después de su publicación, nos sigue pareciendo
magnífico.
En la época en la que apareció el disco, nosotros teníamos
muy reciente otro disco como era el “Oxygene 7-13” de Jean Michel Jarre. Aquel
trabajo fue muy digno, sin lugar a dudas, pero nos dejó un regusto extraño. Si
uno de los músicos más influyentes de la música electrónica volvía a su viejo
estilo, ¿cómo evolucionaría el género en el futuro? La primera vez que
escuchamos “Music: Response” creímos haber dado con la respuesta y pensamos:
“ojalá Jarre (y decimos Jarre como podríamos haber dicho cualquier otro nombre)
hiciera algo así hoy en día. La música electrónica ha evolucionado de un modo
imparable en las últimas décadas empapando todo tipo de estilos, ajenos en
principio a los sintetizadores, samples y cajas de ritmo. También se ha nutrido
de todos esos géneros hasta rozar el plagio en muchas ocasiones. Es muy difícil
saber qué fragmento de una canción que estás escuchando es original o procede,
en todo o en parte, de discos de otros artistas. En pleno éxito del single “Hey
Boy Hey Girl”, Praga Khan, DJ clásico de la época del “new beat” en los
ochenta, afirmó que la base rítmica de la canción estaba plagiada del éxito “I
Sit on Acid” que había grabado en 1988 con su grupo Lords of Acid a lo que el
dúo respondió: “todos robamos a alguien”. Como si quisiera tomarles la palabra,
Praga Khan “actualizó” el tema en 2000 calcando prácticamente el “Hey Boy Hey
Girl” y obteniendo un notable éxito.
La anécdota sirve como muestra de una actitud que no es
exclusiva de los Chemical Brothers sino que, por el contrario, es muy común en
casi todas las bandas electrónicas surgidas en una época muy determinada. No
tenemos muy claro qué postura adoptar ante esto ya que, aún sabiendo que muchos
fragmentos de un disco como “Surrender” pertenecen a obras de otros artistas,
el resultado final nos parece magnífico. Por ello, quizá lo más adecuado es, sencillamente,
disfrutar de una música concebida, no lo olvidemos, para el entretenimiento y
sin albergar mayores pretensiones. Los interesados en hacerse con “Surrender”
lo pueden encontrar en los enlaces acostumbrados.
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Como despedida os dejamos con una particular versión en directo de "Out of Control":amazon.es
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