lunes, 22 de julio de 2024

AIR - 10000 Hz Legend (2001)




Normalmente las controversias entre los fans de un grupo suelen surgir a raiz de la aparición de un disco diferente, de un cambio de estilo o de miembros o de cualquier otra circunstancia de ese tipo. Y eso suele suceder cuando la carrera de la banda tiene ya una cierta duración. Lo que no es tan habitual es que la polémica surja ya casi desde el principio. Algo así sucedió con el segundo disco de estudio de AIR: “10000 Hz Legend”. Para ponernos rápidamente en contexto, el dúo había triunfado con “Moon Safari” y su particular sonido retro un par de años antes lo que propició que fueran contactados por Sofia Coppola para hacer la banda sonora de su largometraje de debut: “The Virgin Suicides”. En ese trabajo, la banda profundizaba en esa electrónica lánguida, de aire melancólico y que miraba de reojo a la música de veinte años antes. En muchos sentidos, “10000 Hz Legend” rompe con esa imagen aunque si lo miramos con detenimiento, quizá no haya tanta diferencia con sus anteriores trabajos.


En sus primeras grabaciones, el dúo formado por Jean Benoit Dunckel y Nicolas Godin se encargaban básicamente de todo el trabajo, tanto de composición como de interpretación y producción con la adición de diferentes vocalistas en algunas canciones. Aquí la cosa cambia un poco ya que hay algunos músicos invitados, incluyendo a toda una estrella como era el californiano Beck. Entre los miembros habituales del equipo están el batería Brian Reitzell y el bajista Justin Meldal-Johnsen (quienes acompañaron a AIR en los directos casi desde sus comienzos) pero se daba la circunstancia de que Meldal-Johnsen era el bajista de Beck lo que seguramente tuvo mucha importancia a la hora de conseguir su participación en el disco. No iba a ser su único colaborador en el trabajo ya que también participa en la grabación el teclista Roger Joseph Manning jr. (cincuenta por ciento del curioso dúo The Moog Cookbook sobre los que quizá escribamos algo en el futuro). El resto de invitados iban a ser las voces principales en canciones puntuales: Jason Falkner, del grupo Jellyfish, en tres de ellas (incluyendo dos de los singles), Ken Andrews (en las mismas canciones que Jason), los miembros de la banda japonesa Buffalo Daughter o Lisa Papineau son algunos de los participantes más destacados en la grabación.



“Electronic Performers” - Una cosa innegable es que el disco tiene una personalidad muy particular. El primer corte empieza con una percusión y unas guitarras características que podrían recordar lejanamente al trip hop de Massive Attack pero enseguida se produce un primer cambio la aparición de programaciones electrónicas y una transformación completa con la entrada del piano y la voz distorsionada y autoreferente que nos presenta al protagonista como una especie de androide feliz de vivir en un mundo de ordenadores y sintetizadores, en la línea no-se-muy-bien-si-calificar-de-irónica de unos Kraftwerk o los primeros Aviador Dro. Sorprendentente, y como gran contraste, esa oda a la tecnología termina con unos preciosos arreglos orquestales que llaman mucho la atención.


“How Does It Make You Feel?” - Continuamos con una balada suave en la que escuchamos una voz susurrante combinada con la más clásica de discos anteriores del dúo. Hay algo de Pink Floyd en la batería pero sobre todo una melancolía que nos remite a su entonces reciente banda sonora para “The Virgin Suicides”. Los fondos electrónicos y el bajo son marca de la casa desde “Moon Safari” y junto con los coros, terminan por dibujar una gran canción que fue uno de los singles del disco.


“Radio #1” - Llegamos al la canción que sirvió en su momento de adelanto del trabajo. Un tema de pop electrónico en el que de nuevo apreciamos un toque irónico en su uso del formato de jingle publicitario alargado. Una impresión que se acentúa en la coda final con la voz repitiendo el eslogan de la supuesta emisora de forma paródica.




“The Vagabond” - Además de cantar, Beck aparece como co-autor del siguiente tema del trabajo introducido con un breve tema de armónica ejecutado también por él. A contiuación comienza un tema de aire folk en el que el cantante se acompaña de guitarra eléctrica y palmas a las que enseguida se suman diferentes efectos electrónicos en forma de sonidos marcianos y distorsiones. El toque de Beck es inconfundible pero hay que reconocer que AIR mantienen su personalidad presente en todo el tema.


“Radian” - Llegamos al primero de los dos temas instrumentales del disco, aunque sea una forma de hablar, ya que en él hay voces si bien no cantando un texto. Con él, AIR nos llevan en un viaje  realmente interesante en el que una especie de lamento va surgiendo sobre una serie de “loops” electrónicos que construyen una atmósfera que llega a inquietarnos un poco. Es más tarde cuando entran las flautas y la batería para presentarnos un tema con un toque ingenuo al estilo de Burt Bacharach. La segunda parte con el arpa y la orquesta ocupando la parte principal es ya más cercana al estilo habitual de la banda que se acentúa en el final en el que es un piano distorsionado el que toma el relevo acompañado de una sencilla percusión y algunos efectos sonoros y juegos de guitarra.


“Lucky and Unhappy” - Con un comienzo extraordinario creado a partir de una potente secuencia de sintetizadores llega una de nuestras canciones favoritas del disco, con Lisa Papineau como la voz principal. La evolución del tema electrónico inicial, omnipresente en toda la canción con diferentes variaciones, nos atrapa sin posibilidad de huída y esa continua repetición casi minimalista se convierte en uno de los hallazgos del trabajo.




“Sex Born Poison” - suGar Yoshinaga, uno de los miembros de los japoneses Buffalo Daughter, firma el siguiente corte junto con Godin y Dunckel. Es una canción en la que se produce una curiosa coincidencia ya que la parte inicial de guitarra nos parece demasiado similar a la de otro tema incluido en el disco de debut de Sebastien Tellier que aparecería apenas un mes después del de AIR. Lo curioso es que Tellier se incorporaría semanas más tarde a la gira americana de AIR compartiendo escenario con ellos. La canción, por otra parte, es una balada bastante sencilla con un gran peso de los arreglos y sonidos electrónicos que lo copan todo. Una pieza que quizá no atraiga demasiado el principio pero que gana mucho con las sucesivas escuchas.


“People in the City” - Otro de los singles del trabajo fue esta canción que recupera el tono retro del disco anterior con ese máyor énfasis en la electrónica que define “10000 Hz Legend”. La letra no es más que una continua enumeración de acciones que no va más allá pero que sirve muy bien al conjunto de la canción.


“Wonder Milky Bitch” - Quizá la mayor rareza del trabajo sea este corte que comienza como si fuera la banda sonora de una improbable película de vaqueros espaciales y en la que el estilo y la forma de cantar del narrador así como los silbidos que la acompañan, profundizan en esa dualidad que confronta la música de Morricone para “El bueno, el feo y el malo” con el sonido retrofuturista del theremin. Una canción muy extraña pero que de algún modo termina encajando.


“Don't Be Light” - Probablemente sea este el single del disco que más pinta tenía de single. Beck vuelve a ser la voz principal en una canción sintética, veloz y extremadamente pegadiza en la que el ritmo lo es todo. El comienzo es completamente cinematográfico con una obertura épica que nos predispone para algo grande con la orquesta en plan solemne hasta la entrada de la arrolladora base rítmica (basada en un sample de Jean Pierre Decerf) de la que ya es imposible despegarse. Un gran tema en el que vuelven a aparecer algunas referencias al “western” en la parte final en la que suenan silbidos junto con un arpa de boca.




“Caramel Prisoner” - Cerrando el disco tenemos el segundo instrumental cuyo comienzo bien podría estar sacado de la mismísima “Blade Runner” con esa atmósfera tan particular y los ruiditos electrónicos que aparecían por doquier en el film pero enseguida torna hacia otra cosa de la mano de las guitarras acústicas y esas cadencias tan comunes en la música de AIR que nos llevan a su terreno, acentuado con la voz que entona una melodía bien sencilla a modo de despedida.



Todavía hoy “10000 Hz Legend” sigue siendo un disco controvertido que muchos fans sitúan entre lo peor del grupo mientras que otros tantos lo reivindican como el mejor de AIR. No es nada común que algo así suceda y se mantenga a lo largo de los años. Nuestra postura se encuentra más cercana a los segundos que a los primeros aunque solo sea porque un disco capaz de generar esa división ya cuenta con nuestra simpatía de inicio por el hecho de haberse salido del camino fácil rompiendo con lo esperado por sus seguidores que, además, aún no debían ser un grupo muy consolidado porque apenas contaban con un disco de estudio para agruparse alrededor de él.


En los últimos tiempos parecía que la desaparición de AIR como banda era un hecho ya que su último disco se publicó hace ya más de una década y en todo ese tiempo apenas han realizado algún remix por aquí y por allá o una colaboración puntual con Jean Michel Jarre. Sin embargo algo cambió meses atrás y la banda lleva ya un tiempo en la carretera ofreciendo conciertos, de momento, solo para conmemorar el vigesimoquinto aniversario de “Moon Safari”. En estas condiciones, y pese a que los dos integrantes del grupo han desarrollado ya sendas carreras de gran solidez en solitario, no es descartable un regreso también discográfico. Mientras éste llega (o no) disfrutemos del legado de una de las bandas con una propuesta más original de los últimos años.




sábado, 13 de julio de 2024

Clannad - Lore (1996)



En la edición de 1997 de los premios Grammy se produjo un curioso duelo familiar al estar nominados en la categoría de mejor disco “new age” tanto Clannad con su disco “Lore” como su antigua integrante Enya (hermana y sobrina de los miembros de la banda). El disco ganador fue “The Memory of Trees”, el cuarto (o quinto, según se mire) disco de estudio de la cantante pero eso no empaña el hecho de que el trabajo de Clannad fuera también una grabación excelente.


En 1996, Clannad se encontraba en un punto muy interesante de su carrera. Ya sabemos que empezaron como una banda puramente folk dedicada a explorar la música tradicional irlandesa y que poco a poco fueron ampliando sus sonidos hacia el pop y hacia una evolución vocal muy notable potenciada por la tecnología de la época. Alcanzaron un primer pico de popularidad con “Magical Ring” y luego se estancaron ligeramente. Con la salida de Pol Brennan, que se incorporó al WOMAD de Peter Gabriel, la banda grabó un par de discos que volvieron a elevar su fama, especialmente en los Estados Unidos y de la mano del cine y la televisión. Primero con la inclusión de su “Harry's Game” en la banda sonora de la película “Juego de Patriotas” y en un popular anuncio de Volkswagen y después con la aparición de uno de los temas del disco “Banba” en el film de Michael Mann, “El Último Mohicano”. En esa situación de fama creciente continuaron llegando encargos como la composición de un tema para la película “Braveheart” que finalmente no fue utilizado pero que sí aparecería en “Lore”. También se asociaron con uno de los productores más populares de la década de los ochenta como fue Hugh Padgham (Peter Gabriel, Genesis, The Police, Bowie, Phil Collins, XTC, Sting...) que había trabajado años atrás con el grupo en un single grabado con Paul Young en el que hacían una versión de una canción de Joni Mitchell. En “Lore”, Clannad eran un cuarteto formado por Máire Brennan, quien aún no firmaba como "Moya" (voz, teclados y arpa), Ciarán Brennan (voz, bajo, teclados y guitarras), Noel Duggan (guitarras) y Padraig Duggan (guitarras). Como músicos invitados estuvieron varios ilustres, alguno de los cuales ya había colaborado con el grupo anteriormente. Destacan la hermana pequeña de los Brennan: Bridín (voces), quien cantó con Clannad en el pasado pero sin llegar a ser miembto oficial, Mel Collins al saxo, el flautista Vinnie Kilduff, el teclista Ian Parker, el batería Vinnie Colaiuta, el guitarrista Anto Drennan o el gaitero Declan Masterson.


“Croí Cróga” - La primera canción del disco fue la que Ciaran compuso para “Braveheart” y que quedó fuera del montaje final. Y es una pena porque combina perfectamente un profundo coro masculino con la excelente voz de Máire Brennan y una producción cuidadísima y llena de detalles que puede recordar a lo que hacía por entonces Peter Gabriel. Por poner algún “pero”, el arpa de Máire queda algo enterrada en la mezcla y las gaitas también quedan en un plano demasiado secundario pero seguramente se debe al deseo de evocar un ambiente más que mostrarlo.




“Seanchas” - El único “single” extraído del disco es esta canción pop escrita por Ciaran Brennan. Es un tema realmente bien hecho que comienza de forma directa con una estrofa que bien podría ser un estribillo antes del estribillo. Choca un poco el saxo de Mel Collins en combinación con el canto en gaélico de Máire pero en conjunto es una gran canción en la que se mezcla la calidad vocal, instrumental y de producción con una orientación comercial nada disimulada. 


“A Bridge (that Carries Us Over)” - Prosigue el viaje con la tercera canción de Ciaran, en esta ocasión una balada muy atmosférica que aprovecha la voz de Máire amplificada por los trucos de estudio habituales de la banda. Es una melodía excepcional en la que destacan las furtivas guitarras al estilo de Mark Knopfler y una magnífica batería que ayuda a crear espacios para los coros y el saxo. Otra grandísima canción con la que se cierra un primer tramo del disco verdaderamente inspirado


“From Your Heart” - Máire es la autora de esta nueva canción, más enfocada desde el inicio hacia la tradición irlandesa, con la reveladora presencia de las flautas y "tin whistles" dándonos la bienvenida. A partir de ahí, deliciosas melodías, coros, ecos y reverberaciones que nos trasladan a otra época, sin duda mejor. Los arreglos de sintetizador, los toques de piano y guitarra y las programaciones electrónicas nos recuerdan a ratos a Enigma, a ratos al Oldfield de su etapa en Warner pero todo funciona a la perfección en una canción sofisticada que mantiene todo el sabor de la tradición.




“Alasdair MacColla” - Con el siguiente tema nos ocurre algo que ya es habitual en estos casos y que, sin duda, es más achacable al oyente que al autor. Se trata de una canción tradicional de la que ya hemos escuchado otras versiones antes. Es sabido el peso que tienen las primeras impresiones, especialmente en música, y cómo la primera vez que escuchamos un tema, queda registrado como canónico en nuestra memoria saliendo perdedoras en la comparación todas las versiones que oímos con posterioridad. En este caso, la interpretación de Clannad nos parece realmente buena pero no logra desplazar en nuestro hipotético ranking a la que escuchamos un poco antes a cargo de Capercaillie y la maravillosa Karen Matheson.


“Broken Pieces” - Seguimos con otra canción de Maire. En este caso, una balada con más carga tradicional que otras canciones del disco, especialmente por los arreglos de los instrumentos acústicos (arpa y guitarras, principalmente). No faltan los característicos fondos de sintetizador ni las guitarras eléctricas que nos vuelven a recordar al Oldfield que por las mismas fechas estaba pasando una curiosa etapa filo-celta. En todo caso, la canción tiene la clásica factura de la versión más pop de Clannad.


“Tráthnóna Beag Aréir” - Donde sí se entregan sin reservas a la música de sus ancestros es en esta preciosa balada tradicional introducida con el clásico aire de “tin whistle” que enseguida nos deja con la voz de Máire acompañada principalmente por guitarras acústicas (con un cierto toque, otra vez, de Mark Knopfler) y suaves fondos de teclado. 


“Trail of Tears” - La única canción del disco compuesta por Noel Duggan no se sale demasiado de la línea habitual de la banda. Si acaso tiene un aire más atmosférico que el resto, con una percusión muy trabajada, bonitas flautas y, sobre todo, un coro masculino similar al del tema que abría el trabajo y que le da la réplica perfecta a la voz de Máire. Precisamente los arreglos vocales son el punto fuerte de la canción y eso no es poco viniendo de un grupo que normalmente roza la excelencia en esa modalidad.


“Dealramh Go Deo” - No podía faltar en el disco una canción en el estilo de “Harry's Game”. En este caso es esta extraordinaria pieza de Ciaran Brennan que reúne los elementos habituales en este tipo de temas: capas de sintetizadores, la voz de Máire en primer plano y los coros mil veces desdoblados del resto de la banda dando la réplica. Extraordinario a pesar de lo que supone la comparación con el tema más icónico de la banda.




“Farewell Love” - La última canción de Máire en el disco es otro tema pop con muchos arreglos electrónicos y juegos con el arpa que la van acompañando sin mayores sorpresas. Una pieza correcta y excelentemente producida que, sin embargo, no destaca especialmente dentro de un trabajo cuyo nivel medio es muy alto.


“Fonn Mhárta” - Ciaran firma el tema de cierre de “Lore”, un instrumental de innegable factura irlandesa en el que flautas, arpa y guitarras se mezclan a la perfección. Una composición sensacional que bien podrían haber firmado los que quizá comprendieron mejor que nadie como debería ser la evolución de la tradición adaptada a los tiempos modernos: Nightnoise.



Si en algún momento quedó algo de decepción en los miembros de Clannad por no haber ganado el Grammy (realmente era la segunda vez que se quedaban en las nominaciones), se pudieron sacar la espina un par de años más tarde con su siguiente disco que, a la postre, fue el último antes de la separación de la banda para centrarse cada uno de los miembros en sus respectivas carreras. En 2006, Clannad volvieron a reunirse, en principio sólo para intervenir en un concierto de Moya, aunque poco después volvieron a tocar como banda en el festival Celtic Connections. Eso marcaría su regreso definitivo con una gira por Gran Bretaña y la grabación de un nuevo disco pero eso es otra historia de la que quizá hablemos más adelante. Por ahora, disfrutemos de “Lore” como lo que es: uno de los mejores y más aclamados trabajos de una banda histórica.

domingo, 30 de junio de 2024

Kronos Quartet Performs Philip Glass (1995)



Durante muchos años, el disco que comentamos hoy pasó por ser la interpretación canónica de los cuartetos de Philip Glass. Esto era así por muchas razones: el Kronos Quartet ya había estrenado y grabado alguno de ellos, además de encargar otro y encontrarse en el orígen de alguno más. Al margen de eso, la formación de David Harrington había alcanzado un estatus de grupo reverenciado en la música contemporánea por colaborar con los compositores más destacados (particularmente los minimalistas como Terry Riley o Steve Reich) y por descubrir al mundo a otros como Gorecki y muchos más de países con menos tradición en la música “clásica” como Azebaiyán o Afganistán. También eran habituales sus colaboraciones con artistas de otros géneros y estilos desde Nelly Furtado a Pat Metheny pasando por Bjork, Zappa o Bowie y todo esto hacía que su grabación  para el sello Nonesuch interpretando a Philip Glass llamara la atención de todo el mundo.


La historia de los cuartetos de Glass es muy irregular. El primero de ellos data de 1966 y estuvo mucho tiempo olvidado hasta que el propio Kronos Quartet lo estrenó en 1986, poco después de haber trabajado por primera vez con Glass en la banda sonora de la película “Mishima”. Sin embargo, es una obra que quedó fuera del disco (quizá por no tener que ampliarlo a un doble CD) aunque ya la hemos comentado en algún momento cuando hablamos de otros registros de los cuartetos.


En el momento de la grabación, el Kronos Quartet tenía su alineación más recordada y también la más duradera, que estuvo activa entre 1978 y 1999: David Harrington y John Sherba (violines), Hank Dutt (viola) y Joan Jeanrenaud (violonchelo). El registro sonoro es excelente y tuvo lugar en los estudios Skywalker Sound en el condado de Marin. El lector intuitivo habrá caído en el hecho de que estamos hablando del lugar en el que se grabaron gran parte de las más conocidas bandas sonoras de Lucasfilm, entre otras productoras (también allí se grabaron las de “Koyaanisqatsi” o “Powaqqatsi”, por no salirnos del entorno de Glass) por lo que su nombre va asociado a la más alta calidad.



“String Quartet No.5” - El disco se abría con el que en aquel momento era el cuarteto más reciente del músico (se estrenó en 1991). Se dividía en cinco movimientos de los cuales el primero es el más breve, apenas una introducción, lenta y muy lírica que desemboca en un segundo más rítmico e igualmente interesante. El tercero entra como un tiro con veloces diálogos entre los instrumentos en el inicio que se alternan con pasajes más coordinados. Un verdadero frenesí en el que no encontramos descanso y que tiene un notable punto cinematográfico en su resolución. El cuarto movimiento es lento y muy introspectivo en el inicio con partes mucho más dinámicas en contraste en la parte central y que se cierra, de nuevo, con un precioso segmento extremadamente pausado. El último movimiento tiene, como suele ocurrir, mucho de resumen. Empieza con una parte veloz que se frena de repente para recuperar el tema del primer movimiento bajo el cual comienza a gestarse una tormenta que estalla poco después en una de nuestras partes favoritas del cuarteto.




“String Quartet No.4 -Buczak-” - Continuamos con el cuarteto nº4, escrito en 1990 en memoria del pintor Brian Buczak, fallecido a causa del SIDA el 1987. En esta ocasión Glass lo divide en tres movimientos comenzando el primero con una melodía triste y melancólica que desemboca en el clásico fraseado “glassiano” con los instrumentos del cuarteto ejecutando el tema casi al unísono. A partir de ahí, escuchamos momentos más o menos solemnes que nos conducen al segundo movimiento en el que siempre hemos querido ver un punto jazzístico con influencia de Gershwin. Es una pieza tranquila que nos lleva van al que siempre ha sido nuestro movimiento favorito del cuarteto y que, en parte, fue rescatado en una obra posterior para ballet. Todo en él es perfecto, desde la coordinación de los violines en el comienzo hasta la forma en que todo el cuarteto nos va preparando para la melodía central que llega poco después llena de épica. En cierto sentido nos recuerda a la estructura de “Façades”, descarte de la banda sonora de “Koyaanisqatsi” que terminó formando parte del disco “Glassworks”. Una maravilla que sigue estando entre nuestras piezas favoritas de la obra de Glass.




“String Quartet No.2 -Company-” - El segundo cuarteto de cuerda del catálogo de Glass fue escrito para una representación teatral de la novela corta de Samuel Beckett, “Company” y de ahí su título. Es un cuarteto mucho más breve que los anteriores del disco y está estructurado en cuatro movimientos. Según se indica en la propia pagina web del músico, el formato de cuarteto es el original de la obra aunque siempre habíamos pensado que era una adaptación de la pieza para orquesta de cuerdas del mismo nombre y que nosotros conocimos antes. Cuenta Glass que llegó a enviarle la pieza al propio Beckett quien dio su aprobación para la inclusión en la representación.




“String Quartet No.3 -Mishima-” - En 1984, Glass escribió la banda sonora de la película de Paul Schrader, “Mishima”, basada en la obra del escritor japonés. La música de la misma era muy variada conteniendo partes orquestales, otras electrónicas, alguna incluso para banda de rock y varias más para cuarteto de cuerda. Seis de esos fragmentos para cuarteto fueron reconfigurados en la misma época por el propio Glass y convertidos en el que hoy conocemos como su “Cuarteto de Cuerda No.3”. Al respecto siempre nos queda la curiosidad del error a la hora de nombrar uno de los movimientos del cuarteto (el segundo, “November 25- Ichigaya”) cuya música no se corresponde con la que lleva ese título en la banda sonora de la película y sí coincide, en cambio, con el corte titulado “1937: Saint Sebastian”. Este cuarteto ha sido durante mucho tiempo una de las obras más interpretadas del repertorio de Glass, particularmente su adaptación a cuarteto de saxofones de la que existen casi tantos registros como de la original para cuerdas.




En su día, este disco tuvo una gran acogida y llegó, incluso, a los puestos más altos de las listas de ventas de música clásica, muy agitadas en aquellos años por las sucesivas irrupciones de propuestas tan diferentes como el canto gregoriano de los Monjes de Silos, la tercera sinfonía de Gorecki o la banda sonora de “El Piano” de Michael Nyman. Hoy ya tenemos varias grabaciones diferentes de los cinco primeros cuartetos de Glass a cargo de formaciones como el Smith Quartet, el Paul Klee Quartet, el Carducci Quartet o los miembros de Brooklyn Rider. Todas ellas nos ofrecen versiones muy interesantes de las obras aquí contenidas con el añadido del primer cuarteto de la serie, ausente de la grabación de la banda de David Harrington pero, quizá por ser la primera, siempre le vamos a tener un especial cariño a este disco que nos presentó en su momento una faceta menos conocida de Philip Glass y que en los últimos años se ha ampliado hasta llegar a los nueve cuartetos “numerados” y a alguna obra más para el mismo formato instrumental pero que el músico no contabiliza como tal.