“No es un compositor sino un inventor genial”. La cita no es de un cualquiera sino de Arnold Schönberg y se refiere al que fue su pupilo John Cage. El extracto aparece encabezando la contraportada del disco que hoy vamos a glosar, una recopilación de obras del inventor (haremos caso a Schönberg) norteamericano.
Hace unos años, el sello EMI Classics abordó la edición de una serie de discos dedicados a compositores estadounidenses bajo el título genérico de “American Classics”. Nombres como los de George Gerswin, Duke Ellington, Samuel Barber o Aaron Copland son protagonistas de muchos de los CDs pero también hay cabida en la colección para los minimalistas y todo un disco dedicado a la figura de Cage, que es el que nos ocupa hoy.
La recopilación recoge varias de los inventos sonoros más notables del estadounidense y se aleja de las piezas más convencionales, entendiendo por tales, las escritas para una intrumentación acorde con los gustos clásicos. Estamos pues ante una experiencia auditiva que requiere de la complicidad total del oyente que puede llevarse más de una sorpresa durante la escucha. Los oídos más abiertos a propuestas heterodoxas son los que, probablemente, disfrutarán con más intesidad de la escucha. En el terreno de las anécdotas, indicar que el ingeniero de sonido en la mayor parte de las grabaciones que contiene el CD es un tal Alan Parsons, quien estamos pensando que merece alguna mención en el blog en su faceta de músico que quizá no tarde en llegar.
“Credo in Us” – La primera pieza del disco es una de nuestras favoritas por lo que tiene de precursora. Data de 1942 y para su interpretación son necesarios dos percusionistas, un pianista y un DJ. ¿Un DJ, os preguntareis? Pues sí. Y es que la obra consta de una persona que debe poner un disco cualquiera con alguna pieza de música (en el disco es la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak, pero sirve cualquier otra, aunque el autor recomendaba a Beethoven, Sibelius o Shostakovich), pinchando un fragmento u otro según su voluntad y añadiendole todo tipo de interferencias con la ayuda de un receptor de radio (de nuevo, servía cualquier programa menos los informativos en caso de emergencia nacional). Al tiempo, los percusionistas y el pianista ejecutan su parte. En el estreno, la pieza se ejecutó con piano preparado, por lo que practicamente hablabamos de tres percusionistas pero no siempre es así. La importancia de la pieza es tal que la podemos considerar como un antecedente de la era de los remixes, el sampling y, por extensión, de buena parte de la música electrónica de las últimas décadas. Los intérpretes son Burkhard Wissemann y Michael Dietz (percusiones), Christoph Keller (piano) y Johann-Nikolaus Matthes (DJ) bajo la dirección de Rainer Riehn.
“Imaginary Landscape No.1” – Algo más antigua es la siguiente pieza, una obra de música electrónica interpretada, en cierta forma, con instrumentos acústicos. Esto tiene su explicación y es la siguiente: para la ejecución, contamos de nuevo con un DJ pero que, en lugar de discos convencionales, tiene en sus platos discos de frecuencias, de los que se usaban para probar la fidelidad del sonido. Estos vinilos se reproducen a distintas velocidades para alterar el tono emitido. Aunque estamos en 1939 e instrumentos electricos como el Theremin ya existían, los sintetizadores quedaban aún muy lejos y la original forma de manipulación del sonido de la pieza consigue un efecto realmente sorprendente que nos hace pensar que estamos en presencia de cualquier trabajo de música electrónica de los años 60 y 70. Junto al DJ, interviene un pianista y un percusionista que ejecutan la parte, digamos, convencional, de la partitura. Repiten los mismos intérpretes de la primera pieza a excepción de Wissemann. “Imaginary Landscape No.1” es la primera de una serie de cinco piezas de similares características. Sobre ellas, su autor dijo que “No se trata de paisajes físicos sino que se refiere las nuevas tecnologías. Es una panorámica del futuro. Es como usar la tecnología para despegar del suelo y pasar, como Alicia, al otro lado del espejo”.
“Concert for Piano and Orchestra” with “Solo for Voice 1” and “Solo for Voice 2” – Para una vez que nos encontramos una pieza aparentemente acorde con los cánones clásicos, al menos por su título, resulta ser todo lo contrario. Estamos ante un ejemplo de la aplicación por parte de Cage de la indeterminación a la música. No existe una partitura convencional sino que el piano y la orquesta (cada instrumentista) tienen una serie de páginas a interpretar que pueden ejecutarse en cualquier orden. Además, Cage recomienda que el concierto se ejecute simultaneamente junto con otras composiciones suyas a elección del director. La grabación que hoy os proponemos, la combina con dos composiciones vocales de 1958 y 1960 respectivamente. El resultado es distinto en cada concierto por cuanto el orden de las páginas está sujeto al criterio de cada intérprete o, simplemente, al azar. La pieza está interpretada por los miembros del Ensemble Musica Negativa con Hermann Danuser como solista al piano y Bell Imhoff y Doris Sandrock como vocalistas. Podeis ver otra versión de la obra en directo a continuación:
“Rozart Mix” – Una vez más, no existe partitura. La pieza consiste en la correspondencia que Cage y Alvin Lucier mantuvieron durante la preparación previa al estreno de la pieza. La instrucciones son concisas: se precisa de, al menos, cuatro intérpretes que trabajarán con un mínimo de 12 grabadoras reproduciendo un número de fragmentos de cinta (loops) no inferior a 88. En las cintas puede haber, desde discursos grabados hasta cualquier tipo de música en breves fragmentos. La ejecución debe comenzar en el momento en que se abren las puertas del recinto para que entre el público y debe prolongarse, de forma ininterrumpida hasta que el último de los asistentes abandone la sala. Aunque la pieza en su estreno alcanzó las dos horas, para el disco nos conformamos con una muestra de cuatro minutos.
“Suite for Toy Piano” – La parte final del disco nos da una tregua entre tanto experimento con dos piezas más ortodoxas, siempre dentro de los parámetros de Cage. La primera es esta suite para piano de juguete, en la que el músico (llamémosle así, ¿por qué no?) adapta su peculiar lenguaje pianístico a un instrumento al que pocos le han dado un papel “serio” pero que, curiosamente, está ganandose un espacio entre algunos compositores comtemporaneos como Mauricio Kagel o nuestro conocido Yann Tiersen, quien le ha dado un papel protagonista en muchos de sus discos.
“Music for Carillon” – Cerrando el disco encontramos tres piezas para carillón para las cuales, Cage inventó una notación particular consistente en una serie de rectángulos con puntos en ellos que funcionan a modo de ejes de coordenadas en los que la dimensión vertical está relacionada con el tono y la horizontal con el tiempo. Para la segunda pieza, utilizó tarjetas perforadas con el mismo sentido. La tercera pieza se trata de la segunda serie de tarjetas pero invertidas.
Cage y el "toy piano" |
Las propias características de la obra de Cage hacen que sea difícil leer cualquier texto sobre él que no haga referencia a las partes más anecdóticas de la misma, como el siempre comentado 4’33’’ o la composición ASLSP, cuya ejecución completa llevará más de 600 años. Sin embargo, pensamos que el comentario jocoso y el chascarrillo no deberían en ningún caso dejar en segundo plano su aportación musical y su influencia en todo tipo de artistas posteriores. El disco que hemos escogido hoy recoge varios ejemplos del Cage más influyente con varias ideas que han trascendido al propio músico y son utilizadas hoy en día por artistas de estilos completamente distintos. Es comprensible en el oyente poco acostumbrado, una inicial repulsión por la música más experimental de Cage y nosotros mismos llegamos a sentir algo así en su momento. Sin embargo, como ocurre a menudo, las primeras impresiones son engañosas y el darle una oportunidad al músico norteamericano nos ha compensado con creces el desconcierto (qué término más acertado) inicial.
Una de las particulares partituras de Cage |
No mencionamos al inicio que la serie American Classics de EMI en la que se incluye esta grabación es lo que antes se conocía como una serie media, es decir, que el precio es bastante asequible para cualquier bolsillo curioso. Os sugerimos un par de enlaces en los que adquirir el disco:
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