En los primeros meses de 2006, mientras se encontraba en Israel terminando la grabación del que sería el segundo disco de Blackfield, la mente de Steven Wilson pensaba y creaba la mayoría de las canciones del que sería el siguiente disco de Porcupine Tree. Seguimos sin encontrar una explicación de cómo este hombre es capaz de mantener un nivel tan alto en términos cuantitativos y también, sobre todo, en términos cualitativos en su producción discográfica, máxime si tenemos en cuenta que “Blackfield II” y “Fear of a Blank Planet” son, probablemente, los mejores discos que grabaron las respectivas bandas.
Con la perspectiva de los años que han pasado desde su lanzamiento, creemos que este disco supuso el punto culminante de la evolución estilística de la banda; el momento en que alcanzaron su plenitud. Su siguiente trabajo de estudio, sin ser necesariamente peor, no llega más allá que “Fear of a Blank Planet” y puede parecer un ejercicio continuista. Wilson ha mostrado siempre un gran interés por el periodo de la infancia y la adolescencia y en muchas de sus letras afronta los problemas habituales en esa edad. Lo que no había hecho hasta este momento es escribir todo un disco conceptual centrado en ese tema. De alguna forma, y atendiendo a su temática y también al propio esquema del disco, concebido como una larga suite de más de 50 minutos dividida en varias canciones pero con una clara unidad estilística, existe una cierta conexión entre este disco y el recientemente tratado aquí “The Wall” de Pink Floyd.
La forma de presentarnos la historia es tremendamente original puesto que parte de la novela “Lunar Park” del autor de “American Psycho”, Brett Easton Ellis. En ella, el protagonista, llamado igual que el escritor, está casado con una actriz famosa y tiene un hijo con ella y una hijastra cinco años menor que éste, procedente de una relación extramatrimonial de la esposa pero aceptada por Brett. En la novela, que mezcla elementos de paranoia post 11-S, con terror clásico con historia de fantasmas incluida, el personaje de de Brett tiene una fuerte dependencia de todo tipo de drogas legales y no legales y la desatención que tiene con su hijo se refleja en la aparición de todo tipo de desórdenes en el joven: déficit de atención, aislamiento psicosocial, ensimismamiento y alejamiento de la realidad con la que sólo interacciona a través de pantallas (televisión, videoconsolas, internet) etc. que sólo son tratados con medicación y más medicación (fundamentalmente nitrazepam para combatir el insomnio) convirtiendo al joven Robby en una especie de zombie (situación que, nos recuerda inevitablemente al Pink de “Confortably Numb”). Lo que hace distinta la versión de Wilson de la de Brett Easton Ellis es que el lider de Porcupine Tree adopta el punto de vista del pequeño Robby por lo que la historia la narra el adolescente y no el padre.
Los créditos del disco los componen los miembros de la banda, es decir, Steven Wilson (voz, guitarra, piano, teclados), Richard Barbieri (teclados), Colin Edwin (bajo) y Gavin Harrison (batería). Como músicos invitados participan el guitarrista de Rush, Alex Lifeson, Robert Fripp con sus “soundscapes” y John Wesley (coros).
“Fear of a Blank Planet” – El título del primer corte del disco es una referencia al “Fear of a Black Planet” del grupo de hip-hop Public Enemy aunque no hay más relación entre los dos trabajos. La canción comienza con una rápida melodía de guitarra acústica que no tarda en transformarse en un abrumador cañonazo de metal progresivo. Robby hace un recorrido por su devenir diario... la luz del sol que le despierta, la cama sin hacer, música sonando en algún sitio de la habitación, la televisión siempre encendida... sale de casa al centro comercial donde todo es igual que siempre así que regresa a jugar con la videoconsola como apunta la estrofa que resume su situación: “cuando pongo mis dedos en los mandos, la X-box es mi dios. Mi madre es una zorra y mi padre hace tiempo que desistió de tratar de hablarme”. Continúa el recorrido a través de la medicación que toma (mogadon, un tipo de nitrazepam al que aludíamos antes), y la confusión que le produce “no encontrarás a una persona dentro de mí”, el aburrimiento que le lleva a ver porno en internet, las relaciones insustanciales con sus amigos o la absoluta falta de sentido del sexo “el sexo es divertido pero solo es otra de las maneras de pasar el rato en un día cualquiera” canta Robby a través de Wilson. Toda esta situación tiene lugar en medio de una canción poderosa, con los músicos en un estado de inspiración total. Estamos ante un tema de rock duro con elementos progresivos que supone una espectacular introducción para el disco. En la mayor parte de la canción la voz de Wilson suena con cierta distorsión, como si le oyésemos a través de un viejo transistor reforzando la idea de irrealidad y letargo en la que vive el protagonista. No será la última vez que Wilson haga uso de este recurso en el disco.
Video que se proyectaba en los conciertos de la gira acompañando
al tema de apertura del disco. El director es Lasse Hoile
“My Ashes” – El disco da ahora un giro hacia sonidos más suaves. Unas notas de teclado acompañadas por guitarra y piano son el envoltorio con el que Wilson y Barbieri, autores del tema, revisten una canción triste en la que Robby hace una especie de recorrido sobre su vida lamentándose por todo lo que no hizo. La referencia a sus propias cenizas puede interpretarse como una narración que hace después de muerto o como una visión de la vida que pudo ser desde vista desde su vida real. Conforme avanza el tema, van apareciendo el resto de músicos destacando el precioso sonido de cuerdas (¿mellotron?) que acompaña al estribillo. A partir de entonces aparece ya la batería de Gavin Harrison con su inconfundible estilo haciendo las veces de conductor durante el resto de la canción. Las cuerdas ganan en intensidad resaltando la segunda parte del estribillo y llevándonos hasta el final de la canción.
“Anesthetize” – Entramos en el tema más extenso de todo el disco: una impresionante suite de casi 18 minutos separada en 3 fragmentos distintos. El primero comienza con un marcado ritmo de guitarra subrayado por la batería de Harrison. El esquema de este segmento y la forma de tocar la guitarra nos recuerda mucho a la música del líder de The Durruti Column, Vini Reilly. La primera frase de la canción “A Good Impression of Myself” es prácticamente la misma con la que se abre la novela de Brett Easton Ellis (“You do an awfully good impresion of yourself”) y esto es una constante en todo el disco en el que existen más citas casi literales de otros pasajes de la novela. El título del tema no hace sino reflejar la situación del protagonista durante la primera parte de la canción: abotargado, entumecido por la medicación “simplemente no estoy aquí... cállate, sé feliz y deja de quejarte, por favor”. Tras esta sección entramos en un largo interludio instrumental en el que escuchamos la mejor versión posible de Porcupine Tree con un elegantísimo rock lleno de guiños al progresivo clásico pero también a sonidos más duros. Un potente riff de guitarra marca el cambio hacia el hard rock que se consuma con la entrada de un robusto bajo y una batería a piñón fijo. La historia es prácticamente la misma de la canción que abría el disco, con el protagonista colocado por la medicación, vagando por el centro comercial y llegando a concebir ideas suicidas “perdidos en el supermercado, vagando como zombies, ¿qué sentido tiene? ¿qué puede comprar el dinero? Mis manos sostienen una pistola y Dios me está tentando, ¿qué me dices? Creo que me estoy muriendo”. Tras unos momentos de gran intensidad, llegamos a una transición electrónica muy ambiental sólo interrumpida por unas notas de guitarra que nos trasladan hasta la parte final del tema con teclados psicodélicos y unos preciosos juegos vocales entre Wilson y John Wesley. La letra, mucho más enigmática que en el resto del disco, nos muestra al protagonista en la playa en compañía de alguien de quien no sabemos nada y que, posiblemente, sea un fantasma “te podía ver pero no oir, sujetabas tu sombrero en la brisa mientras te alejabas, mientras eras robado de mi lado”. En los instantes finales de una suite tan memorable como esta, escuchamos un nuevo solo de mellotron que nos remite a tiempos pasados y a grupos clásicos del género.
“Sentimental” – Llegamos a la que es una de nuestras canciones preferidas que comienza con un piano que ejecuta una melodía de corte minimalista hasta que aparece la batería de Gavin Harrison en una de sus mejores interpretaciones de todo el disco, con una ligera distorsión con la que parece sonar a través de una vieja emisora de AM, contrastando con la producción exquisita del resto de instrumentos. Las guitarras de nuevo, nos recuerdan a las del citado Vini Reilly pero también tienen un cierto toque deudor de Robert Fripp, quien no interviene en el disco hastá más adelante. En la canción, el protagonista se lamenta cuando ve que está creciendo y que se la acaban las excusas de la adolescencia “no quiero ser mayor, no es divertido que te digan que no puedes seguir echandole la culpa de todo a tus padres”.
“Way Out of Here” – La canción más oscura y desgarradora del disco tiene toda una historia detrás. Nos habla de alguien que está junto a las vías del tren, soñando con escapar de su vida actual cuando una canción concreta que suena en su iPod, le hace darse cuenta de que es tarde y debe volver a casa donde se encontrará con las preguntas que tanto odia “¿qué tal estás?”, “¿como te ha ido en clase?”, “¿Quieres hablar de ello?” Más tarde nos habla de cómo esa persona quiere olvidar a alguien para terminar recordando su relación como si de un mal sueño se tratase. Arielle Daniel era una joven de 17 años, fiel seguidora de Porcupine Tree hasta el punto de fundar el grupo de seguidores de la banda en MySpace. Uno de sus hobbies era la fotografía y sus temas favoritos eran los paisajes y más concretamente los trenes en movimiento. En noviembre de 2005, mientras se encontraba en compañía de otra amiga fotografiando las vías del tren, fueron arrolladas por un mercancías falleciendo ambas en el acto. La canción y su impresionante videoclip fueron dedicadas a la joven. El tema es una maravilla de principio a fin, desde el comienzo ambiental a base de sonidos electrónicos con la voz de Wilson, trémula, debil, emocionada como pocas veces, acompañada de unos leves acordes de guitarra. Con la entrada de la batería y llegando al estribillo, el tema se transforma en un grito de rabia. Aunque se alternan los momentos ambientales con los más duros, el estilo es predominantemente hard rock siendo una de las canciones más intensas de todo el disco. La canción cuenta con la única participación de Robert Fripp y sus “soundscapes” en el disco, aunque tocó en algún tema más, finalmente descartado y publicado en un lanzamiento posterior de la banda.
“Sleep Together” – El final de la historia de Robby nos muestra al chico en la encrucijada en la que debe decidir qué quiere hacer con su vida “este es el momento, esta es tu vía de escape, hazlo ahora o húndete, hazlo o húndete y permanece hibernado”. A pesar de los latigazos heavy de las guitarras, se trata de la composición más electrónica de todo el trabajo y se mueve siempre por territorios oscuros e inquietantes, recordándonos en muchos momentos a los primeros discos de la banda en los que el peso de la electrónica era mayor. El cierre del tema lo pone un psicodélico final orquestal que sirve también para poner fin a un disco fascinante.
Porcupine Tree son una banda que ha pasado por tantas etapas distintas y bajo cuyo nombre han aparecido discos tan diferentes que es muy difícil afirmar que uno u otro trabajo sean el mejor del grupo. Sin entrar en ese tipo de comparaciones, lo cierto es que “Fear of a Blank Planet” es uno de los mejor valorados en el momento de su lanzamiento y hoy en día, seis años después, sigue manteniéndose en un puesto de privilegio entre las preferencias de los seguidores de la banda. Nosotros creemos que no sólo es uno de los mejores del grupo sino de todos los aparecidos en las últimas décadas dentro del rock progresivo o metal progresivo y os recomendamos a todos su escucha. Los interesados en adquirirlo tenéis un par de enlaces para hacerlo a continuación:
Os dejamos con la versión en directo de "Anesthetize":
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