martes, 2 de julio de 2019

Philip Glass - Motion Picture (2018)



En los últimos tiempos, Philip Glass ha ido formando una especie de grupo de artistas de confianza que se encargan de dar forma e interpretar partes importantes de su repertorio. Entre los más recientes destacan los violinistas Tim Fain y Robert McDuffie, el pianista Anton Batagov o la violonchelista Wendy Sutter pero si hay una artista que está encargándose de revisar una gran parte del legado del artista norteamericano con el beneplácito del mismo, esa es la pianista Maki Namekawa. En el blog hemos comentado ya un par de grabaciones con Namekawa interpretando a Glass, incluyendo su versión de la integral de los estudios para piano pero desde entonces los lanzamientos se han ido sucediendo hasta llegar al que queremos comentar hoy.

Se trata de una grabación del sello Orange Mountain Music en la que se recogen las adaptaciones de dos de las más inspiradas bandas sonoras de Glass en estos últimos años: “The Hours” y “Dracula”. La particularidad del disco reside en su origen. Todo surge cuando Elías Arizcuren funda el Cello Octet Conjunto Iberico, una formación compuesta exclusivamente por violonchelistas que en poco tiempo se hizo un hueco en el panorama internacional consiguiendo grandes elogios por parte de compositores de la talla de Arvo Pärt, Cristobal Halffter, Mauricio Kagel o el propio Philip Glass. Una versión suya del un movimiento de la tercera sinfonía del músico norteamericano rebautizada como “Symphony for Eight” fascinó a Glass que desde entonces tuvo en mente escribir algo específicamente para el octeto. Comoquiera que esta pieza no terminaba de llegar, Arizcuren sugirió al músico la posibilidad de grabar una serie de arreglos para su formación de diferentes obras de Glass, propuesta que el compositor aceptó encantado. Acompañados de voces, sintetizadores y percusiones en algunos temas, el Cello Octet Conjunto Ibérico publicó “Glass Reflections” en 2002.

Con el tiempo, Arizcuren dejó la formación que continuó trabajando ya sin él al frente con el nombre de Cello Octet Amsterdam hasta volver a cruzar sus caminos con los de Philip Glass el año pasado grabando junto con Maki Namekawa un par de arreglos de Michael Riesman para piano y violonchelos de las bandas sonoras citadas unas lineas más arriba. La melancólica tesitura de este instrumento de cuerda es fantástica para interpretar la música de Glass y el contrapunto brillante del piano ofrece un contraste exquisito.


Maki Namekawa con el Cello Octet Amsterdam durante un concierto.



“The Hours” - Probablemente estemos ante la obra de Glass que más difusión ha alcanzado y también ante una de las que más versiones diferentes ha conocido. La banda sonora original estaba escrita para piano y orquesta con algunos fragmentos en los que interviene un cuarteto de cuerda. En su versión en disco, el pianista es Michael Riesman (no así en la música que suena en la película, donde quien toca es David Arch). Apenas dos años más tarde, el propio Riesman escribió un arreglo de la banda sonora completa para piano solo y poco después creó una “suite” de concierto en tres movimientos basada en la música de la película. Esta versión fue grabada por Riesman junto con la Stuttgart Chamber Orchestra en un disco que sólo se lanzó como descarga digital. La revisión de Maki Namekawa y el Cello Octet Amsterdam bebe directamente de ese arreglo y a lo largo de sus tres movimientos nos muestra lo mejor de una obra notable.

“Dracula” - La historia es similar a la anterior. Glass escribió la obra para el Kronos Quartet y la idea era que se interpretase en directo acompañando a la proyección de la película. Al igual que ocurrió con “The Hours”, un tiempo después Riesman grabó su propia transcripción al piano de la obra. A partir de ahí se suceden también los arreglos alternativos. El Carducci Quartet graba una “suite” con ocho de los cortes de la banda sonora y el pianista Bruce Levingston hace lo propio con otros cinco cortes de su elección. Sin embargo es otra selección del propio Riesman aparecida junto con la “suite” de “The Hours” en el antes mencionado disco digital la que sirve de base para la que escuchamos aquí (difieren solo en un tema).


Así pues, tenemos una grabación más con material ya conocido de Glass con la particularidad de que en esta ocasión son dos obras muy accesibles para cualquier persona por lo que sería un disco perfectamente recomendable para neófitos. Aprovechamos para comentar que, aunque el ritmo de publicación de Orange Mountain Music, el sello actual de Glass, es muy alto, en los últimos tiempos se nota una cierta repetición de material siendo muy pocos los discos compuestos por obras inéditas y no muchos más los que incluyen alguna pieza suelta que no haya sido publicada antes. No estamos pidiendo a un músico de 82 que mantenga la producción de cuando era más joven, ni mucho menos. De hecho su ritmo de estreno de obras nuevas sigue siendo asombroso. Lo que sí sería interesante es que desde su discográfica fueran dando salida a todas las obras que aún no han sido publicadas y que se cuentan por decenas. Esperamos ir escuchándolas poco a poco en próximos años. Hasta que llegue el momento nos toca disfrutar de lanzamientos como este, que no es poca cosa.


 

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