Es curioso cómo
en el mundo de la música existen discos que son capaces de crear auténticas
facciones enfrentadas entre los fans de un artista en concreto (y usamos el
término “fan” con toda la intención). Mientras que unos los consideran una obra
maestra, los otros los tienen por auténticos sacrilegios que hacen que el
músico en cuestión pase a la lista de los ignorados, aunque es habitual que un
tiempo después esta situación se revierta (bien porque el fan cambia de
opinión, bien porque el artista vuelve al redil). Ocurrió con “Bringing It All Back Home” de Bob
Dylan, “Trans” de Neil Young, “You’re Under Arrest” de Miles Davis o “Achtung Baby” de U2.
El disco que hoy tenemos aquí podría formar parte también de
esa lista. En su momento supuso una ruptura con la trayectoria anterior de su
autor en muchos aspectos. El primero de ellos y quizá el que explica los demás,
es la ruptura del músico con un sello como ECM. Ya hemos hablado en anteriores
ocasiones de la editorial de Manfred Eicher, una fuente inagotable de buena
música durante décadas cuyos discos tienen una pátina de calidad indiscutible
aunque eso encierra también cuestiones algo más oscuras. Llegó un momento en
que Pat Metheny, uno de los músicos estrella del sello, se cansó de algunas de
las normas establecidas por Eicher y decidió abandonar la discográfica. Se
habían producido cambios en la forma de pensar del guitarrista que, tras una
estancia en Brasil se planteó un giro en su música, que incorporaría a partir
de ese momento nuevos elementos latinos y eso requería la participación de más
músicos y un proceso de creación, grabación y producción mucho más elaborado y
cuidado. Ahí es donde se produce el choque con ECM, partidarios de un proceso
de creación musical mucho más espontáneo y directo (se dice que los artistas
disponían de dos días para grabar y de un tercero para realizar los retoques
necesarios sobre la grabación y que esto no era negociable). Metheny no asumió
esas condiciones y abandonó el sello tras publicar “First Circle” en 1984 para
firmar con Geffen tras un par de trabajos muy concretos con otros sellos.
Para el nuevo disco, titulado “Still Life (Talking)”, el Pat
Metheny Group iba a experimentar una ampliación incorporando a los habituales
Lyle Mays (teclados), Steve Rodby (bajo, percusión), Pedro Aznar (voz,
percusiones, guitarras) y Paul Wertico (batería, percusión) las voces y la
percusión de Armando Marçal. La ausencia por cuestiones de agenda (era un
músico muy solicitado en aquel entonces) de Pedro Aznar fue reemplazada de modo
puntual en este disco por las voces de Mark Ledford y David Blamires.
Portada del single de "Last Train Home" |
“Minuano (six eight)” – El disco da comienzo con una pieza
escrita a dúo por Metheny y Lyle Mays, lo que queda en evidencia en el momento
en que escuchamos las armonías vocales de los primeros instantes que hacen las
veces de introducción hasta la entrada de la sección rítmica, perfectamente
construida de manera que va creciendo de forma paralela al resto de la pieza.
Es indudable que Lito Vitale aprendió mucho de la forma de componer de Mays y
cualquier seguidor del argentino reconocerá en muchos fragmentos de esta pieza
las bases de gran parte de la obra del músico en los años posteriores.
Volviendo a la composición, en ella escuchamos una versión de Metheny
reconocible para sus seguidores pero enriquecida con un montón de elementos
nuevos que llevan su música a otra dimensión. En la parte final escuchamos una
preciosa sección con el protagonismo de los teclados de Mays absolutamente
rompedora que nos deja con muchas ganas de escucharla evolucionar durante más
tiempo del que lo hace antes de regresar al tema central, de claro aire
brasileño.
“So May it Secretly Begin” – Aunque la guitarra sigue siendo la principal protagonista, la aparición de una sección de cuerda (suponemos que sintética, ya que no aparece acreditada en el disco) revela el cambio que estaba experimentando el sonido de la banda. El toque latino sigue muy presente, especialmente en el piano y la guitarra acústica aunque quizá apreciamos una cierta falta de músculo en una pieza que en momentos suena peligrosamente cercana al “smooth jazz”.
“Last Train Home” – Llegamos al punto culminante del álbum. La
pieza que elevó a Metheny a los altares, que saltó del disco a las sintonías de
televisión y radio haciendo que prácticamente todo el mundo esboce un gesto de
reconocimiento cuando comienza a sonar el metronómico ritmo de las escobillas
de Paul Wertico instantes antes de que la guitarra-sitar de Metheny comience a
ejecutar una melodía inolvidable. A partir de ahí, todo es magia y la banda se
conjunta de manera impecable a partir, especialmente, de los elegantes teclados
de un Mays en estado de gracia. Una obra maestra sin paliativos que se iba a
convertir en un clásico instantáneo.
“(It’s Just) Talk” – De nuevo Brasil se hace presente en el disco empapando toda la sección rítmica de un tema en el que, de nuevo, las voces tienen un protagonismo importantísimo. Más allá de eso, la pieza nos muestra al Metheny más conocido en plena transición aún hacia ese nuevo sonido con influencias del sur que culminaría un poco después en su disco “Secret Story”.
“Third Wind” – Segunda pieza escrita por Metheny y Mays en
el disco y, sin duda, la más frenética del mismo con un ritmo desatado desde el
comienzo que convierte a sus protagonistas principales (Paul Wertico y Armando
Marçal) en las auténticas estrellas del tema. Metheny, a pesar de la altura de
alguno de sus solos, no es sino un acompañante de lujo. Steve Rodby, muy
contenido durante todo el disco, hace aquí también una labor impresionante.
“Distance” – Lyle Mays firma en solitario la pieza más breve
del disco. Se trata de un interludio electrónico más cercano al “ambient” y a
la música clásica más vanguardista que al jazz por lo que su inclusión en el
disco choca bastante al no terminar de encajar con la filosofía de este aunque
tomada de modo aislado es una composición notable.
“In Her Family” – Cerrando el trabajo encontramos un tema
íntimo en el que la guitarra acústica se da la mano con el piano para construir
una pieza casi impresionista de esas con las que Metheny nos obsequia de cuando
en cuando. Mientras avanza el tema se van incorporando distintos elementos como
una suave percusión y algunos sonidos de cuerdas muy evocadores.
Cuando apareció el siguiente disco del Pat Metheny Group,
“Letter from Home”, se habló de que cerraba la trilogía latina iniciada con
“First Circle” y de la que el disco que hoy hemos comentado sería el segundo
volumen. Lo cierto es que esto no iba a suponer un regreso al Metheny anterior
tras la publicación de aquel disco ya que la mayoría de los elementos que se
habían incorporado a la paleta sonora del guitarrista iban a permanecer en su
música prácticamente hasta nuestros días. “Still Life (Talking)” es un gran
disco que no podemos dejar de recomendar y una pieza de la categoría de “Last
Train Home” debería estar en la discoteca de todo melómano que se precie. En su momento, como comentamos al principio, el trabajo suscitó cierta polémica entre los fans que consideraron que Metheny había "dulcificado" su sonido con la intención de vender más discos y hubo muchos de ellos que se bajaron del barco considerándose en cierto modo traicionados. Al mismo tiempo y a partir de la popularidad alcanzada por el single "Last Train Home", muchos otros aficionados se sumaron a la lista de seguidores del guitarrista en adelante. Sin entrar en demasiadas discusiones, ya que a nosotros nos gustan tanto el "nuevo" Metheny como el anterior, escogemos disfrutar de toda su música sin complejos. Aquellos interesados en hacerse con el disco lo pueden adquirir en los enlaces
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Nos despedimos con una rara actuación del grupo en la RAI interpretando "(It's Just) Talk" en directo:amazon.es
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Este disco me trae muchos recuerdos, ya que sonaba mucho en mi casa cuando era niño. Me acuerdo de que "Distance" me daba bastante miedo.
ResponderEliminarLa cuestión de la dulcificación de Metheny se me antoja planteada por oídos que no se han adentrado del todo en el disco. De acuerdo que "Still Life" no es "Song X" (con Ornette Coleman), pero la propia "Distance" o la frenética "Third Wind" demuestran, en mi opinión, que al guitarrista le seguían gustando las emociones fuertes. La incorporación de elementos brasileños me parece muy fina y enriquecedora; seguramente, la colaboración de Metheny con Milton Nascimento en "Encontros e despedidas" fue un valioso incentivo para esta evolución sonora.
Un saludo ;)