domingo, 13 de marzo de 2022

Leonard Cohen - Various Positions (1984)



Hay muchos artistas que han sido mencionados en el blog en algún momento pero a los que aún no hemos dedicado una entrada en todos estos años. Hoy tachamos de esa lista a uno de ellos: Leonard Cohen. La suya es una carrera fascinante que comenzó al margen de la música ya que el canadiense era, fundamentalmente, un escritor que, de hecho, había publicado ya cinco poemarios antes de grabar su primer disco. De hecho, en su faceta musical encontramos largos descansos que aprovechaba para continuar escribiendo poemas y novelas.


A mediados de los sesenta fue cuando Cohen probó fortuna como cantautor ante la poca repercusión de sus poemas y fue precisamente uno de ellos, que ni siquiera estaba pensado como canción, el que llamó la atención del mundo. Hablamos de “Suzanne”, que ya acompañado de música se convirtió en un relativo éxito cuando Judy Collins incluyó una versión en su disco “In My Life”. Meses después, Cohen la grabaría para su disco de debut, uno de esos trabajos que ganan con los años un reconocimiento mucho mayor que el que tuvieron en el momento de su publicación. Nosotros vamos a dar un salto y a dejar atrás una primera etapa de su carrera que situamos en el periodo 1967-1979 y tras la cual, el cantante hizo un parón de varios años, roto en 1984 con la publicación de “Various Positions”.


En ese tiempo, Cohen se dedicó a escribir y a visitar a sus hijos, que en aquel entonces vivían en Francia. Entre unas cosas y otras fue naciendo su poemario “The Book of Mercy” y el disco que acabamos de mencionar, en el que se aprecian varios cambios importantes. Por una parte, la presencia de Jennifer Warnes (la cantante del tema central de “Oficial y Caballero” junto con Joe Cocker o más tarde del de “Dirty Dancing” con Bill Medley). Parecía una vocalista que se estaba especializando en duetos con cantantes masculinos y ese iba a ser prácticamente su rol aquí. Jennifer, en todo caso, ya había formado parte de los coros del disco anterior de Cohen. Por otra, el sonido del disco se expande con arreglos de cuerdas y, sobre todo, la aparición de instrumentos electrónicos que a partir de entonces serían ya habituales en los discos del artista. Junto a Cohen y Warnes participan en el disco, John Lissauer como arreglista y teclista, Sid McGinnis (guitarra), John Crowder (bajo) y Richard Crooks (batería).


Leonard Cohen con Jennifer Warnes


“Dance Me To the End of Love” - La primera canción del disco pasó inmediatamente al repertorio de Cohen en directo y se quedó ahí prácticamente durante el resto de su carrera. Es una canción extraña con un ritmo que recuerda al sirtaki griego y con unos arreglos electrónicos que hoy suenan tremendamente anticuados pero que, pese a todo, funcionan bien. La aportación de Jennifer Warnes como segunda voz es fantástica y se revela enseguida como el gran hallazgo del trabajo. Los coros, que parecen sacados de cualquier canción francesa de los sesenta tampoco han envejecido de la mejor forma pero su efecto no pasa de sacarnos una sonrisa condescendiente.




“Coming Back To You” - Tras el inicio escuchamos una balada con un cierto toque country que aparecería más claramente en muchos otros momentos del disco. Lo más interesante son los arreglos de piano y guitarra que mezclan muy bien con la profunda voz de Cohen pero no es una canción especialmente memorable.


“The Law” - Ocurre lo contrario con el siguiente corte, mucho más moderno en su enfoque, con un gran uso de los coros y unos arreglos de sintetizador absolutamente innovadores en la carrera de Cohen que hasta este momento era el clásico cantautor de voz, guitarra y pocos elementos más. De no ser porque aún falta por venir uno de los grandes himnos del canadiense, bien podría ser nuestra canción favorita del disco.


“Night Comes On” - Con esta canción volvemos a los conceptos de la anterior “Coming Back to You” pero mucho más trabajados. De nuevo el dúo con Warnes es fantástico y melódicamente estamos ante una pieza que está varios escalones por encima de aquella. Un delicioso vals que no nos cansamos de escuchar una y otra vez.


“Hallelujah” - Es difícil decir algo que no se haya dicho ya de esta joya que es, quizá con “Suzanne”, la canción insignia de todo el repertorio de Cohen aunque, curiosamente, alcanzó mayor difusión en grabaciones ajenas, especialmente en la versión que grabó John Cale en 1991 y en la de Jeff Buckley de unos años más tarde. La versión original de Leonard Cohen peca quizá de recargada con demasiados elementos que pueden distraer como el coro que la acerca al gospel cuando versiones mucho más descargadas de instrumentación han demostrado funcionar mejor. Con todo, es una canción imprescindible que no falta en los listados de los mejores temas de la historia, no solo de Cohen sino del pop/rock en general.




“The Captain” - Se nos ocurren pocas canciones más anticlimáticas que esta, ubicada en este preciso momento del disco. Tras “Hallelujah” podríamos esperarnos cualquier cosa menos un tema “country” de aire paródico (“I risked my life but not to hear some country-western song” reza uno de sus versos). En cualquier otro momento, este tema nos podría haber parecido hasta simpático pero aquí no pasa de una broma sin demasiada gracia.


“Hunter's Lullaby” - Afortunadamente el disco vuelve a subir el nivel con esta balada disfrazada de canción de cuna y mucho más inspirada en todos los sentidos. A nuestro juicio, una de las mejores canciones del disco.


“Heart With No Companion” - Cohen se muestra extrañamente contumaz y vuelve al country con este tiempo medio que, siendo más interesante que la anterior “The Captain” no termina de gustarnos demasiado.


“If It Be Your Will” - Sin embargo, Cohen tuvo el buen gusto de dejar para el final otra joya cantada a dúo con Jennifer Warnes. Una verdadera preciosidad en forma de balada de esas que nos dejan con la sensibilidad a flor de piel. Por momentos tiene un cierto aire a vieja canción irlandesa, lo que no dejaría de tener relación con el country que ya hemos escuchado en el disco pero aquí no le podemos poner ni un solo pero.




En realidad, y pese a contener dos de las canciones más recordadas de Cohen, “Various Positions” fue solo la antesala de su gran éxito mundial que llegaría con el siguiente trabajo varios años después. Lo interesante de este trabajo es que aquí se ven los primeros pasos en esa nueva dirección en forma de arreglos de sintetizador (que en el próximo disco serían ya fundamentales) y el apoyo vocal en una voz femenina o en un coro, opciones ambas que adornan y complementan muy bien la profunda y particular voz de Leonard Cohen. Solo por la presencia de “Hallelujah”, este disco es imprescindible entre los del artista canadiense pero no estará de más en ninguna discoteca que pretenda presumir de completa. Os dejamos con la que quizá sea la mejor versión de la canción a cargo de Jeff Buckley:




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