El compositor islandés Olafur Arnalds ha aparecido mucho menos de lo que debería por el blog. De hecho, en el momento de comenzar a escribir esto nos damos cuenta de que ha sido mencionado muy a menudo en reseñas de discos de otros artistas pero hasta hoy solo le hemos dedicado un par de entradas, algo que resulta muy pobre para sus merecimientos. El disco que hoy nos ocupa es el último publicado por el músico, aparecido en 2020 bajo el título de “Some Kind of Peace”. Se trata de un trabajo más introspectivo si cabe de lo habitual en Olafur, que cuenta para la ocasión con varios artistas invitados en determinados momentos del disco. Cuando decimos lo de introspectivo, lo es más que nunca y en sentido literal ya que todos los cortes parten de reflexiones sobre la vida misma, la situación actual y las reacciones y respuestas que todo ello suscita en nosotros como personas. Un disco sobre el cambio, sobre la adaptación a lo nuevo, sobre la muerte en algún momento... grandes temas con los que el carácter de la música de Olafur resuena de una manera muy especial.
En la grabación interviene un cuarteto de cuerda formado por Björk Óskarsdóttir y Sigrún Hardardóttir (violines), Karl Pestka (viola) y Unnur Jónsdóttir (violonchelo) además del propio Olafur al piano y los sintetizadores. Participan también en alguno de los temas Bonobo (sintetizadores y producción), JFDR, Josin y Sandarayati Fay (voces) y Josh Wilkinson (programación).
“Loom” - El primer corte es una colaboración con el músico electrónico británico Bonobo. Se trata de una pieza repetitiva con sonidos deliberadamente sucios en su primera parte, entre los que se filtran unas voces llenas de misterio antes de disolverse lentamente con un piano lleno de texturas líquidas al estilo de Harold Budd.
“Woven Song” - Para el segundo tema, Olafur recurre a una grabación de la cantante Herlinda Agustín Fernández interpretando un cántico tradicional de la Amazonía peruana. Alrededor del mismo va tejiendo una red a base de piano y cuarteto de cuerdas muy delicada en su línea habitual.
“Spiral” - Uno de los mejores temas del disco. Parte del cuarteto de cuerdas y poco a poco va incorporando el piano y algunos efectos electrónicos. Hay muchos puntos en común entre la música de Olafur Arnalds y la de Johann Johannsson y esta pieza los recorre todos hasta el punto de que nos costaría mucho decidir quién es su autor de no saberlo previamente.
“Still / Sound” - La siguiente pieza juega con los ecos y los efectos sonoros alrededor de un tema muy sencillo de piano y sintetizadores. La repetición de un breve motivo es toda la base de una composición que apenas evoluciona sino que da vueltas alrededor de sí misma con muy leves variaciones, la más interesante de las cuales es el violín que se incorpora en el tramo final.
“Back to the Sky” - Llega la segunda colaboración importante del disco de la mano de la cantante y multi-instrumentista islandesa Jófríður Ákadóttir, más conocida (y pronunciable) por su nombre artístico, JFDR. El principal elemento diferenciador del corte con lo que llevamos escuchado hasta ahora es el tranquilo ritmo que incorpora, creado a base de samples, y que realza la voz de la artista en lo que perfectamente podría ser un single para la radio.
“Zero” - Con el siguiente corte volvemos a la atmósferas características del músico islandés. A su piano vibrante y etéreo, a los ecos que forman parte de la propia pieza y a los tenues “pads” electrónicos que poco a poco ganan sitio al silencio hasta termina por sofocar al resto de instrumentos.
“New Grass” - Un tono más jovial tiene esta pieza en la que los alegres acordes iniciales del piano se ven acompañados enseguida por las cuerdas. Se repite el esquema habitual en el que ese segundo elemento que aparece termina por convertirse en el principal y aquí lo hace con una composición maravillosa que no para de evolucionar con un precioso tema solista a cargo de la viola que, a nuestro juicio, es de los más inspirados del disco.
“The Bottom Line” - La alemana (de madre coreana) Josin es la cantante invitada en esta preciosa balada en la que el piano repite una y otra vez una serie de acordes sobre los que se despliegan cuerdas y voz junto a un monótono ritmo electrónico que apenas estorba en la audición.
“We Contain Multitudes” - El comienzo del tema es, quizá, el más melódico del disco y probablemente el único en el que es precisamente la melodía y no las atmósferas y ambientes, la que ocupa el centro. Es una pieza delicada que recupera el sabor de ciertas músicas que poblaban décadas atrás los lanzamientos de sellos como Windham Hill o Narada.
“Undone” - Un texto sobre la muerte leído por la cantante Lhasa de Sela, precisamente fallecida a causa de un cáncer en 2010, abre un corte que se desarrolla como la mayoría de los del trabajo: con un juego de piano al inicio y con la sección de cuerdas que crece a partir de ahí. Un gran broche que lejos de tener un tono triste, nos evoca esperanza.
La música de Olafur Arnalds depara pocas sorpresas pero hasta el momento mantiene un altísimo nivel de calidad en todos sus lanzamientos por lo que le consideramos uno de los artistas más interesantes de una generación de músicos de la que hemos hablado mucho aquí y cuyos mayores exponentes serían, además del propio Olafur, Max Richter, Johann Johannsson o Nils Frahm entre otros. Quizá de todos ellos sea Arnalds el que menos versátil se ha mostrado hasta la fecha (aunque trabajos como Kiasmos en colaboración con Janus Rasmussen podrían desmentir fácilmente esta afirmación). En todo caso es uno de esos nombres a seguir sobre los que hay que tener siempre puesta nuestra atención.
Nos despedimos con uno de nuestros cortes favoritos del trabajo:
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