miércoles, 12 de febrero de 2025

Laurie Anderson - Amelia (2024)



De pionera a pionera. Ese podría ser un titular fácil para hablar del último trabajo publicado hace unos pocos meses por Laurie Anderson, la polifacética artista que, de vez en cuando, graba algún disco para recordarnos que la música es la actividad por la que es más conocida. Realmente no hablamos de una obra nueva ya que sus primeras versiones datan de hace más de veinte años pero sí  que es la primera vez que decide grabarla. Hablamos del homenaje sonoro que, bajo el nada rebuscado título de “Amelia”, Laurie rinde a la aviadora Amelia Earhart. Estamos hablando de una mujer que rompió varias barreras en su época y que se convirtió en la primera en cruzar el Atlántico sin escalas entre muchos otros logros que la hicieron extraordinariamente popular y la convirtieron en un mito en la cultura estadounidense. También como icono feminista por su labor en favor de la presencia de la mujer como piloto y en muchos otros campos. Como dato significativo, no adoptó el apellido de su esposo tras casarse y, si en alguna ocasión se referían a ella como Mrs. Putnam ella empezaba a hablar de su marido como Mr. Earhart.




El mito de Amelia se agigantó hasta el nivel de leyenda con su último vuelo, en 1937, en el que pretendía convertirse en la primera mujer en circunnavegar el globo desapareciendo para siempre en algún lugar indeterminado del Océano Pacífico. Pese a todas las teorías sobre su posible destino final, lo cierto es que no hay ninguna prueba definitiva ya que nunca se encontró ningún resto del avión o de sus tripulantes.




Es precisamente en esta última travesía donde nace la inspiración de Laurie Anderson para narrar la historia de Earhart basándose en las crónicas de la última aventura y también en los diarios de vuelo de la aviadora. Si en su aclamado “Landfall”, Laurie se acompañaba de los miembros del Kronos Quartet, aquí tiene como soporte a la Filarmónica de Brno dirigida por Dennis Russell Davies con varios invitados especiales como Ahnoni, quien participa en la narración, o el guitarrista Marc Ribot. El disco es breve, poco más de media hora de grabación, y se estructura en 22 cortes lo que hace que la mayoría de ellos duren alrededor del minuto pero esto no impide que la escucha sea fluida y coherente. La voz de la propia Amelia se puede escuchar en uno de ellos dando un toque extraordinariamente emotivo a ese momento.




El disco comienza con “To Circle the World” y la narración de Laurie acompañada de su viola eléctrica en la que presenta el objetivo de la misión con un ambiente que recuerda mucho a su clásico disco “Big Science”, especialmente con la entrada de la voz procesada. Transcurren los diferentes cortes sin solución de continuidad hasta llegar al primer dúo de la artista con Ahnoni (que dobla la voz de Laurie en “Aloft” con la estremecedora intervención de las cuerdas de la orquesta. Un breve solo de violín nos deja ante otro tramo de narración que va contándonos las diferentes etapas del vuelo, desde “San Juan” a “Brasil”, donde escuchamos la guitarra de Marc Ribot antes de pasar a “Crossing the Equator”, segunda intervención de Ahnoni envuelta en unas cuerdas que parecen mecidas por el viento y las olas y nos regalan alguno de los mejores momentos del disco. Un tono más grave se apodera de la grabación en “The Badlands” cuando comprobamos lo duro de la travesía y cómo Amelia lo tenía todo previsto cuando en la magnífica “The Letter” cuenta como llevaba una carta en un idioma que ni siquiera entendía para el caso de que el avión tuviera un accidente sobrevolando el desierto de Arabia con instrucciones sobre qué hacer y a quién llamar. Volvemos a escuchar a Ahnoni en la preciosa “India and on Down to Australia” que mezcla ritmos de la música india con las clásicas texturas de la música de Laurie, la orquesta y un dúo vocal magnífico a cargo de las dos estrellas. La segunda parte de la obra comienza con la voz de la propia Amelia Earhart hablando del papel de la mujer en el mundo moderno y su relación con los avances científicos y tecnológicos y enlaza con “Flying at Night”, otra de esas piezas de Laurie Anderson que nos recuerdan mucho a su obra maestra de 1982 citada más arriba: “Big Science” y que se cuentan entre las mejores del disco en nuestra opinión. En todo caso estamos en un tramo lleno de piezas muy interesantes que, por su corta duración y por el hecho de estar enlazadas unas con otras, hace complicado destacarlas individualmente pero “Road to Mandalay” es otra de las que merece la pena destacar, con un toque alegre a cargo de Ribot que contrasta con la tensión del resto del disco y el tono trágico que adopta a partir de ahora culminando con “The Wrong Way”, penúltima intervención de Ahnoni y donde empezamos a tener conciencia de que el viaje no va a terminar bien, algo que culmina en la conversación que escuchamos en “Radio” y en la emotiva “Lucky Dime” que cierra el disco con el siguiente texto: “Brilla. Mi avión brilla como una moneda de la suerte. Veo mi sombra en el agua. Lo que más recuerdo es el sonido del motor”. La última frase es la misma que Laurie utilizaba para abrir el disco media hora antes.




Somos conscientes de que utilizamos muy a menudo la palabra “fascinante” para calificar a muchos de los artistas que aparecen en el blog pero en el caso de Laurie Anderson creemos que pocas definiciones se le ajustan mejor. Comprobamos, además, con cierta sorpresa, que no le hemos prestado la atención debida a su discografía por aquí pese a ser una artista extremadamente influyente pero que apenas ha publicado un puñado de discos de estudio en más de cuarenta años de carrera. Trataremos de corregirlo en el futuro tratando de centrarnos en sus primeros trabajos. Mientras tanto, no dejéis de escuchar este viaje sonoro con el que Laurie rinde homenaje a uno de los grandes iconos del siglo pasado. Particularmente, “Amelia” nos parece uno de sus mejores discos en mucho tiempo, a la altura de su anterior “Landfall”.