Una de las cosas que más nos gustan de Pat Metheny es su inquietud que no le permite pasar mucho tiempo en el mismo sitio, musicalmente hablando. Eso hace que, especialmente en los últimos tiempos, podamos disfrutar de discos completamente diferentes en cuanto a concepto, estilos y formato con ideas no exploradas anteriormente. En un músico con más de 50 años de carrera nos parece algo maravilloso y es una actitud que le he convertido en la única persona en haber ganado el premio Grammy en diez categorías diferentes.
El salto que le llevó hasta el disco que comentamos hoy fue también bastante radical. En 2010, el músico estaba enfrascado en su proyecto “Orchestrion”, una especie de gigantesco mecanismo diseñado para tocar diferentes instrumentos con el que grabó un par de discos. En esos mismos años trabajaba en la formación de su Unity Band, la sucesora, al menos por un tiempo, del Pat Metheny Group. Quizá para escapar de todas esas complejidades, el músico decidió grabar en 2012 “What's It All About”, un disco exclusivamente de guitarra con la peculiaridad de que no contenía, por primera vez en la carrera de Pat, ningún tema propio. Todo eran versiones de otros artistas. En palabras del propio guitarrista, de artistas que le emocionaron cuando ni siquiera sabía que quería ser músico. Algunos cuando ni siquiera había cogido una guitarra por primera vez. En la selección hay de todo, desde canciones inmortales de esas que todos conocemos de memoria hasta instrumentales surf. Pese a la novedad del concepto, Metheny calificó el disco como la secuela de “One Quiet Night”, su anterior trabajo de guitarra solista.
“The Sound of Silence” - Pocas canciones tan tópicas, y por ello difíciles de interpretar sin caer en lugares comunes como este inmortal tema de Paul Simon. Metheny opta por una versión extremadamente lenta en la que se recrea en cada compás, extendiéndolo y explorando toda variación posible. Una revisión fantástica que saca todo el partido a su guitarra de 42 cuerdas, más un arpa que una guitarra propiamente dicha y que aparece en el disco solo en este corte.
“Cherish” - Terry Kirkman compuso esta canción en 1966 para su grupo The Association, una de tantas formaciones vocales de la época con abundante apoyo de guitarras (solían tener tres). La canción tiene el encanto y la inocencia de aquellos años pero Metheny le cambia la cara por completo reconvirtiendola en una suerte de instrumental folk que podría pasar por original.
“Alfie” - Pocos dúos tan eficaces a la hora de escribir éxitos como la pareja formada por Burt Bacharach y Hal David. Esto hizo que sus servicios fueran reclamados para el cine en muchas ocasiones como en el caso que nos ocupa con la canción para la película del mismo título. No fueron pocos los artistas que la grabaron posteriormente, incluyendo nombres como el de Cher pero la versión que más éxito alcanzó fue la de Dionne Warwick en 1966. Una balada clásica que Metheny hace suya con la mayor naturalidad.
“Pipeline” - The Chantays son, porque siguen en activo, una banda de surf rock que tuvo grandes éxitos en el género en los sesenta, especialmente con este instrumental imprescindible en toda recopilación de ese tipo de música. Curiosamente fue una pieza escrita inspirada en la película “El Hombre que Mató a Liberty Valance” pero la popularidad de los temas surferos en la California de aquellos años hizo que le cambiasen el título por el de “Pipeline” con el que triunfaron por todo lo alto. Metheny hace aquí una magnífica versión con una guitarra acústica convencional abandonando la guitarra barítono que interpreta en casi todo el disco.
“Garota de Ipanema” - Es difícil entender a Pat Metheny sin la música de Brasil y si hay un tema que la represente como pocos es esta canción de Antonio Carlos Jobim, tan tópica en su categoría como podía serlo la de Paul Simon que comentamos antes. El enfoque es similar, no cayendo en una interpretación fiel y reconocible, sino explorando cada nota deleitándose en ella con fruición como sólo Metheny sabe hacer.
“Rainy Days and Mondays” - Viejo éxito de The Carpenters de 1971 que el guitarrista afronta de un modo más convencional respetando el tono y la cadencia de la pieza original con muy buenos resultados. Aunque la voz de Karen es insustituible en una canción así, Metheny hace un gran trabajo con el tema dándole vida propia.
“That's the Way I Always Heard It Should Be” - Tema extraído del disco de debut de Carly Simon. Otra canción muy conocida a la que Metheny decide ser fiel en su enfoque. Un tiempo medio más o menos convencional en el que el guitarrista tampoco aporta demasiadas novedades.
“Slow Hot Wind” - Seguimos con una pieza de 1959 de Henry Mancini a la que Metheny despoja de todo su sonido suntuoso e inconfundible para darle un ritmo diferente, casi de bossa nova, terreno en el que el guitarrista se siente como pez en el agua.
“Betcha Be Golly, Wow” - Un enfoque similar es el que tenemos en la versión de esta canción soul de 1972 escrita por Thom Bell y Linda Creed. Metheny respeta las partes melódicas pero la transforma en otra cosa, algo que parece sentarle bien a la composición que ha tenido versiones muy diferentes como la que grabó en 1995 nada menos que Prince.
“And I Love Her” - Los Beatles son una referencia ineludible para músicos de todo tipo y parecen haber calado muy hondo especialmente en los de jazz. Ya hemos comentado alguna versión de ellos a cargo de Brad Mehldau en su momento y aquí le toca a Metheny que combina el respeto por el original y su estructura con la aportación de arreglos y partes propias en el segmento central muy acertadas. Excelente cierre para un trabajo que nadie calificará de imprescindible pero cuya escucha es una gozada.
Con esta grabación, Pat Metheny ganó el Grammy al mejor disco “New Age” en la edición de 2012 de los premios. Extraña categoría con la que muchas veces se relaciona al guitarrista y en la que ya había estado nominado antes (y lo ganó) con el mencionado disco “One Quiet Night”. Por lo que fuera, parece que a los encargados de este tipo de designaciones la guitarra acústica les encaja mejor en el género “New Age” que en otras opciones. Como admiradores del músico, disfrutamos de cada segundo de “What's It All About”, un disco para volver a él cada cierto tiempo. Como curiosidad, la versión en vinilo del disco contenía dos cortes más (uno solo la digital) pero no hemos tenido la ocasión de escucharlos por lo que quedan fuera de la reseña.
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