Vamos a hablar hoy de un disco clásico donde los haya, no sólo en la discografía de su autor sino en todo el ámbito de las llamadas “nuevas músicas”. Aprovecharemos también para profundizar un poco más en la manera de trabajar de Michael Nyman, tan particular y original como polémica por lo que tiene de imitación, cercana al plagio en muchas ocasiones.
Se trata de la banda sonora del que en su momento fue el segundo largometraje de Peter Greenaway, “El Contrato del Dibujante”, una película de época ambientada a finales del siglo XVII. La idea de Nyman era la de adaptar música del tiempo en que transcurría la acción por lo que la elección de Henry Purcell surgió de forma casi natural. En palabras de Nyman, Purcell es, con toda probabilidad, el más grande compositor nacido en tierras inglesas y fue objeto de su inacabada tesis doctoral años atrás. Un tiempo antes, Nyman había escrito su primera pieza en la linea que le haría famoso, es decir, partiendo de una obra clásica (en aquella ocasión, un fragmento de la ópera “Don Giovanni” de Mozart) y adaptando una o varias lineas melódicas de la misma a su estilo e intrumentación, que suele incorporar elementos cercanos al rock como el bajo eléctrico y los ritmos sincopados. Para el film de Greenaway, Nyman repite el mismo proceso, no ya para una pieza en concreto sino para toda la banda sonora que queda de este modo emparentada con las imágenes a través de un curioso paralelismo: la música tiene mucho de época pero también de contemporanea; lo que nos muestra el director británico, también. Los ambientes son antiguos pero tan exagerados que resultan irreales (especialmente en cuanto al vestuario, que exagera hasta el barroquismo más extremo todos los detalles de la época buscando de manera consciente crear una impresión de artificialidad en todo el metraje).
En la citada tesis doctoral, nunca terminada, Nyman sostenía que había una relación entre la música inglesa del siglo XVI y XVII y sus métodos repetitivos (cánones, rondós…) y la llamada “process music” del XX a la que luego el propio Nyman llamó minimalismo creando así la denominación con la que hoy se conoce a este movimiento. Por ello, la reconstrucción de la obra de un músico de aquella época para ajustarlo a los formatos actuales tenía muchos visos de terminar por dar un resultado aceptable. Para la banda sonora, Nyman se propuso partir de tres ideas principales: 1) No utilizar las piezas más conocidas de la obra de Purcell con el objeto de recordar al compositor inglés pero sin hacer una especie de recopilación. 2) que fueran piezas cercanas a los parámetros de la música del propio Nyman para que el trabajo de transformación de las mínimas fuera el mínimo posible y 3) que la música se adaptase en todo momento a la duración de la película. Este último requisito hizo que mucha música se perdiera en el montaje final: parte de los fragmentos inicialmente escogidos de Purcell no se llegaron a adaptar, parte de lo que se adaptó, no se grabó finalmente y mucho de lo que se grabó, no llegaba a sonar en la película o lo hacía sólo de manera fragmentada. La banda sonora fue publicada en 1982 dividida en siete composiciones:
“Chasing Sheep is Best Left to Shepherds” – Quizá la pieza más famosa de Michael Nyman hasta el estreno de la película “El Piano” años más tarde. Toma como base el preludio de la segunda escena del acto tercero de la ópera “King Arthur” y destaca el continuo ritmo de bajo eléctrico (elemento característico y distintivo de la música de Nyman) sobre el que su banda va desarrollando la melodía principal. Los lectores españoles recordarán perfectamente la melodía por ser sintonía de un popular programa de televisión en los noventa titulado “Queremos Saber”.
“The Disposition of the Linen” – Adaptada de la canción “She Loves and She Confesses Too”, la pieza de Nyman gana en velocidad y dinamismo. Sobre el ritmo de bajo, las cuerdas van tejiendo el tapiz de melodías entrelazadas característico del compositor inglés. En el original tenemos una melodía principal a cargo del cantante y un acompañamiento de guitarra, guitarra baja y vihuela. Todas esas partes están presentes en la nueva versión pero a ellas se añaden arreglos repetitivos y nuevas lineas melódicas que refuerzan las originales.
“A Watery Death” – Nyman toma como inspiración la chacona de la “Suite No.2 in G minor” para clave. La pieza de la película se abre con una introducción que combina las maderas en tonos graves como base y una melodía que remite a la principal del tema que abría el disco. Los violines entran a continuación como un elemento rítmico más. Algo más tarde entramos en una parte marcada por el clave en la que la melodía se atomiza en distintos fragmentos, unas veces a cargo del violín, otras veces del trombón y otras del propio teclado. Es ésta parte final de la pieza la que nos muestra reminiscencias de la obra de Purcell y es un buen ejemplo para comprobar cómo Nyman adapta unos elementos y desecha otros para reemplazarlos por ideas de su propia cosecha.
“The Garden is Becoming a Robe Room” – Otra de las composiciones más populares de Nyman, toma como base la canción “Here the Deities Approve”. Con las maderas creando el bajo continuo, son las cuerdas las que llevan todo el peso de la parte melódica creando un conjunto de gran belleza a partir de repeticiones de breves fragmentos. Mucho más reposada que el resto de piezas del disco, creemos que es una de las más logradas con diferencia. La parte final, con la entrada del clave, marca un cambio muy elegante en el tema que se despide de forma gradual sin perder ni un ápice de intensidad. Creemos que en esta pieza concreta se pone de manifiesto como en ninguna otra la capacidad de modificación de la obra original por parte de Nyman. En la canción de Purcell, la viola de gamba hace las veces de bajo continuo y el cantante lleva la melodía principal casi sin más acompañamiento hasta los instantes finales. Desde las primeras notas de la obra de Purcell, la identificamos sin dudarlo con el periodo histórico al que pertenece. Las notas de Nyman son exactamente las mismas pero con un mínimo cambio en instrumentación y ritmo suenan como si hubieran sido compuestas en las últimas décadas. Os dejamos las dos piezas para que podais compararlas:
“Queen of the Night” – Un agresivo comienzo con el bajo en primer plano repitiendo una breve secuencia de notas de forma machacona va dando paso a unas cuerdas tremendamente afiladas con el certero refuerzo de las maderas. Si no estuvieramos sobre aviso, consideraríamos la pieza como una obra minimalista más, llena de tensión y ritmo. Si escuchamos, en cambio, la canción original de Purcell “So When the Glitt’ring Queen of the Night” podemos ver cómo ésta no tiene nada que ver. Una vez más, las notas son las mismas pero la transformación ha sido total. Podemos extrapolar el ejemplo a “Las Meninas” de Velazquez y la versión de Picasso del mismo cuadro. Evidentemente el tema y los personajes son los mismos pero las obras con radicalmente diferentes y es que quizá sea ese el enfoque con el que hay que acercarse a la obra de Nyman. Como con el tema anterior, os dejamos los ejemplos para que compareis:
“An Eye for an Optical Theory” – Otra de las composiciones clásicas del repertorio de Nyman y la única del disco que no está basada en música de Purcell, a quien se atribuyó durante mucho tiempo la autoría de este “Ground in C minor” cuya paternidad se concede actualmente a su contemporaneo William Croft. Al contrario que en otras piezas del disco, es el saxofón el protagonista principal en este caso, manteniendo un ritmo constante y saltarín alrededor del cual juegan las cuerdas en una composición muy dinámica y alegre. Nyman se queda con la linea melódica que toca la mano izquierda en el original para clave y adapta muy libremente fragmentos concretos de la otra mano para sus propósitos. Como señalaba en las normas que se propuso seguir para esta banda sonora, la música recordará a Purcell (o a Croft en este caso) pero no será reconocible en una primera escucha.
“Bravura in the Face of the Grief” – El cierre del disco es también la pieza más extensa del mismo. Nyman la aborda como una especie de resumen en el que caben todos los estilos mostrados en las piezas anteriores, desde los momentos más plácidos hasta los más tensos pasando por los ritmos casi rockeros con una extensa parte de clave al final. La inspiración, por así decirlo, viene del aria “The Plaint” de la opera “The Fairy Queen” y como viene siendo habitual, la parte que Nyman suele “vampirizar” es principalmente la que queda en segundo plano, el bajo continuo y los acompañamientos.
“El Contrato del Dibujante” fue la primera película de Greenaway que alcanzó cierta notoriedad y eso impulsó también la carrera de Nyman como músico (y afianzó al tándem como pareja de hecho artística durante muchos años). Quizá fuera éste éxito lo que animó a Nyman a seguir trabajando en el futuro con su particular método adaptando obras de autores clásicos y traduciendolas a su propio lenguaje. Para muchos críticos, ese “modus operandi” no se puede considerar composición y eso ha hecho que la obra de Nyman no siempre haya sido bien vista. De cara a que podais comprobar en qué consiste la adaptación, hemos añadido algunos videos en los que confrontamos la obra original de Purcell con la música de Nyman y así saqueis vuestras propias conclusiones. Lo curioso es que, independientemente de que el músico esté adaptando a Purcell, a Mozart o Schumann, toda la música suena inconfundiblemente a Nyman. Existe por tanto un hilo conductor, una aportación propia, inapreciable a primera vista que hace que la impronta de Nyman esté presente en su música y eso, al fin y al cabo, es lo que muchos llaman “estilo”. Por otra parte, no toda la obra del compositor británico está escrita con este método y tiene una gran cantidad de composiciones publicadas que son cien por cien originales, lo cual juega en su favor a la hora de hacer una valoración de toda su producción. Intervienen en el músico los integrantes de la Michael Nyman Band de la que formaban parte en aquel momento Alexander Balanescu (violín), Malcolm Bennatt (bajo), Andrew Findon (saxo barítono), Barry Guy (contrabajo), John Harle (saxos soprano, alto y tenor), Ian Mitchell (clarinete, clarinete bajo y saxo alto), Michael Nyman (piano y clave), Elisabeth Perry (violin), Steve Saunders (trombón bajo y eufonio) y Keith Thompson (saxo tenor). Curiosamente, en los créditos del disco aparece el bueno de Henry Purcell como asesor musical.
Cuando escuchamos por primera vez la música de Michael Nyman no conocíamos las peculiaridades de su forma de componer y la disfrutamos plenamente. Una vez que te explican el truco, no puedes evitar que tu percepción sea distinta pero merece la pena hacer la comparación entre el original y la adaptación para disfrutar doblemente de la obra de Purcell (en este caso) y del trabajo de Nyman. Nos despedimos con el trailer de película no sin antes recomendaros los habituales enlaces:
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