sábado, 28 de mayo de 2022

Vangelis (1943-2022)



Hay noticias que llegan y te dejan sin respuesta. Así nos quedamos hace ya unos cuantos días cuando nos enteramos de la muerte de Vangelis. El mismo Vangelis que comenzamos a pronunciar mal, con acento en la “a” y tomando la “g” como si fuera una “y” cuando descubrimos su música en nuestra adolescencia y que seguimos pronunciando mal hoy en día pese a saber hace tiempo que la forma correcta de nombrarle era con acento en la “e” y como si entre la “g” y ésta hubiera una invisible letra “u”.


Realmente, y como ocurre con muchos de esos artistas ya consolidados que nos asombran en la primera juventud, lo que hicimos en un momento dado fue ponerle un nombre al autor de músicas que veníamos escuchando desde mucho tiempo antes y es que piezas como “Pulstar”, “La Petite Fille de la Mer”, “Alpha” o “L'Enfant” estaban ahí, pululando por nuestra cabeza ya en nuestros primeros recuerdos en busca de una persona a la que asociarlas.


Más tarde, claro, empezamos a explorar toda su trayectoria y a quedar fascinados ante la complejidad y diversidad de su obra, desde sus inicios en el pop/rock y en las corrientes progresivas, sus colaboraciones con distintos cantantes melódicos, sus bandas sonoras, sus discos de estudio y hasta las precarias grabaciones que caían en nuestras manos de su música para teatro. Fue entonces cuando supimos de su método de creación y de la palabra clave del mismo: “espontaneidad”. Una obsesión que le hacía huir de la industria y de la perfección de los arreglos y del trabajo de estudio en plena búsqueda de una forma de plasmar, lo antes posible y sin intermediación alguna, todo aquello que se le ocurría. Como dijo en una ocasión, “funciono como un canal a través del cual la música emerge del caos del ruido”.


Ha sido divertido ver en estos días cómo los distintos medios de comunicación han tratado de encasillar a Vangelis para condensar en un titular la noticia de su muerte. “El músico electrónico”, “el compositor de bandas sonoras”... y lo cierto es que nunca fue ninguna de esas cosas. Utilizó sintetizadores porque estaban ahí y le ofrecían una paleta sonora que multiplicaba la de los instrumentos tradicionales pero siempre utilizó estos últimos con profusión y, de hecho, nos cuesta mucho pensar en un trabajo cien por cien electrónico en su discografía. Nunca le obsesionó la tecnología como a otros y supo sacar el máximo partido a los instrumentos que más le gustaban sin necesidad de acudir al último cachivache de moda. Como compositor de bandas sonoras tampoco fue precisamente convencional. Cuentan los que le vieron en acción lo asombroso que era contemplarle creando en vivo la música para alguna de sus bandas sonoras más célebres. Nada de códigos de tiempo, de ajustar la música a la acción de cada momento... no. El proceso era una sucesión de melodías y atmósferas que fluían naturalmente de sus dedos, prácticamente en tiempo real y sin un encaje aparente con las imágenes a las que habían de acompañar. Y así fueron casi todos sus discos desde que consiguió diseñar el estudio adecuado para este fin, con montones de sintetizadores, secuenciadores, bancos de sonidos y equipos de grabación listos para ser usados en cualquier momento en que la inspiración llamase a su puerta. Hay ejemplos de improvisaciones de Vangelis en internet que fascinan tanto o mas que los propios discos de estudio.


Hoy en día la palabra “genio” se usa con tanta ligereza que ha perdido buena parte de su significado pero si hay un músico en nuestros días que pueda aspirar a ser calificado como tal, seguramente sea Vangelis. Una persona que, recordemos, decidió renunciar a una formación académica musical para evitar ser influido por la visión de un profesor, para no recorrer el mismo camino que ya habían pisado otros y que supo suplir una supuesta carencia de recursos técnicos por puro talento. Con fama de hosco, los que le trataron afirman sin dudarlo que era una persona extremadamente amable debajo de esa coraza que constituía su imponente físico. Su legado, que es lo que cuenta en definitiva, es eterno como lo son muchas de las melodías que nos regaló en todo este tiempo.


No se nos ocurre mejor despedida que el poema de Kavafis al que el propio Vangelis puso música en su día con el recitado de Sean Connery:


ITHACA:

Cuando emprendas tu viaje a Itaca

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al colérico Poseidón,

seres tales jamás hallarás en tu camino,

si tu pensar es elevado, si selecta

es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al salvaje Poseidón encontrarás,

si no los llevas dentro de tu alma,

si no los yergue tu alma ante ti.

 

Pide que el camino sea largo.

Que muchas sean las mañanas de verano

en que llegues -¡con qué placer y alegría!-

a puertos nunca vistos antes.

Detente en los emporios de Fenicia

y hazte con hermosas mercancías,

nácar y coral, ámbar y ébano

y toda suerte de perfumes sensuales,

cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias

a aprender, a aprender de sus sabios.

 

Ten siempre a Itaca en tu mente.

Llegar allí es tu destino.

Mas no apresures nunca el viaje.

Mejor que dure muchos años

y atracar, viejo ya, en la isla,

enriquecido de cuanto ganaste en el camino

sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

 

Itaca te brindó tan hermoso viaje.

Sin ella no habrías emprendido el camino.

Pero no tiene ya nada que darte.

 

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.

Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,

entenderás ya qué significan las Itacas.




10 comentarios:

  1. A pesar de la importancia de la música en mi vida (es mi principal afición y hoy día la única), nunca me ha importado reconocer que mis gustos musicales son bastante limitados. Por eso tengo pocos ídolos propiamente dichos, y Vangelis es uno de ellos. Desde entonces no he hecho otra cosa que ir repasando su obra con esa media sonrisa de satisfacción que se me pone cuando estoy disfrutando plenamente de lo que escucho. Su legado oficial es inmenso y a veces irregular como no puede ser de otro modo: discos geniales y otros menos pero casi siempre hay algo para destacar. Con el tiempo incluso acabé sabiendo valorar aquellos discos con una propuesta más clásica. Si nos metemos con su obra no editada oficialmente, el legado debe ser infinito. Eso le daba un aura más misterioso. Estoy de acuerdo en que Vangelis era un músico que se ha valido de teclados y sintetizadores hasta el último día, pero tenía una sensibilidad única que hizo trascender su obra más allá de un estilo. Su estilo era universal, pero su impronta única.

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  2. Cómo dato curioso... una de sus primeras obras (solista, después de salir de "Los hijos de Afrodita") es la música para un cortometraje francés a partir de la obra de Juan Rulfo... "¿No oyes ladrar los perros?"...
    Lo voy a extrañar... U_U

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  3. Awesome. Un verdadero músico.
    Los amigos de Mr. Cairo are THE BEST

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  4. Otro grande nos ha dejado , pero a la vez qué gran suerte dejarnos se legado musical .Nos veremos en otra dimensión hasta siempre Vangelis

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  5. Desde que tuve conocimiento de su música se convirtió en mi art

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  6. Quedaré al debe aún que le escriba el mejor de los poemas... Ante magnánimo creador de música. Buen viaje Señor de e la música.

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  7. Bella su musica y ni hablemos de Demis Roussos.. Eran genios 😳

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  8. Genial.no puedo decir otra cosa.... Nos veremos con los DIOSES...

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  9. Maravilloso documento que conjuga una descripción de la personalidad de Vangelis, su visión hacia la música y la ejecución genial de sus composición musical y sus canciones finalizando con ese extraordinario poema, donde finaliza su eterna Aventura

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