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martes, 26 de mayo de 2015

Relativity - Gathering Pace (1987)



Habría que echar una ojeada a la alineación de los astros alrededor de Mícheál Ó Domhnaill allá por el año 1987 en el que su nombre figuró en alguno de los discos más maravillosos surgidos en ese difuso terreno entre la música celta, la clásica y el jazz en el que se movía el guitarrista en aquel tiempo. Ya hablamos en su momento del disco “Something of Time” de Nightnoise, obra maestra de estos estilos, grabada en aquellas fechas en la que Mícheál tuvo un peso fundamental. Hablaremos en su momento de un proyecto paralelo a Nightnoise liderado por el flautista de la banda cuyo primer trabajo también se grabó en aquellas fechas pero ahora nos centraremos en el segundo disco de Relativity, aparecido también en 1987.

Tiempo atrás hablamos ya de este supergrupo con ocasión de la entrada dedicada a su primer grupo. Lo formaban dos parejas de hermanos: los irlandeses Míchéal Ó Domhnaill y Tríona Ní Dhomhnaill y los escoceses Phil y Johnny Cunningham. Todos ellos contaban con trayectorias extensas en solitario y como miembros de algunos de los más importantes grupos de la música tradicional celta de las décadas anteriores y su reunión produjo dos discos imprescindibles.

“Gathering Pace” se grabó en Edimburgo para lo que la mitad irlandesa del grupo y John Cunningham tuvieron que desplazarse desde sus respectivos lugares de residencia en los Estados Unidos. El disco, en el que el peso fundamental lo lleva la parte escocesa, es una de las muestras más notables de música con raíz en la tradición pero elaborada de un modo moderno, que sigue sonando actual casi 30 años después de grabarse y con un mérito añadido: consigue esa frescura sin necesidad de incorporar masas de sintetizadores , cajas de ritmos o instrumentos propios de otros géneros. Relativity suenan modernos utilizando mismos recursos que tenían a su disposición otras bandas en décadas anteriores, sin artificios ni trucos de mercadotecnia.

Una de las pocas fotos disponibles del cuarteto.


“Blackwell Court / Highland Laddie / Gillies' Taxis / The Double Rise” - Comienza el disco con una serie de tonadas, tres obra de Phil Cunningham y la restante de origen tradicional. Mientras la guitarra y el clavinet de los hermanos Ó Domhnaill marcan el ritmo, es el acordeón de Phil el que lleva el peso melódico en el primer tema. Enlaza enseguida con la pieza tradicional, en origen para gaita y de uso común en ceremonias de todo tipo. Un ligero cambio de ritmo con la inconfundible guitarra de Míchéal sirve para desencadenar un torbellino de ritmo con el teclado en un lugar muy destacado en un tema que Phil dedicó a la compañía de taxis de la isla de Skye cuyos servicios fueron utilizados muy a menudo durante la grabación del trabajo por parte de los miembros de Relativity.

“Gathering Pace” - Tríona compuso esta canción con sólo 12 años mientras ojeaba un libro en el colegio. Como ocurriría en los mejores años de Nightnoise, la irlandesa canta acompañada de su teclado con el resto de instrumentos en un rol secundario. Eso no es impedimento para disfrutar de alguna preciosa intervención de John Cunningham al violín y de unos excepcionales arreglos que incluyen el sonido de un bajo sin trastes no acreditado en el disco.

“Rosc Catha Na Mumhan” - Estamos ante una de las pocas ocasiones en las que suena una guitarra eléctrica en manos de estos músicos. No deja de ser un elemento extraño aunque cuando los hermanos Ó Domhnaill comienzan a cantar armonizando de forma prodigiosa, todas las reticencias saltan en pedazos, tal es la categoría de los juegos vocales que acostumbran a desplegar los hermanos. La canción, en gaélico, procede de un poema del bardo del S.XVI, Piaras Mac Gearailt.

“Miss Tara MacAdam / The First Train to Kyle” - Turno para Johnny Cunnigham que firma las dos melodías que forman el siguiente set. La primera, dedicada a una amiga y la segunda a lo que Johnny llama las dos horas y media más bellas en un viaje en tren que existen en el mundo: el trayecto hacia Kyle partiendo a las 6 y media de la mañana. La primera melodía, de tintes clásicos, es ejecutada con maestría por Johnny y Phil en uno de sus clásicos dúos de violín y acordeón acompañados del clavinet de Tríona y la omnipresente guitarra rítmica de Míchéal.

“Má Théid Tú Ún Aonaigh” - Llega ahora una tonada tradicional que el padre de los Ó Domhnaill solía cantar a sus hijos. Tríona interpreta una versión ligeramente modificada de la melodía e interpteta todos los teclados en la grabación. Los seguidores de Nightnoise no tardarán en reconocer el estilo de otras piezas que la artista solía interpretar con la banda como “The Rose of Tralee”.

“Siún Ni Dhuibhir” - Llegamos a uno de los grandes momentos del trabajo. Una canción que define como ninguna otra lo que Relativity podía llegar a ser en los momentos de mayor inspiración. Escuchamos lo mejor de las armonías vocales de la banda, una guitarra excepcional a cargo de Míchéal, los cristalinos tin-whistles de Phil Cunningham y el violín de su hermano combinados en un arreglo excepcional en el que no sobra ni una nota, todo está en el lugar exacto para producir el efecto deseado. Un delicadísimo juego alquímico, en suma, cuyo resultado sólo puede ser uno: oro de la mayor pureza.



“When She Sleeps” - Sin rebajar ni un ápice el nivel de calidad llega esta extraordinaria melodía escrita por Johnny Cunningham y dedicada a Karin. Sin más. Es difícil encontrar un tema musical de mayor sensibilidad que este. La melodía, introducida por las flautas y replicada por el violín que la eleva hasta los cielos, con es guitarra que parece un metrónomo y unos teclados que rozan la perfección, es una auténtica delicia de esas que el violinista escocés nos regalaba de vez en cuando. Quizá sea esta su obra maestra y es, sin duda, una de las cumbres del disco. Los arreglos vocales, los revoloteos finales del piano y tantos y tantos detalles que nos llevaría horas enumerar hacen de esta pieza una de las mejores que hemos oído jamás, y no exageramos demasiado.



“Said Johnny to Molly” - Volvemos a la tradición con esta canción perteneciente al extenso grupo de las que hablan de la separación. Interpretada por Tríona en la parte vocal en la línea de sus trabajos con The Bothy Band, tenemos la oportunidad de oir de nuevo, en segundo plano primero y realizando un largo solo más tarde a la guitarra eléctrica y una serie de percusiones que son clara novedad en el disco.

“The Monday Morning Reel / Cutting a Slide / Robert the Minnow / Hogties' Reel” - Ya en la recta final del disco escuchamos un nuevo “set” que comienza con una lenta tonada obra de Phil Cunningham de la que afirman humorísticamente que refleja la máxima velocidad que es capaz de alcanzar el acordonista un lunes por la mañana. La segunda, también obra de Phil está dedicada a Tríona y a sus (dudosas) habilidades a la hora de deslizarse en trineo, especialmente cuando lo hace en una de las principales calles de Edimburgo. La tercera melodía es un animado tema escrito por Johnny en el que vuelve a brillar con luz propia el dúo formado por él y su hermano. Cerrando el tema escuchamos un clásico de Phil Cunningham escrito para Martin Hadden, miembro de Silly Wizard.

“Ceol Anna / A Rìbhinn Òg Bheil Cuimhn' Agad” - Parece difícil habiendo escuchado todo lo que ha sonado antes pero Relativity se dejaron lo mejor para el final. Cerrando el disco tenemos una insuperable combinación formada por una pieza de Phil Cunningham, impresionante al acordeón, en una introducción llena de sensibilidad que enlaza con una canción tradicional de esas que consiguen tocar al oyente en lo más profundo. Cada estrofa de la canción es interpretada por uno de los miembros del grupo y se intercala de forma magistral con el “Ceol Anna” de Phil Cunningham y un soberbio estribillo cantado a coro. Después de tantos años, aún nos cuesta escucharla sin que se nos erice el vello.



Hay muchos refranes y dichos populares que aluden a la excelencia de las cosas que se presentan en dosis pequeñas y que no corren, por tanto, el riesgo de terminar cansando. Desde ese punto de vista, la obra de Relativity (apenas dos discos) es aún más valiosa. No podemos, sin embargo, dejar de pensar en lo que podría haber sido esta banda de haber tenido continuidad. Nightnoise, tras la incorporación de Johnny Cunningham en sustitución de Billy Oskay nos pudo dar una idea muy cercana pero no terminaba de ser lo mismo. Lo que nadie nos podrá quitar ya es la posibilidad de disfrutar una y otra vez de ambos trabajos de una banda que brilló como pocas en su corta existencia.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Relativity - Relativity (1986)



Desde que le dedicamos varias entradas seguidas a Nightnoise meses atrás, nos ronda por la cabeza la necesidad de complementar aquellos textos con otros como el que hoy nos ocupa en el que tenemos que hablar de Relativity.

Ya comentamos en aquel momento la trayectoria de la mitad irlandesa de Relativity, los dos hermanos O’Domhnaill, desde sus inicios en la Bothy Band hasta su etapa americana por lo que toca prestarle atención a la mitad escocesa del grupo. Como ocurre con su contrapartida irlandesa, nos encontramos con una pareja de hermanos con un recorrido memorable en la música tradicional de Escocia. El mayor de ambos, el violinista John Cunningham, comenzó a acompañar al dúo formado por Gordon Jones y Bob Thomas cuando sólo contaba 13 años. Aquel iba a ser el núcleo de Silly Wizard, grupo fundamental en la escena de la música escocesa de la segunda mitad de los años setenta y los primeros ochenta. La banda tuvo un gran trasiego de miembros que entraban y salían continuamente y las cintas de un primer disco grabado en aquellos años permanecen desaparecidas sin que llegasen nunca a cristalizar en nada. Con la incorporación del vocalista Andy M. Stewart, el acordeonista Freeland Barbour y el bajista Alasdair Johnson, Silly Wizard se establecieron como sexteto y grabaron su primer disco con el mismo título que el grupo.  Tras una buena acogida de ese trabajo de debut, se incorpora a la banda el joven Phil Cunningham, virtuoso acordeonista que se defiende además con las flautas, el piano, la mandolina y, en general, con cualquier instrumento. Además se revela como un más que notable compositor con grandes ideas y aportes en las labores de producción. Esto no tendría nada de particular de no ser porque en aquel momento, el pequeño Phil apenas tenía 16 años. La llegada del menor de los Cunningham supuso el abandono de Freeland Barbour y con el último cambio de Martin Hadden por Alasdair Johnson quedaba definitivamente configurada la alineación más recordada de Silly Wizard. En los años posteriores, el grupo se convirtió en una leyenda de la música celta a la altura de los más grandes como ocurría con la Bothy Band de los hermanos O’Domhnaill.

John Cunningham dejó temporalmente la banda en 1981 para trasladarse a Nueva York, no sin antes haber grabado un disco a dúo con su hermano Phil cuando ambos ya se habían consolidado como la gran atracción de Silly Wizard, especialmente gracias a sus exhibiciones en directo. A pesar de que la banda aún grabaría algún disco más, las carreras de los hermanos iban a tomar caminos separados: John en Estados Unidos donde grabaría un par de trabajos en solitario con otros músicos también emigrados al nuevo mundo y Phil en su Escocia natal, lugar escogido como base de una carrera fundamental que le ha llevado a ser uno de los más grandes músicos del género y el productor de muchos de los más destacados discos tradicionales en los años siguientes. Aprovechando una visita a EE.UU. Phil Cunningham entra en contacto con los hermanos O’Domhnaill y hablan de trabajar juntos. La química es perfecta y se acuerda que, en la primera ocasión en que los irlandeses vuelvan a Europa, se reunirían con Phil para grabar algo. Así, en 1984, tuvo lugar la reunión del trío con la adición del violinista John Cunningham que se encontraba pasando una temporada en su tierra natal. Desconocemos cual era la situación contractual de cada uno de los músicos en aquel momento ya que cada uno vivía y grababa en una esquina distinta del mundo pero el hecho fue que, a pesar de tener un disco terminado en 1984, éste no vio la luz hasta un par de años después.

¿Qué tipo de música contenía ese disco, de título tan poco explícito como el nombre de la banda: Relativity? Cabía suponer que sería un trabajo lleno de música tradicional pero el cuarteto no se limitó a eso y llevó el resultado mucho más allá. En la grabación participan: John Cunningham (violín), Tríona Ní Dhomhnaill (voz, clavinet), Mícheál Ó Domhnaill (voz, teclados, guitarra) y Phil Cunningham (acordeón, teclados, flautas, bodhran).

John Cunnigham y Míchéal Ó Domhnaill, los dos miembros de Relativity que ya no están entre nosotros, durante una actuación.
 
“The Hut on Staffin Island / Sandy MacLeod of Garafad / The Soft Horse Reel” – Al igual que sucedía en el disco de Capercaillie recientemente reseñado aquí, algunos de los cortes son, en realidad, “sets” con varios temas distintos enlazados, cosa común en la música de orígen celta. El primero de ellos consta de tres melodías distintas compuestas por Phil Cunningham. La primera es una tonada para violín con acompañamiento de guitarra muy del estilo de la música de Phil para Silly Wizard y dentro de un esquema absolutamente fiel a la tradición. Sin solución de continuidad llegamos a la segunda melodía en la que es ya el acordeón el protagonista principal añadiéndose el peculiar sonido del clavinet de Tríona. Nuestra pieza favorita, sin embargo, es la que cierra el “set”: una animada melodía en la que escuchamos al mejor Míchéal Ó Domhnaill llevando el ritmo con la guitarra y los primeros duelos entre los hermanos Cunningham con el acordeón enfrentado al violín como en los mejores tiempos de Silly Wizard.

“There Was a Lady” – Se trata de una canción tradicional arreglada por Tríona Ní Dhomhnaill partiendo de la versión que conocía gracias a su tía Neilli. Los seguidores de Nightnoise reconoceréis de inmediato el estilo de la artista en esta pieza en la que es protagonista absoluta con la única excepción de los instantes finales en los que Phil Cunningham añade unas flautas sublimes y algún que otro teclado. Mientras lo escuchamos nos damos cuenta de que es imprescindible que nos centremos, tarde o temprano, en la figura de Phil, músico de una categoría inversamente proporcional a la cantidad de discos que ha publicado bajo su propio nombre, desgraciadamente escasa.

“Gile Mear” – La siguiente canción es un estandar dentro de la tradición celtica y parte de un texto del siglo XVIII en el que se habla del esperado regreso del exilio de Carlos Estuardo, quien era esperado como el libertador de Irlanda y Escocia de la opresión británica. La canción, de melodía tradicional, es habitual en el repertorio de todo tipo de bandas enfocadas en estos tipos de música. La versión que escuchamos aquí es un arreglo de Míchéal sobre la melodía original en clave de marcha, introducida por una solemne guitarra a la que se añade la voz del propio Míchéal e, instantes después, la de su hermana en una conjunción mágica que tanto se prodigó en la Bothy Band. La canción es casi un himno y una de nuestras favoritas del disco.

“Gracelands” – Como ocurre con el set que abre el disco, nos encontramos ante otra composición de Phil Cunningham inspirada por las tierras del extremo norte de la isla de Skye, lugar donde vivía en aquel entonces. A pesar de ser un soberbio acordeonista, muchas de las mejores composiciones de Phil tienen las flautas como protagonistas. Así es también en el comienzo de esta preciosa melodía, al menos hasta que comienza la parte de violín a la que más tarde se incorpora el propio Phil ya con el acordeón. La facilidad del músico para crear melodías tan bellas como esta nos sorprende disco a disco y constituye uno de los grandes atractivos de éste.



“When Barney Flew Over the Hills” – Tríona escribe una nueva melodía para adaptar una canción tradicional a su rango vocal aunque conserva la letra intacta. Como ocurriría años más tarde en los discos de Nightnoise, las composiciones de Tríona suelen repartirse a lo largo del disco y son muy diferentes de las del resto del grupo, actuando como una especie de separador entre los distintos segmentos de cada trabajo.

“Leaving Brittany / The Pernod Waltz” – Encontramos aquí la única colaboracion, siquiera parcial, entre distintos miembros de Relativity. La primera tonada es obra de John Cunningham, quien la escribió al regreso de un viaje a la Bretaña francesa y, ciertamente, su ritmo sincopado, casi saltarín, recuerda mucho a la particular vertiente bretona de la música celta representada por violinistas como Christian Lemaite con quien John colaboraría en el futuro. La segunda, también escrita por John en un viaje a París, cuenta con una parte final en cuya composición interviene también Míchéal y que surgió durante las sesiones de grabación del disco.

“An Seanduine Doite” – Volvemos a Tríona y, como en las canciones anteriores en las que participa, lo hace con un arreglo de un tema tradicional con una letra que habla, en gaélico, de una joven que es prevenida contra el matrimonio con un viejo. La pieza, en realidad, consta de dos partes muy diferentes: una inicial casi como un sólo de teclado y una segunda mucho más rítmica y brillante con elementos ajenos a la tradición celta como el órgano hammond de Phil Cunningham combinado con maestría con el resto de instrumentos de la banda. Escuchamos por primera vez en el disco las voces de sus cuatro miembros combinándose de forma espectacular para hacer los coros, faceta esta en la que son maestros como podemos comprobar en el sensacional final que nos regalan casi sin acompañamiento instrumental.



“John Cunningham’s Return to Edimburgh / Heather Bells / The Bell Reel / The Limerick Lasses” – El “set” más largo del disco corre por cuenta de los hermanos Cunningham. Consta de cuatro partes, la primera de las cuales fue escrita por Phil como una especie de fanfarria de gaitas para recibir a su hermano Johnny tras la primera gira de Silly Wizard fuera de las islas (concretamente, a su regreso de Holanda). Los tres temas restantes son arreglos de melodías tradicionales a cargo de John Cunningham, salvo “The Bell Reel” que es una composición propia en la que el violinista transforma un “strathspey” (danza lenta tradicional escocesa en 4/4) en un “reel” (danza más animada que la anterior que comparte ritmo, aunque también exista en 2/2). No podemos evitar acordarnos de los maravillosos dúos entre ambos hermanos que detenían el tiempo durante los conciertos de Silly Wizard.

“Ur-Chill An Chreagain” – Cerrando el disco tenemos otro poema del XVIII con melodía tradicional, arreglado por Míchéal Ó Domhnaill quien es, a su vez, la voz principal. Nightnoise no existían aún en las fechas en las que se grabó el primer disco de Relativity pero, sin duda, todo su espíritu está ya presente en composiciones como esta.

Dada la peculiaridad de Relativity, con músicos que habitualmente residían a medio mundo de distancia, la estabilidad del proyecto era muy improbable. Pese a ello, hubo aún un segundo disco del grupo que aparecerá en el blog más adelante. Llegamos a la música de Relativity a partir de conocer a Nightnoise. Con el tiempo, éstos últimos se nos han revelado como una especie de punto de partida a partir del cual podemos trazar un árbol genealógico en todas las direcciones con el que abarcaríamos un amplísimo porcentaje del espectro de las músicas de orígen celta en las pasadas décadas. Seguiremos tirando del hilo más adelante y comprobareis como esta afirmación no tiene nada de exagerado. Mientras tanto, podéis disfrutar de la música de Relativity adquiriendo el disco en cualquiera de los siguientes enlaces:

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