domingo, 24 de noviembre de 2019

Tangerine Dream - White Eagle (1982)



Cerramos hoy esta pequeña serie de tres entradas centradas en Tangerine Dream y lo hacemos con otro disco de la etapa de la banda con Johannes Schmoelling en sus filas: “White Eagle”. Cronológicamente se sitúa justo detrás de “Exit” y refleja un cierto deseo de la banda por volver a los temas largos en detrimento de las piezas de menos de diez minutos que habían protagonizado los últimos trabajos del grupo aunque no del todo puesto que la organización del disco es mixta con una “cara a” ocupada por una larga suite y una “cara b” compuesta de tres temas más cortos. No sorprendería, publicando en Virgin, que fuera una idea de Richard Branson quien probaría esa misma fórmula con su gran estrella, Mike Oldfield, en la misma época con la publicación de “Five Miles Out” en un formato similar.

Con “White Eagle”, la banda dejaba una de las últimas muestras de sus clásicas piezas largas justo antes de entrar de lleno en el mundo de las bandas sonoras que iba a requerir de ellos otro enfoque radicalmente diferente. Como gran novedad (más anecdótica que otra cosa), al margen de los sintetizadores, algunas guitarras y otras tantas percusiones a cargo del trío Froese / Franke / Schmoelling, hace una breve aparición en el disco la Orquesta Filarmónica de Munich.

Christopher Franke, Johannes Schmoelling y Edgar Froese


“Mojave Plan” - El desierto de Mojave es la inspiración para un disco cuyos títulos hacen distintas diferencias a norteamérica. Lugares geográficos de California como como este serán referencias continuas en la discografía de la banda en los años posteriores. El comienzo de la pieza es bastante intrigante con multitud de sonidos misteriosos, voces sintéticas lejanas y alguna percusión suelta hasta que, pasados los minutos iniciales aparece una secuencia muy sencilla a partir de la cual evoluciona el tema central con una tímbrica muy característica de la época en la fue grabada. En una palabra, y para no dar más rodeos, muy ochentera. Lo más interesante son algunos solos de teclado, suponemos que de Schmoelling, que recuerdan a solos similares de artistas de rock progresivo o de la electrónica más melódica de la década anterior. Más o menos mediado el tema se introducen una serie de secuencias muy veloces que marcan la transición entre las dos mitades para entrar ahora en un segmento atmosférico marcado por un ritmo como de ferrocarril que desemboca en un tema de pop instrumental muy llamativo, especialmente por la base rítmica, absolutamente convencional y alejada de lo que podíamos esperar de la banda. Este tramo finaliza con la aparición de voces procesadas que podrían estar sacadas directamente de las cintas originales de “Ricochet”. La parte final, dominada por un pulso grave continuo es lo mejor de toda la composición con una presencia melódica importante en la linea cinematográfica por la que iban a discurrir los años siguientes del grupo. El final, casi a modo de coda, nos permite escuchar a la orquesta que mencionábamos antes cuya presencia en el disco no pasa de testimonial.




“Midnight in Tula” - Del desierto de Mojave pasamos a Tula, la antigua capital de los toltecas. La pieza es todo un cañonazo lleno de ritmo con la banda desbocada ofreciéndonos una pieza atípica dentro de su repertorio pero que nos encanta. Un ejemplo de tecno-pop instrumental como no hay muchos y que, con una letra cantada por un vocalista apañado, podría haber sido uno de los grandes éxitos de la época en todo el mundo.




“Convention of the 24” - El disco prosigue con un fuerte contraste entre la veloz secuencia rítmica del siguiente corte y su pausado desarrollo melódico. De no ser por ciertos detalles, sería una pieza propia de la etapa clásica de la banda en la que incluso están presentes elementos inconfundibles como la guitarra de Edgar Froese. Hay novedades como cierto tipo de ritmos y efectos sonoros que se desarrollarían en discos posteriores como “Hyperborea” pero, en general, es una pieza que mantiene presente el espíritu de los años anteriores de Tangerine Dream en el oyente.




“White Eagle” - Cerrando el disco encontramos una pieza magnífica, un tema corto de menos de cinco minutos que está, sin lugar a dudas, entre lo mejor de Tangerine Dream en estos años. Es una soberbia pieza electrónica construida a partir de una brillante secuencia rítmica y unos fondos evocadores de entre la que surge una melodía magnífica. No es de extrañar que la pieza fuese utilizada como tema central de una serie de televisión alemana y que el single resultante de ese uso alcanzase un gran éxito en su país. En la última década es una de las composiciones de la banda que aparece asiduamente aún en el repertorio de sus conciertos.




A pesar de la presencia de una larga “suite” a la vieja usanza, el enfoque comercial del disco es innegable y marca lo que serán los años siguientes de la banda con un “pero” muy importante y es que, pese a ser una formación hoy legendaria, su talento para componer “hits”, temas de esos que los oyentes tararean una y otra vez y que vuelven periódicamente a sonar en forma de sintonías o a formar parte de recopilaciones del género, no es comparable al de otros artistas que enseguida nos vienen a la cabeza a todos. Eso y lo poco variado de la producción sonora de Tangerine Dream en los ochenta sería un lastre a la hora de compararla con sus etapas anteriores. Aún no eran una banda intrascendente pero, desde luego, habían dejado de ser la referencia en el mundo de la música electrónica que habían sido en el pasado. ¿Quiere decir esto que “White Eagle” es un mal disco? No. De hecho es un trabajo muy agradable que no cuenta ya a su favor con el factor sorpresa pero que no por ello deja de ser defendible, especialmente si lo abstraemos de su contexto.

domingo, 17 de noviembre de 2019

Tangerine Dream - Ultima Thule: The Electronic Magic of Tangerine Dream (2008)



Seguimos hoy con Tangerine Dream haciendo un poco de arqueología de la banda para hablar de un recopilación más que curiosa. Se trata de “Ultima Thule: The Electronic Magic of Tangerine Dream”, una colección de temas de distintas etapas de la banda que, en su mayoría, no son nada fáciles de encontrar en otra parte.

El lanzamiento data del año 2008 y, aunque aparentemente no es un disco pirata, tampoco tiene la apariencia de un trabajo oficial, especialmente por la presencia de determinadas incorrecciones en la información del libreto del CD. Las más importantes tienen que ver con la datación de muchas de las piezas del disco. En él se indica que todas pertenecen al periodo 1967-1984 salvo un corte de 1988. Veremos más adelante que eso no es ni mucho menos exacto. Otro de los puntos interesantes del disco es la presencia de información sobre las distintas alineaciones de Tangerine Dream en su primera época, muchas de ellas incluyendo a músicos que nunca llegaron a participar en ningún disco y de los que no encontramos referencia alguna en la red al margen de esta recopilación y a otros tan inesperados como el batería de jazz Sven Ake Johannson, integrante de Tangerine Dream durante un breve periodo en 1969. La colección se organiza en dos discos sin un orden cronológico estricto aunque con cierta cercanía temática entre ellos.

“Lady Greengrass” - Antes de Tangerine Dream, Edgar Froese estuvo en una banda llamada The Ones que hacían “música para hippies” como rezaba en la portada de su único “single” publicado en 1967. Tanto este corte como el siguiente son las dos piezas que integraban ese lanzamiento. La canción tiene todos los códigos de la época con elementos de rock psicodélico en la linea de los Pink Floyd de Syd Barrett y no tiene absolutamente nada que ver con lo que harían después Tangerine Dream. Como curiosidad, muchas veces se ha podido leer que el nombre de Tangerine Dream tenía como inspiración la letra de “Lucy in the Sky With Diamonds” de los Beatles pero en la letra de “Lady Greengrass” hay dos versos que podrían igualmente relacionarse con el nombre de la banda: “puff the grass is tangerine / puff the sky is suddenly green” y “puff the trees turn tangerine / puff the sky is suddenly green”.




“Love of Mine” - La anterior canción estaba firmada por otros dos miembros de The Ones y es en esta en la única en la que aparece acreditado Edgar Froese como co-compositor. Aparecía como cara B del single anterior y es mucho más rockera con más influencia de bandas como los Rolling Stones que de Pink Floyd. Una anécdota interesante para arqueólogos de la banda más que para los seguidores de Tangerine Dream o de Edgar Froese.

“Ultima Thule (part I)” - El primer single editado por Tangerine Dream fue también la primera grabación de la banda en la que participó Peter Baumann, recién llegado como sustituto de Steve Schroyder. Pese a la gran diferencia de estilos con respecto a lo que harían después, este fue el inicio de la gloriosa etapa con Froese, Franke y Baumann como miembros de la formación. Publicado en 1972, Es un tema instrumental donde la guitarra y los teclados (Mellotron y órgano) son protagonistas con una gran presencia de la batería. Pura épica con momentos a lo Moody Blues y aún sin ninguna pista acerca de lo que luego sería la banda.

“Ultima Thule (part II)” - La “cara b” del single comienza con rudimentarios sonidos electrónicos que, ahora sí, anticipan ciertas lineas que serían desarrolladas en el futuro. El sonido del Mellotrón, una vez más, lo ocupa todo con una percusión muy de la época. Es una lástima que el sonido de esta pieza y de la anterior no sea todo lo bueno que debería porque ambas son experimentos que merecen mucho la pena.




“Sunset in the Fifth System” - En el disco “Alpha Centauri” aparecía una larga composición con el mismo título del disco. Esta pieza es una remezcla de la misma, supuestamente realizada en 1973 (el disco era de 1971) y publicada por primera vez en esta recopilación. Como curiosidad, el título estaría relacionado con “Sunrise in the Third System”, que era la pieza que abría aquel LP. El tema es una composición de estilo “planeador” con largas notas de teclado y efectos electrónicos.

“Asteroid Agenda” - No aparece más información sobre este corte inédito que su fecha de grabación: 1972. Se trata de una pieza larga, algo más de 11 minutos, que comienza con un segmento ambiental más bien oscuro lleno de efectos sonoros que no parecen de 1972. Al rato aparece un ritmo continuo que va evolucionando con la propia pieza a modo de linea de bajo. Percusión, bajo y efectos van ganando presencia hasta casi sepultar los “pads” electrónicos que solo resurgen en el tramo final.

“Maroubra Bay” - En 1975, Edgar Froese publicó “Epsilon in Malaysian Pale” en solitario. Años más tarde, en 2005, lanzó un nuevo mix de aquel trabajo en el que se encontraba la versión de la que escuchamos aquí un fragmento de la mitad de duración. No se justifica demasiado bien la presencia de una pieza de la discografía de Froese en solitario en una recopilación de Tangerine Dream pero lo cierto es que en 2008, año en que apareció este doble CD, la banda hacía ya tiempo que era el grupo de Froese por lo que podemos disculpar esta anomalía.

“Borealis” - Teóricamente se trataría de una grabación de 1975 aunque no encaje en absoluto ni con los instrumentos ni con el sonido de la banda en aquella época por lo que es seguro que procede de una etapa muy posterior. Los ritmos, timbres, etc. son más propios de los Tangerine Dream de la segunda mitad de los años ochenta que de los de 1975 y sin ser expertos en sintetizadores en absoluto, estamos seguros de que la mayoría de los que aquí suenan, no existían en la fecha en la que supuestamente se grabó la pieza.

“Mysterious Semblance At the Strand of Nightmares” - En 2005, la banda decidió publicar nuevas remezclas de un buen número de discos clásicos. Este sería un fragmento de la versión de 2005 de “Phaedra”, una revisión completamente innecesaria que no aporta nada al original más allá de algunos sonidos completamente ajenos a la época que resultan muy molestos para el oído del oyente acostumbrado a la grabación original.

“Run to Vegas” - Como sucede con muchas otras piezas del disco, la fecha que aparece en la información del CD no parece corresponderse con la realidad. Este corte aparece datado en 1978 cuando por estilo y temática, es más que probable que pertenezca a la banda sonora de “El Halcón Callejero” que la banda grabó en 1985. Es una pieza tranquila con los clásicos sonidos ochenteros que marcaron la discografía de Tangerine Dream en la época pero sin demasiado desarrollo melódico. Lo más interesante llega en el segmento central, muy rítmico y lleno de secuencias. Tomado en su conjunto, no está mal del todo.




“Exit to Heaven” - El segundo disco comienza aquí. Aparentemente esta composición sería de 1979 y, de hecho, se interpretó en varios conciertos de la gira de la banda de 1981 con otro título. La versión que se incluye aquí suena más moderna que todo eso y probablemente sea una grabación posterior a esas fechas. Es un tema cadencioso en su inicio que se acelera poco a poco con la aparición de diferentes secuencias que lo llevan a un desarrollo frenético en esos minutos y que se prolonga hasta el final.

“Pink Ashes” - En la información del disco aparece como una rareza grabada en 1978 algo que, a falta de otros datos, tenemos que dar por bueno pese a que el ritmo de batería que se escucha en toda la pieza no tiene nada que ver con lo que la banda había hecho antes de 1981. Es una pieza muy intrascendente aunque en algún momento la melodía central apunta cosas interesantes. Como curiosidad vale pero no tiene mucho más valor más allá de ese.

“Landing on 51” - En este caso ocurre lo contrario que en otras de las composiciones del disco. La grabación aparece fechada en 1980 pero, en realidad, esta es una nueva versión de “Astral Voyager”, composición que aparecía en el disco “Green Desert” de 1973 aunque publicado con diferentes remezclas y añadidos en 1986. La gran diferencia es que ahora la pieza tiene un mayor contenido melódico ya que la original tenía toda su fuerza en una potente secuencia rítmica que lo ocupaba todo y que aquí queda muy en segundo plano hasta el punto de que podríamos considerar esta como una nueva composición. De lo más interesante de toda la recopilación.

“The Seventh Folder” - Grabación de 1981 que probablemente fuera creada para alguna de las muchas bandas sonoras que la banda hizo por aquella época. Casi todo el peso lo lleva la guitarra eléctrica de Froese que improvisa sobre un ritmo continuo de batería y diferentes acordes electrónicos.

“The Burning Hole” - Aunque en más de un sitio se indica que todos los cortes pertenecen al periodo 1967-1984, esta pieza está fechada en 1991 y por el estilo y la instrumentación podría pertenecer a ese año sin problemas. Es un corte muy comercial, especialmente por el tratamiento casi “pop” de los ritmos pero con el toque de la banda muy presente. No es que los noventa fueran un periodo brillante para Tangerine Dream pero esta pieza estaría por encima de la media de lo que hizo la banda en esa etapa en cuanto a calidad.




“Rare Bird” - Se trata de una sección que ya sonaba en el disco en directo “Poland”, de 1983. La cuestión es que aquí se indica que la grabación procede de un concierto de 1988 cuando en aquellos años esta pieza no aparecía en el repertorio de la banda. La remezcla, en cualquier caso, no es demasiado diferente del original.

“Silver Pendulum” - Otro corte de 1981 que comparte características con la anterior “The Seventh Folder” salvo que en esta ocasión la melodía está ejecutada desde los sintetizadores con un preset de flauta en lugar de la guitarra eléctrica. Una pieza notable que bien podría haber encontrado acomodo en algún lanzamiento oficial.

“Shy Shila” - Uno de los cortes más extraños del disco puesto que casi parecería una canción “new wave” antes que una obra de Tangerine Dream, al menos hasta que aparece la guitarra eléctrica. Una rareza extremadamente curiosa fechada en 1984 y que es uno de los mejores hallazgos de la colección pese a su monotonía que puede llegar a cansar en el tramo final.

“Huckebees Dream” - Cierra el segundo disco esta larga pieza de 1981 que probablemente sea lo mejor del disco. Se construye a partir de dos veloces secuencias en la linea de los mejores trabajos de la banda. A ellas se une un “lead” electrónico clásico del periodo ochentero del grupo que ejecuta el tema central mientras las secuencias evolucionan de forma magistral tejiendo un tapiz extraordinario en los minutos centrales para concluir con la aparición de un brillante tema final.






Por su propia naturaleza, esta recopilación está destinada a seguidores muy fieles de Tangerine Dream ya que, lejos de ser un “grandes éxitos” al uso es una colección de rarezas sin demasiada coherencia interna. Es de agradecer la presencia del single de The Ones pero el resto del contenido no obedece a ningún criterio más o menos racional. Tenemos piezas antiguas en versiones modernas, varias composiciones de un mismo periodo junto a otras de épocas muy diferentes... un pequeño caos con interés solo para completistas que nos ha parecido bien reseñar en este momento, justo antes de una nueva reseña de otro disco clásico de la banda que llegará próximamente.

domingo, 10 de noviembre de 2019

Tangerine Dream - Tangram (1980)



Cuando Tangerine Dream se unieron para hacer sus primeras grabaciones, Johannes Schmoelling estaba ultimando el papeleo para comenzar sus estudios como ingeniero de sonido no sin antes ingresar en la marina alemana para realizar su servicio militar. Comoquiera que era un pianista más que competente desde niño y, además, había sido organista en la iglesia de Delmenhorst, pudo cumplir con el ejército como miembro de la banda de la marina. Al terminar comenzó a trabajar en uno de los más prestigiosos teatros de Alemania, el berlinés “Schaubühne am Lehniner Platz” como técnico de sonido.

Allí fue donde contactó con él Edgar Froese cuando se vio en la necesidad de incorporar un tercer teclista a Tangerine Dream tras el breve periodo como dúo que siguió a la salida de Peter Baumann de la banda. Ya contamos en una entrada anterior lo precipitado del aterrizaje de Schmoelling en el grupo, casi con el tiempo justo para los dos conciertos en Berlín Oeste que quedarían documentados en el disco “Pergamon”. Tampoco los meses siguientes serían precisamente relajados puesto que el trío trabajaría frenéticamente en la banda sonora de “Thief”, en la grabación de “Tangram”, su siguiente disco de estudio, y, por si esto fuera poco, en la preparación de una nueva gira que ocuparía los meses finales de 1980 y los primeros de 1981 con más de 50 conciertos por toda Europa con un par de paradas en los Estados Unidos.

Con la llegada de Schmoelling, el sonido de Tangerine Dream se modernizó. Perdieron protagonismo los vetustos sintetizadores analógicos y otros instrumentos como el mellotron ganando sitio las limpias sonoridades digitales de los nuevos aparatos. La música no es tan improvisada, al menos en apariencia. Las melodías son más evidentes y los arreglos mucho más cuidados. Habrá quien diga que la banda suena más elegante y no faltaran los que piensen que su sonido es ahora más artificial y prefabricado. Nosotros siempre hemos sido unos firmes defensores de la etapa de Froese, Franke y Baumann como la mejor y más interesante de Tangerine Dream pero no por eso denostamos la de Schmoelling que para muchos seguidores rivaliza con aquella e incluso la supera. “Tangram” se organiza en dos “sets” sin título alguno al estilo de trabajos como “Rubycon” o “Ricochet”. Aparte de los sintetizadores, interpretados por los tres músicos, Christopher Franke toca guitarras y Edgar Froese, percusiones.



“Tangram Set 1” - Ya desde el comienzo queda claro el cambio sonoro de los nuevos Tangerine Dream con una serie de notas interpretadas con un timbre que luego sería utilizado hasta la saciedad en multitud de discos “new age”. Todo es muy pulcro, algo aséptico incluso aunque no tardan en aparecer elementos que nos recuerdan a los Tangerine Dream más clásicos, especialmente en la evolución de algunos instrumentos y el tratamiento de las pausas. Tras la introducción aparecen las inevitables secuencias rítmicas rodeadas de unos arreglos que no habrían desentonado en una producción del Alan Parsons Project lo que nos deja ya metidos de lleno en el corazón de la suite. Una pausa con la aparición de las percusiones y de unos sonidos como de flautas sintéticas nos lleva a un importante cambio en la pieza que nos sumerge en un tema con una estructura muy comercial y que bien podría haber servido como single, dado lo reconocible de sus melodías. Es entonces cuando escuchamos las guitarras de Edgar Froese en una intervención muy interesante que cierra esta primera parte del “set”. Un suave interludio de piano al que poco a poco se une un fondo electrónico nos recibe el siguiente tramo que desemboca en el estribillo más reconocible de todo el disco, una sintonía electrónica reforzada por arpegios de guitarra que no tarda en disolverse con la llegada de un segmento mucho más rítmico con ciertas similitudes con piezas anteriores de la banda, especialmente con el último corte del disco “Force Majeure”. El tramo final es el más fiel a la etapa anterior del grupo con poderosas secuencias rítmicas y melodías etéreas que no terminan de definirse. Un magnífico cierre para el “set” que iba a definir a los nuevos Tangerine Dream.




“Tangram Set 2” - La segunda parte del disco se abre con largos “pads” atmosféricos que evolucionan con lentitud por espacio de unos minutos hasta llegar a la primera parte rítmica de la pieza con secuencias muy simples e improvisaciones de Froese a la guitarra. No son minutos particularmente inspirados y tampoco presentan una gran evolución pese a que es una sección se mayor duración mayor que otras pero se deja escuchar. Entramos a continuación en una breve fase más experimental llena de ruidos y efectos de todo tipo que desemboca rápidamente en otro de esos momentos que podría perfectamente haber sido un “single” destinado a sonar en las radios de la época, con una melodía muy definida y un ritmo pegadizo. La última parte del “set” vuelve a la experimentación con “samples” sonoros de distintas procedencias, voces, etc. con un tratamiento muy vanguardista para concluir con una breve pieza de aire ligeramente clásico que se nos hace demasiado corta.




Tangerine Dream ha sido una banda que a lo largo de su historia ha conocido un gran número de idas y venidas de miembros. De hecho, una cuenta rápida nos daría más de una veintena de músicos que han sido en un momento u otro, miembros de la banda y eso sin contar a otro gran número de artistas invitados que han participado en sus discos y conciertos a lo largo del tiempo sin llegar a formar parte del grupo de forma oficial. Dentro de toda esa historia, la formación más estable fue precisamente la de Froese-Franke-Schmoelling quienes integraron la banda entre 1979 y 1985 de forma continuada, algo que no ocurrió con ninguna otra alineación. Esa estabilidad se vio reflejada en una producción extensísima en ese periodo lo que no permitió que la calidad media fuera demasiado alta, en especial en el terreno de las bandas sonoras en el que la banda entregó muchos productos de un nivel más bien bajo.

Con todo, Tangerine Dream es una banda fundamental en la historia de la música electrónica y lo es, no solo por sus discos de los años setenta sino también por buena parte de lo que hicieron en los ochenta, especialmente con Schmoelling en sus filas. En las próximas entradas seguiremos hablando de la banda alemana, primero centrándonos en sus primeros años y luego regresando a la etapa de la que hemos hablado hoy.

sábado, 2 de noviembre de 2019

Wim Mertens - Ver-Veranderingen (1981)



Allá por el año 2000, los seguidores de Wim Mertens teníamos una idea más o menos clara de su carrera. Su discografía era extensísima pero con un poco de esfuerzo no era complicado organizarla cronológicamente. Sin embargo, a partir de entonces la cosa iba a empezar a complicarse. Por esas fechas se iba a publicar “If I Can”, un disco con grabaciones del año 1986 y casi al mismo tiempo, “At Home-Not At Home”, un CD con el mismo título que un viejo single de vinilo publicado por el músico en 1981 pero cuyo contenido era mucho más amplio hasta el punto de conformar un disco completo repleto de grabaciones realizadas en aquellas fechas. Algo después, apareció en el mercado la caja recopilatoria “Moment” y en ella aparecía un disco desconocido hasta ese momento y también grabado en 1981. Su título: “Ver-Veranderingen”. Afortunadamente para los coleccionistas, ese CD también fue publicado de forma independiente poco después evitando a los seguidores del músico el tener que adquirir una caja de 13 discos para poder tener el único que les faltaba. Para rematar, más recientemente se publicó el disco “Double Entendre” como parte de una nueva edición del clásico “Struggle for Pleasure”. En ese trabajo aparecían varias piezas inéditas de 1982 junto con algunas versiones actualizadas regrabadas para la ocasión.

Un verdadero galimatías, en suma, que complica sobremanera la organización del catálogo de Wim Mertens pero que tampoco supone un gran obstáculo para el disfrute de su música. Queremos hablar hoy de “Ver-Veranderingen”, probablemente el disco que contiene las primeras obras en solitario del artista belga si tenemos en cuenta que “For Amusement Only”, de 1980, era un trabajo firmado a dúo con Gust de Meyer. Se trata de un disco de corta duración, como lo eran todos los publicados por Mertens en los primeros ochenta. Siempre se cuenta que Mertens debutó en el teatro con la música para “De Macht der theaterlijke dwaasheden”, la obra de Jan Favre para la que compuso “Maximizing the Audience”. Sin embargo no fue así. En 1980 hizo la música que acompañaría a las representaciones de la obra “Ver-Veranderingen” en Lovaina y, como el lector perspicaz habrá adivinado, es precisamente esa música la que comentaremos aquí hoy. En su grabación participaron John Ruocco (clarinete y saxo), Pieter Vereertbrugghen (percusión) y el propio Wim Mertens al piano eléctrico.


Imagen de Mertens en sus inicios.


“So That” - El clarinete de Ruocco es el claro protagonista de una pieza llena de notas de muy larga duración que años más tarde sería adaptada por Mertens como una de las secciones de “To Keep Them From Falling”, una muy interesante obra coral que nunca formó parte de un disco independiente aunque sí aparece en alguna recopilación.

“Limes” - Seguimos en la misma linea del tema anterior. Notas extensísimas poniendo a prueba la capacidad pulmonar de Ruocco y que anticipaban la necesidad de contar con un superdotado en ese sentido como era Dirk Descheemaeker, colaborador posterior de Mertens y músico casi indispensable en su carrera.

“The Ship” - Mucho más interesante es esta pieza que combina clarinete y saxo de un modo mucho más rítmico e interesante. Conceptos claramente minimalistas, por más que Mertens rehuya ese término, que más adelante serían la base de muchas de las mejores composiciones del belga.

“Tiresias” - Mismos instrumentos en la siguiente composición en la que cada uno de ellos ejecuta de forma sincopada una melodía distinta que al combinarse con la del otro, crea un curioso efecto por el cual termina surgiendo una música muy atractiva de lo que parecía un caos sin demasiado sentido.

“Contentu Melodiae” - Se incorpora aquí el piano eléctrico de Mertens para construir una interesante base sonora que le da mucho más cuerpo a la pieza de saxo que se dibuja por encima. De nuevo estamos ante una pieza con elementos melódicos mínimos y continuas repeticiones que terminan por tener un efecto hipnótico en el oyente.




“2 and 3 = 1” - Algo similar ocurre ahora aunque con el añadido de la percusión que se combina con el piano eléctrico en uno de los mejores momentos del disco. Es una de esas piezas que, como ocurre con la mayor parte de este trabajo, no son maravillas por sí mismas pero sí resultan muy clarificadoras para entender cómo se iba a desarrollar el estilo de Mertens en los años venideros.

“'t Klopt” - Llegamos a la primera pieza del disco en la que es Mertens el único intérprete con su teclado. Ritmo constante y muy ligeras variaciones son los elementos fundamentales de una pieza muy breve, como todas las del disco.

“Gleaner” - Prácticamente es una continuación del corte anterior con el añadido de una percusión metronómica y del saxo que juega también un papel más rítmico que melódico.




“Tsjueh” - Regresamos al saxo soprano en solitario en una pieza de esas que Mertens suele reservarse para trabajos “especiales” como “Instrumental Songs” o sus “ciclos”, abundantes en composiciónes para instrumentos solistas con repeticiones continuas y cambios melódicos muy sutiles.

“Wording” - Cerrando el trabajo escuchamos un tema interpretado exclusivamente con instrumentos de percusiones. Muy extraño, sin lugar a dudas, y que podría ser considerado una rareza en la carrera de Mertens de no ser porque en los tiempos más recientes ha vuelto a publicar varias piezas de similares características.

Los cortes “So That”, “The Ship” y “Tiresias” ya habían sido publicados como “caras b” del single de “Close Cover” en 1983 y todos ellos junto con “Limes” fueron regrabados con una formación instrumental más amplia para el disco “Sources of Sleeplessness” varios años después. Las versiones que aquí aparecen son las originales. En cualquier caso, “Ver-Veranderingen” no es un disco facil de asimilar e incluso para los seguidores de Mertens, debería encuadrarse en la categoría de las rarezas solo aptas para arqueólogos musicales. Su interés radica, como ya hemos dicho, en lo que anticipa más que en lo que es pero no está de más darle un repaso de cuando en cuando.