Los conciertos de Kraftwerk son una experiencia que, por
fuerza, tiene que ser muy diferente a la de cualquier otra actuación de otra
banda dadas las especiales características y filosofía del mítico cuarteto de
Düsseldorf. Hablamos de filosofía porque un grupo que hizo de (casi) todos sus
discos una apología de la vida moderna y de los avances tecnológicos no podía
ofrecer el mismo tipo de show que otro artista. La culminación del “estilo
Kraftwerk” llegó a principios de los noventa cuando los músicos abandonaban el
escenario en plena actuación siendo reemplazados por robots con su mismo rostro
que eran manejados por control remoto por cada uno de ellos. Se hacía realidad
así la premonitoria letra de su “hit” de 1978, “The Robots”.
En la música electrónica, la interpretación en directo es
algo accesorio, casi innecesario dada la propia esencia de la misma, alejada en
principio del virtuosismo, de la sensibilidad del ejecutante y de la
posibilidad de improvisación en un sentido jazzístico del término: con varios
músicos construyendo algo nuevo de forma simultánea e interactuando
continuamente. Podrán argumentar los lectores que artistas como Klaus Schulze o
Tangerine Dream improvisaban en sus conciertos pero habitualmente lo hacían
exclusivamente en algunos solos manteniéndose el grueso de la pieza
interpretada en los parámetros marcados por las secuencias inicialmente
programadas. Los conciertos de Kraftwerk tenían un importante componente
teatral ya que la música era, o aparentaba ser pregrabada pero ellos interpretaban
su papel haciendo ver que tocaban. No siempre fue así en el caso del cuarteto de Düsseldorf como atestiguan antiguas grabaciones de sus primeras épocas en las que las actuaciones llegaban a suspenderse durante varios minutos en caso de que aparecieran problemas con alguno de los sintetizadores sin reanudarse hasta que estos estaban completamente resueltos pero los tiempos, como decía aquel, estaban cambiando.
Todo esto fue más evidente que nunca en la gira de 2004 en la que los cuatro integrantes del grupo por aquel entonces, los clásicos Ralf Hütter y Florian Schneider más Fritz Hilpert (quien reemplazó a Wolfgang Flür en 1987) y Henning Schmitz (sustituto de Karl Bartos desde 1991) salían al escenario con un único “instrumento musical”: un flamante portatil Sony Vaio cada uno desde el que, imaginamos, lanzaban sus correspondientes secuencias, loops, etc. Baste para hacerse a la idea de la concepción artística de los conciertos el hecho de que, además de los cuatro ordenadores desde los que se lanzaba la música había otros tantos para las imágenes y proyecciones. Esto es, lo visual tenía tanto peso como lo musical y todo ello era pregrabado.
Imagen de uno de los shows de la banda. |
Lo cierto es que, a pesar de que la banda contaba en 2005
con más de 35 años de carrera, no existía en el mercado ningún disco (oficial)
en directo de Kraftwerk. En ese momento, alguien debió pensar que era hora de
cubrir ese hueco y de ahí nace la idea de “Minimum Maximum”: un disco doble
recogiendo temas de varios conciertos de la gira mundial de la banda del año
anterior, recogiendo el tracklist completo del programa de la misma, con cortes
procedentes de diferentes actuaciones, cosa que, al ser todo el material
virtualmente idéntico, sólo permitía apreciar diferencias en cuanto a las reacciones
del público de los distintos lugares. De este modo, el disco, más que un
documento que recoge música en directo es una suerte de recopilatorio completo
de la etapa más popular de toda la carrera de la banda germana, lo que, en el
fondo, no es sorprendente si tenemos en cuenta que cuando apareció una
recopilación propiamente dicha como fue “The Mix” en 1991, Ralf Hütter insistía
en considerarlo un disco en directo con las improvisaciones que el grupo
realizaba en estudio. La referencia aquí a ese disco de nuevas versiones de la
banda no es gratuíta ya que prácticamente todos los temas incluidos en “Minimum
Maximum” se basan en las versiones de “The Mix” excepto, evidentemente, los
escritos con posterioridad.
Casi todo el contenido del doble disco procede de conciertos
celebrados en países del este y en algunos momentos del disco creemos encontrar
una cierta coherencia temática entre el tema escogido y el lugar del que
procede la versión. Así, hay una lógica tras la elección de París como lugar de
procedencia del clásico “Tour de France”, de Berlín con respecto a “Autobahn” o
de Londres y “The Model”. Tampoco es casual que “Radioactivity” sea recuperada
del concierto de Varsovia, lugar de nacimiento de Marie Curie o que “Dentaku” proceda
del concierto de Tokio (la letra está en japonés y el público participa en toda
la interpretación). Completan el repertorio: “The Man Machine” y “Home Computer”
(procedentes del concierto de Varsovia), “Planet of Visions” (versión del
single “Expo 2000”, extraída del show de Ljubljana), “Tour de France (etape 1)”,
“Chrono”, “Tour de France (etape 2)” y “Aero Dinamik” (Riga), “Vitamin”, “Computer
World”, “Pocket Calculator”, “The Robots” y “Music Non Stop” (Moscu), “Neon
Lights” (Londres), “Trans Europe Express” y “Metal on Metal” (Budapest), “Numbers”
(San Francisco), “Elektro Kardiogramm” (Tallinn).
Como era de esperar, la mayoría de las piezas procedían del disco más reciente de la banda, “Tour de France Soundtracks”, trabajo que aún no hemos reseñado aquí por lo que tampoco nos vamos a extender en este momento sobre él.
Por algún motivo, “Minimum Maximum” quedó fuera de la caja recopilatoria “The Catalogue” publicada en 2009 y en la que se incluyeron todos los discos de la banda desde “Autobahn” hasta “Tour de France Soundtracks” y cuyo lanzamiento fue aprovechado para reeditar todos esos trabajos por separado. Por ello, hoy en día no es nada sencillo encontrar el que es el único disco en directo de Kraftwerk a un precio asequible. Dejamos un par de enlaces para los más atrevidos.
Hola, los acabo de agregar a mi lista de blogs favoritos, podrían hacer lo mismo con mi blog? Muchas gracias! Ariel
ResponderEliminarhttp://kriteriaradial.blogspot.com
Es curioso. No sé dónde leí, hace mucho tiempo, que The Human League, siendo candidatos para telonear a The Talking Heads a finales de los 70, propusieron un espectáculo en que los instrumentos fueran tocados por control remoto. Parece ser que The Talking Heads se asustaron y decidieron no tocar con The Human League. Tal vez alguno de los datos que comento es incorrecto o he mezclado cosas, porque ya digo que lo leí hace mucho. En cualquier caso, está visto que a ciertas ideas "descabelladas" hay que darles tiempo (y medios) para que no sólo sean factibles sino que tengan impacto y transcendencia en el público.
ResponderEliminarComo siempre, un placer leerte, y un placer también escuchar a los Kraftwerk.
Héctor (Virgen Ciega)