sábado, 20 de mayo de 2023

Vangelis - Opera Sauvage (1979)



Frustración es la palabra que mejor define lo que siente un seguidor de Vangelis cuando contempla la cantidad de música que probablemente se quedará sin poder escuchar por culpa del desdán del músico a la hora de publicarla. Esta sensación se agrava en el momento en que te das cuenta de que ni siquiera la música publicada es toda la que parece ser. Esto es particularmente decepcionante cuando nos acercamos a sus bandas sonoras ya que las pocas que han visto la luz en formato discográfico, no solo contienen apenas algunos extractos del material original sino que en su gran mayoría han sido regrabadas por completo para su publicación. Ocurre así con el disco que comentamos hoy, uno de los grandes clásicos del griego y, probablemente, la banda sonora más conocida de las que grabó para Frederic Rossif.


El encuentro entre músico y cineasta se produjo a principios de los setenta cuando Rossif buscaba un nuevo colaborador tras el traslado de su músico más habitual, Maurice Jarre, a Hollywood. Hasta entonces, la mayoría de sus documentales habían tenido tema histórico y político pero en aquel momento empezó a centrarse en dos aspectos distintos: el arte (especialmente la pintura) y la naturaleza. De aquel encuentro surgieron no menos de dieciséis bandas sonoras (tanto de películas como de series) de las que apenas tres se han publicado a día de hoy y de forma muy parcial. Esto es especialmente trágico en el caso de la que comentamos hoy: “Opera Sauvage”, un disco de poco más de 40 minutos que recopila algunas de las composiciones que sonaban en los 22 episodios de la serie documental sobre la naturaleza que se emitió entre 1975 y 1981. A pesar de contar con algunas de las piezas más populares de la carrera de Vangelis, al músico no tuvo interés en publicar esa música hasta 1977 cuando arreglo y regrabó parte del material para publicarlo con el sello Polydor en 1979. Por supuesto, el griego fue el encargado de tocar todos los instrumentos con la única excepción del arpa, interpretada por Jon Anderson en uno de los cortes.


“Hymne” - El disco no podría empezar mejor. Sin introducciones, sin preámbulos de ninguna clase, Vangelis nos golpea directamente con una de sus melodías más reconocidas y no hay nada más: una melodía pura y simple, ejecutada con uno de los sonidos más característicos del griego, sin acompañamientos en las primeras repeticiones salvo unos fondos muy sutiles. Solo en la segunda parte la melodía se desdobla y hay un cambio hacia la épica con las percusiones. Nada exagerado. Solo unos pocos golpes de timbal y unas campanillas para resaltar la fuerza del tema. Una de esas piezas tan simples que solo está al alcance de Vangelis hacerla inolvidable.




“Reve” - El siguiente corte es mucho más largo y reina en él esa melancolía especial del compositor heleno que comienza interpretando un tema, probablemente improvisado, con un sonido asimilable al piano y un cierto tono jazzístico. Aparece entonces una percusión muy suave de fondo acompañada de efectos electrónicos que nos llevan al tema central, ya como diálogo entre diferentes timbres sintéticos que hacen las veces de piano y flauta. Es un viaje que hace honor al título, “sueño” en el que, de forma muy tranquila, Vangelis nos lleva por paisajes indefinidos y llenos de misterio.


“L'Enfant” - Con la siguiente pieza volvemos al Vangelis clásico de temas como “To the Unknown Man” y ese esquema de línea electrónica de bajo continuo y melodía central inolvidable. En esta ocasión, es un maravilloso tema de piano que en las sucesivas repeticiones es replicado con sintetizadores. El acompañamiento va aumentando cada vez y aparece un precioso tema de bajo, variaciones de la melodía principal y percusiones perfectamente integradas para subrayar cada parte. Incluso se incorporan una serie de filigranas que estarían muy presentes en la música del griego en los años posteriores, especialmente en bandas sonoras como la de “Carros de fuego”. “L'Enfant” es otro de esos temas imprescindibles que no suelen faltar en las mejores recopilaciones de su autor.




“Mouettes” - El tema más corto del disco sigue la línea tranquila de otras músicas para documentales del griego con cosas que recuerdan a “L'Apocalypse Des Animaux” o a “La Fete Sauvage”. Una miniatura muy inspirada que deja paso a algo muy diferente.


“Chromatique” - La novedad viene dada por la instrumentación ya que en esta ocasión, Vangelis no se complica y opta por la guitarra acústica para introducirnos hacia una bellísima melodía electrónica con un ligero aire folclórico. Esta forma de usar la guitarra hacía mucho tiempo (quizá desde el lejano “Sex Power”, de 1970) que no se escuchaba en ningún disco del griego y lo cierto es que funciona muy bien para darle un aire más natural al conjunto.


“Irlande” - Tenemos una especial debilidad por esta pieza que parte de un lúgubre toque de campanas para desarrollar una melodía maravillosa en la que Vangelis bebe de sus raíces griegas y mediterráneas como nunca antes lo había hecho. Esta vía, que exploraría mucho más en el disco de Irene Papas, “Odes”, publicado en las mismas fechas que “Opera Sauvage”, nos daría grandes momentos en el resto de la carrera del compositor.


“Flamants Roses” - Cierra el disco un largo tema en el que escuchamos la participación de Jon Anderson al arpa abriendo la pieza. De ese comienzo surge un tímido tema de sintetizador al que le cuesta asomarse entre las capas y capas de sonido que produce Anderson. Tras la introducción es el propio Jon el que ejecuta la melodía principal doblado enseguida por los distintos sintetizadores de Vangelis que replica el tema con ligeras variaciones. Llegamos así al tramo final donde todo se desborda en lo que podría ser un anticipo de la espectacular “suite” que el músico compondría poco después para la citada “Carros de fuego”. Tambores, metales, y toda la paleta electrónica de Vangelis subiendo en varios grados la temperatura hasta desembocar en un cierre absolutamente espectacular. Los últimos instantes de la pieza los ocupa una breve coda mucho más tranquila con la que todo fluye lentamente hasta el final.





Poco después del fallecimiento de Vangelis, fuentes próximas a su familia aseguraron a la web https://elsew.com/data/latest.htm que su intención era que su legado pudiera ser disfrutado por todo el mundo y eso incluía la publicación de su catálogo inédito. La gran dificultad estribaba en catalogar y ordenar todo ese material (e imaginamos que también la gestión de los derechos del mismo, especialmente de las bandas sonoras). En todo caso pedían paciencia a los seguidores del músico por lo que no es probable que podamos empezar a disfrutar de todo ese material a corto plazo. Entretanto, tenemos el consuelo de que su obra publicada es amplia y tiene joyas como este “Opera Sauvage” que podemos disfrutar una y otra vez.

2 comentarios:

  1. El símil que has hecho entre Irlande y Odes me ha parecido fabuloso. Cuando escucho Odes, muchos de sus pasajes me remiten a Irlande, y cuando escucho Irlande parece como si la voz de Irene Papas fuera a asomar en cualquier momento.
    En cuanto a la publicación de la obra inédita de Vangelis, estoy bastante expectante en cómo va a afrontar la familia dicha labor. Vangelis seleccionaba el material muy cautelosamente, lo arreglaba y re-interpretaba, transformando el conjunto en una obra consistente, y ahí reside gran parte de la magia de su obra publicada. Hay cosas inéditas como el concierto de Qatar que perfectamente podrían publicarse porque en su día estaban pensadas para ello, y por YouTube circulan muchos temas que permanecen oficialmente inéditos y que uno se pregunta por qué no aparecieron publicados en su día, pero sinceramente no me gustaría que se publicase su obra inédita sin ningún filtro ni criterio que el de "darle salida", y que a la postre cada uno tenga que decidir con qué quedarse y con qué no. Un saludo y un placer leeros como siempre!

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  2. Yo dudo mucho que editen cosas de su archivo, más que nada porque creo que la mayoría serán maquetas sin la calidad suficiente como para una edición decente. Aún así, la obra publicada es más que suficiente como para pensar en Vangelis como uno de los grandes músicos del Siglo XX.

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