Siempre nos resulta muy complicado enfrentarnos a la obra de Wendy Carlos por las circunstancias que la han rodeado, especialmente porque la gran mayoría de su obra está descatalogada y no se encuentra ni siquiera en las diferentes plataformas digitales. Eso, junto al hecho de que la propia Wendy también lleva años desaparecida del panorama mediático complica mucho la posibilidad de acercarse a su carrera. En 2020 se publicó una biografía escrita por la musicóloga Amanda Sewell y basada en informaciones de prensa de todas estas décadas, puesto que le fue imposible acceder a una entrevista con Wendy. Poco después, la compositora reaccionó en su página web indicando que el contenido del libro era todo ficción, lo que ayuda a darnos cuenta del grado de hermetismo que la artista guarda alrededor de su vida y obra.
Aprovechando el reciente estreno de la tercera película de la franquicia de Disney, “TRON”, nos queremos acercar hoy a la banda sonora de la primera de las entregas, estrenada en 1982, y que supuso una revolución en el uso del CGI y los efectos digitales en el cine. Wendy había tenido ya experiencias escribiendo música para películas. De hecho, podríamos considerar que había hecho un master acelerado en el tema puesto que trabajó con uno de los directores más particulares, geniales y obsesivos de la historia, Stanley Kubrick, en dos películas tan legendarias como “La Naranja Mecánica” y “El Resplandor”. En ellas pudo conocer lo estresante y frustrante que podría llegar a ser el trabajo para el cine. Para la primera, Wendy aportó composiciones propias así como versiones electrónicas de piezas clásicas de Beethoven, Purcell o Rossini mientras que para la segunda, la práctica totalidad del material entregado era original. En ambos casos, Kubrick, fiel a su costumbre, desechó gran cantidad de la música de Wendy sin decirle nada (de hecho, como ocurrió con Alex North y su partitura para “2001, Una Odisea en el Espacio”, se enteró de los descartes viendo la película en el estreno). En el caso de “La Naranja Mecánica”, Kubrick decidió quedarse con muchas versiones clásicas de las obras que había reinterpretado Wendy aunque, al menos, decidió mantener varias de las revisiones de la artista. En cambio para “El Resplandor” prescindió de casi todo el material de la artista con alguna excepción puntual.
Pese a todo, cuando Disney le hizo llegar la oferta para componer la banda sonora de TRON, Carlos aceptó y se puso manos a la obra con una música que iba a presentar una novedad en su producción y es que, al margen de instrumentos electrónicos, Carlos iba a contar con una orquesta. La idea inicial de Disney era que la artista aportase las partes electrónicas que acompañarían a las imágenes que se desarrollaban en el entorno virtual del programa informático mientras que cuando la acción transcurría en el mundo real, sería la orquesta la que sonase interpretando música de alguno de los muchos compositores que tenían en plantilla pero Wendy, cansada de ser encasillada como una especie de revisionista electrónica de compositores barrocos, planteó que, dado que su amplia formación musical incluía estudios avanzados de composición, orquestación, armonía y contrapunto, quería encargarse también de la parte orquestal.
Como era costumbre en Wendy Carlos, todo el trabajo de grabación fue de una meticulosidad extrema para que todo encajase perfectamente, cosa que resultaba aún más complicada por el hecho de que las partes electrónicas, orquestales y corales se grabaron por separado en diferentes partes del mundo. De hecho, el director de la orquesta nunca escuchó las otras secciones antes de grabar su parte. Algo que complicó mucho el resultado final fue el cambio que se produjo en la concepción separada de los diferentes escenarios de la película. La música que ilustraba las escenas en el mundo real continuó siendo orquestal pero lo que sonaría cuando los protagonistas se encontraban dentro del ordenador sería una mezcla de sintetizadores, coros y orquesta de un modo que la propia Wendy indicaba que “terminó siendo muy difícil identificar cuál era cada uno”.
La banda sonora se publicó en 1982 pero nunca fue editada en CD hasta 2003. Aprovechando la reedición se realizó una remasterización completa a partir de las cintas originales en la que estuvo muy implicada la propia Wendy. Ello posibilitó, además, incluir algunas piezas que no aparecían en el LP por la falta de espacio del formato. Entre ellas se encuentra una versión puramente electrónica del tema central o una interpretación de otro tema directamente a los teclados por parte de Wendy, sin ningún tipo de modificación posterior en estudio. Como era habitual en aquel entonces, la banda sonora iba a incluir un par de canciones a cargo de uno de los grupos de moda en la época. Aunque en principio Disney intentó que se encargaran de ellas los miembros de Supertramp, la banda elegida finalmente fue Journey.
El disco contiene un gran número de pistas, la mayor parte de las cuales tiene una duración de alrededor de dos minutos o menos. Comienza con la brevísima “Creation of TRON”, una oscura introducción que combina, sobre todo, electrónica y coros. Da paso a “Only Solutions” la principal canción que aporta la banda Journey a la película aunque, en nuestra opinión, tiene poco que ver con el ambiente general de la misma y pinta poco aquí. “We've Got Company” comienza con sonidos orquestales pero enseguida aparecen los sintetizadores de Wendy para un tema que combina una extraña animación, casi saltarina, con un tono opresivo que encaja muy bien con la acción. Sigue “Wormhole”, misteriosa y muy en línea con obras de compositores como Ligeti. “Ring Game and Escape” tiene un tono marcial completamente diferente de lo anterior aunque continuando con la atmósfera opresiva. Escuchamos ya apuntes más o menos formados de lo que será el tema central de la película que se muestra ya en una primera versión oculto tras los misteriosos ostinatos del inicio de “Water, Music and TRONaction”. “TRON Scherzo” es un breve corte que incide en la épica al estilo de “Star Wars” pero con sintetizadores y pasa a “Miracle and Magician”, una versión más luminosa del tema central en los primeros compases pero que se oscurece según avanza la música. Es uno de los cortes en los que la orquesta tiene mayor protagonismo. ”Magic Landings” vuelve a recordarnos en algunos detalles a Ligeti en su introducción pero después cambia con una suerte de marcha electrónica muy descriptiva que está entre nuestras piezas favoritas de la obra y nos recuerda en algo a parte de la música que Carlos hizo para “La Naranja Mecánica”. “Theme from TRON” es un tema clásico de película en todos los sentidos. Recoge las principales melodías de la misma y lo hace con un enfoque orquestal muy convencional. Una pieza fantástica. Tras él, llega la segunda aportación de Journey con “1990's Theme”, un instrumental rock muy pegadizo que nos parece mucho más apropiado que la primera canción de la banda. Rara es la banda sonora que no incluye un “Love Theme”. Aquí Wendy Carlos nos ofrece una variación romántica del tema central con mucha presencia de los coros antes de pasar a “Tower Music – Let Us Pray”, enigmática pieza electrónica en la que las texturas sonoras pesan más que la melodía, al menos hasta la aparición del coro en su segunda mitad. “The Light Sailer” repasa uno de los motivos secundarios de la obra con un tono épico que funciona muy bien entre cambios de ritmo y alternancia entre electrónica (con timbres muy diferentes combinados) y orquesta. “Sea of Simulation” continúa en una línea similar apoyada en unas cuerdas obsesivas al estilo de Bernard Herrmann con el tema principal apareciendo aquí y allá. “A New TRON and the MCP” es la composición más larga del disco y una de las más interesantes por no estar tan atada como otras a las melodías centrales de la película (aunque siguen apareciendo). Wendy suena absolutamente vanguardista y combina todos los elementos, tanto electrónicos como acústicos, de forma magistral en una pieza que podría sobrevivir aislada como música de concierto sin ningún problema. A punto de terminar ya con el disco original, tenemos “Anthem”, o lo que es lo mismo, un accesible regreso al tema central de la obra que da paso a “Ending Titles” con su solemne recreación del esa misma melodía al organo en lo que es un momento lleno de solemnidad que nos en compañía de los sintetizadores de Wendy hasta el final.
Como complemento al disco original, tenemos los temas adicionales que mencionamos antes: “TRONaction (Original version)” exclusivamente electrónica, “Break In” que es todo lo contrario, es decir, una pieza totalmente acústica, y la despedida con “Anthem” para teclado solo, interpretado directamente por Wendy, sin retoques en estudio.
Wendy Carlos es uno de esos nombres imprescindibles en la historia de la música electrónica y quizá lo sea más por su carácter pionero que por su propia obra. Ayudó a de definir el género desde los mismos comienzos colaborando con el mismísimo Robert Moog en los aspectos puramente musicales del diseño de su primer sintetizador y lo popularizó hasta el extremo con sus versiones electrónicas de Bach pero su obra propia, más allá de sus versiones de clásicos, no ha terminado de tener la misma trascendencia que sus grabaciones más conocidas. Una de las circunstancias que más le perjudica en este sentido es lo que comentábamos al comienzo: hoy en día, un oyente que quiera acceder a su obra lo tiene prácticamente imposible a menos que tenga suerte en mercadillos de segunda mano por la desaparición de su catálogo de las tiendas, tanto físicas como digitales. Es una verdadera pena porque vivimos tiempos en los que muchos de los músicos electrónicos de los primeros años del sintetizador, están experimentando un auténtico revival y su obra está siendo reivindicada de un modo que no lo había hecho antes. En todo caso, Wendy sigue “retirada” de la vida pública desde 2009 y no hay indicios de que eso vaya a cambiar. Quizá sea la banda sonora de “TRON” su obra más conocida si excluimos los discos con versiones clásicas, gracias a la trascendencia posterior de la película, pero seguramente no sea la mejor. En todo caso, seguro que en el futuro tenemos ocasión de acercarnos de nuevo a sus discos para recordar un legado capital en la historia de la música electrónica.

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