domingo, 9 de diciembre de 2012

No-Man: Love and Endings (2012)


Existe una opinión que se va generalizando según la cual, el reconocimiento que empiezan a alcanzar los discos de Steven Wilson en solitario (especialmente el reciente “Grace for Drowning”) le está llevando a cancelar poco a poco el resto de proyectos que mantenía activos. Hay declaraciones recientes del músico hablando de Porcupine Tree en pasado a las que se unen sus comentarios tras el anuncio del nuevo disco de Blackfield para comienzos de 2013 en los que asegura que su implicación en el proyecto es aún menor que en “Welcome to my DNA” (trabajo éste en el que casi toda la labor creativa ya corrió por cuenta de Aviv Geffen) lo que apoyaría la opinión citada al comienzo. Desconocemos aún las intenciones de Wilson hacia No-Man, su colaboración con Tim Bowness a pesar de que los rumores apuntaban a su disolución tras la aparición del disco del que hoy vamos a hablar: un documento en directo con el título de “Love and Endings” que tenía todas las trazas de una despedida pero que quizá no lo sea. Leemos en una entrevista reciente: “No tengo planes al respecto de No-Man como tampoco los tengo con Porcupine Tree, aunque esto no significa nada. Creo que la gente le da mucha importancia a declaraciones como esta. No hay planes. Es todo lo que puedo decir hoy pero estoy seguro de que volveremos a trabajar juntos. No es lo mismo que con Blackfield, ya que No-Man y Porcupine Tree son proyectos a los que estoy seguro de volver en el futuro. Aviv Geffen tiene planes para Blackfield que me obligarían a dedicarle todo mi tiempo, tanto en el estudio como en directo y eso sería incompatible con mi propia carrera y con Porcupine Tree, de modo que mi implicación con el proyecto será casi testimonial: algunas guitarras y arreglos, cantar en una o dos canciones y trabajo de mezcla en el estudio. Poco más. De todos modos, creo que lo que le gusta a la gente de Blackfield, sean conscientes de ello o no, es el sonido de las canciones de Aviv y su forma de enfocarlas y eso es algo de lo que se darán cuenta con el nuevo disco en el que mi participación será anecdótica.”

Volviendo a No-Man tras la declaración de intenciones de Wilson con respecto al futuro, nos llama la atención, de entrada, que aparezca un disco en directo cuando, precisamente lo último que se publicó bajo el nombre de No-Man fue “Mixtaped”, otra grabación en vivo. El proceso fue bastante curioso y todo surgió de la forma más natural posible. Se celebraba
 el décimo aniversario de “Burning Shed”, sello discográfico dirigido por Tim Bowness. El espíritu de la marca es que los beneficios de los discos vayan a los artistas, eliminando intermediarios en la medida de lo posible y son los encargados de llevar las tiendas oficiales de Porcupine Tree o  No-Man entre otros. Como parte de las celebraciones, varios de los artistas del sello iban a participar en un concierto a modo de fin de fiesta. La intención de Wilson y Bowness era la de cantar un par de temas pero terminaron por ser unos cuantos mas por lo que decidieron grabar el resultado. Al escuchar las cintas llegaron a la conclusión de que esa música debía ser publicada. Por otra parte, durante el concierto recogido en “Mixtaped”, Bowness no se encontraba en buenas condiciones a causa de un resfriado y, aunque la edición posterior en el estudio pudo paliar buena parte de los problemas, tanto el vocalista como Steven Wilson sentían que el disco pudo ser mucho mejor. No es la primera vez que No-Man aparecen por aquí pero queríamos dedicarle una reseña algo más extensa a este trabajo para compensar la brevedad de las anteriores que escribimos sobre el dúo.

Intervienen en el concierto los miembros de No-Man, es decir: Tim Bowness (voz) y Steven Wilson (guitarra) acompañados de una banda montada para la ocasión y compuesta por Michael Bearpark (guitarra), Steve Bingham (violín), Stephen Bennett (teclados), Pete Morgan (bajo) y Andrew Booker (batería y voces). Esta formación es realmente interesante puesto que difiere notablemente de las utilizadas en los discos originales de los que proviene cada canción, lo que nos sitúa ante versiones completamente nuevas en la mayoría de los casos.



“My Revenge on Seattle” – Abre el recital uno de los cortes que integraban el disco “Wild Opera”, uno de los más electrónicos, si no el que más, del repertorio de No-Man, lo que suponía un reto a la hora de afrontarlo con una formación de corte rockero como era la reunida para el concierto. El resultado es una versión magnífica que respeta la atmósfera original pero con un tratamiento completamente distinto creando ambientes a base de teclados muy sobrios y guitarras etéreas. La segunda parte de la canción se transforma en un tema rock con muchas similitudes con los U2 del “The Joshua Tree” sin ir más lejos pero con la magnífica voz de Bowness imprimiendo su personal sello a la canción. La letra comienza con una especie de confesión a cargo de sus autores muy reveladora: “Puede que la vida sea algo más que escribir canciones. Y puede que no.”

“Time Travel in Texas” – Segundo tema pertenciente a “Wild Opera” y segunda transformación, en este caso de uno tema electrónico en una onda trip-hop a otro de rock progresivo con toques de metal. Tenemos que destacar el trabajo del bajista que consigue crear un ritmo constante sobre el que se construye toda la canción en combinación con una batería magnífica. Al margen de eso, la canción está trufada de efectos de guitarra, al igual que el original. Es difícil encontrar una versión tan diferente de una canción y que conserve todas las virtudes de la inicial y eso es lo que hace grandes a No-Man.

“All the Blue Changes” – Aparecida en el EP “Together We’re Stranger”, se trata de un tiempo medio casi instrumental en su concepción ya que la letra apenas es recitada como complemento a la música. Las guitarras tienen un protagonismo absoluto, primero como elementos ambientales con un sonido limpio y luminoso pero que va transformándose poco a poco en una nube de ruido cada vez más saturada en un crescendo que concluye con la estrofa final.

“Pretty Genius” – El tercer tema del recital perteneciente en origen a “Wild Opera” toma un corte construido en su concepción original a base de samples y sonidos electrónicos y lo convierte en una canción cercana a una especie de jazz-rock oscuro, casi extraterrestre con guitarras psicodélicas y un ritmo que nos recuerda a los Pink Floyd de los primeros setenta.

“Lighthouse” – Llegamos a uno de los puntos fuertes del programa con esta balada aparecida en el disco “Returning Jesus”. Aquí la escuchamos en una versión muy sobria a base de guitarras muy suaves y fondos de órgano Hammond en determinados momentos aunque salpicada con ramalazos ácidos de guitarra, probablemente a cargo del propio Steven Wilson que refuerzan la atmósfera psicodélica a la que aludíamos antes. Llegando a la mitad del tema entramos en un interludio de órgano que anticipa un precioso fragmento guitarrero en el inconfundible estilo de Robert Fripp que es pronto doblado por el violín eléctrico. Cualquier oyente desprevenido podría creer que se encuentra en medio de un concierto de los King Crimson de la época de “Discipline” si se incorporase a la audición en este instante. Podeis escuchar el tema a continuación como aparece en la propia web oficial del disco:




“Beaten by Love” – En este momento, Bowness incorpora al concierto un tema inédito que escribió en 1987, en los que debían ser los primeros momentos de No-Man, previos a cualquier aventura discográfica (quizá incluso previos a la reunión entre Tim y Steven). La canción, que habla de un amor absolutamente destructivo, destila amargura por todos los poros. Es raro que hasta ahora no se hayan decidido a grabar el tema porque encaja a la perfección con el estilo de la banda.

“Wherever There is Light” – Llegamos así al primero de los cortes procedentes de “Schoolyard Ghosts” y nuestra canción favorita de todo el concierto. Una vez más, la diferencia con la versión original es notable, especialmente si tenemos en cuenta que en aquella grabación intervenían guitarra, mellotrón, órgano y flauta mientras que en el concierto apenas acompañan a la voz de Bowness una guitarra casi metronómica y el sublime violín eléctrico de Steve Bingham. Los teclados apenas de hacen notar como un acompañamiento lejano, al igual que la batería. No podemos dejar de mencionar el precioso solo de violín que se escucha en los instantes finales de una pieza sublime. Una balada intemporal de una belleza casi dolorosa.

“Mixtaped” – Procedente como la anterior del LP “Schoolyard Ghosts”, estamos ante una canción con dos partes muy distintas: una inicial lenta y pausada que transcurre sin sobresaltos y una segunda que, de nuevo, entra en territorios psicodélicos con Pink Floyd como principal referente. No podemos evitar el remarcar de nuevo la enorme diferencia con el original (que, para los que lo desconozcáis, tenía una importante parte a cargo de la flauta y el clarinete, ausentes aquí).

“Things Change” – El punto final al concierto lo puso una canción extraída del disco “Flowermouth” que sirvió como único “bis” de la actuación. La elección no podía ser mejor ya que estamos ante una balada que reune todas las caraterísticas de la música de No-Man: una melancolía infinita, una tristeza tranquila, una sensación de desolación inevitable que es común a gran parte de los textos de la banda y una interpretación sobria, suficiente y apacible pero que no duda a la hora de golpear al oyente con un giro hacia sonidos más duros, exactamente igual que sucede en el climax final de la canción con el amargo lamento de las guitarras eléctricas gritando con desesperación.

Suele decirse que la música en directo no tiene comparación con la grabada en estudio porque supone una experiencia única, un momento mágico que sucede en un momento determinado y que no se puede repetir. Esto es cierto pero sólo en parte, como bien sabréis todos aquellos que hayáis podido asistir, por ejemplo, a varios conciertos de la misma gira de un músico determinado. Con contadas excepciones, cada concierto viene a ser una reedición del anterior, repitiéndose el repertorio, los bises e incluso los comentarios del artista entre tema y tema. Analizándolo en ese contexto, la grabación de hoy sí que recoge uno de esos momentos irrepetibles: un concierto único, ajeno al margo de una gira, y con un repertorio escogido especialmente para la actuación. Creemos también que los músicos se encontraban tan cómodos y contentos con lo que estaban haciendo que el resultado fue magnífico, regalándonos versiones absolutamente sublimes en muchos casos y más cercanas a lo que podría ser el estilo de Porcupine Tree que al de los propios No-Man, lo que en nuestra opinión, habla muy bien tanto de la versatilidad de los músicos intervinientes como de la calidad de las canciones ya que no siempre una buena canción sale airosa cuando es interpretada en un estilo diferente a aquel con el que fue concebida. Queremos hacer una mención especial para la voz de Bowness, artista poseedor de un estilo vehemente e intenso que llama la atención desde el primer momento, acostumbrados como estamos a interpretaciones absolutamente planas y faltas de emoción en tantas y tantas supuestas estrellas del pop/rock.

Desde aquí os recomendamos encarecidamente este disco si queréis pasar un buen rato escuchando el pop más elegante que puede llegar a vuestros oídos. Podéis encontrar el disco en la propia web del grupo:

burningshed.com



De nuevo, cortesía del propio grupo a través de su página oficial, podeis disfrutar de un fragmento de la actuación, concretamente "Time Travel in Texas":

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mike Oldfield - QE2 (1980)



Como comentamos no hace mucho tiempo, “Platinum” supuso una especie de liberación en la carrera de Mike Oldfield, con la que ocurrieron varias cosas: el músico pudo relajarse y componer piezas más cortas y simples, alejadas de las épicas suites de sus inicios, se pudo relacionar de un modo más “musical” (si se nos permite la expresión) con otros músicos, intercambiando ideas y llegando a colaboraciones mucho más bidireccionales que antaño y perdió el miedo a homenajear e incluso interpretar a otros artistas a los que había admirado en su infancia. Todo aquello que sucedió con el citado disco, tuvo su continuación de manera más intensa si cabe con el siguiente.

Existe una leyenda que siempre acompaña a cualquier comentario sobre Oldfield que pretenda alcanzar una cierta profundidad y habla de los habituales conflictos entre el artista y Richard Branson, su principal valedor en sus comienzos y dueño y señor de Virgin Records. Es evidente que existieron roces, especialmente en los últimos años del contrato de Oldfield con la discográfica pero creemos que no todo lo que se decía era completamente cierto. Según la historia más o menos aceptada, Branson fue el responsable, en grado de incitación, del giro hacia el pop de la música de Oldfield que tuvo lugar en los ochenta, cuando el artista llegó a los primeros puestos de las listas más comerciales. Por su parte, siempre se ha dicho que el músico exigía de Branson un mayor esfuerzo promocional para su obra, a la que creía maltratada por la discográfica en comparación con otros nuevos artistas. En estos casos, la historia siempre se pone de parte del músico quien, al fin y al cabo, es el que suscita el mayor interés de los aficionados. Sin embargo, viendo algunos de los trabajos que publicó Oldfield tras su salida de Virgin, alguna de las teorías conspirativas no se sostiene.

Alrededor de “QE2” también circulan este tipo de comentarios que señalan que Mike buscaba mayor promoción, especialmente en el mercado americano y que, a cambio, Richard le pidió composiciones más cortas y “vendibles”, incluso, a ser posible, alguna canción con gancho. Oldfield cedería en la primera parte pero no en la segunda y la prometida promoción se quedó en nada (también se afirmó que la inclusión en el disco de versiones de ABBA y los Shadows fue una exigencia de Virgin, pasando por alto que ambos grupos eran admirados por el músico desde tiempo atrás, por lo que no choca en absoluto su elección). Sea como fuere, parece que Oldfield quedó muy satisfecho de varios aspectos que fueron novedosos en “Platinum” y que ahora se repetían como ocurría con la formación de una pequeña banda que participaría en la grabación o la colaboración con un productor “externo”, ajeno al mundillo del artista de Reading. Para este papel, se escogió, a David Hentschel, productor relacionado con Genesis a partir de 1976 tras varios intentos fallidos como artista en solitario. De la mano de Hentschel llegaron otros músicos invitados, destacando especialmente el batería Phil Collins.


Imagen el "Queen Elizabeth 2", abreviado a QE2 que inspira el nombre del disco



“Taurus I” – La apertura del disco, con la melodía de mandolina de Oldfield acompañada de percusiones poco convencionales descubría una tendencia insospechada a priori en el nuevo disco: la música celta. Evidentemente, “QE2” no es un disco de música celta, ni mucho menos pero sí que deja translucir muchos guiños al género. El primero de ellos, desde sus instantes iniciales. Aparecen poco después unas voces en segundo plano resaltando la melodía inicial y tras ellas llega el primer giro del tema con la entrada de la batería y la guitarra eléctrica, lanzando al aire los primeros e inconfundibles “riffs” marca de la casa. Termina el segmento con una transición más tranquila marcada por una bonita melodía sintética simulando una flauta. El reinado de los sintetizadores analógicos tocaba a su fin y los últimos modelos incorporaban gran cantidad de sonidos de fábrica y menos posibilidades de modificar estos timbres. Se dice que uno de estos cacharros era el Korg Sigma, utilizado en el disco probablemente para este tipo de efectos de flauta. Tras el interludio, la acción vuelve a intensificarse con la llegada de las percusiones y una melodía en cuya ejecución de alternan las cuerdas, los teclados y la propia guitarra eléctrica de Mike. Es en estos momentos finales en los que encontramos al músico más próximo al de las grandes suites de sus comienzos derrochando imaginación y destreza a partes iguales. Aparecen en el último momento efectos de vocoder, instrumento que sería utilizado con profusión en éste disco y en el siguiente. “Taurus”, con un enigmático “I” a continuación, hacía referencia al signo zodiacal del propio músico y era la primera parte de una interesante pieza cuya continuación no encontraríamos en “QE2” como cabría esperar sino en discos posteriores. [Mike Oldfield: mandolina, bajo, sintetizadores, banjo, arpa celta, caja de ritmos, timbales, guitarra eléctrica, piano, percusiones, vocoder. Phil Collins: batería. Mike Frye: percusión. Maggie Reilly, voces. David Hentschel, sintetizadores.]

“Sheba” – Lleno de misterio nos recibe el segundo corte del disco, con una melodía vocal, tremendamente distorsionada por el vocoder citado anteriormente a la que se añade la percusión y la voz de Maggie Reilly, debutante con Oldfield en una grabación de estudio e inconfundible intérprete de muchos de los clásicos del  británico en los años posteriores. Con la entrada de la guitarra eléctrica y la batería, “Sheba” iba a transformarse inmediatamente en una inconfundible pieza “olfieldiana”. [Mike Oldfield: vocoder, percusiones, guitarra eléctrica, bajo, sintetizadores. Phil Collins: batería. Mike Frye: percusión. Maggie Reilly, voces]

“Conflict” – Entramos en territorios extraños con el siguiente tema. Para empezar, nos encontramos con una rara percusión interpretando un ritmo sincopado y sin más preámbulos, entran las cuerdas sintéticas y un enérgico “riff” guitarrero. En este ambiente desenfrenado hay tiempo para todo: descargas eléctricas a cargo del guitarrista, solos de teclado, un bajo pleno de inspiración, referencias clásicas (se apunta la melodía de un fragmento de los Conciertos de Brandemburgo de J.S.Bach, incluso). El corte es demasiado breve para todo lo que se sugiere en el mismo y sirve como preámbulo al cierre de la cara A del disco. [Mike Oldfield: guitarra, bajo. Tim Cross: piano, sintetizadores. Mike Frye: percusiones. Morris Pert: batería]

“Arrival” – Y para ello, Oldfield recurre a una melodía de los suecos de ABBA, aunque no escoge una de las más populares sino una rareza, casi instrumental en su tratamiento original. Llama la atención esta elección ya que, si escuchamos la pieza en la interpretación de los suecos, tiene todas las trazas de una melodía tradicional escocesa con una sonoridad que pide a gritos la aparición de una banda de gaiteros. Ya señalamos que había una cierta influencia celta sobrevolando el disco y creemos que el que sea éste y no otro el tema de ABBA a interpretar, tiene toda la intención en ese sentido. Por lo demás, Oldfield mejora con creces, en nuestra modesta opinión, la composición primigenia. [Mike Oldfield: guitarras, percusiones, arpa, bajo, mandolina, sintetizadores, vocoder, voces. David Hentschel: sintetizadores, batería, voces. Maggie Reilly, voces. Choir English Chorale. David Bedford, director y arreglos.]

 


“Wonderful Land” – La cara B del disco comienza como acababa su reverso, con otra versión, en este caso de los Shadows, grupo idolatrado por Oldfield en su juventud. Podemos apreciar aquí, si nos tomamos unos minutos para compararla con la original, el momento de inspiración en que Mike decidió dar su propia visión de la pieza. El instrumental de los Shadows era un inocente tema rock, algo naïf, escuchado hoy en día pero con una preciosa melodía. Oldfield, respetando una por una cada nota del original transforma la pieza en otra distinta, jugando con elementos ajenos a la composición de Jerry Lordan como las percusiones africanas (pero ejecutando ritmos celtas), alterando el tempo de determinadas partes e incorporando nuevos instrumentos como mandolinas, o sintetizadores revitaliza el tema hasta un punto insospechado. A pesar de ser ambas versiones, no es de extrañar que tanto “Arrival” como “Wonderful Land” fueran los cortes escogidos como singles del disco. [Mike Oldfield: guitarras, bajo, sintetizadores, percusión, marimba, mandolina, vibráfono. David Hentschel: sintetizadores, David Bedford, arreglos de cuerda]

“Mirage” – La presencia del vibráfono en el inicio del tema contribuye a crear un ambiente misterioso que nos recuerda al reciente “Woodhenge” del anterior “Platinum” y en una línea similar a la de aquel, transcurren los primeros instantes del tema hasta la aparición de los teclados y la guitarra acústica con un tratamiento muy similar al que sería utilizado años más tardes en esa obra maestra que fue “Amarok” y es que, mientras escribimos estas líneas, nos damos cuenta de que muchos de los elementos que hicieron grande ese disco, comenzaban a apuntarse, precisamente, en este “Mirage”. Volvemos a echar la vista atrás hasta “Platinum” cuando aparecen los metales y pensamos en “Charleston”, por ejemplo mientras el tema se despide de un modo un tanto brusco. [Mike Oldfield: vibráfono, sintetizadores, guitarras, bajo, timbales, vocoder. Mike Frye: vocoder, batería. Raul D’Oliveira: trompeta. Guy Barker: trompeta. Paul Nieman: saxo. Philip Todd: saxo tenor. David Hentschel: arreglos de viento].

“QE2” – Llegamos así al corte que da título al disco. Señala Oldfield que el sonido de los primeros minutos le recordaba la inmensidad del océano y pensó en titularlo “Titanic” pero por evitar un cierto gafe que podía ir asociado con ese nombre, optó por un barco de menor calado como el “Queen Elizabeth 2”. “QE2” es una de las mejores composiciones del disco; construida como un continuo crescendo en sus minutos iniciales, paulatinamente se van añadiendo capas y capas de instrumentos a la melodía principal hasta que tema se interrumpe con la llegada de los metales que entonan una especie de fanfarria, prólogo de la segunda parte protagonizada por los destellos de la guitarra del músico antes de romper en uno de los fragmentos más alegres del disco, emparentado a partes iguales con el famoso segmento bautizado como “caveman” de “Tubular Bells” y con el jolgorio celta de los mejores minutos de “Ommadawn” sustituyendo las “uillean pipes” de Paddy Moloney por las más modestas “northumbrian bagpipes” interpretadas por el propio Oldfield en alegre diálogo con el resto de instrumentos. Entre gaitas anda el juego en todo caso en una pieza realmente memorable. [Mike Oldfield: sintetizadores, guitarras, bajo, percusiones, mandolina, gong, northumbrian bagpipes. David Hentschel: batería, sintetizadores. Mike Frye: batería, percusiones. Raul D’Oliveira: trompeta. Guy Barker: trompeta. Paul Nieman: saxo. Philip Todd: saxo tenor. David Hentschel: arreglos de viento].



“Celt” – Al igual que ocurría con “Conflict”, nos desconcierta en los primeros instantes la percusión que abre la pieza pero, en lugar de proseguir por los caminos tormentosos de aquella, la voz de Maggie Reilly convenientemente distorsionada por el vocoder termina por acercar la canción a los territorios de “Sheba”. [Mike Oldfield: sintetizadores, guitarra, bajo. Mike Frye: percusiones. Tim Cross: piano, sintetizadores. Maggie Reilly: voces]

“Molly” – Como cierre del disco, Oldfield escoge una íntima tonada interpretada principalmente con la guitarra acústica a modo de nana para su hija Molly poniendo un broche perfecto para un disco magnífico. [Mike Oldfield: guitarra, bajo, voces]

Con “QE2”, Oldfield cierra una pequeña etapa de dos discos, grabados en un corto espacio de tiempo y que sirve como transición entre su primera etapa, basada en largos instrumentales y una nueva versión del músico de Reading que asomaría a partir del próximo trabajo y de la que habrá tiempo de hablar más adelante. Si prescindimos del hecho de que en “QE2”, la música está segmentada en cortes de una duración más o menos breve con respecto a, por ejemplo, “Ommadawn”, creemos que no hay una diferencia tan importante entre ambos trabajos y es que, a pesar del carácter independiente de cada una de las piezas del disco que hoy nos ocupa, con unas transiciones más o menos elaboradas entre las distintas secciones del trabajo, podrían haber pasado perfectamente por una o dos largas suites como las que caracterizaron al Oldfield más clásico. En cualquier caso, creemos que “QE2” es un disco que merece mucho la pena, independientemente de las comparaciones con trabajos anteriores. Igual que sucedía con “Platinum” (y con toda la discografía anterior de Oldfield), disponemos de una reciente reedición en la que se complementa el disco original con algunas caras B de singles, remezclas actuales de alguno de los cortes y, especialmente, con un segundo CD que recoge parte de una actuación en directo de la gira europea que Oldfield y sus músicos emprendieron en los meses posteriores a la aparición del disco. Podeis adquirir esta nueva edición en los siguientes enlaces:

amazon.es

fnac.es

Nos despedimos con un medley en directo de "Taurus I" y "Sheba":

domingo, 2 de diciembre de 2012

Arvo Pärt - Creator Spiritus (2012)



La conjunción del nombre de Arvo Pärt, el de Paul Hillier y el logotipo de Harmonia Mundi en la portada de un disco es señal inequívoca de que la grabación que contiene el estuche va a ser se una calidad superlativa. Por ello, cuando hace unos meses nos encontramos con el lanzamiento de “Creator Spiritus”, nuestra reacción no podía ser otra que la de alegrarnos profundamente.

Al repasar los textos del disco nos encontramos nombres que ya son indisociables de los anteriormente citados y de los que ya hemos dado cuenta en el blog tiempo atrás como son el del organista Christopher Bowers Broadbent y el del Theatre of Voices pero también encontramos formaciones desconocidas y que van a tener una gran importancia en el disco como el coro Ars Nova Copenhaguen y el NYYD Quartet como veremos en unos instantes.

El programa, por su parte, combina obras de un periodo muy amplio de la carrera del compositor estonio pero limitándose a obras posteriores a 1984. La intención de Hillier era brindarnos un trabajo de música de cámara y coral prescindiendo de algunas de las composiciones más conocidas del músico y con especial atención en piezas recientes, muchas de ellas grabadas aquí por primera vez y guardándonos alguna sorpresa relacionada con composiciones antiguas que creíamos conocer bien.

“Veni Creator” – Abre el disco un breve “introito” coral a cargo del Theatre of Voices y el coro Ars Nova con el apoyo puntual del órgano. Escrita en 2006, forma parte del repertorio más reciente de Pärt y podría pasar perfectamente por una composición de música antigua, como ocurre con buena parte de las piezas vocales del compositor. La luminosidad que irradia desde las primeras notas pone de manifiesto la habilidad de Pärt para crear música de una belleza excepcional (en el sentido más literal del término: el que lo señala como la excepción de la norma hoy en día).

“The Deer’s Cry” – Basada en un texto atribuido a San Patricio según el cual, cuando él y sus seguidores eran perseguidos a través del bosque, comenzaron a imitar el sonido de ciervos convirtiendose todos ellos en ese animal y pasando así desapercibidos para sus atacantes. Pärt compuso la canción en 2007 y aquí escuchamos la versión de Ars Nova Copenhaguen. Manteniendo el espíritu que domina toda la producción coral del músico estonio, encontramos este lamento que su característico estilo “tintinnabuli” gana en presencia con respecto a la composición que abría el disco. Las voces, especialmente las masculinas, juegan un papel mucho más poderoso de lo habitual ganando en presencia en una pieza mucho más enérgica de lo habitual en Pärt.

“Psalom” – Continuamos con otra breve pieza escrita en 1985 y de la que escuchamos su última revisión, de 1997, para cuarteto de cuerda a cargo del NYYD Quartet, sección del NYYD Ensemble, formado por los más destacados músicos estonios cuyo repertorio abarca autores contemporáneos de toda procedencia al igual que jóvenes talentos de la ex-república soviética. Suele afirmarse que para interpretar bien a un músico hay que entenderle y, si esa afirmación es cierta, creemos que la elección de esta formación para el disco es inmejorable. “Psalom” forma parte de las obras más reflexivas de Pärt, compartiendo muchas de las características de su “Fratres” o su“Tabula Rasa”. Es una música estática en la que los elementos utilizados para su construcción son mínimos haciendo gala de una austeridad que llega a conmover al oyente.

“Most Holy Mother of God” – Volvemos a los temas corales, de nuevo a cargo del Ars Nova Copenhaguen. Esta vez, para interpretar este motete basado en un texto del rito ortodoxo. La pieza fue escrita en 2003 y se basa en la repetición continua de una sóla frase (“Mother of God, save us”), unas veces por parte de un solista, otras por el coro al unísono (a veces como un lejano murmullo, deudor de la tradición de los grandes coros rusos) y otras en un contrapunto realmente bello que nos vuelve a remitir a los comienzos de la música religiosa siglos atrás.

“Solfeggio” – Llegamos así a la primera sorpresa del disco. “Solfeggio” es una composición bien conocida por el seguidor de Pärt, además de una de las más antiguas de su repertorio. Escrita en 1964, fue grabada por primera vez por Paul Hillier y el Theatre of Voices para Harmonia Mundi en 1997, en el disco “De Profundis” por lo que llamaba la atención volver a encontrarla aquí. No es hasta que revisamos el libreto del CD que nos damos cuenta de que se trata de una nueva versión revisada en 2008 y adaptada para cuarteto de cuerda con lo que la pieza cobra nueva vida convirtiéndose en una obra completamente diferente. La intensidad de la nueva versión es comparable a la de obras maestras de Pärt como el “Cantus in Memory of Benjamin Britten”, con una tensión que se mantiene a lo largo de toda la pieza manteniéndonos en vilo hasta la conclusión.

“My Heart is in the Highlands” – De las obras más recientes de Pärt (se escribió en 2000) esta canción para órgano y soprano es una de las que más se interpreta habitualmente. Curiosamente, la primera grabación existente, en el sello Hyperion, tenía también a Christopher Bowers Broadbent como intérprete del órgano pero la voz era la del contratenor David James. Aquí la escuchamos interpretada por la soprano Else Torp, integrante del Theatre of Voices. El texto está adaptado de un poema del escocés Robert Burns, lo que lo convierte en una rareza dentro de la obra del compositor quien suele escoger textos religiosos para su música.

“Peace Upon You, Jerusalem” – Volvemos a escuchar a los miembros de Ars Nova Copenhaguen en esta canción de 2002. Señala Hillier en las notas del programa que con esta pieza en concreto se tomaron una libertad inusual al incorporar tenores en algunos fragmentos de una partitura concebida por el compositor para voces exclusivamente femeninas. En cualquier caso, su papel no ensombrece en modo alguno la composición. De no aparecer el comentario del director del coro en el disco, no creemos que nadie hubiera advertido nada raro en la obra. Por lo demás, es un ejemplo más de la música  para voces de Pärt, quizá el más cercano formalmente a la obra de otro contemporáneo (y viejo conocido de los lectores del blog) con el que muchas veces se le relaciona: John Tavener.

“Ein Wallfahrtslied” – Escrita en 1984, escuchamos aquí la pieza en su revisión de 1996. Existe una revisión posterior de 2001 para coro masculino y orquesta de cámara que apareció en el disco “Orient & Occident” publicado por ECM pero en esta versión, más desnuda, sólo escuchamos las voces de Chris Watson (tenor) y el propio Paul Hillier (barítono) acompañadas del NYYD Quartet. La “canción de peregrino” que es la traducción del título al castellano, es una de las obras más interesantes de Pärt. Mientras que las partes vocales siguen los parámetros habituales del autor, los acompañamientos instrumentales de las mismas, especialmente en esta versión de cuarteto, se alejan de los pasajes contemplativos acostumbrados, registrando una mayor actividad. Se combinan aquí inquietantes pizzicati con nerviosas ráfagas en las que se dibujan breves melodías descendentes con distintas velocidades en cada instrumento creando un efecto realmente desasosegante. En nuestra opinión, esta versión es uno de los puntos fuertes de todo el disco.

“Morning Star” – Otro breve motete escrito en 2007 e interpretado por los Ars Nova Copenhaguen. Al igual que ocurría con “The Deer’s Cry”, Pärt combina su clásico “tintinnabulli” con elementos contrapuntísticos y una bella mezcla de voces masculinas y femeninas para crear una miniatura arrebatadora.

“Stabat Mater” – Para cerrar el disco, tenemos una de las obras clave de la trayectoria de Pärt y de la que ya hablamos en alguna reseña anterior. Señala Hillier en los comentarios del disco que, a pesar de ser una de las piezas más importantes de su autor, no es habitual su interpretación en directo por lo particular de su formato: tres vocalistas y trío de cuerdas. La versión del disco está interpretada por Else Torp (soprano), William Purefoy (contratenor) y Chris Watson (tenor) con el cuarteto NYYD en las cuerdas.


Miembros del Ars Nova Copenhaguen

La calidad de la música de Arvo Pärt y de las interpretaciones del Theatre of Voices de Paul Hillier es ya bien conocida por los seguidores de este blog. Es esta, en cambio, la primera vez que aparecen por aquí los miembros del Ars Nova Copenhaguen y, en menor medida, los del NYYD Quartet y tenemos que indicar que ambas formaciones nos han maravillado en todas sus intervenciones haciendo que pongamos atención a su trabajo en un futuro. Queremos destacar la extraordinaria calidad de la grabación fruto del esfuerzo del sello Harmonia Mundi, que se ha convertido por méritos propios en uno de los más destacados precisamente en lo que a calidad de interpretaciones y grabaciones se refiere, siendo una de nuestras referencias fundamentales en su campo. “Creator Spiritus”, además, está editado en formato Hybrid SACD con lo que los aficionados que dispongan del equipo adecuado, podrán disfrutar de un plus sonoro que no todos los sellos brindan a sus compradores. Si queréis haceros con la obra, os sugerimos un par de enlaces:




Nos despedimos con un pequeño montaje encontrado en youtube con tres de las composiciones del disco: