En la mitología
de la tribu de los tucanos, localizada alrededor de la frontera entre Brasil y
Colombia existe un extraño ser, cuyo cuerpo está lleno de agujeros. Cuando el
aire pasa a través de ellos, suenan extrañas melodías que le sirven para
hechizar a las mujeres de la tribu. Hartos de la situación, los hombres tucanos
dieron caza al monstruo, lo mataron y lo enterraron. Con la madera de los
árboles surgidos de su tumba, los indígenas fabrican flautas por lo que el
espíritu de Uakti sigue vivo a través de los tiempos.
Los tucanos
tienen otra particularidad notable y es que todos los miembros de la tribu son
capaces de hablar varios idiomas debido a que tienen prohibido desposar a una
mujer que hable su mismo lenguaje (lo que sería algo parecido al incesto). Por
ello, existe un idioma tucano, que hablan todos los hombres, y multitud de
idiomas diferentes, que emplean las mujeres. Esta suerte de multiculturalismo y
la leyenda de Uakti explican muy bien la propuesta musical que hoy vamos a
glosar.
Marco Antonio
Guimaraes es un violonchelista brasileño de formación clásica que a finales de
los setenta era miembro de la Orquesta Sinfónica de Sao Paulo y de la de Minas
Gerais. Nuestro protagonista había estudiado con Walter Smetak, un personaje
sorprendente, luthier, músico e inventor, este suizo, afincado en Brasil fue
una gran influencia para músicos brasileños como Gilberto Gil o Caetano Veloso
en lo sesenta. Smetak fabricaba sus propios instrumentos y contagió esa pasión
a Marco Antonio que comenzó a construir una pequeña orquesta de artefactos
elaborados a partir de tubos de PVC, trozos de madera y metal, etc. Estos
instrumentos eran diseños propios o adaptaciones de inventos de Smetak.
Básicamente se trataba de tres familias: instrumentos de arco, percusiones
(basadas en la marimba, principalmente) y una especie de raros órganos
compuestos de tubos de PVC afinados en diferentes tonalidades que se hacen
sonar golpeando las bocas de los mismos con una especie de espátulas o con las
propias manos. Con este particular combo instrumental y ya como Uakti, participaron en el disco “Sentinela” de
Milton Nascimento y poco después publicaron su primer disco propio con
composiciones de Guimaraes y una formación integrada por Paulo Sergio Santos y
Decio da Costa Ramos (percusión), Artur Andrés Ribeiro (flautas) y Claudio Luz
do Val (cello). A finales de los ochenta, la fama del grupo comenzó a
extenderse y empezaron las colaboraciones con estrellas internacionales
(Manhattan Transfer, Paul Simon...) y a raíz de ellas llamaron la atención de
Philip Glass. Para entonces, había ya tres discos de Uakti en el mercado pero
su interpretación de una pieza de Glass para un ballet encargado por el Grupo
Corpo (formación brasileña de danza de gran prestigio) facilitó su firma por Point Music,
el sello creado en aquellas fechas por el compositor norteamericano.
La "trilobita". Uno de los particulares inventos de Guimaraes. |
El disco que hoy
nos ocupa fue, quizá, el más popular de Uakti y el segundo publicado por Point
Music. El grupo en aquel momento estaba formado por los citados Paulo Sergio
dos Santos, Decio de Souza Ramos Filho y Artur Andrés Ribeiro. Marco Antonio
Guimaraes era el compositor y tocaba algunos instrumentos pero en los créditos
del disco se sitúa al margen del grupo y no como integrante. El tema alrededor
del que gira la mayor parte del disco es el libro chino de los cambios, el “I
Ching” del título. Cada uno de los ocho primeros cortes del trabajo está
dedicado a uno de los “trigramas” fundamentales del libro y el noveno a los
“hexagramas”. Todas esas piezas fueron también creadas para acompañar una
coreografía del Grupo Corpo, formación, como podéis ver, hermanada en cierta
forma con Uakti.
“Heaven” – Un
sonido continuo de cuerda pulsada nos da la bienvenida al disco y abre un tema
en el que las cuerdas son protagonistas combinadas con lúgubres sonidos
procedentes de instrumentos de viento. La composición tiene tintes selváticos y
es un buen y breve ejemplo del sofisticado sonido del grupo.
“Earth” – El tema
más popular de Uakti es, probablemente, este rítmico corte a base de percusiones
(construidas de modo parecido a un xilófono). La composición llegó a ser
sintonía de una edición de la Vuelta Ciclista a España y conoció, incluso, una
versión tecno. Lo más sorprendente del caso es que, en realidad, se trata de la
adaptación de una pieza para órgano de Johann Sebastian Bach (aunque también
encontramos la misma melodía en una obra de Vivaldi). No recordamos ahora mismo
la obra concreta pero en cuanto demos con ella ampliaremos la entrada con la
referencia exacta.
“Thunder” – Continúa el disco con un nuevo corte basado casi por completo en percusiones que forman un ritmo tribal, tan adecuado para la danza ritual como para el trance. Como todas las piezas que representan hexagramas, se trata de una composición de escasa duración.
“Water” – Un
ritmo cadencioso domina toda esta pieza en la que escuchamos sonidos de todo
tipo (vientos, percusiones, cuerdas...) conformando una amalgama ambiental que
bebe, ignoramos si consciente o inconscientemente de las fuentes de Brian Eno y
sus experimentos electrónicos.
“Mountain” – Una
especie de marimba nos da la bienvenida al siguiente corte, uno de los más
melódicos del disco, con un aire entre misterioso y juguetón que se aprovecha
de la sonoridad, casi infantil, de los instrumentos utilizados para componer lo
que podría pasar perfectamente por una canción de cuna. Sin duda, uno de los
temas más inspirados del disco.
“Wind” – De nuevo
nos encontramos con una sonoridad difícil de identificar con un instrumento
cuyo timbre podría asemejarse lejanamente al de la celesta. La música es simple
pero de una gran belleza en una composición que merece mucho la pena y que
también tiene un cierto componente clásico que no terminamos de identificar.
“Fire” – Vuelve
la percusión a reinar en todo su esplendor con este nuevo corte de aire barroco
y tendencia hacia el juego, lo lúdico, lo infantil. Otro magnífico ejemplo de
gran nivel y que ha situado este disco entre nuestros particulares favoritos
durante mucho tiempo.
“Lake” – Cerrando
la serie de trigramas tenemos otro tema, como “Thunder”, lleno de sonidos
tribales, percusiones, flautas, etc. adecuados para ambientar cualquier festejo
en plena amazonía.
“The Hexagrams” –
La composición más extensa del disco (abarca algo más de 18 minutos) es una
apasionante aventura que explora en profundidad el mundo sonoro de Uakti.
Comienza con un ritmo casi obsesivo que remeda en cierto modo el “Bolero” de
Ravel (pieza que el propio grupo revisó en un disco anterior) y que sirve de
soporte para una serie de improvisaciones a cargo de los instrumentos de
viento. Al finalizar las percusiones son las cuerdas las que toman el relevo en
una transición de aire barroco que nos lleva a un estallido de percusiones
tribales junto a las que podemos escuchar a los intérpretes emulando el sonido
y el canto de las que podrían ser aves del Amazonas. Nuevo interludio lleno de
sabor étnico, antes de entrar en la parte final, una verdadera fiesta de ritmo
y sonido que, llamadnos locos, nos recuerdan a algún segmento del “Amarok” de
Oldfield. Aquí se cierran las composiciones de Marco Antonio Guimaraes en el
disco.
“Alnitak” – Los
dos últimos cortes del disco están compuestos por Artur Andrés de Ribeiro y son
bastante distintos estilísticamente de los escritos por Guimaraes. El primero y
más extenso de ambos se aleja de las formas étnicas acercándose a un formato
más clasicista en su vertiente más contemporánea. No es exagerado intuir una
importante influencia de Philip Glass en esta composición aunque será mucho más
evidente aún en la que cierra el disco. No podemos dejar de recomendar el
segmento final de “Alnitak” , pleno de ritmo e intensidad es tan maravilloso
que justificaría por sí sólo todo el disco.
“The Turning Point” – Tomando el relevo del corte anterior casi en el punto en que aquel lo había dejado, comienza el último tema del disco con un veloz ritmo de marimbas repitiendo una sucesión de arpegios inconfundiblemente “glassianos” que serán la base de todo el tema a lo largo de una serie de variaciones continuas. Acompañándolos, una suerte de flautas comienzan a esbozar una melodía tremendamente adictiva que se complementa por la percusión, en esta ocasión, lo que nos parece un tambor corriente, emitiendo redobles que subrayan determinados pasajes. Es probable que nuestro innegable sesgo hacia todo lo que suene a Philip Glass distorsione nuestro juicio en este punto pero creemos que “The Turning Point” es la mejor composición de un disco de por sí notable y un cierre inmejorable para el mismo.
Otro de los peculiares instrumentos del grupo. Una especie de xilófono de plástico (¿plasticófono?) |
La música de Uakti es única. Utilizando instrumentos de
materiales innobles consiguen un sonido que se sitúa en algún lugar
indeterminado entre lo étnico y la vanguardia. Con un atractivo tan indefinible
como innegable. Su discografía es escasa para un grupo con una trayectoria que
supera los veinte años pero quizá sea eso lo que la haga aún más interesante. Tenemos la impresión de que su discografía, a excepción de los trabajos publicados por Point Music, no es fácil de encontrar. Podéis adquirir "I Ching" en los siguientes enlaces:
amazon.es
cduniverse.com
Nos despedimos con una versión en directo de "The Turning Point":
AMPLIACIÓN:
Comentábamos sobre el tema "Earth" que se trataba de una versión de J.S. Bach no acreditada en el disco. Ampliamos ahora es información. En realidad, la melodía procede del "Concierto en re para 2 violines y cello RV565" de Antonio Vivaldi. Nosotros conocíamos una adaptación para órgano del mismo realizada por Johann Sebastian Bach en su "Concierto en re para órgano, BWV596". Podéis escuchar ambas piezas a continuación para comparar:
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