Durante muchos años, el disco que comentamos hoy pasó por ser la interpretación canónica de los cuartetos de Philip Glass. Esto era así por muchas razones: el Kronos Quartet ya había estrenado y grabado alguno de ellos, además de encargar otro y encontrarse en el orígen de alguno más. Al margen de eso, la formación de David Harrington había alcanzado un estatus de grupo reverenciado en la música contemporánea por colaborar con los compositores más destacados (particularmente los minimalistas como Terry Riley o Steve Reich) y por descubrir al mundo a otros como Gorecki y muchos más de países con menos tradición en la música “clásica” como Azebaiyán o Afganistán. También eran habituales sus colaboraciones con artistas de otros géneros y estilos desde Nelly Furtado a Pat Metheny pasando por Bjork, Zappa o Bowie y todo esto hacía que su grabación para el sello Nonesuch interpretando a Philip Glass llamara la atención de todo el mundo.
La historia de los cuartetos de Glass es muy irregular. El primero de ellos data de 1966 y estuvo mucho tiempo olvidado hasta que el propio Kronos Quartet lo estrenó en 1986, poco después de haber trabajado por primera vez con Glass en la banda sonora de la película “Mishima”. Sin embargo, es una obra que quedó fuera del disco (quizá por no tener que ampliarlo a un doble CD) aunque ya la hemos comentado en algún momento cuando hablamos de otros registros de los cuartetos.
En el momento de la grabación, el Kronos Quartet tenía su alineación más recordada y también la más duradera, que estuvo activa entre 1978 y 1999: David Harrington y John Sherba (violines), Hank Dutt (viola) y Joan Jeanrenaud (violonchelo). El registro sonoro es excelente y tuvo lugar en los estudios Skywalker Sound en el condado de Marin. El lector intuitivo habrá caído en el hecho de que estamos hablando del lugar en el que se grabaron gran parte de las más conocidas bandas sonoras de Lucasfilm, entre otras productoras (también allí se grabaron las de “Koyaanisqatsi” o “Powaqqatsi”, por no salirnos del entorno de Glass) por lo que su nombre va asociado a la más alta calidad.
“String Quartet No.5” - El disco se abría con el que en aquel momento era el cuarteto más reciente del músico (se estrenó en 1991). Se dividía en cinco movimientos de los cuales el primero es el más breve, apenas una introducción, lenta y muy lírica que desemboca en un segundo más rítmico e igualmente interesante. El tercero entra como un tiro con veloces diálogos entre los instrumentos en el inicio que se alternan con pasajes más coordinados. Un verdadero frenesí en el que no encontramos descanso y que tiene un notable punto cinematográfico en su resolución. El cuarto movimiento es lento y muy introspectivo en el inicio con partes mucho más dinámicas en contraste en la parte central y que se cierra, de nuevo, con un precioso segmento extremadamente pausado. El último movimiento tiene, como suele ocurrir, mucho de resumen. Empieza con una parte veloz que se frena de repente para recuperar el tema del primer movimiento bajo el cual comienza a gestarse una tormenta que estalla poco después en una de nuestras partes favoritas del cuarteto.
“String Quartet No.4 -Buczak-” - Continuamos con el cuarteto nº4, escrito en 1990 en memoria del pintor Brian Buczak, fallecido a causa del SIDA el 1987. En esta ocasión Glass lo divide en tres movimientos comenzando el primero con una melodía triste y melancólica que desemboca en el clásico fraseado “glassiano” con los instrumentos del cuarteto ejecutando el tema casi al unísono. A partir de ahí, escuchamos momentos más o menos solemnes que nos conducen al segundo movimiento en el que siempre hemos querido ver un punto jazzístico con influencia de Gershwin. Es una pieza tranquila que nos lleva van al que siempre ha sido nuestro movimiento favorito del cuarteto y que, en parte, fue rescatado en una obra posterior para ballet. Todo en él es perfecto, desde la coordinación de los violines en el comienzo hasta la forma en que todo el cuarteto nos va preparando para la melodía central que llega poco después llena de épica. En cierto sentido nos recuerda a la estructura de “Façades”, descarte de la banda sonora de “Koyaanisqatsi” que terminó formando parte del disco “Glassworks”. Una maravilla que sigue estando entre nuestras piezas favoritas de la obra de Glass.
“String Quartet No.2 -Company-” - El segundo cuarteto de cuerda del catálogo de Glass fue escrito para una representación teatral de la novela corta de Samuel Beckett, “Company” y de ahí su título. Es un cuarteto mucho más breve que los anteriores del disco y está estructurado en cuatro movimientos. Según se indica en la propia pagina web del músico, el formato de cuarteto es el original de la obra aunque siempre habíamos pensado que era una adaptación de la pieza para orquesta de cuerdas del mismo nombre y que nosotros conocimos antes. Cuenta Glass que llegó a enviarle la pieza al propio Beckett quien dio su aprobación para la inclusión en la representación.
“String Quartet No.3 -Mishima-” - En 1984, Glass escribió la banda sonora de la película de Paul Schrader, “Mishima”, basada en la obra del escritor japonés. La música de la misma era muy variada conteniendo partes orquestales, otras electrónicas, alguna incluso para banda de rock y varias más para cuarteto de cuerda. Seis de esos fragmentos para cuarteto fueron reconfigurados en la misma época por el propio Glass y convertidos en el que hoy conocemos como su “Cuarteto de Cuerda No.3”. Al respecto siempre nos queda la curiosidad del error a la hora de nombrar uno de los movimientos del cuarteto (el segundo, “November 25- Ichigaya”) cuya música no se corresponde con la que lleva ese título en la banda sonora de la película y sí coincide, en cambio, con el corte titulado “1937: Saint Sebastian”. Este cuarteto ha sido durante mucho tiempo una de las obras más interpretadas del repertorio de Glass, particularmente su adaptación a cuarteto de saxofones de la que existen casi tantos registros como de la original para cuerdas.
En su día, este disco tuvo una gran acogida y llegó, incluso, a los puestos más altos de las listas de ventas de música clásica, muy agitadas en aquellos años por las sucesivas irrupciones de propuestas tan diferentes como el canto gregoriano de los Monjes de Silos, la tercera sinfonía de Gorecki o la banda sonora de “El Piano” de Michael Nyman. Hoy ya tenemos varias grabaciones diferentes de los cinco primeros cuartetos de Glass a cargo de formaciones como el Smith Quartet, el Paul Klee Quartet, el Carducci Quartet o los miembros de Brooklyn Rider. Todas ellas nos ofrecen versiones muy interesantes de las obras aquí contenidas con el añadido del primer cuarteto de la serie, ausente de la grabación de la banda de David Harrington pero, quizá por ser la primera, siempre le vamos a tener un especial cariño a este disco que nos presentó en su momento una faceta menos conocida de Philip Glass y que en los últimos años se ha ampliado hasta llegar a los nueve cuartetos “numerados” y a alguna obra más para el mismo formato instrumental pero que el músico no contabiliza como tal.