Christopher Bowers-Broadbent es un músico británico, conocido principalmente por su faceta como organista, aunque tiene una obra de cierta importancia como compositor. Su carrera musical comenzó como corista en el famoso King’s College Choir de Cambridge pero pronto se pasó al órgano y la composición completando su formación en ambos campos en la prestigiosa London´s Royal Academy of Music. Los lectores habituales del blog no encontrarán extraño su nombre puesto que ya ha aparecido como intérprete en cuatro grabaciones anteriormente comentadas aquí, todas ellas sobre música de Arvo Pärt, lo que no debe extrañar puesto que Christopher se centra en un repertorio contemporaneo y no son muchos los compositores que escriben para un instrumento como el órgano hoy en día. Entre los músicos cuyas obras han sido grabadas por el organista, destacamos a Henryk Gorecki, Olivier Messiaen, Gavin Bryars o Darius Milhaud.
La mayoría de sus grabaciones han sido publicadas por el sello ECM y ésta de la que hablamos hoy es una de ellas. La selección de piezas incluye obras del citado Arvo Pärt, Peter Maxwell Davies y Philip Glass. Al respecto de las mismas, escribe Christopher en las notas del disco que:
“Esta es una interpretación acerca del tiempo y el espacio, inspirada por la emoción que experimenté al descubrir esta música. Descubrí la música de Arvo Pärt gracias a un productor de la BBC especialista en música antigua. La conexión de Pärt con la música antigua es evidente pero sólo es la punta del iceberg. Clásica, romántica, serial, vanguardista, todas estas músicas están ahí si la analizas, pero, en mi opinión, lo que importa es la energía de la música de Pärt por encima del tiempo y el espacio, así como su tremenda humanidad, el cariño con que trata a los intérpretes y el delicado control que ejerce sobre cada interpretación. En el mundo de Pärt hay espacio para escuchar los sonidos con una frescura absoluta.
Aun siendo un mundo similar, las piezas de Peter Maxwell Davies representan un contraste. Melodías del siglo XVI se nos presentan con raras armonías tonales enfrentadas a obligatos fuera de tiempo que nos llevan en todas direcciones.
Fue la ilusión de escuchar algo atemporal la que me llevó a la música de Philip Glass (teniendo en cuenta que fui educado en la escuela europea de progresiones armónicas).Recuerdo, cuando era joven, allá por los años setenta, escuchar el sonido de un grán órgano en una radio de una habitación alejada de la mía. Tardé al menos cinco años en averiguar qué música era aquella y ahora forma parte de este disco.
Tiempo dentro del espacio: la mayor de las galaxias se compone de un puñado de pequeñas estrellas.”
Las obras contenidas en el disco están agrupadas por autores. El primer tramo lo ocupan composiciones de Arvo Pärt:
El compositor estonio Arvo Pärt |
“Mein Weg hat Gipfel und Wellentäler”, título extraído de un poema de Edmond Jabès y que podría traducirse como “mi camino tiene sus picos y sus valles”, es una composición escrita por encargo del festival de órgano de Parainen, Finlandia, de 1989. Aparentemente, se trata de una composición basada en prolongados ascensos y descensos melódicos pero, analizada de forma más detallada, revela lo que algunos estudiosos han visto como una estructura fractal en la que todas las voces tocan las misma notas pero a distintas velocidades. La melodía, por tanto, nos va llegando a intervalos regulares, como las olas a una playa, repitiendose continuamente pero sin llegar nunca a ser igual.
“Annum per annum” es otra obra escrita por encargo que data de 1980. Se escribió para conmemorar el hecho de que se cumplían 900 años de misas diarias, sin interrupción en la catedral de Speier, Alemania, una de las mayores catedrales románicas. Pärt aprovechó la estructura clásica de la misa (Kyrie-Gloria-Credo-Sanctus-Agnus Dei) para organizar la pieza tomando las iniciales de cada parte (K-G-C-S-A) como notas de partida, al modo que se hizo en el siglo XIX con las letras de la palabra B-A-C-H por muchos compositores (el propio Pärt tiene también su propio juego con esa combinación).
“Pari Intervallo” fue escrita en la misma época que “Trivium” y comparte sus mismas características. Originalmente compuesta para cuarteto de metales, fue adaptada para órgano posteriormente. Como en aquella pieza, el título hace referencia a la propia estructura de la misma. En este caso, tenemos dos lineas “M” y sus correspondientes lineas “T” que se desarrollan a lo largo de seis frases de doce compases cada una. Cada frase comienza en una nota distinta de la triada y las dos lineas “M” corren paralelas separadas por dos octavas y un tercio excepto en el comienzo y el fin de cada frase cuando se aproximan hasta la distancia justa de dos octavas.
El británico Sir Peter Maxwell Davies es un prolífico compositor escocés cuya obra no es demasiado conocida por el grán público, a excepción de una larga serie de cuartetos de cuerdas compuestos y grabados para el sello Naxos. En el disco aparecen dos cortes que, en realidad, son dos movimientos de una composición más extensa. Sucede lo contrario en esta ocasión que en las obras anteriores de Arvo Pärt y es que “Psalm 124” es una pieza escrita para órgano en su momento que se adaptó posteriormente para una formación de dos flautas, clarinete, guitarra, violín, viola, cello, glockenspiel y marimba. La composición, de 1974, tiene una cierta relación con la forma de escribir de otro músico británico, Michael Nyman, puesto que parte de la base de un material compuesto por otros autores y que Maxwell-Davies adapta a su propio lenguaje. “Psalm 124” se basa en la composición homónima de David Peebles, en “O God Abufe” de John Fethy y en un motete anónimo del S.XVI titulado “All sons of Adam”. En el disco, Christopher Bowers Broadbent incluye las dos primeras piezas, obviando la última.
Peter Maxwell Davies |
“Satyagraha” es el título de la famosa ópera de Glass que ya tuvo su espacio por aquí anteriormente. La pieza que se incluye en este “Trivium” es un arreglo del último movimiento del tercer acto. Originalmente, fue una revisión de Michael Riesman para piano destinada para formar parte de un disco de música para piano editado por el sello Private Music” en 1990. Ese arreglo ha sido la base de multitud de grabaciones de la pieza a cargo de un buen número de pianistas en los últimos años y también ha servido para adaptar la obra al órgano, instrumento con el que gana en solemnidad.
“Dance No.4” fue escrita en 1979 para una coreografía de Lucinda Childs y es una obra de transición entre la etapa más radical y puramente minimalista del compositor y la más melódica y casi neo-romántica que vino después. Se trata de una extensa pieza en un ritmo de 6/4 concebida para órgano pero no precisamente para un gran instrumento de tubos sino para un más modesto órgano eléctrico, tipo Farfisa. La versión que aquí podemos escuchar es realmente majestuosa y gana en expresividad frente a las grabaciones iniciales con instrumentos más modestos. Podes comprobarlo en la versión de la pieza de Kevin Bowyer que dejamos a continuación.
“Dance No.4” fue escrita en 1979 para una coreografía de Lucinda Childs y es una obra de transición entre la etapa más radical y puramente minimalista del compositor y la más melódica y casi neo-romántica que vino después. Se trata de una extensa pieza en un ritmo de 6/4 concebida para órgano pero no precisamente para un gran instrumento de tubos sino para un más modesto órgano eléctrico, tipo Farfisa. La versión que aquí podemos escuchar es realmente majestuosa y gana en expresividad frente a las grabaciones iniciales con instrumentos más modestos. Podes comprobarlo en la versión de la pieza de Kevin Bowyer que dejamos a continuación.
Philip Glass |
En resúmen, lo que os vais a encontrar los que os animeis a sumergiros en este disco es una interesante visión de la música que se escribe hoy en día, interpretada con un instrumento que parece pertenecer a tiempos pretéritos y es que el repertorio contemporaneo para órgano es realmente pequeño en comparación con el disponible para otros instrumentos. No en vano, la mayoría de las composiciones recogidas en la grabación ni siquiera fueron escritas para ese instrumento en su origen. La grabación, como todas las editadas por el sello ECM, es realmente exquisita en todos los sentidos.
Imágen del juguetito con el que se grabó el disco, el órgano del Grossmünster, en Zurich. |
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