lunes, 4 de mayo de 2015

Arvo Pärt - Piano Music (2011)



La música para piano no es la más conocida dentro de la obra de Arvo Pärt y tampoco ocupa un lugar destacado en cuanto a volumen en su producción. Sin embargo, las pocas piezas escritas por el compositor estonio para ese instrumento tienen la virtud de ser muy representativas de los cambios experimentados en su estilo y de la evolución en el modo de afrontar la tarea compositiva a lo largo de los años.

A pesar de ese papel secundario dentro de su obra, y como ocurre en un gran número de músicos, las primeras composiciones de Pärt son para piano y reflejan mucho más las influencias de otros autores que una voz propia que aún está por llegar. En el caso de nuestro compositor, ese salto se produce años más tarde con un par de obras más para piano, tras una larga serie de piezas para otros instrumentos. El disco que hoy tenemos aquí apareció en 2011 en el sello Naxos y, aunque el título puede llevar a engaño, no es una colección exclusiva de piezas para piano sólo y que la mayor parte del mismo está ocupada por una obra orquestal en la que el piano tiene gran importancia pero no es el único protagonista. Poco después apareció otra grabación en Brilliant Classics con una vocación más enciclopédica en cuanto a su dedicación exlusiva a la obra de piano de Pärt de la que hablaremos en su momento.

Nos centramos ahora en este “Piano Music” grabado por el pianista holandés Ralph Van Raat quien ya ha aparecido en varias ocasiones en el blog con interpretaciones de obras de Gavin Bryars, John Adams o John Tavener, siempre para el sello Naxos. Van Raat es uno de los intépretesa más notables de su generación y desde hace más de 10 años es uno de los artistas oficiales del fabricante de pianos Steinway.

“Zwei Sonatinen für Klavier, Op.1, Nr.1” - Aunque hay alguna pieza para piano anterior a estas dos sonatinas, son éstas las que aparecen catalogadas con el número de “opus” 1 en la obra de Pärt. Se trata de dos obras breves en las que, a decir de los entendidos, se refleja una fuerte influencia de Prokofiev y Shostakovich con algunas técnicas dodecafónicas presentes en algún momento. La primera de ella data de 1958 (el autor tenía 23 años entonces) y está dividida en dos movimientos. El “allegro” es de gran vivacidad y muestra, al margen de las influencias citadas, algún rasgo de la música repetitiva y un cierto mecanicismo en la ejecución. El segundo movimiento comienza con un “larghetto” de carácter evocador y un cierto aire impresionista para cambiar de nuevo a “allegro” rememorando el tema inicial tras una serie de solemnes “ostinati” y una suave danza interpretada “pianissimo” por Van Raat.

“Zwei Sonatinen für Klavier, Op.1, Nr.2” - La segunda sonatina, de 1959, consta de tres movimientos. El “adagio energico” nos muestra a un Pärt sorprendente para aquellos oyentes acostumbrados a la parte más conocida de su obra, un músico rítmico, expresivoy vigoroso que exige cierto nivel de virtuosismo a su intérprete. El “largo” deja translucir algunas trazas de jazz combinadas con técnicas vanguardistas en aquel momento. Cierra la sonatina un breve “allegro” lleno de fuerza, casi rabioso en algunos instantes y muy cercano formalmente a sus equivalentes de la primera sonatina.

“Partita, Op.2” - Aunque fechada en el mismo año que la pieza anterior, la presencia del serialismo es mayor, aunque también se empiezan a apreciar reminiscencias de las que años más tarde, serán señas de identidad de la música de Pärt: la música medieval y la barroca. Está dividida en cuatro movimientos de muy corta duración los dos primeros y algo más extensos los dos restantes. Se repite el juego que ya aparecía en las dos sonatinas entre los momentos de ritmo casi frenético y los más tranquilos, casi estáticos, especialmente en el “larghetto”.



“Variationen zur Gesundung von Arinuschka” - Van Raat rompe aquí el orden cronológico del discurso introduciendo una pieza de 1977, posterior a la que la sigue en el disco. Tiene sentido esta alteración ya que aquí apreciamos claramente las influencias de la música antigua en plena transición hacia el paso siguiente que, en realidad, había comenzado poco antes con obras como la que suena en el corte siguiente del disco. Se trata de seis variaciones sobre una pieza muy simple compuesta por diversas triadas que van evolucionando muy lentamente. Cada variación es un pequeño estudio de ritmo y cadencia a partir de ese motivo.

“Für Alina” - Una de las piezas clásicas del repertorio de Pärt es esta composición de 1976, claro ejemplo del “tintinnabuli”, técnica clave en la música del estonio en la parte central de su carrera. El desarrollo melódico es mínimo, casi críptico pero esta economía de medios termina por ser la seña de identidad de una composición fascinante en su simplicidad.

“”Für Anna Maria” - La composición más breve del disco es también la más reciente (data de 2006) y rompe con cualquier tentación de atonalidad (está escrita en Sol mayor). Se trata de una bagatella desenfadada en la que es difícil reconocer a Pärt pero quizá no haya otra forma de homenajear a una niña de 10 años como aquella a la que estaba dedicada la pieza.

Imagen de "Marsyas", la obra que inspira la última composición del disco.


“Lamentate” - La obra central del disco es esta composición en diez movimientos para piano y orquesta escrita por Pärt en 2002. Está inspirada en “Marsyas”, una monumental escultura de Anish Kapoor de 150 metros de longitud que se exhibió durante 2003 en la Tate Modern de Londres. Comienza con unas solemnes notas a cargo de los metales que actúan como heraldos del resto de instrumentos que aparecerán después, precedidos de un rumor de timbales y una nueva intervención de los vientos. Cuando aparece la orquesta en pleno, lo hace recordándonos al Ligeti más oscuro y dando la entrada perfecta para el piano en un segmento que se acerca a lo que sería una sinfonía concertante. Tras un breve interludio el piano toma el protagonismo ayudado por unas delicadas maderas y por los violines. Estamos en los pasajes más bellos de la obra, con momentos llenos de clasicismo en los que Pärt se muestra inspirado como en sus mejores momentos. Continúa desarrollándose la composición y nos sumimos en un estado de completa quietud y tranquilidad de la mano del piano de Van Raat que evoluciona lentamente hacia una precisa y fugaz melodía que nos conduce al terreno de las flautas por unos instantes. Más tarde, la contundencia de los timbales, el resto de percusiones y los metales aumenta la tensión de forma notable y nos muestran al piano sorteando todo tipo de obstáculos para llegar a la siguiente etapa, reflexiva, con predominio de maderas y violines antes de afrontar los dos últimos movimientos. El primero es un intenso “in crescendo” que culmina en un poderoso duelo entre el piano y la orquesta cuyo desenlace queda aplazado para la última etapa de la obra. Comienza con un motivo de aire procesional que queda suspendido al aparecer de nuevo Van Raat lanzando notas leves, etéreas, que flotan alrededor del oyente por unos instantes antes de desvanecerse. El resto de la pieza transcurre por similares derroteros poniendo así fin a una de las más impresionantes obras del Arvo Pärt más reciente.


Os dejamos una versión diferente de la del disco que hoy comentamos, de uno de los movimientos de la obra, popularizado al aparecer en la serie Boardwalk Empire.


Sin ser, como ya hemos dicho, lo más destacado dentro de la obra de Pärt, sus trabajos para piano no dejan de tener interés. En ese contexto, este disco del sello Naxos ofrece una oportunidad inmejorable para introducirse en ese aspecto del repertorio del compositor estonio con algún guiño a su vertiente sinfónica. Tendremos que volver al Pärt pianístico más adelante ampliando la visión del mismo pero como primera toma de contacto, recomendamos encarecidamente este trabajo a los visitantes del blog.

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