domingo, 9 de octubre de 2016

Moby - Play (1999)



Se estima que cada año se publican en el mundo alrededor de 100.000 nuevos discos (al menos es lo que se dice aquí) o, lo que viene a ser lo mismo, unos 2.000 cada semana. Ante esa avalancha continua de música, no es difícil entender que, salvo un esfuerzo titánico de promoción por parte de una discográfica, si un título no consigue destacar en las primeras semanas desde su puesta a la venta, tiene verdaderamente difícil hacerse notar posteriormente.

A pesar de ello, muy de cuando en cuando se da el caso de discos que pasan desapercibidos pero que de repente y sin previo aviso irrumpen en las listas y llegan a superventas. En el panorama actual, ésto suele suceder gracias a la utilización de alguno de los cortes de dicho disco en campañas publicitarias, bandas sonoras de películas de éxito o gracias a algún vídeo viral de internet. A partir de entonces, el trabajo en concreto vive una especie de segunda vida y coloca a su autor en un primer plano que parecía habersele escapado en un primer momento.

Richard Melville Hall no era un completo desconocido cuando lanzó “Play”, su quinto disco, en 1999. Sin embargo, sí parecía haber tomado algunas decisiones equivocadas. Comenzó haciendo música electrónica de baile en los primeros noventa sin demasiada repercusión (aunque sí la suficiente para remezclar canciones de varias estrellas) y decidió cambiar radicalmente de estilo y acercarse al punk justo en el momento en que la electrónica iba a alcanzar los mayores índices de popularidad.

“Play” parecía destinado a pasar sin pena ni gloria pero la decisión de autorizar el uso de todas las piezas del disco para su uso en campañas publicitarias y bandas sonoras iba a tener importantes repercusiones en los meses posteriores a su publicación. Poco a poco, varios de los cortes empezaban a sonar en radio y televisión y esto terminó por convertir el disco en un superventas global. Moby se convertía en una estrella y lo hacía con un disco de música electrónica muy elegante, lleno de “samples” y con un puñado de cortes verdaderamente notables. La particularidad del disco es que para la varios de los temas, lo que Moby hace es crear una serie de bases rítmicas y texturas sonoras que sirva para acompañar “samples” extraidos de un disco de recopilación. El trabajo en cuestión fue publicado por el musicólogo Alan Lomax en 1993 bajo el título de “Sounds of the South: A Musical Journey from the Georgia Sea Islands to the Mississippi Delta” y Moby selecciona una serie de fragmentos cortos a los que da nueva vida en “Play”. La grabación de Lomax fue realizada por encargo de la Biblioteca del Congreso y recoge grabaciones de campo realizadas por el estudioso en los años treinta de artistas locales del area de los Apalaches, del Delta del Mississippi y demás cunas del folclore estadounidense.

Richard Melville Hall: Moby.


“Honey” - El primer corte del disco, sin ir más lejos, se basa en una grabación de Bessie Jones titulada “Sometimes”. A la canción a capella de la artista, Moby le añade una potente base rítmica de piano, percusiones programadas y algunos “samples” más procedentes probablemente de la misma recopilación. Todo ello con la adición de algunas texturas electrónicas se convirtió en un verdadero “hit” que aún hoy sigue sonando muy bien.




“Find My Baby” - Algo similar ocurre con la siguiente canción. Moby toma los primeros seis segundos del blues “Joe Lee's Rock” interpretado por Boy Blue, los reproduce en “loop” y toca por encima la guitarra ayudado por una base rítmica. Poco a poco va añadiendo nuevos elementos, arreglos de cuerdas, una linea de bajo contagiosa, “scratches”, coros y demás parafernalia hasta convertirlos en un gran tema electrónico que fue, como el corte anterior, uno de los muchísimos “singles” que fueron extraídos del disco.

“Porcelain” - La que es, probablemente, nuestra pieza favorita del disco, estuvo a punto de no formar parte del mismo ya que Moby no estaba del todo convencido del resultado final. La base de la pieza son unas cuerdas reproducidas al revés que pertenecían a la banda sonora de la película “Exodus”. El efecto es verdaderamente interesante pero lo mejor de la canción viene después con la escueta melodía de piano que se repite luego durante toda la pieza y con la melancólica voz de Moby que interpreta una melodía cadenciosa. Los arreglos y la producción son extraordinarios y no es de extrañar que el tema fuera utilizado en bandas sonoras y clips publicitarios en todo el mundo.




“Why Does My Heart Feel so Bad?” - De nuevo un tema de piano, un ritmo electrónico y unos acertados fondos electrónicos sirven para dar nueva vida a otra canción olvidada. Se trata del himno gospel “He'll Roll Your Burdens Away” de los Banks Brothers. Es posible que el trabajo de Moby sea, en realidad, más cercano al de un productor que al de un compositor puesto que lo que hace es “adornar” un tema ajeno pero el resultado es tan sorprendente que no podemos quitarle mérito alguno.




“South Side” - El tema comienza como una canción hip-hop más pero el estribillo y los arreglos posteriores la llevan al terreno de la electrónica que se hacía en aquellos momentos. El propio autor menciona una gran influencia de la música “house” pero los toques de rock que tiene el tema en muchos momentos nos hacen ser muy reticentes a la hora de englobar la pieza en un estilo concreto. La canción se grabó con la colaboración de Gwen Stefani quien cantaba originalmente junto con Moby en la misma pero su voz desapareció de la mezcla que apareció en el disco (no así de los singles).

“Rushing” - Uno de los temas más ambientales del disco, quizá junto con “Porcelain”. Todo el peso lo lleva la electrónica con extensos pasajes dominados por colchones de cuerdas y un piano muy protagonista ejecutando arpegios de forma constante. Otra de nuestras piezas favoritas.

“Body Rock” - Continuamos con la técnica más utilizada en el disco. Moby toma fragmentos de “Love Rap” de Spoony Gee, uno de los pioneros del hip-hop en los setenta y los reviste de un poderoso armazón de electrónica bailable. La fórmula empieza a repetirse demasiado pero aún suena bien.

“Natural Blues” - Volvemos al blues más primitivo con otra de las grabaciones de Lomax. En este caso se trata de “Trouble So Hard” de la cantante Vera Hall, canción actualizada por completo por Moby con arreglos entre el “house” y el “ambient” que dan un resultado excelente.




“Machete” - La tendencia del disco se rompe con un tema techno sin concesiones. Ritmos desenfrenados, percusiones contundentes al estilo de The Prodigy, unas partes vocales que podrían haber firmado los Chemical Brothers y una producción monolítica. Una rareza dentro del disco en la que sólo algunas guitarras nos recuerdan al Moby de temas anteriores.

“7” - El tema más peculiar del disco, tanto por su escasa duración (apenas un minuto) como por su contenido: una base rítmica irregular sobre la que se escucha algún punteo aislado de guitarra. Casi una anécdota.

“Run On” - Tras un par de temas de transición, Moby vuelve a tomar “samples” de un tema tradicional, en este caso de la versión del grupo vocal Bill Lanford and the Lanfordairs grabada en 1949. El músico le añade un ritmo electrónico y un piano que martillea continuamente dos acordes. Muy simple pero efectivo a más no poder.




“Down Slow” - Una pieza similar a “7” aunque ligeramente más larga. Un sencillo “loop” de percusión con unas escuetas notas de piano y un par de acordes electrónicos hacia el final. Un transición hacia el segmento final del disco.

“If Things Were Perfect” - Esta vez es una linea de bajo repetida hasta la saciedad la que sirve de base para un lento recitado por parte del artista en el que apenas una percusión muy sencilla y algunos “scratches” sirven de acompañamiento.

“Everloving” - La versión más íntima de Moby aparece aquí en esta pieza cuyo esqueleto lo forma un tema de guitarra acústica sobre el que se escuchan algunas voces. Conforme avanza la pieza se incorpora el piano y la percusión pero básicamente nos encontramos ante el mismo tema que en los primeros instantes. Es en la segunda parte en la que aparece una poderosa melodía electrónica y el tema adquiere tintes casi épicos. Quizá sea el tema con una evolución más interesante de todo el trabajo.

“Inside” - Un marcado ritmo nos recibe antes de que Moby despliegue todo su arsenal de sonidos ambientales electrónicos y comience a crear capas y capas de sonido que evolucionan parsimoniosamente. Junto con “Porcelain” y “Rushing” forman un trío de temas que se encuentran entre lo mejor del sonido “ambient” de la época del disco.

“Guitar, Flute & String” - Una miniatura para que la que el músico no se molestó demasiado en buscar un título si se nos permite la maldad. Lo cierto es que sí, suena una guitarra, pero tanto la flauta como las cuerdas son claramente electrónicas. El tema es de agradable escucha pero tampoco tiene mayor historia.

“The Sky is Broken” - El disco parece querer despedirse con los temas más intrascendentes del mismo. Moby es un activista vegano, entusiasta de la meditación trascendental y del yoga (lo que le granjeó alguna parodia por parte del rapero Eminem en un videoclip). Es posible, a pesar de la percusión, que esta pieza sea adecuada para alguna de esas prácticas a las que es tan dado (para el veganismo no creo que tenga aplicación práctica).

“My Weakness” - Para cerrar el disco, el artista se guardó un experimento delicioso. Con un distorsionado “loop” de un coro africano como motivo central, Moby crea un “in crescendo” de cuerdas y texturas electrónicas de gran belleza. El músico afirma que se inspiró en la música de los impresionistas franceses para crear la pieza y lo cierto es que el ambiente que se logra con ella tiene algo de mágico. Fue utilizada para acompañar una de las escenas más emotivas del último capítulo de la serie “Expediente-X”.

Hay algo de justicia poética en el éxito de “Play”. Decíamos al principio que hay discos que pasan desapercibidos un tiempo para luego triunfar de forma inesperada meses después de su publicación. Con este trabajo no sólo pasa eso sino que, por virtud de los “samples” empleados en muchas de sus canciones, el reconocimiento les iba a llegar a los autores originales de las mismas muchas décadas después de su publicación.

Tenemos que reconocer que hemos seguido la trayectoria de Moby de un modo un tanto distraído. Con un ojo puesto en lo que hacía pero sin prestarle una atención excesiva. “Play”, sin embargo, sigue pareciéndonos un gran trabajo tantos años después y creemos que este es un buen momento para que aparezca en el blog.

Os dejamos con "South Side" en directo.


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