Además de por la tortuosa relación con Brian Ferry, una de las principales razones por las que Brian Eno dejó Roxy Music fue su falta de interés en los conciertos en directo. Eno siempre ha sido un músico de perfil bajo y en las actuaciones con la banda de Ferry y compañía no era raro que permaneciera en el fondo del escenario, a veces casi sin iluminación, para pasar lo más desapercibido posible. Entre eso y que tampoco hablamos de un virtuoso de la interpretación, es entendible que los conciertos no fueran algo que le motivara especialmente hasta el punto que llegó a decir que decidió dejar Roxy Music cuando, en pleno directo, se dio cuenta de que estaba pensando en la próxima lavadora que tenía que poner.
En su carrera posterior, de hecho, los conciertos fueron algo muy puntual más allá de cuatro o cinco shows en 1974 para presentar su primer disco en solitario (gira que interrumpió por problemas de salud para no reanudarla nunca), otra actuación muy famosa junto con John Cale, Kevin Ayers y Nico y varios conciertos más en compañía de Robert Fripp en la época en que ambos publicaron algún disco como dúo. Si añadimos a esas citas algunas actuaciones en compañía de 801, el grupo de su ex-compañero en Roxy Music, Phil Manzanera, tenemos casi completo el catálogo de shows en directo de Eno en varias décadas. Todavía en 2023, afirmaba en una charla con periodistas que “preferiría clavarse clavos en el escroto que volver a salir de gira”.
Sus apariciones públicas desde que dejó Roxy Music suelen estar relacionadas con conferencias o instalaciones en las que se combinan sus obras visuales con música compuesta para la ocasión lo que le ha convertido en un músico de museos más que de estadios. Y fue dentro de este ámbito que en agosto de 1998 se inauguraba una exposición multimedia en Bonn, titulada “Future Light-Lounge Proposal”. El evento tenía varias partes. Por un lado había una sala de exposiciones con varias esculturas semitransparentes que tenían dentro un proyector para hacer juegos de luces y por otro, algo titulado “Sushi. Roti. Reibekuchen”.El nombre, en principio, aludía a los diferentes platos que se servirían al público asistente: tres especialidades de Japón, India y Alemania respectivamente. El menú sería preparado por varios de los mejores cocineros de la zona. Los billetes para la instalación la anunciaban como una “performance alimenticia de gran altura con música incidental de Slop Shop y Brian Eno". Slop Shop era una banda liderada por J. Peter Schwalm que hacía una mezcla de jazz, electrónica y funk inspirada en Miles Davis, Prince o Weather Report. Eno los había conocido un tiempo antes cuando un amigo común le pasó un disco de ellos que le produjo una gran impresión. “Es el tipo de música que hace tiempo que quería hacer” llegó a afirmar. Cuando Eno contactó a Schwalm para el evento, ni siquiera le dijo que Holger Czukay, antiguo miembro de Can, iba a participar en él.
La gran sorpresa para el público llegó cuando, tras servirse la comida, aparecieron en el escenario los miembros de Slop Shop (Schwalm junto con el batería Jem Atai y el bajista Raoul Walton) acompañados de Czukay y del propio Eno para improvisar una serie de temas en directo. Lo habitual en las instalaciones del artista era que la música estuviera pregrabada por lo que creemos que muy pocos de los asistentes esperaban asistir a un concierto. Aquí las versiones difieren entre los que afirman que la idea era tocar hasta que la policía decidiera poner fin al evento y los que dicen que eso sucedió pero que no formaba parte del plan. Lo cierto es que la actuación duró alrededor de tres horas antes de que los agentes del orden desconectaran la electricidad. El reparto de papeles, en palabras de Schwalm, era claro: él y Eno se encargaban de ir creando sobre la marcha una serie de texturas electrónicas y de dirigir a la sección rítmica de Slop Shop mientras que Czukay era el “solista” lanzando sonidos procedentes de cintas pregrabadas que iba introduciendo en el espectáculo constantemente cambiando entre unas y otras conforme este avanzaba. El show quedó ahí como una hecho puntual que adquirió tintes de leyenda (apenas asistieron unos 300 espectadores) hasta el año pasado en que se publicó, por fin, un disco recogiendo una hora de música extraída del concierto.
“Sushi” - El primer corte del disco es una pieza de más de 15 minutos que comienza con sonidos electrónicos y “loops” entre los que se filtran las voces grabadas por Czukay salpimentadas de algunas notas de bajo aquí y allá. Ramalazos de “jungle” y “drum'n'bass” se filtran de cuando en cuando comenzando a crear un sustrato rítmico a partir del cual se va construyendo la pieza. No debe esperar el oyente prodigios melódicos ya que esto va de otra cosa. Como cabe esperar de sus protagonistas, lo que escuchamos es una música ambiental llena de atmósferas evocadoras y ritmos trepidantes a veces que terminan tan inesperadamente como empezaron, multitud de voces extraídas de películas, emisiones de radio, etc. que aparecen como fantasmas para diluirse entre el ruido poco después. Una vez asumida esta premisa, disfrutar de esta fantástica combinación es mucho más fácil.
“Roti” - El siguiente tema comienza de forma diferente, marcado por una punzante línea de bajo de Walton que nos recuerda los trabajos de Eno con Jah Wobble o, yéndonos más atrás, al imprescindible “My Life in the Bush of Ghosts” que grabó con David Byrne. La entrada de la percusión nos deja ente una pieza excitante, sensual y mucho más organizada y coherente que la primera hasta el punto que cuesta creer que sea una improvisación.
“Wasser” - La tercera composición es más electrónica que las anteriores, en el sentido de que utiliza más los sintetizadores para crear atmósferas aunque las grabaciones de Czukay siguen muy presentes en todo el tema. Asistimos a múltiples capas de sonidos que se superponen continuamente de forma pausada solo como colchón para las esporádicas voces en cinta acompasadas entre las notas de bajo. La percusión se limita a algunos toques metálicos de cuando en cuando que no llegan a formar ritmos susceptibles de ser seguidos hasta la segunda parte de la pieza en la que poco a poco van surgiendo de la nada para unirse al paisaje sonoro con una cadencia hipnótica que se difumina tras el paso de varios minutos.
“Reibekuchen” - El penúltimo corte de la colección vuelve a recordarnos al Eno de “Spinner” y, en general, al del “space jazz” de “Nerve Net” con una percusión que lo domina todo y toda clase de efectos sonoros alrededor que nos trasladan a escenarios imposibles. Las voces espectrales del archivo de Czukay nos hacen sentirnos en muchos momentos como parte de los habitantes de la ciudad de Los Ángeles en la película “Blade Runner”, con esa extraña mezcla de sonidos étnicos de procedencias indescifrable y un ambiente opresivo y denso.
“Wein” - La última parte del disco, que es también la más corta, funciona como una buena despedida del mismo. Comienza con juegos de voces y sonidos naturales de animales que entran en bucle durante un buen rato antes de la entrada de la batería que coincide con sonidos de tráfico y demás efectos sonoros que nos acompañan cadenciosamente hasta el final.
Lo más extraordinario del concierto es que ninguno de los tres artistas principales habían coincidido antes para tocar. Sólo lo hicieron la tarde anterior durante los ensayos (y fue ahí cuando Schwalm supo que Czukay participaría también en el evento) pero la conexión entre todos ellos fue casi inmediata. Eno y Schwalm colaborarían más veces en el futuro e incluso lanzarían un disco de estudio conjunto pero fue la única interacción que se repitió entre los participantes en el evento. Ambos llegaron incluso a volver a tocar en directo en 2001 en Lanzarote. Eno ha seguido sin prodigarse excesivamente en lo que a conciertos se refiere (alguna actuación en el festival “This is Pure Scenius” en Brighton en el 2010 y un concierto en la Acrópolis ateniense en compañía de su hermano Roger en agosto de 2021 serían los más notables) aunque sigue publicando trabajos de estudio con una regularidad asombrosa. Aprovechemos, pues, para disfrutar de este documento único ya que es muy probable que no haya más ocasiones similares en el futuro. Como anécdota, señalar que el concierto fue retransmitido en su día en directo a través de internet, vía RealPlayer en lo que probablemente fuera una de las primeras ocasiones en que un evento así se difundía en "streaming" en vivo. No es difícil encontrar grabaciones de aquella retransmisión aunque la calidad se corresponde con la época en la que se hicieron.

No hay comentarios:
Publicar un comentario