La relación entre
Philip Glass y la cultura India ha contribuido notablemente a la construcción
de un estilo musical propio por parte del de Baltimore. En justa reciprocidad
el músico norteamericano ha tratado de devolver esa influencia de varias formas
como muestran sus colaboraciones con Ravi Shankar o su popular ópera
“Satyagraha” alrededor de la figura de Ghandi. Menos conocida, sin embargo, es
la obra de la que hoy vamos a hablar; un oratorio dedicado al místico
Ramakrishna, figura capital en el resurgimiento del hiduísmo en el S.XIX.
Desde muy
pequeño, Sri Ramakrishna experimentó visiones de tipo espiritual que le
llevaron a interesarse profundamente por la religión hinduísta en sus diversas
corrientes. Ejerció como sacerdote de la diosa Kali pero no se estancó en una
sola creencia e investigó y se instruyó en el Islam (llegó a tener visiones del
profeta Mahoma) y también ahondó en el Cristianismo. La trascendencia de
Ramakrishna, en palabras de Philip Glass, estriba en que vivió en una época en
la que la India llevaba siglos sometida a dos grandes imperios: el Mongol y el
Británico, cada uno con su propia religión y modelo culturales que habían
terminado por mezclarse con las creencias hindúes. Ramakrishna retomó las
fuentes del hinduísmo liderando una especie de renacimiento de esa doctrina
libre de influencias externas. No es posible imaginar el surgimiento de figuras
como la de Ghandi o Tagore en una India en la que no hubiera existido antes
Ramakrishna y no olvidemos que, al menos por población, se trata de la mayor
democracia del mundo con todas sus peculiaridades.
La obra nace como
un encargo de la Pacific Symphony y fue estrenada en 2006. En 2011, como parte
de las celebraciones del 74º aniversario de Glass, los interpretes originales
volvieron a ofrecer la obra al público en un concierto que fue grabado y del
que procede el disco que nos ocupa. Fue necesaria para su interpretación una de
las fuerzas musicales más nutridas para las que jamás haya escrito Glass: una
orquesta de casi 100 músicos acompañada de la Pacific Chorale, un coro de 130
voces. La orquesta está dirigida por Carl St.Clair y el coro por John
Alexander. Como solistas intervienen la soprano Janice Chandler Eteme, el
barítono Christoperen Nomura, el bajo Kevin Deas, la mezzo-soprano I-Chin
Feinblatt y el tenor Nicholas Preston.
Pacific Symphony & Chorale |
“Prologue” –
Comienza la obra con una intensa introducción a base de percusiones y metales a
la que no tarda en sumarse el coro. La partitura para las voces no es
especialmente melódica y recuerda mucho a obras como “Hydrogen Jukebox” aunque
multiplicando la potencia de la masa vocal. El texto refleja una breve
introducción a la figura de Kali como la diosa madre, responsable de la
creación de todo lo que existe.
“Part 1” – Tras
el prólogo entramos en la primera parte de la obra con una sección de cuerdas
imprimiendo un veloz ritmo a una pieza en la que es el propio Ramakrishna quien
nos habla a través del coro en pleno. El místico se presenta como el vehículo a
través del cual se expresa la Diosa Madre: “O Mother, I am the machine and you
are the operator. I am
the house and you dwell within. I am the car and you are the driver. I
am asleep; you make me conscious”. A lo largo del movimiento se combinan
pasajes llenos de energía con otros más reposados en los que la orquesta casi
desaparece y el coro se transforma en un murmullo lejano.
“Part 2” – Precisamente de esta forma comienza la segunda
parte de la obra, con las cuerdas sonando en tonos graves y una percusión
solemne que sirven para introducirnos al diálogo entre Ramakrishna y su esposa
Sarada Devi, intepretada por Janice Chandler Eteme. A lo largo de la
conversación, la mujer expone al maestro las dudas que su familia le planteaba
acerca de su relación con él “My own mother said to me, you are married with a
lunatic. You will never know the happiness of a mother”. Es en esta parte en la
que escuchamos alguno de los fragmentos más inspirados de la obra, en especial
en las partes corales que representan la palabra de Ramakrishna.
“Part 3” – La tercera parte del oratorio nos muestra a
Ramakrishna postrado en cama tras recibir el diagnóstico sobre sus molestias en
la garganta: Cáncer. Asistimos entonces a un diálogo entre el maestro, su
médico y los seguidores de sus enseñanzas. Estos le piden que rece por su
curación ante lo cual Ramakrishna indica que sólo puede pedir por su salud al
médico ya que es un asunto de trascendencia menor para la Diosa Madre. El
místico sabe que le queda poco tiempo de vida lo que llena de tristeza a sus
discípulos. Por la misma razón, desoye los consejos del médico que le
recomienda reposo absoluto y silencio y continúa con sus enseñanzas. Llega un
momento en que le resulta imposible llegar a alimentarse y pide ayuda a la
Madre: “Madre, apenas puedo ingerir alimento alguno a causa de mi enfermedad.
Permíteme comer un poco”. Ella, señalandole, le dice: “¿qué? Te alimentas a
través de las bocas de los que te siguen. ¿no se trata de eso?”. Ramakrisna
dice entonces que la vergüenza le impidió articular una palabra más. Los
seguidores, en este punto, abandonan toda esperanza. Desde el punto de vista
musical es quizá este el movimiento más rico por el constante diálogo entre el
coro y los diferentes solistas pero aún falta lo mejor.
“Part 4” – Hasta este momento, Glass había hecho uso de una
gran “profesionalidad” para ir presentandonos las distintas etapas de la vida
de Ramakrishna pero cualquier seguidor del músico se puede dar cuenta de que la
narración musical tira de los recursos habituales de su autor sin demasiadas
sorpresas. Tampoco en la cuarta parte de la obra hay muchos elementos
sorprendentes pero sí que podemos afirmar que es en ella en la que podemos
llegar a disfrutar más del talento del compositor. Se diría que ha reservado
sus mejores galas para la parte final en la que se narra el fallecimiento del
místico.
“Epilogue” – A modo de despedida, Glass nos deja con una
oración que no deja de ser una revisión del prólogo de la obra con el coro y la
orquesta a pleno rendimiento. Se cierra así una obra de un formato no demasiado
utilizado por el compositor aunque las veces que se ha acercado al mismo ha
sido con muy buenos resultados (pensamos en “Itaipu”, por ejemplo).
Las críticas de la obra que hemos podido leer son, en
general, muy positivas, y sitúan “The Passion of Ramakrishna” entre las mejores
composiciones del Glass más reciente. Sin parecernos, ni mucho menos, una obra
floja, no coincidimos con esas apreciaciones ya que no encontramos, al margen
de momentos puntuales, nada especial en el oratorio. Siempre recomendaremos la
música de Philip Glass a nuestros lectores pero creemos que hay muchas obras
suyas más inspiradas, incluso en tiempos recientes. Como suele hacerse en
muchas críticas de discos, incluiríamos este en la categoría de “sólo para
incondicionales”. Nosotros lo somos y, como tales, lo hemos disfrutado. En
cualquier caso, podeis haceros con el disco en los enlaces habituales:
Podéis escuchar extractos de la obra o comprarla en formato digital en itunes
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