En junio de 2004,
un ligero pinchazo en la espalda, del que en un primer momento se pensó que
sería un simple tirón muscular, puso fin a la carrera musical de David Bowie
cuando, unos días después, se confirmó que había sido un problema coronario. El
músico se encontraba en plena gira de presentación de su disco “Reality” y el
serio aviso que le acababa de dar su cuerpo le llevó a tomar la decisión de
abandonar las giras y las grabaciones.
A partir de
entonces, raro era el mes que transcurría sin que apareciese en algún sitio
alguna noticia sobre Bowie componiendo nuevas canciones, Bowie grabando
secretamente en algún estudio, Bowie preparando una nueva gira... todo falso. A
pesar de que en alguna ocasión su esposa Iman confirmase que seguía escribiendo
canciones de forma esporádica, sus más allegados (o los que decían serlo)
afirmaban rotundamente que la música se había terminado para el artista. Que
había tenido bastante con un susto como el que pasó y que no se planteaba ni
por asomo volver a grabar. Desde aquel momento, sus apariciones fueron
puntuales y normalmente se limitaban a cantar algún tema a dúo con otro artista
en algún concierto. Poco más. El amago de fallo cardiaco transformó por
completo a Bowie que comenzó a cuidarse como nunca antes lo había hecho: nada
de tabaco, alimentación casi vegetariana y nada, absolutamente nada de trabajo.
Es estos años se
ha podido leer de todo, desde que el viejo Ziggy Stardust tenía Alzheimer, que
en realidad era Parkinson... hasta un grupo como The Flaming Lips editó un
single junto con Neon Indian titulado: “Is David Bowie Dying?”. ¿Se muere
Bowie? Afortunadamente no, aunque su retirada cobraba visos de oficialidad
cuando en el verano de 2011, Paul Trynka, biógrafo “oficial” por decirlo de
algún modo, del músico, afirmaba que “No hay que esperar ninguna música más por
parte de Bowie. Sólo regresaría si tuviera algo realmente grande, algo capaz de
conmocionar. Su vuelta sería un milagro”. Aunque no tardaba en añadir, sin
mucha fe, todo sea dicho: “pero los milagros, a veces, suceden”.
Así estaban las
cosas hasta que, por sorpresa, el 8 de enero de este mismo año, coincidiendo
con el cumpleaños de Bowie aparece el single “Where Are We Now?” y se anuncia
como el adelanto de todo un nuevo disco que llevará el título de “The Next
Day”. Conmoción, sorpresa, incredulidad, nerviosismo... poned en la lista el
sustantivo que más os encaje pero lo cierto es que la noticia pilló con el paso
cambiado a toda la crítica musical que no tardó en reaccionar: Bowie volvía a
las portadas de todos los medios de un modo que no habría conseguido la mas
ambiciosa campaña publicitaria que se hubiera podido diseñar. Lo más curioso es
que todo este efecto se pudo ir al traste si la gente hubiera prestado atención
a un mensaje publicado por Robert Fripp en su diario online en octubre de 2011
en el que decía: “recién llegado de algunas aventuras saltando del coche al
avión y de ahí al coche, dejándome caer por la casa de David Bowie que parece
tener muchas ideas para un nuevo trabajo, aún secreto. Lo ha presentado de modo
indirecto, para evitar que salte la liebre y creo que Eno está implicado... ¡y
qué ideas!”. Comenta Tony Visconti, que fue una suerte que nadie prestase
atención al comentario de Fripp puesto que fue el único de entre los que fueron
invitados a participar en el disco que no guardó la confidencialidad requerida.
Loo cierto es que la información es tan abundante en su blog que no nos extraña
que ese comentario concreto pasase desapercibido en su momento.
Finalmente Fripp
no intervino en el disco ni tampoco Brian Eno. Los músicos que participan en
“The Next Day” son realmente variados y cambian de un tema a otro. La larga
lista la integran Zachary Alford (batería y percusión), Sterling Campbell
(batería y percusión), Gail Ann Dorsey (bajo, voces), Steve Elson (saxo
barítono y clarinete), Henry Hey (piano), Gerry Leonard (guitarra, teclados),
Tony Levin (bajo), Janice Pendarvis (voces), Earl Slick (guitarra), David Torn
(guitarra) y el inseparable Tony Visconti haciendo un poco de todo. Bowie canta
y toca guitarras, teclados y alguna percusión.
David Bowie, Marion Cotillard y Gary Oldman, protagonistas del video-clip más polémico del disco |
“The Next Day” –
Todo el disco tiene un aire de repaso de momentos y estilos que Bowie ha tocado
en algún momento de su carrera. Según esta impresión, la canción que abre el
trabajo nos recuerda a “Beauty and the Beast”, del disco “Heroes” al que el
músico homenajea ya desde la portada del trabajo que no es más que la misma del
mítico LP con el título tachado y un gran recuadro blanco tapando el rostro del
cantante. El tema es un excelente comienzo lleno de energía que nos deja bien
claro que el regreso de Bowie no es anecdótico.
“Dirty Boys” – Unos saxos sacados de una película de gangsters marcan el comienzo de la canción en un ácido diálogo con las guitarras. Cuando Bowie comienza a cantar, nos queda claro que es una canción suya ya que tiene su impronta en toda su duración. Tiene momentos que nos recuerdan a su “Fame”, que, curiosamente, fue cara B del maxi de “Beauty and the Beast” en su momento.
“The Stars (Are Out Tonight)” – Continuamos con otra canción
inconfundible de Bowie en la que se le nota algo forzado en el aspecto vocal. El
estribillo se hace demasiado largo en muchos momentos y se nota un intento por
parte del guitarrista por sonar parecido a Fripp y eso no está al alcance de cualquiera.
“Love is Lost” – Una de las canciones más interesantes del disco, especialmente por los arreglos de órgano y la utilización de un ritmo obsesivo por parte de bajo, batería y guitarras. El nuevo Bowie se revela más agresivo y cortante que el último que habíamos escuchado diez años atrás pero da la talla con un gran tema.
“Where Are We Now?” – El que fue el gran adelanto del disco
no daba muchas pistas sobre el trabajo en su conjunto. Se trata de una balada
tremendamente melancólica en la que el músico canta con nostalgia sobre el
Berlín que encontró en una reciente visita en comparación con el que conoció a
mediados de los setenta. Una maravillosa canción que relaciona también el
disco, de modo indirecto, con la trilogía berlinesa del músico y con “Heroes”.
“Valentine’s Day” – Quizá la gran sorpresa del disco, con un Bowie que recupera elementos del rock and roll primitivo en una canción tremendamente optimista y vital. Quizá hilemos muy fino en muchos momentos pero hay algo del viejo “Changes” del álbum “Hunky Dory” en la que podría estar entre nuestras tres o cuatro canciones favoritas del disco.
“If You Can See Me” – Llegamos a la canción más extraña del
disco, con un comienzo que nos recuerda a Bono y sus U2, la entrada de la
guitarra con un riff ominoso y la voz distorsionada de Bowie nos suenan de lo más
vanguardista del disco. Siguiendo con las comparaciones con “Heroes”, el aire
casi industrial de algunos momentos nos trae recuerdos de los instantes más
experimentales de Brian Eno en aquel trabajo.
“I’d Rather Be High” – Como en casi todas las piezas del
disco, Bowie no se anda con rodeos y empieza con un riff muy directo y pegadizo
que nos lleva directamente a la entrada del músico, de nuevo, con la voz
ligeramente distorsionada, algo que ocurre en varias ocasiones a lo largo del
trabajo. Los coros finales suenan casi a un homenaje a los Beatles.
“Boss of Me” – Firmada a dúo con el guitarrista Gerry
Leonard, es, quizá, la canción más floja del trabajo a pesar del gran trabajo
de Tony Levin al bajo, lo más rescatable del tema.
“Dancing Out in Space” – Otra canción optimista de ritmo
alegre que recupera al Bowie rockero que tantas grandes canciones ha dado sin
necesidad de artificios de ninguna clase. Quizá por ello nos sobren algunas
guitarras y efectos “marcianos” que abundan en la canción, heredera de
“Suffraguette City” (del “Ziggy Stardust”).
“How Does the Grass Grow?” – Bowie convierte aquí un riff
del “Apache” de los Shadows en un estribillo coral para hacer otra gran canción.
Jerry Lordan, autor de la melodía citada, aparece acreditado pero también
encontramos guiños a alguna otra composición ajena y es que creemos escuchar
algunas notas parecidas a la ya clásica base rítmica del “Billy Jean” de
Michael Jackson.
“(You Will) Set the World on Fire” – Comienza el tema con un
potente riff de guitarra que nos recuerda (permítasenos la broma) al inicio de
cualquier capítulo de la serie televisiva de los 90, “Beverly Hills 90210”. Al
margen de esto, la canción nos permite disfrutar una vez más de un Bowie en
forma, como jamás creímos que volveríamos a escuchar.
“You Feel So Lonely You Could Die” – Acercandonos al final
del disco, encontramos otra balada maravillosa con un aire retro como sacada de
los años dorados del rock’n’roll, cuando todavía éramos inocentes e ingenuos.
Los arreglos son perfectos y todos los músicos están perfectos. Destacamos los
coros cuya aportación sirve para justificar media canción.
“Heat” – Si los primeros cortes del disco tenían algo que
nos remitía a esa obra maestra que fue “Heroes”, el que pone fin al trabajo,
nos refuerza en esa percepción con paisajes inquietantes que podrían estar
sacados de “Neuköln” y también del “Warszawa” de “Low”. Un cierre magnífico
para un regreso muy por encima de cualquier expectativa razonable dadas las
circunstancias.
David Bowie ha sido muy grande. Tanto que se nos ocurren muy
pocos nombres que, en solitario, hayan alcanzado una trascendencia tal en el
mundo del rock y el pop. Cada disco suyo era un paso adelante que hacía sonar a
sus contemporáneos como las noticias de ayer. Cuando dejó de ser vanguardia y
referencia, se amoldó a lo más avanzado del momento (pensamos en sus devaneos
junto a Trent Reznor) pero siempre con dignidad, algo cada vez mas escaso entre
sus colegas de generación. Es por eso que le podemos perdonar un disco tan auto
referencial como “The Next Day” (por eso y porque, qué demonios, es un gran
disco). Si las declaraciones de Tony Visconti son ciertas, tenemos que mirar
este trabajo como un punto de partida y no como un colofón a una carrera ya
que, según el más antiguo colaborador de David, éste tiene escritas canciones
de sobra para seguir publicando discos con cierta regularidad aunque los
conciertos y las giras siguen vedados para el viejo Ziggy. La repercusión del
disco en sí ha sido menor que la propia noticia de su publicación pero eso
tiene mucho que ver con la mencionada grandeza del personaje: no importa si lo
que publica es bueno o malo, la noticia es que lo publique. Si queréis
disfrutar del regreso de Bowie, podéis comprar el disco en los siguientes
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