Es un hecho que
Francia ha recuperado un lugar importante en la música pop en los últimos años
tras una larga etapa en que los artistas procedentes de ese país apenas
conseguían traspasar sus fronteras. Y lo han hecho adaptando estilos ya
existentes con acierto transformándolos en una vía de expresión propia. Si
repasamos las entradas que han aparecido en el blog en estos años,
encontraremos que la nómina de artistas procedentes del país vecino ha sido
extensa (Air, Yann Tiersen, Jean Philippe Goude, Rene Aubry...) y creemos que
este es el momento de presentar uno más para engrosar la lista.
Sebastien Tellier
se dio a conocer de la mano de Air, a quienes acompañó en una gira
interpretando como telonero los temas de su primer disco, publicado en el sello
Record Makers, el mismo que acababa de editar la banda sonora de “Las Vírgenes
Suicidas” de Sofia Coppola, obra del dúo. Como tantos otros artistas, Tellier
tuvo que buscarse la vida con sus maquetas en las que tocaba todos los
instrumentos y cantaba hasta encontrar su oportunidad. Cuando entró en el
estudio de grabación para plasmar las canciones del disco entre 1999 y 2000,
era un desconocido de quien sólo se había publicado una canción en un
recopilatorio un tiempo antes. Al salir de allí, era una de las propuestas
artísticas más interesantes del momento.
Tellier: elegante e informal. |
“Oh malheur chez
O’Malley” – Basta oír los primeros compases del corte que abre el disco para
entender el interés de los chicos de Air en la música de Tellier ya que
comparten ambos comparten muchas cosas. Escuchamos una combinación de piano y
sintetizadores analógicos de un sabor inequívocamente setentero aunque, a
diferencia de la música de Air, más sedosa y envolvente, el tema se Tellier
tiene un punto de agresividad mayor y está más cercano al rock progresivo que a
la música electrónica pura. Con todo, estamos ante un instrumental muy
interesante que cumple con creces su labor de introducción al disco, cerrándose
con una breve coda de piano y bajo.
“Kazoo III” – Un
ligero aire a los Beach Boys planea alrededor de la melodía central (que tiene
retazos del “California Girls”) aunque la instrumentación y el tono general de
la pieza no tienen mucho que ver con el famoso grupo californiano. Se trata de
un tiempo medio con un cierto tono paródico difícil de concretar. Quizá no sea
la mejor composición del disco pero no resulta nada desdeñable en cualquier
caso.
“Universe” –
Continuamos con una guitarra lánguida que va dibujando acordes aquí y allá
hasta que entra el inconfundible sonido de fondo del mellotron justo antes de
que escuchemos por primera vez la voz de Tellier, ligeramente distorsionada.
Para un oyente que desconozca la fecha de publicación del disco no sería nada
fácil situarlo temporalmente puesto que el estilo, el sonido y la producción
podrían localizarlo perfectamente en los años setenta o, incluso, un poco
antes. En algunos aspectos, “Universe” podría pasar por una balada como las
incluidas en los primeros discos de King Crimson aunque con menos filo que
aquellas.
“Trilogie chien: L’enfance d’un chien” – Entramos en la
segunda parte del disco, subtitulada por Tellier como “Trilogie chien”.
Estilísticamente se abre con una canción muy similar a la anterior: guitarra,
bajo, mellotrón y una melodía de trompeta como principal novedad. La influencia
de Air se deja notar hasta el punto que a nadie sorprendería si le dijesen que
el corte era un descarte del disco “Moon Safari” del dúo.
“Trilogie chien: Une vie de papa” – Sin solución de
continuidad, enlazamos con la segunda parte de la trilogía que gira ligeramente
hacia un estilo ligeramente reminiscente del de los Pink Floyd de “Hey You”.
Aunque incidamos en las supuestas influencias de Tellier en casi todos los
cortes del disco, estas no son especialmente evidentes sino que aparecen a
retazos, como un detalle concreto, un acorde perdido, un sonido específico aquí
o allá... De este modo, la escucha del disco se convierte en una experiencia
extraña en la que nos encontramos ante algo vagamente familiar pero que no
terminamos de identificar y es ese, quizá, el gran mérito de Tellier.
“Trilogie chien: Fin chien” – Se cierra la primera trilogía
presente en el disco con un vigoroso corte de piano pleno de ritmo y energía
que amplía bastante el panorama de la música de su autor mostrándonos una
faceta hasta ahora oculta.
“Grec” – Unos pájaros como sonido de fondo para un brevísimo
tema de guitarra introducido por una aún más corta fanfarria de trompeta nos
remiten inmediatamente, ahora sí, de un modo más evidente, a los Pink Floyd de “More”.
“Kissed by you” – La impresión anterior se ve aún más
reforzada escuchando la siguiente pieza del disco, en la que la influencia del
grupo de Waters es indisimulable. Es curioso que, existiendo en el disco dos
“trilogías” específicamente señaladas como tales, dos cortes tan evidentemente
relacionados como el anterior “Grec” y este, aparezcan como temas
independientes.
“Fantino” – La canción que sirvió a Tellier para darse a
conocer mediante su inclusión en la banda sonora de “Lost in Translation”, la
película de Sofia Coppola protagonizada por Bill Murray y Scarlet Johansson, es
también la más trabajada del disco (apareció también en el recopilatorio
“Source Rocks” convirtiéndose en la primera canción de Tellier publicada).
Sirve perfectamente como resumen del mismo ya que en ella tenemos guitarras
acústicas marcando el ritmo, mellotrones creando atmósferas, añejos
sintetizadores aportando melodías etéreas... sabemos que nos podemos poner
pesados al respecto pero nos parece que en cualquier momento vamos a escuchar
la guitarra de David Gilmour iniciando una intervención inolvidable al estilo
de “Shine on You Crazy Diamond”.
“Trilogie femme: vierges / une vraie maman / face au miroir”
– La segunda trilogía del disco, a diferencia de la anterior, no está separada
en cortes independientes sino que aparece enlazada en uno sólo. A pesar de
ello, cada una de sus partes está claramente diferenciada. La primera de ellas,
a base de guitarra tiene un aroma inequívocamente francés y nos recuerda, a su
manera, a algunas cosas de Yann Tiersen, compartiendo con el acordeonista la
inclusión de efectos de sonido de fondo simulando las amarras de un barco
crujiendo al ser este mecido por las olas. La segunda parte de la pieza está
protagonizada por unas voces femeninas tarareando una melodía alegre con raíces
en el inocente pop francés de los sesenta sonando por encima del clásico ruido
de vinilo. Como cierre volvemos a la guitarra acústica y otra bonita melodía
interpretada por una vocalista en la que nos parece adivinar el sonido de fondo,
doblando a la intérprete, de un “theremin”. Recordemos que en sus primeros
conciertos, Tellier actuaba con su guitarra y la única compañía de una
“thereminista”. El tema se cierra de un modo inquietante con unos desgarradores
gritos femeninos que terminan abruptamente llenando al oyente de desasosiego.
“Black douleur” – Cerrando el disco tenemos otra canción de
sabor añejo a base de sintetizadores, bajo (cómo nos recuerda su uso al que
hacen los miembros de Air), piano y guitarra con un curioso “riff” de trompeta
en los primeros instantes. La canción representa a la perfección todo lo que
Tellier nos muestra en el disco combinando influencias de aquí y de alli hasta
formar un pastiche realmente atractivo.
La carrera de
Sebastien Tellier desde éste su disco de debut transcurre con firmeza pero sin
estridencias. Es un artista que se puede permitir el lujo de representar a su
país, Francia, en un festival como el de Eurovisión y salir airoso y con su
prestigio intacto, algo que está al alcance de muy pocos. Se codea con lo más
granado del panorama francés incluyendo a los citados Air, el productor Mr.Oizo
(autor de la mezcla de “L’Incroyable Verite” aun sin haber en el disco ningún
tipo de ritmo programado o base bailable como serí su especialidad) o Guy-Manuel
de Homem-Christo, 50% del dúo Daft Punk. Incluso con cierta periodicidad, tanto
Sebastien como el mismísimo Jean Michel Jarre hablan de posibles colaboraciones
en marcha entre ambos que no terminan de concretarse. Estamos convencidos de
que los seguidores del blog encontrarán en este disco muchas razones para tener
en cuenta a Tellier en el futuro. Por nuestra parte, os dejamos los habituales
enlaces en los que adquirir el disco junto con una recomendación del propio músico:
“el disco debe escucharse con la única luz de una vela”.
Nos despedimos con el fragmento de "Lost in Translation" en el que suena "Fantino" (una excusa tan buena como cualquier otra para ver a Scarlet Johansson):
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