“Carros de Fuego”
fue una película que trascendió las fronteras del celuloide convirtiendo una
historia de amistad y rivalidad deportiva con conflictos religiosos de por
medio en una especie de orgullo nacional británico. En otro orden de cosas, el
inolvidable tema central de la banda sonora, compuesta por Vangelis, alcanzó
tal éxito que ha terminado por convertirse en una especie de himno olímpico
oficioso.
No es de
extrañar, por tanto, que meses antes de la inauguración de los JJ.OO. de
Londres 2012, el director de la película, Hugh Hudson, junto con un avispado
productor teatral tuviesen la idea de adaptar el guión de la película para los
escenarios del “West End”. “Cuando los JJ.OO. de 2012 fueron adjudicados a
Londres, un sueño largamente esperado se hacía realidad y les pedí a Barbara
Broccoli, Michael Wilson y Michael Rose que me ayudasen a producir una versión
teatral de la película para la primavera de ese año” cuenta Hudson. Contra todo
pronóstico, habida cuenta de la dificultad de trasladar una historia que tiene
lugar en grandes estadios deportivos a un teatro, la obra alcanzó un enorme
éxito y unas críticas realmente buenas por parte de la prensa británica,
colectivo, por otra parte, nada fácil de contentar.
Más complicada que todo eso parecía la tarea de convencer a
Vangelis para que aportase su granito de arena a la obra componiendo nueva
música y adaptando alguna de las piezas de su inmortal banda sonora, habida
cuenta del alejamiento del músico griego de cualquier foco mediático en los
últimos tiempos. Suponemos que la buena relación que mantiene con Hugh Hudson
hizo mucho en favor de su participación que fue mucho más allá de lo esperable
ya que Vangelis no se limitó a regrabar una selección de los temas más
populares de la película sino que prácticamente compuso una banda sonora nueva
en la que sólo permanecían cuatro de las piezas del trabajo original.
Vangelis junto con los actores protagonistas de la obra teatral. |
“Chariots of Fire” – Abriendo el disco no podía aparecer
otro corte distinto al celebérrimo tema central de la película. Poco se puede
añadir hoy en día a lo que se ha escrito sobre la pieza con esa sencilla
melodía de piano rodeada de efectos electrónicos y un sonido majestuoso que la
convierte en un himno universalmente conocido. Curiosamente, y aunque todo el
mundo la reconoce por este título, en el disco original aparecía con el nombre
de “Titles”, quedando el de “Chariots of Fire” para la larga suite de la cara
B. La versión que suena en la edición que hoy comentamos es la misma de la
banda sonora original con algunos ligeros retoques.
“Physical Energy” – Una robusta secuencia electrónica
acompañada de efectos que recuerdan al viejo “Direct” del músico griego precede
a una especie de fanfarria electrónica que combina los sonidos del Vangelis más
reciente (pensamos en la banda sonora de “Alexander”) con timbres orquestales
cercanos a sus años más sinfónicos y a discos como “Mask”. No cabe duda de que
la esencia del sonido del maestro heleno está presente en toda la composición y
de que éste mantiene su toque a pesar de no alcanzar la brillantez de antaño.
“Home in the Glen” – Uno de los protagonistas de la película es de origen escocés y el folclore de aquella tierra está muy presente en esta pieza, aunque el sonido principal sea el de una gaita irlandesa. No es el primer acercamiento de Vangelis al folclore celta (sólo hay que recordar el disco “Voices” y su tema central) y lo cierto es que, aunque no desentona, se nota que no pertenece a esa tradición quedando esta aproximación algo artificiosa.
“Eric’s Theme” – Continuando con la temática celta, la
melodía que en la película correspondía a Eric Liddell, que ya tenía una
inspiración clara en ese folclore, aparece aquí interpretada de nuevo por la
gaita como instrumento principal siendo la única pieza presente en la banda
sonora original que ha sido regrabada para la ocasión. Aunque los arreglos son
muy similares, la sola presencia de la gaita transforma por completo la
composición que ahora suena aún más épica que entonces.
“Abraham’s Theme” – Por el contrario, el tema de Harold
Abrahams aparece en el nuevo disco exactamente igual que en el original de 1981
y, quizá por ello, contrasta mucho más dentro de este nuevo trabajo ya que el
sonido es claramente representativo del Vangelis de aquellos años y muy
diferente al actual.
“Harold’s Despair” – Este contraste se nota especialmente al
llegar al siguiente corte que no es sino una versión actualizada del anterior
en sus primeros compases y va transformándose poco a poco en un tema nuevo
mecido por el piano de Vangelis que nos transporta, rodeado de sonidos
orquestales, hacia un pasaje de gran belleza y fuerza descriptiva con un cierto
aire de improvisación.
“Belief” – Llegamos ahora al Vangelis más actual, con un
sonido que podemos disfrutar en discos como “El Greco” o en trabajos de
difusión más limitada como fue su “Ithaca”. Un Vangelis clasicista, elegante,
ambiental que suple la falta de ese filo y esa agresividad latente en otras
épocas con su talento melódico, algo que, por fortuna, es muy difícil perder.
“Ballad” – Continúa el disco con uno de los pasajes más
emotivos, aunque con un punto de forzado. Nos explicamos: en muchos momentos la
música de Vangelis camina por senderos peligrosamente cercanos a la sensiblería
y esto ha sido así en toda su carrera. Su gran mérito ha sido saber mantenerse
en el lado “correcto” sin cruzar esa línea salvo en ocasiones puntuales (algo
que otros músicos no siempre han conseguido como podría ocurrir con Kitaro o
Yanni, por ejemplo). “Ballad” se acerca a ese punto pero creemos que consigue
mantenerse cerca de esa raya imaginaria sin cruzarla.
“Aspiration” – El tema más largo del disco es una suite
construida alrededor de la melodía central de la película que, a nuestro
juicio, quiere ser algo similar a lo que era en el disco original el largo
corte que ocupaba la cara B: Una suerte de concierto clásico para piano y
sintetizadores. Como es lógico, un objetivo tan ambicioso como ese es harto
complicado de conseguir, sobre todo si tenemos en cuenta que aquella suite del
81 es, en nuestra modesta opinión, una de las cumbres de la obra del compositor
griego. Con todo, el resultado es más que digno.
“Eric’s Pleasure” – Un coro abre otra pieza orquestal,
representante del Vangelis de los últimos años con teclados esponjosos,
melodías pausadas, solemnes, alguna percusión para subrayar la épica del
momento y trazos melódicos ligeramente almibarados. Eficaz aunque ligeramente
falto de musculo.
“Lord Lindsay” – El corte más breve del disco es una especie
de marcha procesional con un suave ritmo electrónico y un ambiente de “pompa y
circunstancia”, con permiso de Elgar muy apropiado para una ceremonia de
entrega de medallas. Ignoramos la función de esta música dentro de la obra
teatral pero sospechamos que no es muy distinta de la que nos evoca en la
descripción anterior.
“At the Starting Blocks” – Quizá una de nuestras piezas
favoritas en el disco, con ese sonido misterioso del comienzo y un ambiente que
nos recuerda al de alguna de las piezas más rescatables del fallido “Oceanic”.
Escuchamos aquí al Vangelis que es capaz de hacer magia con sólo dos notas
repetidas unas cuantas veces y complementadas con otras tres segundos después.
El mérito que tiene conseguir algo así es pocas veces bien valorado.
“Epilogue” – De nuevo, nuestro compositor juega improvisando
al piano sobre el tema central de la película. Una vez más, la palabra que nos
viene a la cabeza escuchando a Vangelis en estos menesteres es “elegancia”. No
podemos dejar de admirar la aparente simplicidad con la que el teclista griego
resuelve cualquier melodía hasta que termina evolucionando de un modo que, una
vez escuchado, nos parece lo más natural.
“After the Race” – A punto de concluir el disco, asistimos a
la última revisión del “leit motiv”. Probablemente sea esta la que menos nos
agrada de todas. Vangelis elige un sonido muy cercano a un silbido para la
melodía principal, el ritmo electrónico del tema original despojado de
cualquier aditamento y una percusión constante marcando el paso. En los
instantes finales aparecen los poderosos sintetizadores tan característicos del
griego para cerrar la pieza en un solemne crescendo que no termina de
convencernos.
“Jerusalem” – Mucha gente se pregunta el por qué del título
“Chariots of Fire”, Carros de Fuego, para una película con temática deportiva
con los Juegos Olímpicos de fondo. La explicación se encuentra en el poema
“Jerusalem” de William Blake convertido en canción por Hubert Parry. En el se
habla de un origen mítico de Inglaterra que la situaba como el lugar en el que
se hallaba el paraíso terrenal. Una de las estrofas del poema reza así:
“Bring me
my bow of burning gold
bring me my
arrows of desire
bring me my
spear, O clouds unfold!
bring me my
chariot of fire!”
La canción ha alcanzado la categoría de himno en Inglaterra
y es fundamental en la trama de la película dado el conflicto religioso que se
le presenta a uno de los protagonistas. Por ello, tanto el disco original de
1982 como éste, incluyen esta pieza, única no compuesta por Vangelis pero que
justifica el título del film.
Es una pena que el compositor griego lleve muchos años
alejado del mundillo discográfico porque posee un talento del que siempre se
pueden esperar grandes cosas. Es cierto que sus últimos trabajos publicados,
muy esporádicos, no alcanzan el nivel del Vangelis de los grandes días pero
cuando hablamos de un músico tan grande, hasta su versión más floja es superior
a la de muchas “estrellitas” más jóvenes. Mientras seguimos esperando la
publicación del anunciado disco con la música del concierto de Doha de
diciembre de 2011, nos conformamos con lanzamientos de este tipo. Nos
despedimos con los habituales enlaces donde adquirir el disco y unas palabras
del griego sobre el disco que hoy hemos comentado:
“Es una gran recompensa para mí saber que en todos estos
años, esta música ha proporcionado, y sigue haciéndolo, mucho placer y grandes
dosis de optimismo a tanta gente en todo el mundo. Como siempre, estoy
absolutamente agradecido por todo el amor y el reconocimiento que recibo de
ellos.”
amazon.es
play.com
Os dejamos con la interpretación de "Chariots of Fire" en la ceremonia de apertura de los JJ.OO. de Londres 2012 con la parodia de Rowan Atkinson incluida:
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