Es muy posible
que el mayor pico de popularidad de Wim Mertens, al menos en España, se situase
en los últimos años de la década de los ochenta y los primeros noventa. Fue
aquella una época en la que el músico belga visitaba con asiduidad nuestro país
y su música sonaba en todas partes en forma de sintonías y hasta como fondo en
anuncios televisivos.
Además, su obra
de aquel periodo alternaba con igual fortuna discos de piano y voz con otros
para grupo siendo ambos tipos de grabación igualmente bien acogidos. En 1991,
sin embargo, Mertens nos sorprendió con una difícil trilogía de música
experimental de una gran aridez y un tamaño descomunal. Simultáneamente, a modo
de desquite, nos propuso un disco mucho más amable de piano que iba ser el
inmediato antecesor de “Shot and Echo”, un trabajo que, en cierto modo, iba a
sintetizar dos de las facetas del músico: sus composiciones para una pequeña
banda de cámara con los sonidos más experimentales y arriesgados. No teníamos
muy claro cómo tratar este disco ya que, en su momento, se publicó como un CD
único aparecido simultáneamente con otro titulado “A Sense of Place”, de
similar portada y contenido muy relacionado aunque de más difícil asimilación.
En posteriores ediciones de “Shot and Echo”, ambos discos formaron un pack
conjunto y es en este formato como será más fácil encontrarlo hoy para el
oyente. A pesar de ello, hoy nos centraremos sólo en el disco publicado
originalmente como “Shot and Echo” a secas.
La gran novedad
para la grabación del disco es la reunión de una banda mucho más numerosa de lo
habitual en la que se mantiene la nutrida sección de viento que suele aparecer
en sus discos anteriores pero enriquecida con un pequeño grupo de cuerdas.
Intervienen en “Shot and Echo”: Jan Buysschaert y Etienne Siebens
(contrabajos), Karel Steylaerts y Lieben Vandewalle (cellos), Frans Vos
(violín), Dirk Descheemaeker (saxo soprano y clarinete), Ward Hoornaert
(trompeta), Herman Lemahieu (trompa), Hugo Matthijssen (tuba baja), Luc
Verdonck (fagot), Eddy Verdonck (trombón bajo), Eric Mertens (flauta, piccolo,
piano eléctrico), Katelijne Van Laethem (voz), Peter Verbraeken (guitarra) y
Stefaan Poelmans y el propio Wim Mertens (piano).
“Their Duet” – En
muchos trabajos de Mertens, y es algo que hemos señalado en varias ocasiones,
el músico belga hace una especie de “deconstrucciones” de composiciones
propias, normalmente aparecidas en el mismo disco. Por descabellado que pueda
parecer, siempre hemos tenido la impresión de que el tema que abre “Shot and
Echo” es también una “deconstrucción” de una pieza tan conocida como es el
famoso “Canon en re menor” de Johann Pachelbel. Evidentemente, nadie que
escuche el tema de Mertens pensará en la inmortal obra del compositor alemán
del XVII pero si hacemos un esfuerzo y pensamos en el bajo continuo del Canon
interpretado por las tubas y continuamos así durante el resto de la pieza, es
posible que encontremos alguna similitud más. En cualquier caso, “Their Duet”
es una excelente muestra del talento de Mertens en la que, como novedad,
escuchamos a la vocalista Katelijne Van Laethem cantando en un registro muy
similar al que suele emplear el propio Mertens que renuncia a esa faceta suya
en el disco. “Their Duet fue la sintonía de un anuncio televisivo de una
aerolinea en aquellos años, lo que ayudó a la difusión de la música de su autor
en aquel momento.
“His Own Thing” –
Continúa el disco con uno de los cortes más enrevesados y complejos de su
autor. Interpretado exclusivamente por los instrumentos de viento, el tema es
una intrincada cascada de melodías pleno de ritmo, con aire circense en algún
momento pero sin llegar a adoptar en ningún momento una forma reconocible. Una
rareza notable incluso dentro de la discografía de Mertens, pródiga en rarezas
de todo tipo. Con todo, hay algo de hipnótico en la composición que la hace
tremendamente adictiva.
“Watch Over Me” –
Al igual que en los temas anteriores, comienza la pieza con una fuerte base
rítmica a base de instrumentos de viento aunque pronto percibimos la
diferencia, especialmente cuando entra el piano, majestuoso durante toda la
pieza antes de dar paso a la melodía principal, puro Wim Mertens, a cargo del
clarinete de Dirk Descheemaeker. Sin duda estamos ante una de las piezas más
memorables de su autor que continúa de alguna forma la senda que comenzó a
dibujar con “No Testament” o “The Whole” en el anterior disco del músico para
grupo, comentado tiempo atrás en el blog: “Motives for Writing”.
“One Who Matters” – Llegamos así a un cambio radical en el disco con un tema protagonizado en su inicio por las cuerdas, casi inéditas hasta este momento. Suena un chelo con una melodía repetitiva que servirá de base para toda la pieza y para la pareja de violines que le acompañan trazando una serie de líneas al unísono. Instantes después aparece la trompeta que será la protagonista en lo sucesivo, acompañada ya del resto de las cuerdas. La composición es triste, reflexiva, y nos recuerda ligeramente a ese registro más vanguardista del Mertens de “Alle Dinghe”, obra compuesta más o menos en la misma época que “Shot and Echo”.
“Silver Lining” –
Continúa el disco por una línea que se llega a convertir en plomiza por lo
opresivo que suena el comienzo del siguiente corte, en el que las tubas repiten
una y otra vez una melodía oscura apoyadas por las maderas en una especie de
ostinato desesperanzado. Aparece entonces para iluminar la escena la guitarra
eléctrica en un contraste que nos descoloca por completo por lo inesperado de
un sonido así en este entorno. Casi al mismo tiempo entra en acción la voz de
Katelijne entonando una salmodía a base de fonemas sin significado alguno que
confiere al conjunto un raro aire procesional con el que transcurre hasta su
final.
“Shot One” – Mertens le da un giro radical al disco con uno
de los temas más vitales y alegres de su carrera. Introducido por una melodía
tan simple como bella al piano, aparecen sucesivamente las cuerdas, las flautas
y el clarinete incorporándose a un festival colorido y optimista que culmina
cuando escuchamos de nuevo a la Van Laethem. Sólo por la presencia de temas
como éste, “Their Duet” o “Watch Over Me”, “Shot and Echo” ocuparía ya un lugar
destacado en la discografía de Mertens independientemente del resto de las
piezas del álbum pero éste no ha terminado aún.
“We’ll Find Out” – Como sucedía con alguno de los temas anteriores, la instrumentación de este corte, casi exclusivamente formada por instrumentos de viento nos recuerda al disco “Motives for Writing” y, ciertamente, en muchos momentos la pieza podría pasar por una compuesta en aquel momento, especialmente con el solo de clarinete que ocupa toda la parte central en la que se acompaña por las cuerdas. A aquellos a los que, como a nosotros, les encanta esta faceta del compositor belga, “We’ll Find Out” les parecerá un tema excelente. La aparición de la trompeta en determinados momentos en los que muestra apuntes breves de lo que podría ser una gran melodía, refuerza nuestra impresión de que estamos ante otro de los muchos grandes momentos del disco.
“Let Him Go” – Quizá el tema más extraño y que menos encaja
en el conjunto del disco sea el que nos acerca al final. Para empezar, el ritmo
está marcado por el piano eléctrico que sirve de introducción para la guitarra, a cuyo sonido no terminamos
de acostumbrarnos. El ritmo es vivo y se asemeja a un tango lo que nos
descoloca aún más. Aparecen los vientos para apuntalar el armazón rítmico y la
vocalista comienza a cantar una de las melodías sin texto de Mertens. No
podemos decir que el tema nos desagrade pero no terminamos de estar cómodos
ante esta pieza que nos deja en las puertas de la conclusión del trabajo.
“Wandering Eyes” – Si hay algo que distingue a Mertens de
otros músicos a los que se les ha colgado la etiqueta de “minimalistas” es su
extraordinario talento para crear melodías de una belleza difícil de igualar. Son
melodías, además, que, en su mayoría, no requieren de alardes de virtuosismo ni
tienen grandes complejidades técnicas. Es esta aparente simplicidad la que las
hace más encantadoras. En el tema que cierra este “Shot and Echo” nos
encontramos con un ejemplo perfecto de esto que decimos: Mertens se inventa una
melodía espectacular en la que lo único que falla es el desarrollo a lo largo
de casi diez minutos que se nos antojan excesivos.
“Shot and Echo” aparece como “encajonado” entre dos obras
monumentales de Mertens como fueron el ciclo “Alle Dinghe”, compuesto por siete
discos y el posterior “Gave Van Niets”, integrado a su vez por otros diez.
Teniendo en cuenta la evidente poca comercialidad de estos dos mamotretos (dicho
sea con todo el cariño que nos merece el autor), es posible que Mertens
quisiera dar a “Shot and Echo” un aire más alegre y directo de lo habitual a
modo de compensación hacia sus seguidores, algo que consigue en muchos
momentos. Nuestra opinión acerca del disco es la mejor y no podemos dejar de
recomendarlo. Quizá no sería nuestra primera opción a la hora de acercar a un
oyente neófito a la obra del músico belga pero sí que sería un disco que ese
hipotético aficionado debería escuchar tarde o temprano para tener una visión
acertada de la obra de Mertens. Como indicábamos anteriormente, es muy probable
que el comprador que hoy quiera adquirir el disco, se encuentre con una edición
doble en la que se incluya también el disco “A Sense of Place” como ocurre con
nuestros enlaces sugeridos. Dado que ese trabajo apareció en un primer momento
como disco independiente, tendrá su sitio aquí más adelante. Por ahora, podeis
adquirir ambos discos en los siguientes enlaces:
amazon.es
fnac.es
Os dejamos con una versión en directo de "Wandering Eyes":
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