domingo, 2 de marzo de 2014

Gloria Cheng - Piano Music of John Adams & Terry Riley (1998)



En el ámbito de la música clásica hay intérpretes que alcanzan la categoría de estrellas y podrían codearse con sus equivalentes en el pop y el rock. Habitualmente, en este selecto club ingresan preferentemente vocalistas y un escalón más abajo encontramos a los solistas de los instrumentos más populares como podría ser el piano, el violín y, acaso, el violonchelo.

La pena es que para alcanzar ese nivel de fama, los intérpretes han de centrarse en repertorios conocidos, en el sota-caballo-rey de la clásica y no acercarse, ni por asomo, a la música contemporánea salvo que sea en la vertiente del rock o el pop. Muchas estrellas de la clásica manifiestan pocos reparos a cantar o tocar con ídolos de masas pero escucharemos a pocos de ellos (quizá a ninguno) interpretar obras de compositores vivos. Por ello le damos más mérito a la artista que hoy nos visita, la pianista Gloria Cheng, quien, a pesar de ser una de las grandes de su instrumento y ser admirada por directores de la talla de Pierre Boulez, ha hecho de la música contemporánea su campo de acción casi exclusivo, destacando especialmente por elaborar programas sumamente atractivos en los que, según reza en su propia web: “explora y revela conexiones insospechadas entre compositores”. Años atrás formó parte de la prestigiosa “California EAR Unit”, formación camerística dedicada a la música contemporánea y puede presumir de que compositores como el citado Boulez o John Adams han escrito obras para ella. En los recientes “Grammy” continuó recogiendo los frutos de ese trabajo con una nominación en la categoría de “Mejor trabajo instrumental solista clásico” por su disco dedicado a Messiaen y Saariaho tras haberlo ganado en 2009 con una grabación de obras de Salonen.

Con alguna excepción, como un disco anterior dedicado íntegramente a Olivier Messiaen, la discografía de Gloria nos muestra siempre comparativas, duelos ficticios entre compositores con puntos en común pero muy diferentes entre sí y eso ocurre también en el trabajo que hoy traemos aquí en el que explora la música para piano de Terry Riley y John Adams, autores ambos cuyo repertorio para ese instrumento no forma una parte demasiado importante de su obra si tomamos en cuenta el volumen total de la misma.

La pianista Gloria Cheng


TERRY RILEY:

“The Walrus in Memoriam” – Comienza el disco con una curiosidad surgida de un encargo de la discográfica EMI a varios artistas para el pianista Aki Takahashi. Consistía en escribir una pieza basada en alguna composición de los Beatles. Riley escogió “I Am the Walrus”, tomando algunas secciones de la misma y transformándolas en una especie de “ragtime” que va evolucionando hacia algo más puramente minimalista. En ningún momento se hace evidente la pieza original y todo suena como una composición más para piano de Riley lo que no deja de tener mucho mérito.

JOHN ADAMS:

“China Gates” – Las dos piezas de Adams que aparecen en el disco fueron objeto de otra entrada tiempo atrás pero nunca está de más recordarlas. Habla el compositor de ellas como de su “Opus 1” ya que, aunque daten de 1978 y existan obras anteriores firmadas por el músico, éste considera que aquellas son originales y ocurrentes pero aún meros esbozos de lo que luego sería un lenguaje propio que acabaría cristalizando en las dos composiciones que aquí aparecen. “China Gates” es un corto tema minimalista de carácter hipnótico, muy evocador y ambiental, que nos recuerda algunas configuraciones rítmicas de la música de Steve Reich pero que suena tremendamente personal.

TERRY RILEY:
“The Heaven Ladder, Book 7”. El punto fuerte del disco es esta obra que suponía en el momento de su publicación un estreno mundial. Escrita en 1994, suponía en palabras del propio Riley su primera obra para piano solo desde sus “Two Pieces for Piano” de 1959. Aclara que, aunque existen muchas grabaciones posteriores a esa fecha de música para piano solo, se trata de composiciones improvisadas en su mayor parte y no fruto de un trabajo compositivo consciente.

“Misha’s Bear Dance” – Escribe Riley que, durante la composición de “The Heaven Ladder”, conoció a sus dos nietos gemelos de la mano de su hija Coleen. Misha y Simone eran los nombres de los bebés y a cada uno de ellos les dedica las piezas que abren y cierran la obra. La primera de ellas es una enérgica miniatura lo que ya supone en sí mismo una novedad en la obra de Riley, dado a extensos desarrollos.

“Venus in ‘94” – La segunda pieza de la obra se define como un vals-scherzo, de aire mucho más clasicista de lo habitual en su autor. Una pieza casi romántica en la que Riley combina, según él mismo indica en los comentarios, a Schönberg con Chopin y un cierto aroma brasileño.

“Ragtempus Fugatis” – No es extraño encontrar piezas de autores minimalistas basadas en el “ragtime”, ritmo tradicional norteamericano con raíces en las marchas y en áfrica. Riley le dedica este “rag” a la persona que más le enseñó sobre este tipo de composición: Wally Rose, aunque durante el proceso de composición del mismo, el músico decidió aplicar los principios clásicos de la fuga a la pieza con lo que surge una mezcla muy particular de géneros que resulta en un tema muy atractivo.



“Fandango on the Heaven Ladder” – En las notas de la grabación, Riley se declara gran admirador de la música española y latinoamericana (algo que quedaría en evidencia poco después cuando el músico escribió sus “Cantos Desiertos”). Particularmente se declara arrebatado por un ritmo como el fandango y según afirma: “desde que escuché un fandango por primera vez, quise componer uno”. Así, la pieza central, al menos en cuanto a su extensión, de “The Heaven Ladder” es la versión de Riley de un fandango. Los primeros instantes son suaves, tranquilos, una mera introducción al fandango propiamente dicho que aparecería a partir del segundo minuto de la obra. Es ésta una pieza compleja que evoluciona de mil maneras volviendo una y otra vez al tema central y nos parece uno de los momentos más notables de todo el disco.

“Simone’s Lullaby” – Riley toma los tres temas principales del fandango anterior y los transforma en una canción de cuna para la nieta que faltaba en la dedicatoria anterior. Se trata de la pieza más reposada de toda la obra, un “pianissimo” delicado como corresponde a su función.

JOHN ADAMS:

“Phrygian Gates” – La extensa pieza de Adams que cierra el disco de Gloria Cheng es, en cierto modo, una versión extendida de la ya comentada “China Gates”. El autor la define como su primera obra puramente minimalista aunque en el momento de su composición, Adams estaba muy interesado en “otros” minimalismos, ampliando su mirada más allá del area de New York y California y fijándose en los minimalistas europeos (cita a los británicos Howard Skempton, Gavin Bryars y John White). El compositor norteamericano se encontraba entonces ante una encrucijada: no veía futuro en el serialismo post-Schönberg pero tampoco en las ideas de John Cage por lo que adoptó el minimalismo como un intento de encontrar nueva luz sobre el enfoque futuro de su música. En nuestra opinión, “Phrygian Gates” es una de las obras minimalistas para piano sólo más fascinantes del género.



No son muchos los discos que Gloria Cheng ha publicado bajo su propio nombre aunque ha participado en otros tantos acompañando a formaciones de cámara o pequeñas orquestas. Intuimos que no son las grabaciones las que dan de comer hoy en día a determinados intérpretes aunque siempre pueden ayudar al desarrollo de una carrera. En el caso de la pianista, es posible que sus ingresos hayan sido mayores por su participación en la grabación de bandas sonoras como la de “Parque Jurásico” o “Toy Story”, en cuyos créditos ni siquiera aparece mencionada como suele pasar en las grandes producciones de Hollywood con sus extensas orquestas. Para los que queráis acercaros a su forma de interpretar, el disco que hoy recomendamos es una gran opción. Como siempre, disponible en los siguientes enlaces:


arkivmusic.com

Nos despedimos con una breve entrevista (en ingles) en la que Gloria nos habla de su pasión por los compositores contemporáneos:

1 comentario:

  1. Gracias por compartir este disco - jamas habia escuchado de el.

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