Después de una década de los ochenta en la que publicaba más o menos un disco al año si contamos los firmados en colaboración con otros artistas, los años siguientes supusieron un cierto parón discográfico para Vangelis. Pese a que en 1990, el artista pasó a formar parte de la nómina de East West Records, un subsello de Warner recuperado del olvido en aquellas fechas, su producción en forma de discos no fue muy abundante. Se publicó “The City”, el ya comentado aquí “Voices” o la banda sonora de “1492, Conquest of Paradise” y apareció por fín la esperada música que el griego compuso para Blade Runner varios años antes pero los discos el trabajo de composición del artista iban por caminos separados: no se publicaba la mayoría de lo que componía y lo que se publicaba era, en parte, material compuesto tiempo atrás. De ese modo, toda la música que hizo para publicidad y muchas bandas sonoras (algunas del nivel de la de “La Peste” o “Lunas de Hiel”) siguen hoy inéditas a nivel discográfico. Otras obras como “Mythodea” o “El Greco”, compuestas en estos años, tardarían mucho en ver la luz.
A cambio, aparecieron otras obras más insulsas como la citada “Voices” o el disco que comentamos hoy: “Oceanic”. Supuestamente el proyecto surge del encargo que Vangelis recibe para realizar una banda sonora para un documental sobre ballenas. Sea o no cierto este extremo, lo cierto es que el toque acuático del disco es innegable, desde el propio título del trabajo y de todos los cortes hasta los sonidos empleados o las fotos del libreto cuyo diseño hizo el propio músico tienen continuas referencias a este concepto. Las imágenes de la portada y las del interior proceden de las películas “La Reina del Mar”, con la inevitable Esther Williams y “Desfile de Candilejas”, ambas con abundantes números de ballet acuático en su metraje. El disco, como es habitual en el griego, está compuesto e interpretado en su totalidad por él mismo.
Vangelis |
“Bon Voyage” - El disco comienza metido en tópicos con sonidos de olas y demás ambiente marino para dejar paso a la habitual pompa y circunstancia del músico griego pero sin demasiada profundidad. Cuerdas solemnes y percusiones rimbombantes en una introducción resultona pero vacía.
“Siren's Whispering” - No mejora la cosa en la siguiente pieza. Un ritmo electrónico continuo similar a un “sirtaki” ve transcurriendo entre “samples” vocales (haciendo las veces de las sirenas del título) e inanes solos de teclado emulando ora un violín, ora un arpa. Olas y más olas se suman a la música en una mezcla que a los tres minutos ya resulta manifiestamente aburrida... y dura ocho. El Vangelis más irrelevante que recordamos.
“Dreams of Surf” - Llegamos así a un tema pianístico nada original con reminiscencias del Bach de “el clave bien temperado” pero, una vez más, demasiado superficial. No es que no resista la comparación con el genio alemán, cosa que no sería reprochable, sino que tampoco la resiste con el Vangelis más normalito. Con todo, la pieza supone una mejora respecto a lo anterior.
“Spanish Harbour” - Volvemos a los ritmos programados, esta vez en la linea de trabajos como “The City”. Arpegios por aquí y por allá, acordes sintéticos que transcurren dejando pasar el tiempo y por fin la melodía central con un sonido que intenta emular sin acercarse demasiado una guitarra española. Pese a todo, la melodía está lograda y coloca a este corte entre los más rescatables del disco aunque sigue adoleciendo de falta de ideas.
“Islands of the Orient” - Continuando con la linea ascendente del disco nos encontramos con esta pieza dominada por una secuencia electrónica mucho más interesante que todo lo anterior. Alrededor de ella, Vangelis va construyendo un armazón realmente sólido a base de retazos sintéticos, ráfagas de piano y ambientes a ratos cercanos a trabajos como “El Greco”. De las pocas piezas del disco que podría salir airosa de una comparación con otros temas de las épocas más inspiradas del compositor.
“Fields of Coral” - Para culminar un magnífico sector central del disco llega esta misteriosa pieza en la que a partir de una sencilla linea de bajo muy bien construida aparece un ritmo procesional y un tema en el que se mezclan arpas, flautas y demás instrumentos del arsenal electrónico del griego en un canon bellísimo que demuestra, una vez más, que incluso en sus momentos más flojos, los genios acaban por regalarnos piezas magníficas.
“Aquatic Dance” - Todo lo que sube tiene que bajar y con este tema iniciamos el descenso. Un ritmo cadencioso domina toda la composición pero a lo largo de la misma no encontramos demasiados elementos destacables. La melodía de violonchelo apunta cosas pero no llega a enamorarnos. Un corte de un nivel medio dentro de este disco que también podría haber encajado bien en el anterior “Voices”.
“Memories of Blue” - Y ya cerca del final volvemos al piano con fondos sintéticos con esta pieza introspectiva que quiere recordar días mejores, especialmente de los años de “Chariots of Fire”, “Blade Runner” o “Antarctica” pero sin llegar ni de lejos a aquella brillantez. Un tema digno pero olvidable.
“Song of the Seas” - El cierre del trabajo es sorprendente. Tiene un aire “vintage” por ese sonido de guitarra tan propia de bandas como los Shadows y se mezcla con sonidos tópicos, y más en los noventa, como son las flautas de pan usadas hasta la saciedad en productos y subproductos “new age” de la época. Sin embargo, la simplicidad de esos elementos, lo sobrio de los arreglos, en especial de las cuerdas y por encima de todo, la calidad de la melodía hacen de su escucha un momento de disfrute casi inesperado y que siempre nos hace terminar de escuchar este “Oceanic” con una sonrisa en la cara.
Cuando en los años ochenta se hizo popular la categoría de “música new age” para definir una serie de estilos que no cabían en ninguna otra clasificación, era habitual que se hablase de artistas como Vangelis, Mike Oldfield, Brian Eno o Jean Michel Jarre entre muchos otros, como de músicos “new age” aun cuando pocos o ninguno de sus trabajos encajaban en los parámetros estéticos del supuesto movimiento. Por ello nos sorprendió que Vangelis publicase en una fecha tan tardía como 1996 un disco de estas características que sí podría encajar en el catálogo de discográficas del género como Hearts of Space o similares. Esto no sería nada peyorativo puesto que dentro de la “new age” hubo discos magistrales pero en el caso de Vangelis y “Oceanic” cuando lo definimos como disco “new age” lo hacemos pensando no tanto en esos discos maravillosos como en la cantidad de clichés y lugares comunes que se repetían en muchos trabajos “new age” de aquellos años y que llaman más aún la atención al escucharlos en un CD de Vangelis. No todo en “Oceanic” es malo pero no creemos equivocarnos demasiado si decimos que en su momento fue el trabajo más insulso publicado por el griego hasta entonces. Pese a todo, no está de más darle un par de escuchas a los momentos más inspirados porque Vangelis siempre nos deja alguna joya escondida, incluso en los trabajos más prescindibles.
Hombre, "Voices" insulsa.... No sé yo...
ResponderEliminarAdoro este disco, lo llevo en mi corazón. “Fields of Coral” me transporta a una preciosa dimensión. Gracias Vangelis.
ResponderEliminarNo considero Oceanic un gran disco pero discrepo (y coincido) con vosotros en varios puntos . Voices no me parece un disco insulso sino un trabajo de los que merece la pena prestar atención. Bon Voyage para mí es uno de los mejores temas de Vangelis. Esa introducción me parece espectacular. Siren's Whispering por ser demasiado larga y Dreams of Surf por ser demasiado simple, hacen que el comienzo grandioso quede empañado, pero es que a Spanish Harbour no la salva ni el solo "flamenco" por bueno que sea. Concuerdo en lo de Islands of the Orient y Field Of Coral, pero Aquatic Dance no está nada mal. Tiene la típica estructura de un tema de Vangelis de los 80 con un sonido sintético marcando el rítmo. Ídem con Memories Of Blue, digno sucesor de Memories of Green con el que comparte la misma cadencia de acordes. Y por último, Song Of The Seas con un estilo que encajaría en el The Songs Of Distant Earth de Mike Oldfield, es un buen cierre. Para mí éste disco es el Antarctica de los 90. Ambos llegaron tras varias publicaciones gloriosas y están claramente en un nivel inferior, y ambos tienen una estructura que por algún motivo su escucha se me hace algo pesada, pero no son trabajos para nada desdeñables.
ResponderEliminarTampoco diría yo que esta sea una obra insulsa, lo que pasa es que a Vangelis le exigimos más que a otros, porque es un genio, así de claro. Pero claro, los genios también pegan sus pequeños tropezones de vez en cuando.
ResponderEliminarEn lo que sí estoy de acuerdo es que cuando le sale la vena más comercial y de querer gustar como sea, se le nota en exceso..., pero claro, los contratos hay que cumplirlos y hay que ayudar a la compañía a obtener beneficios. Que levante la mano el artista que no se ha vendido por menos alguna vez...
En mi opinión, es una obra con altibajos, con claroscuros, pero claro, cuando los claros son temas como BON VOYAGE, FIELDS OF CORAL o MEMORIES OF BLUE en este disco, o como los temas cantados o PRELUDE en VOICES, pues te olvidas de todo y disfrutas como un enano. Al menos, yo.
No voy a opinar al respecto, solo diré que hay que escucharlo en silencio y bien atento para que llegue al corazón.
ResponderEliminarMe gusta muchísimo este disco .Para mí gusto unos de los mejores porque al escucharlo me traslada al océano , a un mundo acuático ..."Fields of Coral" es maravilloso. Saludos .
ResponderEliminarpara cuando en vinilo
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