Aprovechando que Michael Manring volvió a aparecer en el blog en la entrada anterior de la mano de Michael Hedges, vamos a acercarnos hoy a otra de sus múltiples colaboraciones en trabajos de otros artistas. En sus primeros años, el bajista se dedicó principalmente al jazz instrumental y a las vertientes de este que se desarrollaron bajo el paraguas comercial de la música “new age” pero conforme esa moda fue remitiendo, el músico norteamericano expandió su paleta sonora hacia otros estilos como el rock progresivo, el metal o la fusión. Ya hablamos hace mucho tiempo de alguno de esos trabajos como sus discos con la banda Attention Deficit y hoy lo vamos a hacer de otro de corte similar aunque, como ocurre en la mayoría de las colaboraciones de Manring, su papel no es el principal.
El protagonista del disco que traemos hoy es el guitarrista Scott McGill, otro habitual secundario en cuya experiencia encontramos participaciones como músico de apoyo en directo de gente como Jimmy Page o los Beach Boys o trabajos en estudio con decenas de estrellas del jazz y el rock. A finales de los noventa formó parte de un par de bandas que no terminaron de funcionar pero en las que contactó con artistas similares que acabarían dando forma a varios proyectos más. El trabajo que nos ocupa ahora es “Addition by Subtraction” firmado por el trío que forman McGill, Manring y el batería de Allan Holdsworth, Vic Stevens. Fue el disco de de debut del grupo que más adelante grabaría un par de trabajos más, no tan interesantes como este, a nuestro juicio. Además de ellos tres, en el disco participa también nada menos que Jordan Rudess, el teclista de Dream Theater, invitado estelar en un trabajo más que interesante.
“Zimparty” - Comienza la cosa con una serie de acordes sucios de guitarra que rompen en un riff agresivo subrayado por el bajo. Mientras tanto, la batería aparece primero improvisando una suerte de introducción y luego ayudando al desarrollo con un ritmo más convencional. Bajo y guitarra interpretan melodías al unísono en gran parte de la introducción hasta que Manring se suelta un poco y nos regala el primer solo a modo de calentamiento. Los ritmos empiezan a complicarse y es el turno de McGill que empieza a coger velocidad y a soltar los dedos y cerrar una magnífica presentación para el disco.
“We Are Not Amused” - El segundo corte sigue esa línea de rock fusión del primero y en él Manring y Stevens nos deleitan con una gran intervención inicial interrumpida por la guitarra de McGill en una onda más progresiva. Se incorpora entonces el teclado de Jordan Rudess acompañando primero con un sonido de piano ligeramente artificial y más tarde con un solo electrónico más en la línea de lo que suele hacer con Liquid Tension Experiment. El tramo final es un solo de batería sostenido en un ostinato de guitarra eléctrica que ofrece a Stevens la base perfecta para dar rienda suelta a sus ideas.
“KVB Liar” - La siguiente pieza cambia el tono y se disfraza de balada clásica en el comienzo. A partir de unos acordes básicos de guitarra entra la sección rítmica haciendo de las suyas durante unos compases antes de dar paso a un potente solo de guitarra de tintes "blueseros". El problema que suelen tener los discos en los que hay tantos instrumentistas superlativos es la tendencia al exhibicionismo y aquí hay algo de eso.
“The Execution of Veil” - Primero de los dos cortes del disco de una duración inferior al minuto. En este caso es una pieza de corte ambiental protagonizada casi en solitario por el bajo de Manring.
“The Voyage of St.Brennan – Abbot of Clonfert” - Regresa aquí el trío a la fusión con mayor protagonismo de la guitarra acústica, casi inédita hasta este momento. Una pieza veloz con un desarrollo muy interesante que bien podría haber funcionado como single si este tipo de discos requiriesen alguno.
“Silé” - Lo más parecido a lo que Manring hacía en Windham Hill sería este relajado corte de aire jazzístico. Los tres músicos están aquí muy comedidos y nos regalan una composición verdaderamente bonita que demuestra que no todo es músculo y que cuando se ponen, saben sacar su lado sensible.
“Addition By Subtraction” - Es un tópico pero que aquí es absolutamente cierto: el corte anterior era la calma que precedía a la tempestad, al menos en el comienzo. El tema comienza con una guitarra agresiva, cercana al metal progresivo que luego se combina con tramos más jazzísticos, especialmente cuando Manring toma el mando. Pese a todo se impone el lado rockero en uno de los mejores cortes del disco.
“Vicodin Shuffle” - Nuevo cambio de tono en el disco que se lanza ahora hacia territorios algo más oscuros en los primeros minutos de la pieza. Como referencia nos recuerda a los trabajos iniciales de Terje Rypdal en ECM. Un jazz ambiental, complejo y sin concesiones, perfectamente estructurado y ejecutado por tres superdotados. El único “pero”: que terminen la pieza con un facilón fundido.
“Euzkadi” - Es ya tan tópico que preferiríamos no mencionarlo pero no nos queda otro remedio. La imagen de España por ahí fuera es la que es y gracias a eso podemos escuchar una pieza de corte aflamencado bajo el poco apropiado título de “Euzkadi”. Un dueto de guitarra y bajo acústicos no especialmente inspirado aunque brillantemente ejecutado.
“Conflict Resolution” - Se agradece que el trío regrese a la fusión que es un terreno más adecuado a su talento. Si no es la mejor pieza del trabajo, sí es una de las que podría pelear por serlo contra cualquier otra. Volvemos a escuchar a Rudess y con él, el ahora cuarteto despliega todas sus virtudes en una composición en la que escuchamos de todo con un aire latino que planea por ahí durante todo el tema. Brillante.
“Purging Mendel's Beasts” - Comenzamos con una introducción claramente atmosférica. Guitarras etéreas con notas interminables y efectos a lo Robert Fripp y apuntes del bajo en una línea similar pero eso es solo el comienzo. De forma casi inadvertida aparece la batería y la pieza comienza a ganar altura y velocidad por momentos, sin llegar a un clímax que parecía asomar a cada nuevo compás. Diálogos guitarra-bajo en un tono muy experimental se van sucediendo con un Manring tremendo que lidera todo el tramo final.
“In-A-Gadda DaVinci” - Sigue el disco con una pieza similar en su esquema a la que abría el trabajo: bajo y guitarra al unísono para luego separarse en sus respectivos solos apoyados puntualmente en su antagonista. La diferencia la marca la aportación de Rudess al teclado con sus característicos e hiper-veloces solos en el tramo central del tema. Virtusismo extremo al servicio de un muy buen tema que no se resiente demasiado por los excesos interpretativos del cuarteto.
“Four Fields” - Casi terminando el disco llega esta preciosidad en la que Manring despliega una lenta melodía al bajo sobre unos acordes de guitarra repetitivos. Todo es delicado, incluso la batería que acompaña a la perfección durante todo el corte.
“Post Hocto-Proct” - La conclusión es una auténtica locura en la que los tres músicos se desmelenan durante la friolera de 32 segundos. Con Manring puntuando al bajo, guitarra y batería se lanzan en una carrera ten frenética como breve que pone un extraño punto y final al trabajo.
Tenemos un problema con este tipo de discos en los que se mezclan diferentes estilos por parte de grandes instrumentistas y es que en buena parte de los casos adolecen de cierta falta de concreción. Echamos en falta una idea general que conduzca toda esa música que estos artistas son capaces de generar. Ocurre algo parecido a lo que decía años atrás un conocido eslogan de una marca de neumáticos: “la potencia sin control no sirve de nada”. No queremos decir que sean malos trabajos pero sí que lo tienen más difícil para generar ese poso en el oyente que le haga regresar al disco una y otra vez. Falta ese punto de enganche que haga “clic” en la persona que lo escucha y quizá por eso estas propuestas nunca llegan a ser populares, salvo en cierto grupo de aficionados más fanáticos, o bien del género en sí mismo o bien de alguno de los artistas que participan en la grabación (nosotros mismos hemos llegado hasta aquí gracias a Michael Manring). Con todo, “Addition by Subtraction” es un disco muy disfrutable si espaciamos lo suficiente las sucesivas escuchas. Aunque la calidad del vídeo no es la mejor, merece la pena echarle un vistazo al trío en directo:
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