No es ningún secreto que Philip Glass, de origen judío, se convirtió al budismo a mediados de los años sesenta aunque su carácter siempre le ha hecho respetar todas las creencias e incluso componer música para textos religiosos de diferentes credos, lo que incluye desde textos hiduistas hasta salmos bíblicos. No sorprende, por tanto, que ante la petición de su amigo, el pianista norteamericano Paul Barnes, Glass accediese a componer una obra basada en la Anunciación según la tradición ortodoxa griega, confesión a la que está adscrito el propio Barnes.
Glass y Barnes se conocieron en un avión a mediados de los años noventa y enseguida conectaron siendo la religión y la espiritualidad el tema de muchas de sus primeras conversaciones. El pianista hizo arreglos para piano de diferentes composiciones de Glass, especialmente de las óperas “Orphee” y “Monsters of Grace” así como de tres piezas de la trilogía formada por “Einstein on the Beach”, “Akhnaten” y “Satyagraha” que quedaron rebautizadas para el repertorio como la “Trilogy Sonata”, una obra grabada por muchos pianistas (además de por el propio Barnes) a lo largo de los últimos años. Las colaboraciones entre ambos se han repetido en todo este tiempo culminando con la grabación del disco que comentamos hoy en el que escuchamos el quinteto para piano “Anunciation”, encargado por Barnes al compositor de Baltimore. Junto a él, completan la participación del pianista la versión para piano y violín de “Pendulum” (2010), originalmente escrita para trío. La segunda parte del disco tiene como protagonistas a los miembros de Brooklyn Rider, cuarteto de cuerda con el que Glass trabajaba en la época y que nos ofrecen la “premiere” del “Cuarteto de Cuerda número 8” y la de otro cuarteto que queda fuera de la serie numérica, titulado “Quartet Satz” en homenaje a Schubert. Cierra la obra una versión a capella del himno ortodoxo de la Anunciación a cargo de Paul Barnes quien, aparte de pianista, también es cantante. La formación del Brooklyn Rider en la grabación es la integrada por Johnny Gandelsman y Colin Jacobsen (violines), Nicholas Cords (viola) y Michael Nicolas (violonchelo).
“Piano Quintet -Annunciation-” - La obra se divide en dos partes. La primera de ellas comienza con el piano como protagonista quedando las cuerdas a su servicio en un inicio que es un claro ejemplo del Glass de siempre. Es más adelante cuando nos sorprende con un giro melódico de gran belleza en el que el piano nos acompaña en un viaje hacia el Glass neoclásico de los últimos años en perfecta comunión con el cuarteto. Es una de las obras del músico en las que más énfasis se hace en la melodía frente al sólido armazón repetitivo tan habitual en su música. El segundo movimiento, mucho más reflexivo, invierte el orden de los protagonistas cediendo toda la parte inicial al cuarteto, con un especial papel para el violonchelo que es quien dirige las operaciones, quedando el piano en un segundo plano durante casi todo el comienzo. Entra éste más tarde de forma pausada para ir ganando en intensidad hasta llegar a la sección central, cargada de dramatismo tras la que concluye la obra con una coda muy potente en la que el piano, de nuevo, lleva casi todo el peso.
“Pendulum” - Desde que vimos un vídeo en el que el propio Glass junto con el violinista Tim Fain interpretaban esta pieza en el Templo de Dendur, dentro del MET, estabamos deseando que se publicase alguna grabación de la misma en disco y ese momento llega por fin. Paul Barnes y Colin Jacobsen se encargan de ofrecernos una pieza que es puro Philip Glass. Nada sorprendente en comparación con el quinteto anterior que nos ofrecía una versión algo distinta del músico. Aquí lo que tenemos es un veloz diálogo entre los dos instrumentos que no nos deja ni un respiro durante los más de siete minutos de duración.
“String Quartet No.8” - El cuarteto tiene una buena historia. Nace como un encargo del Carnegie Hall y la ventaja que tuvo el músico en esta ocasión, fue que pudo trabajar con el propio cuarteto Brooklyn Rider en su casa antes del estreno lo que le permitió realizar algunos cambios y correcciones. El cuarteto se divide en tres movimientos, de los que nos quedamos con el segundo, un derroche de energía que te deja sin respiración.
“Quartet Satz” - Este es un cuarteto especial ya que no está numerado como correspondería dentro de la colección de cuartetos del músico. En realidad esto tiene que ver con su origen como un encargo del Kronos Quartet en homenaje a Robert Horwitz, el responsable del sello Nonesuch en la época en la que Glass grababa para ellos. En un principio, Glass aportó una pieza de piano pero los miembros del Kronos le pidieron adaptarlo al formato de cuarteto. El músico aceptó y decidió titularlo así en homenaje al “Quartettsatz” de Frantz Schubert. La obra, quizá por estar dedicada a Horwitz, tiene el sabor del Glass de los ochenta, recordando en algún momento a su banda sonora para “Mishima” o alguna de las “Metamorphosis”.
“Communion Hymn for the Annunciation” - Como comentamos antes, el disco termina con una versión vocal del himno ortodoxo de la Anunciación a cargo de Paul Barnes. El original es obra del cantante griego John Sakellarides y alcanzó cierta popularidad en la comunidad ortodoxa norteamericana a comienzos del S.XX.
Es muy difícil seguirle el ritmo a Philip Glass porque sigue componiendo y publicando a una velocidad que sería increíble para un músico más joven y que resulta alucinante para uno con los 85 años ya cumplidos. Lo interesante de este disco es que recoge obras recientes, siendo la más antigua de 2010, lo que nos permite comprobar que Glass sigue estando a un muy buen nivel, incluso dejándonos detalles melódicos de gran nivel con los que no se prodigaba tanto en sus mejores años. En todo caso, los amantes del Glass camerístico estamos de enhorabuena con discos como este, centrados en esta faceta del músico. No somos neutrales con Glass pero tenemos que recomendar este disco como uno de los más interesantes publicados en su sello en los últimos años.
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