De forma paralela a las grandes estrellas existen muchos músicos de un nivel altísimo que nunca llegan a tener el favor del gran público pese a haber participado en decenas de discos ajenos de gran éxito. Hoy queremos hablar de uno de esos desconocidos que nunca venderán millones de ejemplares de sus discos ni tendrán cifras escandalosas en sus reproducciones en las plataformas musicales pese a haber tenido una trayectoria impresionante. Nos referimos al batería y percusionista Terry Bozzio.
El músico californiano supo desde pequeño que quería dedicarse a la batería y practicaba siendo aún un niño con todo aquello que caía en sus manos y era susceptible de ser golpeado con un palo. Ya en el instituto asistió a clases de batería y formó parte de varias bandas. Con la llegada a la universidad empezó a tocar en grupos de música barroca y también contemporánea. Poco después se convierte en un habitual en el circuito de jazz de los locales de la Costa Oeste donde coincide con varios artistas con los que colaborará en el futuro como Art Lande, Patrick O'Hearn, Mark Isham, Andy Narell o Peter Maunu. Muchos de ellos, serían futuras estrellas del jazz o la “new age” americana algo después. Tras esa etapa se presentó a una audición para formar parte de la banda de Frank Zappa con quien colaboraría durante muchos años participando en alguno de los discos más recordados del músico así como en varias giras. Tras una larga etapa con Zappa, se enrola en Group 87, donde se reencuentra con Isham, Maunu y O'Hearn y sustituye a Bill Bruford en la superbanda progresiva UK. Con la llegada de los ochenta se junta con su compañero en la banda de Zappa, el guitarista Warren Cuccurullo para formar la banda Missing Persons.
La separación de Missing Persons llevó a Bozzio a una etapa en la que participó, ya como músico de estudio, en grabaciones de todo tipo de artistas pertenecientes a los estilos más diversos. Grabó, además de con viejos conocidos como Mark Isham o Patrick O'Hearn, con gente como el ex-Durán Durán, Andy Taylor, Debbie Harry, Jeff Beck, Richard Marx, Steve Vai o la banda Korn. En todo ese tiempo, además, comienza a editar videos educativos sobre la batería mientras sigue componiendo música de todo tipo y empieza a escribir piezas para orquesta y percusión.
En 1998, publica “Chamber Works”, un disco para batería, cuarteto de cuerda y quinteto de vientos. Funcionó relativamente bien para ser un trabajo de unas características tan particulares pero lo que aquí nos interesa es que llamó la atención de Co de Kloet, productor y compositor holandés que enseguida se interesó en llevar ese trabajo un paso más allá y trasladarlo a los escenarios con una orquesta completa. Pero no se trataba de una orquesta convencional sino de la Metropole Orkest, una formación nacida en la radiotelevisión pública de los Países Bajos que está más enfocada al jazz, el rock o el pop que a la música clásica. Hace mucho tiempo aparecieron en el blog por su participación en un disco de Robert Fripp pero sus colaboraciones van desde Elle Fitzgerald o Al Jarreau hasta Robbie Williams, pasando por Todd Rundgren, Elvis Costello, Tori Amos o el propio Brian Eno. En realidad, de Kloet conocía a Bozzio desde su etapa con Zappa. Fue en 1977 cuando de camino a una entrevista con Frank, de Kloet coincidió en un ascensor con Patrick O'Hearn y con el batería. Cuando luego se lo comentó a Zappa, este le dijo: “no pienses que por ser guapito no sabe tocar”. ¡Y vaya si sabía!
Los conciertos holandeses de “Chamber Works” con orquesta fueron un éxito y la radio pública del país decidió emitirlos en su programación, por una parte y grabarlos para su publicación en CD por otra. El resultado es el que queremos comentar hoy aquí. El disco consta de dos obras y en la grabación participa la Metropole Orkestr dirigida por Dirk Bakker y el propio Terry Bozzio a la batería.
FIVE MOVEMENTS FOR DRUM SET AND ORCHESTRA
“Temenos” - Comienza la pieza con un tono tribal que recuerda en cierto modo a la banda sonora que Antón García Abril compuso para la serie “El Hombre y la Tierra”. Las percusiones tienen su respuesta fundamentalmente en los metales que intervienen con gran robustez en un inicio soberbio. La energía que desprende la percusión se desata en la segunda mitad del movimiento en la que la batería dirige un frenesí sonoro arrebatador.
“Hypnotic” - El segundo movimiento concede mayor importancia a las cuerdas y los vientos en el comienzo quedando la batería marcando un ritmo constante en segundo plano. Son las maderas ahora las que llevan la melodía central con el apoyo de los violines creando una tensión que amenaza con explotar en cualquier momento. Sin embargo se contiene durante varios minutos en los que nos dejamos llevar por las marimbas hasta la siguiente sección, con aire a banda sonora de telefilme de los ochenta. Dejamos atrás un pequeño interludio y entramos en el segmento final en el que entra la que podríamos considerar melodía principal de la pieza con ritmos de influencia africana.
“Untitled” - El tercer movimiento es nuestro favorito de la obra. A partir de un ritmo continuo, similar al del anterior pero con mayor presencia, se despliega un tema realmente interesante que combina toques orientales con ritmos de metalófonos y una batería abrumadora. La aportación puntual del piano en algunos momentos es muy acertada y mezcla a la perfección con el aire minimalista de los vientos, entregados a la causa rítmica, especialmente el clarinete que ejecuta una línea de bajo omnipresente. Un verdadero disfrute en toda la extensión de la pieza.
“Moguli” - En el siguiente corte cambia el tono hacia ambientes más oscuros con cierto tono épico. En el aspecto rítmico es una pieza más variada que las anteriores, con cambios continuos y combinaciones vertiginosas. Magnífico trabajo de la orquesta en todas sus secciones, definidas con gran nitidez en todo momento.
“Ibo” - El movimiento final de la obra comienza con un fantástico solo de batería. El único momento de toda la pieza en el que Bozzio se reserva un papel principal. El tramo medio tiene un tono festivo, como de carnaval brasileño o mardi gras en Nueva Orleans con predominio de la percusión y el final es un continuo in crescendo en el que Bozzio destapa el tarro de las esencias para concluir en alto.
OPUS ONE: SELF PORTRAIT WITH SCAR
“Opus 1” - La obra que completa el programa es una exhibición de facultades por parte del batería desde el comienzo. Sin embargo, no se centra en la percusión ya que la sección central es prácticamente un solo de clarinete de tintes jazzísticos al que se suman poco a poco el resto de instrumentos, especialmente los metales y el resto de los vientos. En la parte final las cuerdas ejecutan un ostinato muy tenso que prepara el terreno para la gran conclusión que viene precedida de un bonito solo de saxo soprano. Tras él, un cierre muy “gershwiniano” que pone el punto y final al disco.
No cabe duda de que un trabajo escrito para batería y orquesta no es lo más convencional del mundo pero el resultado es espectacular y está muy lejos de lo que nos podíamos temer cuando hablamos de un virtuoso del instrumento. Aquí no hay exhibiciones vacías por el mero placer de exhibirse sino música muy coherente en la que la batería (y, por extensión, toda la percusión) está al servicio de la obra y no interfiere lo más mínimo en su desarrollo. Al contrario, lo enriquece notablemente. En todo caso, estamos ante un formato muy diferente a lo que solemos encontrarnos y sólo por eso merece la pena darle una escucha.
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