martes, 23 de abril de 2019

Jeroen Van Veen - Preisner Piano Music (2018)



El pianista holandés Jeroen Van Veen continúa con su labor de incorporar a compositores actuales al catálogo del sello Brilliant Classics a través de sus interpretaciones de obras para piano. Ese trabajo que empezó años atrás con varios extensos volúmenes dedicados a autores minimalistas se fue ampliando en tiempos más recientes con otros creadores más alejados del núcleo duro del género como Einaudi, Tiersen, Richter, Pärt o Yiruma. Dentro de esa apertura entraría el disco que hoy traemos al blog en el que que Van Veen se sumerge en la obra para piano del polaco Zbigniew Preisner.

Desde el comienzo de su carrera, la música de Preisner estuvo ligada al cine del director Krzysztof Kieslowski de la mano del que llegó su reconocimiento internacional, especialmente gracias a la trilogía de películas “Azul”, “Blanco” y “Rojo”. Tras el temprano fallecimiento de Kieslowski en 1996, Preisner trabajó con multitud de directores pero nunca alcanzó la relevancia que obtuvo en esa etapa. La producción musical del compositor al margen del cine no ha sido demasiado extensa pero tampoco es desdeñable aunque en su gran mayoría se ha centrado en piezas orquestales, a veces con la participación de cantantes solistas como la antigua vocalista de Madredeus, Teresa Salgueiro, o Lisa Gerrard. Como curiosidad, en los últimos años Preisner ha tenido una interesante asociación con el guitarrista de Pink Floyd, David Gilmour, encargándose de los arreglos orquestales de sus dos últimos discos de estudio así como de sus conciertos.

El disco de Van Veen se titula “Piano Music” aunque no recopila estrictamente la obra para piano de Preisner ya que para ello, en la fecha en la que se publicó, sobraría uno de los discos. El compositor polaco sólo escribió un puñado de obras para piano que aparecieron recopiladas en el disco “Ten Easy Pieces for Piano” en 1999 por lo que Van Veen, además de dedicarle a esa obra el primero de los dos discos del trabajo, lo completa con un segundo CD en el que interpreta arreglos para piano de algunos fragmentos de las bandas sonoras más conocidas de Preisner. Hace apenas un mes apareció “Twilight”, el segundo disco de piano escrito por el autor polaco pero lógicamente, ninguna de esas piezas tiene cabida aquí ya que el trabajo de Van Veen fue grabado a finales de 2017 y se publicó en 2018.



El primero de los dos discos recoge la obra “10 Easy Pieces for Piano” que Preisner publicó en 1999 con Leszek Mozdzer como intéprete. Lo abre “To See More”, una alegre y dinámica pieza que cuenta, además, con una muy inspirada melodía que nos recuerda mucho el estilo cercano al folk del George Winston de los años ochenta. Continúa con “The Art of Flying”, igualmente dinámica aunque con un carácter algo más serio. Curiosamente sigue teniendo similitudes con muchas piezas de pianistas que en su día fueron circunscritos al campo de la “new age” como Michael Jones o Ira Stein. El siguiente corte es “A Good Morning Melody”, una composición mucho más pausada y meditativa en la que la melodía va surgiendo lentamente de forma que casi ni nos damos cuenta. Es una pieza bellísima, probablemente de las más bellas del álbum.


 


“Meditation” continúa en una línea similar, quizá con un punto extra de melancolía y un tono ligeramente más clasicista que las composiciones anteriores. “Talking to Myself” comienza con un tono oscuro que enseguida se intercala con arpegios más brillantes aunque nunca abandona del todo esa sensación inicial. El tema central es triste pero muy bello y recuerda en algún momento a la banda sonora que Preisner compuso para “Azul”. “About Passing” es, probablemente, la pieza más ambiciosa del trabajo con un comienzo casi furioso que desemboca en una melodía maravillosa transcurridos los dos primeros minutos. Una auténtica joya a reivindicar. Tras ella llega “Farewell”, un tema muy melódico con trazas de himno que vuelve a recordarnos a los anteriormente citados Winston o Jones. “A Tune A Day” es un tango (ritmo muy habitual en la obra de Preisner) vivaz y juguetón sin demasiadas pretensiones que nos lleva a la pieza más larga de todo el trabajo: “Greetings from Pamalican”. Es un corte que casi podríamos calificar de ambiental, especialmente en sus primeros minutos. A partir de ahí comienza a evolucionar aunque siempre teniendo presentes las pinceladas melódicas de su introducción. El tema central podría pasar por una variación del tema central de “Merry Christmas Mr.Lawrence” de  Ryuichi Sakamoto aunque más adelante la composición deriva por derroteros muy diferentes. Cerrando el disco tenemos “A Good Night Melody”, una versión de la anterior “A Good Morning Melody” en un tono más tranquilo si cabe como correspondería a la despedida del día.

El segundo disco recoge, como dijimos antes, piezas para piano y arreglos de otras orquestales procedentes de diferentes bandas sonoras del autor con amplia presencia de sus trabajos junto con Kieslowski. Comienza con “Marionettes” una pieza correspondiente a “La Double Vie de Veronique” (1991) que es también una de nuestras favoritas de toda la producción de Preisner.


 


De ahí pasamos al tema central de “Aberdeen” (2000), película dirigida por Hans Petter Moland, para seguir con su tema homólogo en el film de Luis Malle, “Damage” (1992), una pieza vibrante y llena de tensión. Tras ellas encontramos una gran selección de composiciones extraídas de películas de Kieslowski: cuatro correspondientes al sexto capítulo de su serie “Dekalog” (1990) y dos más procedentes del noveno, incluyendo la icónica melodía titulada aquí como “Part 3”.


 


Todas ellas son piezas breves, de tono triste y bella factura. Regresamos entonces a “La Double Vie de Veronique” con dos extractos más de la obra antes de llegar otros dos cortes pertenecientes a la banda sonora de “Fairytale: a True Story” (1997), fábula dirigida por el británico Charles Sturridge, destacando el solemne “The Coming of the Queen”. “The Secret Garden” (1993), de la polaca Agnieszka Holland es la última película que aparece aquí ajena a Kieslowski y lo hace con dos cortes, incluyendo el “orientalizado” tema principal de la película. De ahí hasta el final todo son composiciones creadas para la trilogía de los colores (“Bleu”, “Blanc” y “Rouge”), con especial preponderancia del primer volumen, “Bleu” que, con toda probabilidad, es la obra magna de Preisner. Esto puede tener que ver con el propio argumento de la película que habla del fallecimiento de un compositor y de la situación en la que queda su viuda de quien se insinúa que puede ser, en realidad, la autora de buena parte de la obra de este.





Zbigniew Preisner estudió Historia y Filosofía pero no música. Es, por tanto, uno de esos raros casos de compositor autodidacta que han llegado a lo más alto y es probable que esa ausencia de formación reglada tenga que ver con su peculiar estilo a la hora de orquestar sus composiciones, algo que siempre nos llamó la atención desde que escuchamos su banda sonora para “Bleu”. La etapa en la que formó pareja artística con Kieslowski fue una maravilla y estuvo llena de guiños que interconectaban todas sus películas. Ambos eran grandes admiradores de la cultura neerlandesa y decidieron inventarse un compositor olvidado de esa nacionalidad: Van Den Budenmayer, que vivió en el S.XVIII cayendo en el olvido después. Tanto en el “Dekalog” como en “La Double Vie de Veronique” y en la “trilogía de los colores”, el dúo formado por el director y el compositor “rescata” diferentes piezas del músico que pasan a formar parte de las bandas sonoras (incluso en una escena de “Rouge” aparece un retrato del supuesto compositor).

La obra publicada de Preisner tiene bastantes carencias aún. Una veintena de bandas sonoras no han sido publicadas en forma de disco (sólo fragmentos sueltos que han formado parte de algún concierto). Sí lo han sido, afortunadamente, 25 de ellas y, además, existe otra decena larga de discos grabados al margen de la música para el cine y la televisión que ofrecen mucho donde buscar si el lector tiene suficiente curiosidad. Sin ser el piano el instrumento más empleado por el compositor polaco, creemos que este disco no es una mala forma de acercarse a su obra.

Como despedida os dejamos la versión original de "Song for the Unification of Europe". Quizá, la pieza más conocida de Preisner.


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