La guitarra es el
instrumento por excelencia en casi todos los estilos populares de música, desde
el blues hasta el punk pasando por el rock and roll o el pop. La mayoría de las
músicas tradicionales incluyen guitarras o instrumentos de su familia como base
de sus composiciones. Un intérprete de guitarra, en suma, dispone de un
repertorio tan extenso como quiera a la hora de escoger qué piezas quiere
tocar.
Sin embargo, en
el campo de la música clásica, el papel de la guitarra es menor y las obras
escritas para ese instrumento por parte de los más renombrados compositores son
realmente pocas pudiendo aplicarse esto a composiciones de todos los siglos con
muy pocas excepciones. En este contexto llama la atención la existencia de un
cuarteto de guitarra clásica como el Dublin Guitar Quartet y más aún el hecho
de que eviten el repertorio de su instrumento y centren sus interpretaciones en
transcripciones propias de obras de compositores contemporáneos.
El cuarteto se
formó en el Conservatorio de Dublín en 2001 siendo sus primeros integrantes
Brian Bolger y Patrick Brunnock (quienes aún forman parte del grupo), David
Flynn y Redmond O’Toole. Los cambios han sido constantes en la formación y
ahora el puesto de los dos últimos integrantes citados lo ocupan Tomas O’Durcain
y David Creevy. Desde el comienzo tenían muy claro lo que buscaban y no
tardaron en comenzar a trabajar en obras de Philip Glass, Arvo Pärt o Kevin
Volans. Hoy han añadido a su repertorio piezas de Ligeti, Sofía Gubaidulina,
Michael Nyman e incluso de algún grupo rock instrumental como los irlandeses
The Redneck Manifesto.
Sus arreglos de
música de Glass llegaron a oídos del compositor quien llegó a tocar con ellos
en 2008 en una serie de actuaciones en Irlanda. Quizá fuera entonces cuando se
empezó a gestar un disco como el que hoy comentamos. En aquel momento, el
Dublin Guitar Quartet había incorporado a sus actuaciones habituales dos
cuartetos de cuerda del músico norteamericano, los conocidos como “Company” (el
número 2) y “Mishima” (el número 3). A partir de 2011 comenzaron a trabajar en
el cuarto y el quinto completando así los cuatro cuartetos que en su momento
integraron la grabación de referencia que hizo el Kronos Quartet de esa parte
de la obra de Glass. “escribir arreglos para guitarra es un asunto muy
complicado y tienes que saber muy bien lo que haces. Por eso yo nunca lo he
hecho.” Afirma el propio compositor, quien elogia a su vez el trabajo de Flynn
y Bolger con sus cuartetos.
Si hemos de seguir
el criterio de la mayoría de la crítica especializada, tendremos que concluir
que Glass tiene razón ya que el disco del Dublin Guitar Quartet ha cosechado
elogios en un gran número de publicaciones. El CD apareció recientemente y está
publicado por Orange Mountain, el sello del propio compositor. Dado que el propio grupo ofrece la interpretación completa de uno de los cuartetos en su canal de youtube, hemos decidido utilizar ese material para ilustrar la entrada completa.
The Dublin Guitar Quartet |
“String Quartet
No.2 (Company)” – El cuarteto escogido para abrir el disco es el titulado
“Company” que Glass adaptó de una pequeña obra para cuerdas que escribió en
1984 para acompañar una representación teatral de la obra de Samuel Beckett. Se
estructura en cuatro movimientos de breve duración que se adaptan muy bien a la
forma de interpretar de la agrupación irlandesa que, incluso, le da un toque
aflamencado muy peculiar a algunas partes del segundo de ellos. Con todo, nos
parece que el dinamismo propio del cuarto movimiento es el que mejor explota
las propiedades del cuarteto de guitarras que saca todos los matices posibles a
la partitura.
“String Quartet No.5” – Nuestros músicos no siguen el orden cronológico de escritura de los cuartetos en el disco de modo que al segundo le sucede el quinto. Tras un escueto movimiento inicial, pasamos al segundo de narrativa pausada como la mayor parte del cuarteto. No quiere decir esto que la interpretación esté exenta de músculo como apreciamos en los acordes más enérgicos de este mismo segmento o en todo el tercer movimiento, quizá el más inspirado de la obra. El resto del cuarteto sigue por parecidos derroteros haciendo gala de una inspirada adaptación y de una ejecución perfecta.
“String Quartet No.4 (Buczak)” – Llegamos así al que es nuestro cuarteto favorito, el número 4 de la serie. Partiendo de material original y de alguna pieza compuesta como acompañamiento a un ballet, Glass realiza una música fantástica que reúne sus rasgos más reconocibles pero también un lirismo especial que sólo aparece en momentos muy concretos de su producción. Destacamos la inteligencia de los músicos a la hora de adaptar la pieza respetando los momentos más delicados de la misma en los que no es necesaria la participación de las cuatro guitarras ocupando estas inmediatamente su lugar en cuanto se las requiere consiguiendo sonidos realmente fascinantes en determinados instantes como el final del primer movimiento. En el segundo por su parte, nos sumergen en un ambiente casi mágico destacando determinados elementos que en la partitura original pasaban desapercibidos y que forman parte del Glass más ensoñador. El tercer y último movimiento contiene alguna de nuestras melodías favoritas de toda la obra del compositor norteamericano y lo cierto es que los miembros del Dublin Guitar Quartet saben hacerles justicia con una interpretación notable.
“String Quartet No.2 (Mishima)” - Cerrando el disco tenemos una de las obras más interpretadas de su autor. En 1985 el músico escribió la banda sonora de la película “Mishima” en la que se combinaban pasajes electrónicos con otros a cargo del Philip Glass Ensemble y breves fragmentos para cuarteto de cuerda interpretados por el Kronos Quartet. No tardaron en ser reunidos en una obra que ha conocido diferentes adaptaciones. Como no podía ser de otra manera, la del Dublin Guitar Quartet es magnífica (no en vano, fue una de las primeras obras que interpretaban en sus primeros momentos como grupo).
Es sorprendente la versatilidad que alcanzan estas formaciones compuestas por varios guitarristas y cómo consiguen adaptarse a repertorios contemporáneos (pensamos, por ejemplo, en el California Guitar Trio y alguna versión de Arvo Pärt que grabaron en su momento). La obra de Glass es muy dada a sonar en formatos diferentes del original y de hecho sus cuartetos de cuerda han sido adaptados a otros instrumentos como el saxofón (también en versión de cuarteto) o el piano. El cuarteto de guitarras nos parecía una solución arriesgada porque se pierde la variedad tímbrica del original (dos violines, viola y violonchelo) que tiene fácil equivalencia con la familia completa de saxofones (soprano, alto, tenor y barítono). Sin embargo, y como sucedía también en otras recreaciones de música de Glass a la guitarra que han pasado por aquí como las “Metamorphosis” a cargo de Neil Campbell y Carlo Bowry, el resultado es magnífico.
Como siempre, aquellos interesados en hacerse con una copia del disco lo tienen a su disposición en el siguiente enlace:
amazon.com
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