sábado, 8 de abril de 2017

Depeche Mode - Spirit (2017)



Después de varios discos en los que nos parecía que Depeche Mode habían entrado en un declive, quizá irreversible, la noticia de la publicación de un nuevo trabajo de estudio de la banda nos dejó fríos. La noticia de que el productor del mismo iba a ser James Ford en lugar de Ben Hillier podía parecer esperanzadora pero no lo suficiente como para animarnos y conseguir que estuviéramos más pendientes del nuevo disco. Tanto es así, que nos dimos de bruces con el primer single del mismo, de forma inesperada a través de las recomendaciones de youtube. La audición del mismo fue de lo más decepcionante. Ya fuera por la desgana con que la afrontamos o por las escasas expectativas que teníamos, lo cierto es que ni siquiera dejamos que la canción terminase antes de darle al “stop”.

“Where's the Revolution” nos sonó tan convencional, tan parecida a tantas canciones de la propia banda de los últimos años que nos olvidamos de ella casi de inmediato y nuestro interés por el trabajo completo desapareció. Ya con el disco publicado y en uno de esos ratos muertos en los que sabes que no te va a dar tiempo de hacer algo que tienes pendiente pero, aún así, tienes algo de tiempo para rellenar, nos dio por poner de fondo algunos cortes del disco casi como puro muzak, por si acaso nos estuviéramos perdiendo algo.

Será cosa de estados de ánimo o por cualquier otro motivo que se nos escapa pero el caso es que en esa escucha distraída algo nos llamó la atención y decidimos darle una audición algo más atenta y en profundidad al disco. Y aquí estamos, dispuestos a comentar un disco que ni siquiera pensábamos escuchar completo en su momento.

Como comentamos antes, el grupo buscaba un cambio en su sonido y por ello dejaron de contar con Ben Hillier como productor tras tres discos trabajando juntos. El primero de ellos supuso una cierta revitalización del sonido de Depeche Mode que volvieron a alcanzar un nivel cercano al de sus mejores momentos en canciones determinadas. Sin embargo, los dos siguientes trabajos con Hillier bajaron mucho el listón lo que hizo que la banda buscase savia nueva y la encontró en James Ford, miembro de Simian Mobile Disco y The Last Shadow Puppets además de productor de un buen número de artistas emergentes en los últimos años. Su presencia despertó algunas dudas porque no es lo mismo producir a los Artic Monkeys, con todos los respetos, que a una banda de la historia y trayectoria de Depeche Mode. Escuchando el resultado, creemos que todas las dudas quedan despejadas. La relación de fuerzas en la banda seguía siendo la habitual con Martin Gore como compositor principal y Dave Gahan aportando alguna canción, invirtiéndose los papeles a la hora de cantar. Otra novedad la encontramos en los textos, más combativos de lo habitual en el terreno político en muchas de las canciones.



“Going Backwards” - Lo cierto es que el disco comienza muy bien, con un aire entre fronterizo y decadente, marcado por una percusión continua y un piano que ejecuta unos acordes que le dan al tema un tono de banda sonora muy apropiado, por ejemplo, para la primera temporada de “True Detective”. La parte vocal de Gahan no se sale de lo habitual en él, especialmente en los últimos discos de Depeche Mode pero los coros de Martin Gore nos transportan a los mejores momentos del grupo, recordando mucho a los de discos como “Violator”. Por todo ello canción es una de nuestras favoritas, no sólo del disco sino de los últimos años de la banda.




“Where's the Revolution” - El siguiente tema nos recibe con sutiles toques electrónicos más pulidos que los de trabajos anteriores aunque enseguida se “ensucian” al llegar el estribillo con esos sonidos turbios hacia los que giró la banda en los últimos años. Es esa continuidad sin llegar a ninguna parte la que nos decepcionó en la primera escucha de una canción que ha ido ganando en sucesivas audiciones del disco. No llega a ser un clásico pero no está mal del todo.




“The Worst Crime” - El siguiente tema es una balada crepuscular que empieza muy bien con un delicado arreglo de guitarra apenas acompañada de unos teclados nada intrusivos. Gahan la interpreta con convicción con esa voz que año a año se le va rompiendo y que terminará por convertirle en un cantante muy diferente al que era antes en poco tiempo. Una buena canción, con todo.

“Scum” - Algo más afilado es el siguiente corte, con ritmos electrónicos muy incisivos, voces procesadas y una agresividad muy bien lograda. La producción es brillante en algunos momentos y nos acerca a los Depeche Mode de antaño aunque falta algo de gancho en la composición. Sin embargo, como amantes de los sonidos electrónicos que somos, encontramos muchos motivos para el disfrute en esta pieza.

“You Move” - Más aún encontramos en la siguiente, llena de guiños a Kraftwerk que comienzan en la linea de bajo del tema, se prolongan por la que acompaña al estribillo y se hacen evidentes en el “riff” principal. Desde el primer momento fue la canción que más nos sorprendió de todo el disco y sigue siendo nuestra preferida tras varias escuchas.




“Cover Me” - Nueva balada de buena factura en la que los teclados sustituyen a la guitarra a la hora de aportar el toque melancólico en la primera parte. En la segunda escuchamos algunos ritmos sintéticos que vienen muy bien para resaltar lo que no es más que la repetición de las melodías anteriores. De nuevo es la producción uno de los puntos fuertes de un tema que encontramos muy inspirado. La larga coda final basada en una secuencia electrónica de corte clásico es extraordinaria y cierra el tema en lo más alto.

“Eternal” - Llegamos a una clásica balada de las que Martin Gore suele reservarse en los discos para llevar la voz cantante. El texto es emotivo como casi siempre en estos casos y los arreglos electrónicos llegan a ser agobiantes por la continua adición de capas de sintetizadores analógicos en bruto pero funcionan bien.

“Poison Heart” - Mucho menos nos gusta el siguiente corte escrito por Gahan y que se desmarca por completo del estilo del disco hasta este momento. Es una canción sin demasiada trascendencia que remonta algo en el estribillo pero que termina por quedar algo desdibujada.

“So Much Love” - El rápido ritmo inicial nos arrastra desde el comienzo y no nos suelta ya en toda la pieza. Es un tema que sigue la linea de los últimos trabajos de la banda y que, por ello, nos resulta muy prescindible. No es que sea un mal tema (tampoco es ninguna maravilla) pero aporta muy poco en cualquier sentido. Seguro que es de las canciones que funciona bien en directo pero carece por completo de magia, en nuestra opinión.

“Poorman” - Retornamos a la senda más electrónica con una pieza introducida por una interesante secuencia en la linea de los mejores discos de la banda. Luego la cosa cambia con la adición de otro tipo de efectos (guitarras principalmente) y un tono de blues electrónico combativo en linea con la letra, muy política y crítica contra los crecientes beneficios de las grandes empresas que crecen paralelos al empobrecimiento de la población.

“No More (This is the Last Time)” - Seguimos con una canción que diríamos que se mantiene en la media de un trabajo que a estas alturas empieza a perder algo de fuelle. Los arreglos tienen un toque “ochentero” que aporta algo de frescura al tema pero no es suficiente.

“Fail” - Volvemos a escuchar a Martin Gore como cantante en un tema bastante convencional con el que se cierra el disco. Es un tiempo medio de los que abundan en la discografía del grupo. Los arreglos, especialmente los de percusión nos resultan algo discordantes con el resto de la canción pero a pesar de todo tiene algún buen momento.

Hace unos años, un nuevo disco de Depeche Mode era todo un acontecimiento. Hoy, como ocurre con la mayoría de artistas con contadas excepciones, pasa casi desapercibido. Sin estar, en general, a la altura de sus grandes clásicos, creemos que puede ser su mejor disco en un par de décadas, algo que no es poca cosa a estas alturas, tras unos últimos trabajos en linea descendente. El cambio de productor ha sido muy beneficioso para el sonido de la banda y eso siempre es importante en grupos en los que la electrónica tiene un peso fundamental a la hora de construir una identidad propia. Veremos qué ocurre a partir de ahora pero creemos que hay motivos para no perder del todo la fe en  los de Basildon.

Como está de moda últimamente, la banda estrenó su disco con un concierto en Berlín del que os dejamos un extracto.


 

1 comentario:

  1. Guardaba la esperanza de que el nuevo disco de Depeche Mode apareciera por aquí, precisamente por el carácter reivindicativo que tiene el blog.

    Spirit no me parece su mejor disco en dos décadas, ni siquiera su mejor disco del siglo XXI como he leído en otros blogs. Creo que Playing The Angel, con esa primera mitad tan espectacular, no ha sido superado desde entonces. Pero sí que es un álbum con mucha más fuerza que Sounds Of The Universe o Delta Machine, y con un sonido muchísimo más "afilado" como bien indicas.

    Al principio también tuve la misma sensación que describes. Después de escuchar el single, y sin llegarme a parecer malo, el disco perdió interés para mí. Where´s The Revolution podría ser single de cualquiera de los discos con Ben Hillier, o incluso podría ser un tema más de esos discos. Vaya por delante que "sonar a la etapa de Ben Hillier" no es sinónimo de "malo" ni mucho menos, pues con este hombre también han producido buenos temas. Lo que ocurre es son muchos años sonando casi igual. Había ganas de algo distinto, y si te anuncian un cambio de productor, te esperas otra cosa. La primera vez que afronté el disco también lo hice a modo "de fondo", con las espectativas por los suelos. Pero ya desde el primer corte sensacional, y pasando por los temas más electrónicos (que paradójicamente son los más complicados a la hora de entrar en el oído, por su carácter ruidista y poco melódico), me invitaron a darle una escucha mucho más atenta.

    Depeche Mode en Spirit crean posiblemente su disco más electrónico en mucho tiempo pero no por ello es un disco asumible en las primeras escuchas. Te deja desconcertado, y diría que es una de sus obras más complicadas.

    Aunque considero, como la mayoría, que su etapa dorada va desde el 86 hasta el 93, no hago ascos a su última etapa. IMHO, el conjunto de estos trabajos me parece superior al de discos como Construction Time Again o Some Great Reward, aunque adolezcan de temas con esa chispa gloriosa de un Everything Counts o un Master And Servant.

    Me alegra leer una crítica que comparta mi perspectiva casi punto por punto: ni tan excesivamente entusiasta, ni tan abnegadamente negativa ;)

    Saludos!
    David.

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