Queremos volver la vista atrás hoy hasta el año 2001, en pleno apogeo de las llamadas “nuevas músicas” en nuestro país para regresar al que, en nuestra opinión, es uno de los mejores discos del género producidos en España. Se trata del tercer trabajo de Alboka, trío vasco que combinó como nadie en este CD lo mejor del folclore de Euskadi con influencias irlandesas (esto tiene truco como veremos más adelante) pero también centroeuropeas y de músicas contemporáneas.
El nucleo de Alboka son el acordeonista Joxan Goikoetxea y el “albokari” irlandés, Alan Griffin. La banda ha tenido muchos otros integrantes y en el momento de la grabación de “Lorius”, que es el disco del que hablamos aquí hoy, el tercer miembro del grupo era el violinista Juan Arriola. Goikoetxea tenía una extensa trayectoria como intérprete y como compositor con varios discos publicados en solitario y, especialmente, en compañía de Juan Mari Beltrán. Su repertorio incluía folclore vasco pero también música académica (no en vano una de sus primeras grabaciones fue nada menos que su versión de “Libertango” de Astor Piazzolla). En la época con Juan Mari Beltrán comienza a colaborar con Suso Sáiz, el productor con mayúsculas de las nuevas músicas en España, quien también participará en este “Lorius”. Entramos ahora en el largo apartado de colaboraciones del disco que incluyen una verdadera constelación de estrellas del género en aquellos años. Aparte del acordeón de Joxean, Griffin toca la alboka, las flautas, el clarinete y diversos instrumentos de viento más. Juan Arriola, como dijimos antes, toca el violín y a ellos se suman Fiachra Mac Gabhann (bouzouki, guitarra y mandola), Peter Maund (percusiones), J.A. Martín Zarco (guitarra, mandolina y bouzouki), Tino di Geraldo (percusiones) o el citado Juan Mari Beltrán, quien aparece en un par de temas, entre otros. En el apartado de voces invitadas destacan la cantante húngara Marta Sebestyen y el folclorista Eliseo Parra.
Comienza el disco con “Txinparta”. La mayor parte de la música del disco es tradicional pero hay varias piezas compuestas por los miembros del grupo. Es el caso de esta pieza de Juan Arriola, de gran sabor irlandés, probablemente debido a la instrumentación que mezcla violines y acordeón con una sección rítmica formada por bouzouki y percusiones como la darbuka. Si bien, ninguno de los dos instrumentos es de origen celta, ambos han sido ampliamente utilizados por músicos de esa tradición en las últimas décadas. “Ezpata-Dantzak” es una sucesión de danzas tradicionales en las que a la instrumentación del tema anterior se suma la alboka y también la txalaparta. Ritmos vivos y virtuosismo instrumental para regalarnos un gran momento. La siguiente canción, “Oihaneko Zuhainetan”, es una joya en la que escuchamos la extraordinaria voz de Marta Sebestyen cantando en euskera (como hace en todas sus intervenciones en el disco). Los arreglos, son principalmente electrónicos y de corte ambiental para interferir lo menos posible en la interpretación de la cantante magiar. Precioso el solo final de Juan Mari Beltrán a la txanbela, especie de dulzaina típica del folclore vasco. Continuando con la presentación de instrumentos típicos de euskadi, encontramos en “Lakarra” la txirula, especie flauta de tres agujeros de registro muy agudo. Interpreta Christophe Juste con acompañamiento de acordeón y percusiones principalmente, una danza tradicional del Pirineo Navarro. Llegamos así a “Toberak”, canción de bodas tradicional de Gipuzkoa interpretada a dos voces por Eliseo Parra también en euskera en un comienzo estremecedor. Cuando aparece el acompañamiento instrumental lo hace replicando la melodía vocal con gran acierto. Una preciosa canción que está entre nuestras favoritas del disco.
Tras ella, “Hiru Piztiak”, la primera composición de Alan Griffin que es también uno de los grandes momentos del trabajo. Se juntan tres piezas diferentes cantadas por Xabi San Sebastián con un ritmo arrollador marcado principalmente por el acordeón y la percusión y con un magnífico acompañamiento de flauta. La parte final a dúo entre el acordeón y la guimbarda es una maravilla.
Con “Luma Txurikoa Naiz” escuchamos un precioso dúo entre Marta y Xabi con ayuda del resto a los coros que mantiene el altísimo nivel de este segmento del disco en el que una gran canción sucede a otra. Imposible no enamorarse del folclore vasco al escuchar cosas como esta. “Hi, Zelta!” es una composición de Alan Griffin y Joxan Goikoetxea sobre la que bromean en las notas del disco comentando que era una danza normal hasta que entra el toque heavy metal del acordeón de Joxan. Lo cierto es que no andan desencaminados porque el efecto conseguido con el instrumento es brutal. En todo caso, el trabajo de Alan a la Alboka y de Juan Arriola al violín es igualmente excepcional. Regresamos a esa combinación mágica entre ambientes electrónicos y la voz de Marta Sebestyen, esta vez con el emocionante fondo que marca un latido de corazón.
Tras “Ez Da Munduan” viene “Lau Mazurka”, nueva pieza de Alan Griffin que, en realidad son cuatro mazurcas originales del músico. Alan es el protagonista principal de todas ellas alternando flauta travesera, whistle irlandés, alboka y clarinete con acompañamiento de acordeón (principalmente) y violín (más en segundo plano). Entramos ahora en un tramo lleno de piezas tradicionales que comienza con “Urnietako Doinua”, danza tradicional que aquí escuchamos en una lenta versión de clarinete, mandolina y acordeón muy particular que los propios intérpretes califican de “versión libre”. Sigue “Santulari” combinando dos canciones tradicionales interpretadas a modo de set por Xabi y Eliseo Parra envueltos en un ritmo saltarín muy alegre. Toca contener la respiración escuchando “Plañitzen Niz”, interpretación a capela de Marta Sebestyen de un lamento tradicional por el amor no correspondido. El registro fue grabado en vivo, sin trampa ni cartón, en el festival zaragozano “Strictly Mundial” de 2000. Cierra el segmento “Uztarrozko Soka Dantza”, auténtica delicadeza de origen navarro que suena aquí en una magnífica versión y en la que las influencias de la música medieval europea son evidentes.
Ya en la parte final del disco escuchamos “Jauntxoa”, última composición propia de Alan Griffin en el CD que tiene como curiosidad ser una pieza de clara inspiración vasca (“un fandango al estilo del Valle de Arratia” se indica en las notas) pero interpretada por dos músicos británicos: el propio Alan y Peter Maund a la percusión. Continuamos con “Trapatan” nueva danza tradicional que, por algún motivo, siempre nos viene a la cabeza cuando escuchamos la célebre intro de la serie “Juego de Tronos”. En la primera parte disfrutamos de nuevo de la voz de Marta Sebestyen (que repite más adelante) antes de dar el relevo a Eliseo Parra, ambos cantando sin letra. Cierra el disco una especie de homenaje a los gitanos vascos con una suite en tres partes dedicada a los Etxeberría, el apellido más abundante entre los miembros de esa etnia en Euskadi. Se juntan una introducción de aire inequívocamente flamenco en la que destaca la guitarra de David Escudero. Continúa con un fandango con la extraordinaria percusión de Tino di Geraldo y se cierra con un “arín-arín” también aflamencado en el que es Joxan con su acordeón el protagonista con la estimable colaboración de las flautas de Alan Griffin. ¿Se cierra? No debemos precipitarnos a retirar el disco del reproductor porque tras unos segundos de silencio, el grupo nos obsequia con una última intervención de Marta cantando a capela.
“Lorius” significa “feliz”, “dichoso” y aparece en un momento de la letra de “Oihaneko Zuhainetan”. Es una expresión que refleja perfectamente el sentimiento que nos provoca este disco cada vez que lo escuchamos. Ya comentamos al comienzo que se trata, en nuestra opinión, de uno de los grandes trabajos grabados en España dentro de las músicas tradicionales con un enfoque moderno. Si aún no lo habéis escuchado , aún no es tarde.
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