martes, 13 de noviembre de 2018

David Bowie - Hunky Dory (1971)



La discografía de David Bowie es tan extensa y variada que en el blog la estamos afrontando de un modo un tanto caótico en cuanto al orden y concentrada en pequeñas píldoras. Hoy vamos a retroceder hasta el que probablemente fuera su primer gran disco tomado en conjunto. No podemos negar que “Space Oddity” o “The Man Who Sold the World” contenían algunas canciones que hoy todavía siguen destacando dentro de la obra del cantante británico pero “Hunky Dory” era un trabajo mucho más completo y lo era por muchas razones.

Había una cierta sensación de que la carrera de Bowie no terminaba de despegar e incluso el propio artista empezaba a albergar algunas dudas al respecto. Su “rival” Marc Bolan comenzaba a triunfar a lo grande en un estilo muy similar al suyo y, además, fue la apuesta de Tony Visconti, productor de los primeros discos de ambos quien decidió en 1971 centrarse en la carrera del lider de T.Rex renunciando a otras producciones. Bowie se encontraba así sin productor y sin discográfica pero tenía un plan que sería puesto en marcha cuando firmó por RCA tras escuchar estos una serie de maquetas. Se dice que el músico británico ya tenía preparado el personaje de Ziggy Stardust antes incluso de grabar el disco inmediatamente anterior a ese pero que quería ir poco a poco y lanzar primero un album como “Hunky Dory” que iba a suponer, ahora que está tan de moda la palabreja, una especie de “reboot” de su carrera. Ciertamente, había un retorno a un sonido acústico más propio de su primer disco que del que siguió a aquel. Al margen de eso, las novedades iban a ser importantes. Antes de grabar el disco, Bowie viajó a los Estados Unidos y allí conoció a Andy Warhol y se empapó de las tendencias que triunfaban al otro lado del charco. Además, y pese a no saber tocarlo con demasiada destreza en aquel entonces, compuso casi todo el disco al piano, algo que se tomó como una motivación extra y que dio grandes resultados. A la vuelta de sus pequeñas vacaciones americanas hizo una pequeña aparición en televisión acompañando a Peter Noone al piano en una interpretación de “Oh! You Pretty Things”, canción escrita por Bowie para “Hunky Dory” aunque fuera grabado antes por Noone. Tras eso, el cantante dio un pequeño concierto en la BBC con la que sería ya su nueva banda poco antes de convertirse en una de las grandes atracciones en el festival de Glastonbury de aquel año.

Con varias de las canciones ya rodadas, Bowie y su banda pasaron el verano de 1971 grabando el que, para muchos (entre los que nos incluimos) es uno de sus cuatro o cinco mejores trabajos. Los músicos participantes, que más tarde se convertirían en los famosos “Spiders from Mars”, eran: Mick Ronson (guitarra, coros y Mellotron), Trevor Bolder (bajo y trompeta) y Mick Woodmansey (batería). Bowie por su parte cantaba, tocaba la guitarra, el saxo y, ocasionalmente, el piano. No conviene abusar de un instrumento que no dominas cuando cuantas con un músico invitado como el teclista Rick Wakeman. El que luego se convertiría en una de las grandes leyendas de los teclados dentro del floreciente rock progresivo, comenzaba por entonces su carrera como músico de sesiones y seguramente habría formado parte de la banda de Bowie durante un tiempo de no haber mediado una llamada de Chris Squire para reclutarle como nuevo teclista de Yes. Pese a ello, Wakeman recuerda su colaboración con Bowie con mucho cariño. El cantante le invitó a su casa y allí le presentó lo que aún era un esbozo de varias de las composiciones que formarían parte de “Hunky Dory” y que fueron, en palabras de Rick “la mejor colección de canciones que había oído en su vida en una sóla tarde”.

David Bowie con su "look" Greta Garbo


“Changes” - Pocas cosas se pueden decir de una de las canciones más memorables de un artista de la talla de Bowie. Unos inconfundibles acordes de piano que introducen una estrofa adornada con unas cuerdas que tenían aire de telecomedia para dar paso al sincopado estribillo en el que Bowie no termina de arrancar. Ch-ch-ch-ch-changes... repetía una y otra vez en un tema inmortal desde el inicio hasta la curiosa coda de saxo a cargo del propio Bowie.




“Oh! You Pretty Things” - De nuevo el piano de Wakeman sirve como introducción a un tema que ya fue un éxito en la voz de Peter Noone antes de aparecer en “Hunky Dory”, como mencionamos antes. El arreglo es sencillo en el comienzo. Bowie y el despeinado piano de Wakeman van desgranando una aparentemente fácil melodía hasta que un cambio de ritmo da paso a una especie de marcha festiva a la que solo le falta la tuba marcando los tiempos. Una canción espléndida se mire por donde se mire y que bien podría haber estado inspirada en los cómics del recientemente fallecido Stan Lee, especialmente en los protagonizados por los X-Men y el resto de mutantes de Marvel, habitualmente conocidos como “Homo Superior”. El término acuñado por Nietzsche es empleado por el propio Bowie en la canción. No sorprende que una de las mejores series sobre mutantes de la televisión actual, “Legion”, incluyese una versión del tema a cargo de la cantante Laura Hannigan.

“Eight Line Poem” - Continuamos con una pieza que tiene mucho que ver con el tiempo que Bowie pasó en Estados Unidos previo a la grabación. Sin ser un tema memorable, sí que tiene una gran influencia de la música de aquel país.

“Life on Mars?” - Se cuenta que Bowie tuvo la posibilidad de grabar una versión de “Comme d'Habitude” con texto en inglés pero que por algún motivo fue Paul Anka el encargado de hacerlo dando lugar así a la inmortal “My Way”. Esta canción sería la respuesta de David, quien partiría de un par de acordes del clásico de la “chanson” para conseguir una de sus canciones más celebradas. Inolvidable también el piano de Rick Wakeman, solemne y evocador y que forma parte indisoluble de la canción para siempre.




“Kooks” - En el momento de la grabación, Bowie acababa de ver nacer a Duncan Jones (Zowie), su primer hijo. Esta canción, dedicada al bebé era también un homenaje a Neil Young, que podría pasar por autor de la misma sin problemas.

“Quicksand” - Cerrando la “cara a” del trabajo estaba esta extraña canción en la que Bowie se acompaña de diversas guitarras en su mayor parte aunque más adelante escuchamos también piano, cuerdas y, finalmente a la banda al completo. Al margen de algunos coros de aire “beatle” y de la crítica letra con referencias de todo tipo, incluyendo al célebre ocultista Aleister Crowley, no hay mucho más que merezca la pena destacar.

“Fill Your Heart” - El cantante adopta aquí un tono casi humorístico en su interpretación que casa bien con el aire de comedia de la pieza, reforzado por el saxo y el uso de unas cuerdas que no siempre quedan bien en este tipo de composiciones pero que, sin embargo, aquí salen airosas. El protagonismo de Wakeman al piano es casi absoluto pese a su contención, especialmente si tenemos en cuenta su trayectoria posterior. Es la única canción del disco que no está compuesta por Bowie sino por Biff Rose, en palabras del propio Wakeman, “uno de los heroes vocales de Bowie”.

“Andy Warhol” - El artista norteamericano se llevó la dedicatoria de una canción muy particular. El comienzo es particularmente arriesgado, con una curiosa melodía de sintetizador que da paso a un tema guitarrero presidido por un afortunado “riff” que, sin ser especialmente complejo, resulta muy atractivo.

“Song for Bob Dylan” - “Escucha, Robert Zimmerman, te he escrito una canción”. Hoy quizá no lo parezca tanto habida cuenta la dimensión artística que alcanzó Bowie en su carrera pero en 1971, parecía algo atrevido dirigirse así a Bob Dylan, y más aún imitando, cuando no parodiando, el estilo del cantautor norteamericano. Con todo, es una de las canciones destacadas del disco.

“Queen Bitch” - Otra de las influencias que se trajo David Bowie de sus vacaciones americanas fue la de la Velvet Underground. Esta canción es un indisimulado homenaje a la banda de Lou Reed con quién poco después el propio Bowie colaboraría en varias ocasiones.

“The Bewlay Brothers” - Todos los artistas tienen canciones que por un motivo u otro terminan pasando desapercibidas y hasta olvidadas. Dentro de ese grupo de temas, a veces se encuentran canciones excelentes que merecerían una revisión más a menudo. En nuestra opinión, este es uno de esos casos. Una canción críptica en muchos momentos pero con unos arreglos interesantísimos incluyendo unas fantasmales cuerdas de Mellotron que le dan un aire irreal a toda la pieza. A nuestro juicio, una forma inmejorable de terminar el disco.




Nos llama la atención la disposición de las composiciones en “Hunky Dory”. La primera cara del disco es sencillamente magistral con varias canciones que se pueden calificar sin rubor de obras maestras. La segunda, en cambio, está llena de homenajes: Biff Rose, Warhol, Dylan, Lou Reed... incluso muchos ven en la que cierra el disco una referencia al hermano de Bowie que se suicidó mientras estaba recluido en un hospital psiquiátrico. Esta forma de dividir los discos de forma temática iba a repetirse en el futuro, especialmente en los dos primeros trabajos de la llamada “trilogía de Berlín” y revela un especial gusto por el detalle de su autor de quien seguiremos hablando en la próxima entrada con otro de sus discos fundamentales. De momento, disfrutemos de “Hunky Dory” como lo que es: una de las obras cumbre de un músico tremendo como fue David Bowie.

Como despedida, os dejamos con uno de los grandes temas del disco en directo en la BBC.


 

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