“Tanto Bach como Philip Glass repiten material. A menudo he visto que es en esta repetición cuando la música se expresa de una forma más clara. Unas veces esa claridad la encuentra el oyente, obligado a prestar más atención a cada ciclo de repeticiones. Otras veces procede del intérprete que adopta diferentes enfoques a la hora de ejecutar de nuevo un material que ha tocado poco antes. A menudo, viene del más leve matiz introducido por el compositor en forma de cambios en la armonía o en la orquestación.”
Así presenta la pianista Simone Dinnerstein la grabación que hoy presentamos: un programa en el que combina un concierto de J.S.Bach con el estreno del Concierto para piano nº3 de Philip Glass, escrito específicamente para ella por el músico estadounidense. El compositor conoció a la pianista en 2016 tras oírla tocar en la entrega del Premio Glenn Gould de 2015 que recayó en el propio Glass. Inmediatamente pensó en ella como la intérprete perfecta para estrenar su nuevo concierto. Pero Dinnerstein no era una desconocida precisamente, aunque su reconocimiento no llegó por la vía habitual. Simone fue una destacada intérprete desde su juventud y con apenas 15 años llegó a hacer una audición para Maria Curcio, una de las profesoras más solicitadas del mundo. Poco después ingresó en la Juilliard School pero la abandonó en cuanto tuvo la posibilidad de estudiar con la italiana (hay que tener en cuenta que Curcio ya pasaba de los setenta años por aquel entonces). Dinnerstein fue su pupila durante seis años y tras finalizar su formación irrumpió en la industria discográfica de un modo un tanto particular para lo habitual en el mundillo de la música clásica. Dinnerstein se pagó su propia grabación de las “Variaciones Goldberg” de Bach y la fue ofreciendo a diferentes discográficas en la más pura tradición del rock y otros tipos de música populares. Fue el sello Telarc el que le dio la oportunidad de publicar el que sería su disco de debut. El lanzamiento fue número uno de ventas en Amazon, número uno en la lista de música clásica de Billboard y las mejores publicaciones lo incluyeron sin dudar en las listas de lo mejor del año.
La pianista Simone Dinnerstein |
En el programa del concierto de estreno del concierto de Glass, Dinnerstein incluyó el Concierto No.7 en sol menor BWV1058 de J.S.Bach y esa misma pieza es la que abre el disco que recientemente publicó el compositor en su sello Orange Mountain Music para acompañar a su propio concierto. El arreglo de la pieza de Bach es algo diferente del original ya que donde aquel acompañaba al teclado con dos violines y dos violas, tenemos aquí a los miembros de A Far Cry, una orquesta de cuerda de 18 integrantes (9 violines, 4 violas, 3 violonchelos y 2 contrabajos) pero la interpretación es igualmente brillante. El concierto de Glass es lo que más nos interesa del disco por ser un estreno y también por se una de las obras más recientes del compositor (se estrenó en septiembre de 2017).
El concierto está dividido en tres movimientos y es una magnífica muestra del Glass romántico de los últimos años, reforzado, quizá, por la propia interpretación de Simone Dinnerstein en la que muchos críticos han visto un toque “schubertiano”. El primer movimiento es poderoso con una gran presencia de la orquesta que compite de igual a igual con el piano. El segundo, en cambio, tiene un enfoque más intimista y en muchos momentos la intérprete sólo se enfrenta a una parte reducida de la orquesta. El tercer movimiento es, quizá, el más interesante. Comienza con una larga introducción de piano que recuerda a una de las “Metamorphosis” de su autor por el cadencioso ritmo de la mano izquierda que sostiene todo el tema. Más tarde se incorporan ya las cuerdas y el movimiento toma un aire más familiar. Esta tercera parte del concierto tiene una dedicatoria especial a Arvo Pärt y leemos en algunas reseñas que la cadencia que citamos antes es una especie de emulación del sonido de campanas que daría forma al conocido “tintinnabuli” del compositor estonio pero no terminamos de encontrar la diferencia con otras piezas de Glass que utilizan el mismo recurso y no tienen dedicatoria alguna.
Ensayo del concierto de estreno por parte de los mismos intérpretes del disco
Como ocurre con buena parte de la producción más reciente de Glass, su tercer concierto para piano ha pasado inmediatamente al repertorio de varias orquestas de modo que sólo en los primeros meses de 2018 ya ha sido interpretado en decenas de ocasiones sobre los escenarios de norteamérica y esta misma semana será estrenado en el Reino Unido por lo que no será extraño que pronto podamos disfrutarlo en muchos más lugares. Mientras tanto, tenemos este magnífico disco para comprobar el buen momento del compositor norteamericano que ya cuenta con 81 años.
Este año vuelve Glass a Barcelona a tocar el piano,a ver cómo le sientan sus 82 años cuando actue en el Palau de la música.A estas alturas,Glass ya es una leyenda.
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