sábado, 19 de octubre de 2019

Suso Sáiz - Un Hombre Oscuro (Live Solo Performances 1990/1994) (1995)



Toca hablar de Suso Sáiz. Probablemente sea el músico más importante de este país entre aquellos a los que no conoce casi nadie o quizá el artista más desconocido entre los importantes. Sea como fuere, lo cierto es que, si bien su nombre aparece en decenas de discos, muchos de los cuales se cuentan entre los más importantes editados en España, no son muchos los aficionados que reconocen al músico gaditano de nacimiento y madrileño de adopción entre los créditos de esos trabajos.

Suso es un músico que ha hecho del riesgo la razón de ser de su carrera en solitario utilizando su talento como guitarrista y productor para otros como un modo de obtener esos ingresos que no conseguía extraer de sus propios discos. Es un artista tremendamente abierto a todos los géneros que no tiene reparos en asegurar que disfruta tanto de componer y tocar como de escuchar el trabajo de otros y es esta doble faceta de creador y melómano la que, probablemente, le ha dado el bagaje suficiente para convertirse en el gran productor del panorama nacional. Estilísticamente, sus gustos se situaban en las vanguardias clásicas de finales del siglo pasado, desde John Cage hasta los minimalistas, especiamente, Steve Reich. Si unimos a la ecuación a músicos (o no-músicos) como Brian Eno, tendremos una idea muy clara de por dónde iban los tiros. En sus inicios colaboró con el percusionista Pedro Estevan en una época en la que el percusionista trabajaba en el programa de “Los Payasos de la Tele” suministrando a Miliki los instrumentos más disparatados para que los tocase ante los niños. Anécdotas aparte, fue con Estevan y con la cantante María Villa con los que formó La Orquesta de las Nubes, una formación extremadamente adelantada para la España de principios de los ochenta pero que aún hoy es recordada con nostalgia por todos cuantos tuvimos la suerte de disfrutarla. A partir de ahí llegaron los primeros discos en solitario, las apariciones como guitarrista en discos de los más diversos artistas y estilos (Duncan Dhu, La Dama se Esconde, Luis Eduardo Aute) o las labores de producción en discos de Esclarecidos, Javier Álvarez, Tahures Zurdos, los Planetas, Celtas Cortos, los Piratas...

Una lista interminable que le permitía ganarse la vida y tener tiempo para sus propios discos y para trabajar en otros de artistas más afines entre los que se cuenta prácticamente todo aquel que fue alguien en las llamadas “nuevas músicas” en España durante las décadas de mayor esplendor de esas corrientes alternativas. Inevitablemente el nombre de Suso Sáiz acabo siendo una especie de sello de calidad para todo disco en el que apareciera impreso. En el blog hablamos ya tiempo atrás de Suspended Memories, el grupo que formó junto a Jorge Reyes y Steve Roach pero iba siendo hora de dedicarle una entrada a uno de sus trabajos en solitario. Podíamos haber elegido una de sus obras más conocidas como es la banda sonora de “Al Filo de lo Imposible” pero hemos preferido acercarnos a un disco bastante más personal y representativo de la faceta más arriesgada de Suso. Se trata de “Un Hombre Oscuro (Live Solo Performances)” que recoge, como su propio título indica, una selección de piezas interpretadas en directo a lo largo de diferentes conciertos. Toda la música está interpretada por Sáiz en directo a las guitarras con diferentes equipos electrónicos con los que manipula y modifica el sonido en vivo además de añadir todo tipo de efectos y sonidos a cual más diverso. Con posterioridad se añadieron las voces invitadas de Pablo Guerrero y Javier Corcobado interpretando sendos poemas escritos respectivamente por cada uno de ellos. El álbum se desarrolla a lo largo de una única pista de una hora de duración pese a lo cual, cada parte viene señalada en el disco con la marca de tiempo del momento en que comienza.


Suso Sáiz


“Vestido transparente” - La primera pieza cuenta con Corcobado como lector de su propio poema. Comienza con una serie de golpes y efectos sonoros que bien podrían sonar en la introducción de cualquier fantasía distópica. El ambiente lluvioso de la estación que nos describe el narrador y lo crudo del texto contribuye a este ambiente terrible que nos sitúa, ya de entrada, en un estado de ánimo tenso. En los últimos instantes escuchamos la inconfundible guitarra de Suso Sáiz que enlaza con el segundo corte.

“De la soledad solidaria” - Suso interpreta su instrumento con una frialdad conmovedora en medio de un fondo electrónico igualmente gélido. Conforme avanza la pieza la guitarra se diluye entre los sonidos sintéticos para reaparecer en el tramo final con un sonido modificado, notas largas, interminables y llenas de distorsión en la linea de su admirado Robert Fripp.

“Es la melancolía de un mosquito” - Sin solución de continuidad, ese tapiz de saturaciones y efectos sonoros entra en el siguiente corte que es una verdadera locura. Más aún si tenemos en cuenta que todo está interpretado en directo sin ningún tipo de retoque en estudio posterior. Una maravilla llena de complejidad en su ejecución en la que apreciamos la gran categoría de Suso como músico.

“Que cruza el horizonte vida” - El siguiente corte, uno de los más extensos del disco, comienza con el repetitivo sonido vibrante de un oscilador en bucle. A partir de ahí se incorpora una agónica respiración electrónica que ayuda a crear un ritmo cadencioso que lo llena todo. Es esta una pieza “ambient” de gran factura basada en el uso de “drones” y más cercana a los planteamientos del Theater of Eternal Music o a lo que por aquel entonces comenzaba a hacer Steven Wilson con su proyecto Bass Communion que al clásico “ambient” de Eno.

“El reflejo de un instante” - Regresamos a la guitarra por unos instantes para acompañarnos en el cambio de tema y nos sumergimos después en una pieza más electrónica que la anterior, con sonidos sintetizados más limpios que contrastan con la “suciedad” de la guitarra eléctrica llena de distorsión que aparece en momentos puntuales. Pese a estas intervenciones el tono general es meditativo y con un punto menos de tensión que los dos temas precedentes y el cierre, con una serie de fraseos marca de la casa, magnífico.

“Para observarse observado” - Suso utiliza el ruido blanco captado por un receptor de radio navegando entre las distintas sintonías para la introducción del siguiente corte. Un sonido convenientemente procesado y puesto en bucle sobre el que volvemos a escucharle improvisando a la guitarra. El resto del tema es pura atmósfera. Una delicia sonora para cualquier aficionado a estos géneros.




“Un hombre oscuro” - Los primeros instantes nos dan un cierto respiro en forma de notas claras dibujando una melodía muy bien definida. Escuchamos entonces la voz de Pablo Guerrero interpretando un poema propio que servirá para dar título a todo el disco que termina difuminándose entre las voces de niños jugando. Termina ahí, aparentemente, la composición y con ella el trabajo pero lo cierto es que el CD sigue dando vueltas en silencio en el reproductor. Por fin, tras varios minutos de espera vuelve el sonido en forma de pieza de “ambient” electrónico clásico que se deja escuchar durante un tramo más bien largo hasta que termina por desvancerse.




En todas las entrevistas recientes que hemos leído, Suso asume que la industria musical prácticamente ha desaparecido y que hoy en día muy poca gente se preocupa por dar un disco ese toque final de calidad que le distinga del resto. El trabajo del productor es prescindible y por eso todo lo que llega a sonar en las radios y televisiones es estándar. Sonidos planos, canciones planas, letras planas. El verdadero terraplanismo que, mira por donde, sí nos ha terminado por conquistar. Hablamos, claro está, de la “industria” que solo busca el retorno rápido de una inversión mínima. Afortunadamente quedan artistas que aún se preocupan por todos los detalles de una grabación y que no tienen el éxito o las ventas como objetivo. Es curioso pero en los últimos tiempos muchos de los discos de Suso Sáiz han sido rescatados por pequeños sellos de fuera de nuestras fronteras. Aunque haya sido en tiradas cortas, ese reconocimiento hacia su trayectoria es tan merecido como necesario. Por nuestra parte, queríamos aportar algo a la visibilidad de la obra de un músico que seguirá apareciendo en el blog, ya sea con sus propios trabajos o con los que ha hecho para otros.

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